El 2014 nos deja mucho
Está claro que hoy es día de grandes deseos, de nuevos propósitos, quizás incluso de planes y sueños intrépidos. Quién más, quién menos, todos tenemos una ilusión o un proyecto que nos gustaría cumplir para este 2015 que en pocas horas estrenaremos. Y está bien tener ya un pie levantado para posarlo con fuerza y esperanza en el año nuevo.
Es verdad que hay mucho bueno por venir, sin duda. Pero también es muy cierto que el 2014 nos deja ya mucho bueno vivido. Cada uno sabemos por dónde nos han venido este año las alegrías, las sorpresas, las amistades, la consolación, las segundas oportunidades, los encuentros que curan heridas, la gente nueva, los de siempre que siguen estando ahí, las conversaciones que hablan de Dios, el perdón, la ternura, la posibilidad de amar y de experimentar el amor…
Esto no quiere decir que todo haya sido de color de rosa. Casi seguro que no. Además, sería ingenuo pensar que no ha habido tiempos oscuros y negar los ratos de tristeza o dolor. Pero, sin duda, podemos echar la vista atrás con paciencia y con ternura. Y ahí, al final del año, “dar gracias por tanto bien recibido”.
Porque si miramos bien no es difícil darse cuenta de que nos ha pasado mucho bueno. Y porque, con lo que ha sido más duro, Dios sigue sabiendo construir en nosotros su historia de salvación.
Fuente: espiritualidadignaciana.org
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