El «retrato» de Jesús en el Evangelio de Marcos

Si nos preguntamos: «¿Nos dan a conocer los Evangelios la “historia” de Jesús, es decir, lo que “históricamente” dijo e hizo, en definitiva, lo que fue en la realidad histórica de su tiempo?», la respuesta que podemos dar es ésta: los Evangelios – que son prácticamente la única fuente de nuestro conocimiento de Jesús – no son una «vida de Jesús» en el sentido que atribuimos a esa expresión.

 

Sin duda, la investigación histórico-crítica llevada a cabo sobre los Evangelios durante unos tres siglos, aunque en medio de posturas no sólo enfrentadas sino también contradictorias, ha conducido a algunas conclusiones comúnmente aceptadas sobre la figura histórica de Jesús:

  • a) Jesús era originario de Galilea y de la ciudad de Nazaret;
  • b) hacia los 30 años, fue bautizado por Juan el Bautista;
  • c) tras su bautismo, se dedicó a predicar la inminente llegada del «reino» de Dios;
  • d) reunió a su alrededor a discípulos, entre los que formó un grupo particular (los «Doce»);
  • e) junto a la predicación del reino de Dios, desarrolló una actividad taumatúrgica, realizando curaciones y exorcismos;
  • f) se atribuyó autoridad absoluta sobre la Ley, lo que le llevó a un radical desacuerdo con las autoridades religiosas judías y a su muerte violenta en la cruz, infligida por el prefecto romano Poncio Pilato;
  • g) tras su muerte, sus discípulos afirmaron haberle visto vivo y predicaron que era el Mesías, el Hijo de Dios y el Salvador de la humanidad. Así nació, dentro del judaísmo, la «secta de los nazarenos» (Hch 24,5), que más tarde se separó del judaísmo y se convirtió en el cristianismo.

 

Estos hechos históricamente seguros sobre la «historia» de Jesús son ciertamente de gran importancia, pero nos dicen muy poco sobre su persona, su predicación, las obras que realizó, y ciertamente no satisfacen nuestra necesidad de un conocimiento más profundo y seguro de un personaje como Jesús de Nazaret, que tuvo un peso tan grande en la historia de la humanidad. Por otra parte, «el verdadero Jesús histórico escapa a nuestra mirada y ya no se nos hace perceptible a través de la investigación historiográfica crítica.

 

Lo que resulta en la investigación montada con gran instrumentación metodológica es una construcción que se ajusta a modos de proceder de uso corriente en la ciencia histórica, pero que resultan totalmente inadecuados en el caso de una figura tan insólita como Jesús de Nazaret, que sólo puede ser aprehendido en la fe»…

 

Giuseppe De Rosa

@laciviltacattolica

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