Después de la Misión San Francisco Javier
La semana pasada, jóvenes de toda la red Juvenil Ignaciana de Argentina y Uruguay estuvieron viviendo la Misión San Francisco Javier. Esta experiencia se realiza todos los años durante el mes de febrero. Este año participaron de la misma más de 100 jóvenes, que se dividieron en pequeñas comunidades, a lo largo de diferentes barrios y pueblos de la diócesis de San José, en Uruguay.
Compartimos aquí una entrevista que hizo Ecos Regionales Uruguay al Padre Ignacio Rey Nores SJ, que vive y trabaja en Montevideo, y dos jóvenes, Diego y Guadalupe, que compartieron la comunidad de misión con él en Trinidad.
¿Cómo vienen asumiendo esta experiencia llevada a cabo en el Interior del Uruguay?
-Guadalupe: Primero fue un desafío porque es un grupo de personas de diferentes lugares. Si bien en otros encuentros nos teníamos más o menos de vista, ahora es como empezar a formarnos en nuestra pequeña comunidad y luego poder salir a visitar las casas; quizá también a compartir vida y experiencias con las personas de Trinidad.
Nos hemos encontrado con otras creencias, con otras religiones y lo rico es justamente eso, el compartir vida. Nos han recibido de maravillas, la generosidad que ha tenido la Parroquia Nuestra Señora de Luján –tanto el Padre Gabriel, como las Hermanas y toda la comunidad- ha sido una caricia al alma, porque sin conocernos nos han llenado de cariño y nos han acompañado en todas las actividades que realizamos.
-¿Qué tal la misión? ¿Cómo calificas este contacto con la comunidad trinitaria?
-Diego: La misión significa enamorarse y ser parte de la comunidad. Este año y por tres años va a ser acá en Parroquia de Luján en Trinidad, donde nos han recibido en forma espectacular. No nos imaginamos que fuera así, nos han acogido muy bien y por eso el agradecimiento a la Diócesis de San José donde existe tanta preparación y participación de los jóvenes.
Nosotros salimos a misionar con jóvenes de Trinidad, que están involucrados, de ahí que estemos muy agradecidos y felices porque vemos a esa Iglesia que quiere salir a misionar, como dice el lema de la Diócesis de San José.
¿Qué le plantean a la gente en esta misión?
-Diego: Lo primero ha sido conocernos, vamos a estar tres años compartiendo con la gente, llevando la Buena Noticia del Evangelio, estar con ellos. A veces es necesario solamente escucharlos, otras veces es necesario una palabra de aliento, hacer un lectura, bendecir las casas.
Eso lo hacemos en la mañana, y en la tarde la idea es participar en los talleres. Ahí va la parte de nuestro lema que es Vengan y Vean. Saben que están los misioneros, pero que no se queden solo con eso, sino que vengan y vean lo que es la misión, los talleres y con ellos profundizar un poco más en la lectura del día.
¿Cuál es el mensaje que pueden resumir, dirigido fundamentalmente a los jóvenes?
-Guadalupe: Que confíen en ellos, que confíen en sus sueños, que vengan y vean a este Cristo que nos está buscando.
– Diego: Me sumo a ese mensaje de Guada y agrego que se insiste con que la juventud está perdida, pero creo que en Trinidad hemos conocido lo contrario. La juventud en este lugar no está perdida; hay más de 30 jóvenes participando en los talleres, así que, como dice el Papa Francisco, que salgan y hagan ruido, se manifiesten y crean en Jesús.
¿Qué es lo que has vivido estos días en Trinidad?
Ignacio Rey Nores SJ – Lo que me ha tocado en la Parroquia de Luján es ver una Iglesia de puertas abiertas. Como nos reciben a nosotros los misioneros, recibe día a día, fin de semana a fin de semana, una gran variedad de personas –niños, jóvenes, adultos- y de actividades.
A mí me pasa como párroco que también uno tiene que generar actividades donde se facilite el encuentro con Jesús. Y esas actividades de catequesis, de rumbear la palabra de Dios, de salir al servicio, lo que hacen los Vicentinos, lo que hacen las Hermanas, todo eso genera una atracción en la comunidad que quiere estar, que quiere sentirse parte.
Entonces, me he encontrado con eso, con una Iglesia de puertas abiertas y también con un énfasis más diocesano de ser una Iglesia Misionera.
Ese esfuerzo de sumarse a tantas actividades de misión, antes fue con los Oblatos y ahora venimos nosotros de la Red Juvenil Ignaciana, con el deseo de sumar a la comunidad entera a que salga a misionar.
Nos ha tocado salir mucho con los adolescentes y con los jóvenes de esta comunidad parroquial, y vemos cómo encaran estos pibes la misión, con experiencias como la de las Hermanas Pobres Bonaerenses del Colegio San José y con otras experiencias, con la misma fe, con el mismo deseo de salir a las casas para disfrutar de esa sintonía de querer anunciar a Jesús
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