CG36: Elección del Superior General
Se acerca la Congregación General, en la que los jesuitas elegirán a un nuevo Superior General para la Compañía de Jesús ¿En qué consiste este proceso? ¿Qué cláusulas o condiciones? ¿Quiénes participan? ¿Quiénes pueden ser elegidos? Enterate en esta nota…
A partir del próximo 2 de octubre, en Roma, 220 delegados, representantes de todos los jesuitas en el mundo, se reunirán en una Congregación General. Entre otras tareas, tendrán que nombrar un nuevo Superior General. El proceso para la elección y el mecanismo para llegar al nombramiento es largo y meticuloso; animado por el discernimiento y la oración; secreto y decidido por mayoría de votos.
Los Congregados, al iniciar la Congregación, aceptarán la renuncia del P. Adolfo Nicolás sj darán comienzo formalmente el proceso de elección de un nuevo Superior General. Compartirán el informe de ‘Estado de la Compañía’ que ya se habrá elaborado, con los desafíos y preocupaciones más urgentes para los Jesuitas de distintas regiones del mundo y, en clima de oración y silencio, tomarán tres días para deliberar personalmente su decisión.
Durante estos tres días de deliberación, todos los Congregados concertaran entrevistas personales entre ellos mismos, para contrastar opiniones, conferir criterios y consultarse por el perfil de quien o quienes consideran elegibles para el cargo. El espíritu fraterno y de confianza que se transmite en estos días, cimentará el discernimiento con el que, en privado y en oración con Dios, cada Elector resolverá su voto.
Podrán consultar acerca de cualquier jesuita, congregado o no, que consideren apto para el cargo. Sin embargo, nadie podrá responder por otro, ni promover candidaturas de terceros; así como tampoco fomentar o intentar influir en el voto del resto de los Electores: únicamente está indicado que se responda a las preguntas que se les hagan, según su parecer delante de Dios, acerca de los jesuitas sobre los que se les consulte. Las Constituciones expresamente castigan cualquier intento en este sentido.
El día de la elección, los Congregados se reúnen en el aula y, tras una hora de oración en común, cada uno emite su voto. Puede votarse y resultar electo, todo Jesuita profeso –es decir, que haya profesado los Últimos Votos de castidad, pobreza y obediencia, además del voto de expresa obediencia al Papa-. No se requiere que sea Elector –es decir, que haya sido elegido para participar de la Congregación General- pero no se ha dado el caso hasta el momento.
Al finalizar la elección, la tradición indica que el primero al que se comunica el resultado, fuera del Aula, es al Papa. Aunque no se requiere una confirmación por parte del Santo Padre, sí se aguarda su bendición para anunciar públicamente el nombre de quien resulte electo. Será toda una novedad que, en esta ocasión, la máxima autoridad de la Orden (la CG), aguarde la palabra de un jesuita no elector, para anunciar al sucesor de Ignacio en el gobierno ordinario de la Compañía.
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