Evangelio del Domingo. No saben lo que piden

Jesús es tajante en su negativa a la petición de Santiago y Juan, dos de los discípulos de primera hora, del círculo más íntimo. Por dos veces les niega su petición, les dice que es una petición inasumible. Pocas veces Jesús dice que no a una petición y, desde luego, nunca de un modo tan tajante. ¿Qué le han pedido que sea tan inasumible por Jesús?: “que nos sentemos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda”. Inasumible porque contradice radicalmente la lógica más honda del mensaje del Maestro: le piden el primer puesto en la gloria. Lo que Jesús hubiera esperado y concedido, sin lugar a duda, es que le hubieran pedido el primer puesto en el servicio y en la entrega: porque “el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos”. A notar que esa petición denegada la hacen los dos discípulos inmediatamente después de que Jesús anuncie, por tercera vez, su Pasión.

“Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan”. Se indignan porque compiten por los mismos puestos de honor, no porque estén en contra del sentido de esa petición. Y ahí es donde Jesús entra a fondo para clarificar de qué va su vida y el seguimiento que pide: “el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros que sea esclavo de todos”. Estamos casi al final de la vida pública de Jesús y parece que los discípulos no se han enterado de qué va eso de seguir a Jesús.

Bien es verdad que la lógica de vida que Jesús propone tampoco es la que nos sale a nosotros de un modo más natural. Quizá sin tanto descaro o sin pretensiones tan elevadas también a nosotros nos va más lo de subir que lo de bajar, lo de ser servidos que lo de servir, lo de dominar que lo de dar la vida. Y lo que, evangélicamente, tendríamos que pedir, es que el Señor nos diera la gracia y la capacidad de situarnos en la vida al modo de Jesús, con todo lo que eso implica.

En el evangelio de San Juan Jesús dice que “yo os concederé todo lo que pidáis en mi nombre” (Juan 14, 13). Pero ¿qué es pedir en el nombre de Jesús?: pedir de acuerdo con sus criterios, pedir aquello que nos identifique más con Él y con su programa de vida. Benedicto XVI lo recordaba con claridad: “En la oración, el hombre ha de aprender qué es lo que verdaderamente puede pedirle a Dios, lo que es digno de Dios… Ha de purificar sus deseos y sus esperanzas” (Encíclica “Salvados en la esperanza”, nº 33).

Darío Mollá, SJ | @centroarrupevalencia

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