La propagación del COVID-19 ha exacerbado y seguirá exacerbando una situación ya crítica para muchos pueblos indígenas: una situación en la que ya abundan las desigualdades y la discriminación. El aumento de las recesiones a nivel nacional y la posibilidad real de una depresión mundial agravarán aún más la situación, causando un temor de que muchos indígenas mueran, no sólo por el virus en sí, sino también por los conflictos y la violencia vinculados a la escasez de recursos, y en particular de agua potable y alimentos.
Sin embargo, todavía hay tiempo para limitar esta crisis sanitaria y sus efectos desastrosos. La acción urgente ha demostrado que las medidas apropiadas adoptadas al principio de la crisis pueden reducir y controlar drásticamente la transmisión de esta enfermedad.
Hacemos un llamado a todos los Estados para que cumplan sus obligaciones en materia de derechos humanos, guiados por la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, para proteger la salud y la vida de los pueblos indígenas. Siguiendo el consejo de la OMS, los instamos a asegurarse de que los pueblos indígenas se conviertan en sus aliados en esta misión y a proporcionar una atención sanitaria culturalmente aceptable, así como alimentos u otro tipo de ayuda humanitaria, cuando sea necesario, y sin discriminación. Los Estados deben reconocer y darle lugar a los derechos y responsabilidades culturales, espirituales y religiosos de los pueblos indígenas al considerar las medidas de respuesta al virus. Al igual que en el caso de la adopción de cualquier medida que pueda afectar a los pueblos indígenas, se debe procurar obtener su consentimiento libre, previo e informado, basado en el derecho a la libre determinación.
Muchos pueblos indígenas son invisibles en nuestras sociedades, pero no deben ser olvidados, incluso pueden ameritar una atención especial. Los indígenas que se encuentran en campamentos de refugiados o de desplazados internos, en centros o instituciones de detención, o los migrantes en situaciones administrativas, corren un mayor riesgo de contraer la enfermedad. Para las personas indígenas mayores, este virus puede ser mortal, y los migrantes indígenas y las personas viviendo en zonas urbanas suelen vivir ya en entornos precarios. Probablemente los más vulnerables entre los pueblos indígenas son los que viven en aislamiento voluntario o en contacto inicial, dada su particular vulnerabilidad a las enfermedades. Es imperativo controlar estrictamente los cordones sanitarios que impidan a las personas externas entrar en sus territorios para evitar cualquier contacto. A fin de limitar la propagación del Covid-19, varias comunidades de pueblos indígenas han tomado la iniciativa de establecer medidas de contención y controles a la entrada de sus territorios. Acogemos con beneplácito esas iniciativas y exhortamos a los Estados a que las respeten y las apoyen.
Todos los pueblos indígenas necesitarán información oportuna y precisa sobre todos los aspectos de la pandemia, en sus lenguas indígenas y en formatos culturalmente sensibles. El requisito de permanecer en cuarentena también exigirá que el Estado, en alianza con los pueblos indígenas, adopte medidas para controlar la entrada de personas no indígenas o de los trabajadores de la salud no esenciales en tierras indígenas. Esas medidas también mitigarían la invasión de las tierras indígenas por oportunistas o invasores, como los taladores y mineros ilegales. También instamos a los Estados a que se comprometan firmemente a evitar la expulsión de los pueblos indígenas de sus tierras, la disminución de las tierras indígenas o la utilización las tierras indígenas para actividades militares, especialmente mientras dure esta pandemia. En resumen, la protección territorial será un componente vital de los esfuerzos de los Estados por proteger a los pueblos indígenas de la propagación de la enfermedad y contribuir a su recuperación después de esta crisis.
Aconsejamos a todos los Estados y organismos de las Naciones Unidas que tengan en cuenta nuestro asesoramiento, guiados por la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, así como por la orientación proporcionada por el ACNUDH.
Fuente: Red Eclesial Panamazónica (REPAM)
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