CLACIES se pronuncia sobre la situación de Ecuador

Los Centros Ignacianos de Espiritualidad pertenecientes a la Compañía de Jesús en América Latina y el Caribe (CLACIES), expresan su honda preocupación por la actual situación que vive el hermano pueblo ecuatoriano.

Las últimas medidas económicas decretadas por el gobierno han suscitado una grave conmoción social, cuyas consecuencias más fuertes recaen en los sectores desfavorecidos: jóvenes de estratos populares, mujeres, y campesinos e indígenas dedicados en su gran mayoría a la producción agropecuaria, y cuyo trabajo posibilita la alimentación y con ello la subsistencia de todo el país.

La reacción social generada por dichas medidas, a la que se suma el estado de excepción decretado, ha agudizado la represión y la violencia, dificultando el diálogo para lograr soluciones consensuadas a la crisis.

Por ello, instamos al gobierno y a todos los actores sociales, a generar condiciones de diálogo para lograr salidas equilibradas a la crisis, respetando los derechos humanos y evitando todo abuso de la fuerza y violencia en contra del pueblo ecuatoriano, en particular contra quienes manifiestan su protesta y descontento en las calles.

Como creyentes, y buscando consecuencia con los valores del Evangelio y el ejemplo de Jesús, abogamos por la necesidad de ser conscientes de una condición fundamental en este proceso de diálogo: reconocernos hermanos y hermanas en igualdad de derechos y oportunidades para una vida como Dios la ofrece: digna y fraterna.

Los Centros Ignacianos de Espiritualidad pertenecientes a la Compañía de Jesús en América Latina y el Caribe, expresan su honda preocupación por la actual situación que vive el hermano pueblo ecuatoriano. Las últimas medidas económicas decretadas por el gobierno han suscitado una grave conmoción social, cuyas consecuencias más fuertes recaen en los sectores desfavorecidos: jóvenes de estratos populares, mujeres, y campesinos e indígenas dedicados en su gran mayoría a la producción agropecuaria, y cuyo trabajo posibilita la alimentación y con ello la subsistencia de todo el país.

La reacción social generada por dichas medidas, a la que se suma el estado de excepción decretado, ha agudizado la represión y la violencia, dificultando el diálogo para lograr soluciones consensuadas a la crisis.

Por ello, instamos al gobierno y a todos los actores sociales, a generar condiciones de diálogo para lograr salidas equilibradas a la crisis, respetando los derechos humanos y evitando todo abuso de la fuerza y violencia en contra del pueblo ecuatoriano, en particular contra quienes manifiestan su protesta y descontento en las calles.

Como creyentes, y buscando consecuencia con los valores del Evangelio y el ejemplo de Jesús, abogamos por la necesidad de ser conscientes de una condición fundamental en este proceso de diálogo: reconocernos hermanos y hermanas en igualdad de derechos y oportunidades para una vida como Dios la ofrece: digna y fraterna.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

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