Jesuitas: liderar talento libre
Una reseña del nuevo libro de Javier Fernández Aguado sobre la Compañía de Jesús en el que se pone el foco sobre hechos concretos que muestran cómo la Compañía ha resuelto temas de liderazgo y gobierno a lo largo de su historia.
Por Santiago García Pintos SJ y Nicolás Albertoni
Se han escrito muchos libros sobre la Compañía de Jesús y cómo se pueden aplicar los pilares organizacionales que la sostienen a la vida cotidiana de las personas y las instituciones.
Y no es para menos: la Compañía de Jesús nació hace cinco siglos y muchos de los valores que marcaron sus cimientos siguen hoy presentes en sus diversas instituciones y proyectos. De hecho, los Ejercicios Espirituales (EEEE) podrían ser un buen ejemplo de ello: “los Ejercicios son […] para el hombre poderse aprovechar a sí mismo, como para poder fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos” (Monumenta Ignatiana, p.113).
Así mismo, este nuevo libro de Javier Fernández Aguado, quien hoy dirige la Cátedra de Management de la Fundación Bancaria la Caixa en IE Business School, presenta algunos elementos distintivos a obras anteriores sobre el estilo de liderazgo Ignaciano. El autor le da un valor muy importante a la evolución histórica de la Compañía y sus documentos, y no necesariamente desde una mirada propiamente espiritual. En este sentido, el libro pone foco en hechos concretos que muestran cómo la Compañía ha resuelto temas de liderazgo y gobierno a lo largo de su historia, que ha estado marcada por enormes desafíos. De aquí que el libro no plantea un proceso basada en éxitos, sino más bien en retos: “…una historia llena de luminarias. Pero, como en cualquier organización, no faltan sombras, tanto por el comportamiento individual como por el grupal en específicos momentos. La suma global es altamente positiva, pero una sana objetividad demanda recordar siquiera con brevedad pasajes menos brillantes” (p. 211).
Este trabajo de 20 capítulos subraya en primer lugar que el estilo de dirección de la Compañía se basa en la motivación para que las personas puedan expresar de forma autónoma sus habilidades. Para ello, plantea tres cualidades que siempre han estado dialogando entre sí: liderazgo, talento y libertad.
Concretamente, Fernández Aguado muestra cómo el liderazgo jesuita puede ser una estructura que sirve para acompañar el desarrollo del talento que existe en cada una de las personas de una organización. Es decir, en hacer que cada uno pueda dar lo mejor de sí mismo. Desde el comienzo del libro, se sostiene que “estudiar el management de los jesuitas es mucho más que desentrañar la historia de una organización: facilita engolfarse en un apasionante abismo de eminencias implicadas en una ilusión compartida” (p. 31). Y esta forma de gestionar el talento abre un diálogo entre libertad, identidad y misión (la tarea a asumir). Libertad porque el talento se manifiesta en espacios donde la persona se siente libre de expresarse. Desde esta primera dimensión de libertad, el autor sostiene que la propuesta Ignaciana expresada en la estructura de los EEEE, y en la estructura de gobierno que plantean las constituciones de la Compañía, debe resguardar la libertad del sujeto. De lo contrario, se estaría perdiendo la oportunidad de encontrarse con sus talentos.
El segundo punto es la identidad, la cual se presenta como una plataforma a partir de la que el talento puede canalizarse. Más aún, se plantea que la identidad Ignaciana se sustenta en la búsqueda de potenciar el talento individual. Y finalmente, aparece la misión. El talento debe estar puesto en función de un objetivo. Más concretamente, la misión aparece en el libro como un factor que debe formularse de acuerdo con el talento y no al revés. Debe existir una concordancia entre ambos. La raíz que sostiene la definición de la misión, de la tarea, es el talento. Dejar expresar los talentos de quienes conforman una organización y ponerlos en diálogo, son pilares fundamentales para poder contribuir a un bien compartido que se basa en “rebaño” con el que cuenta. De aquí que la misión no es estática, sino dinámica. El liderazgo que el autor observa en la Compañía se sostiene en el diálogo y la administración de la libertad.
Por otra parte, el recorrido documental que hace el autor tiene como culminación algunas afirmaciones que se transforman en un gran aporte de la investigación. Por ejemplo, “liderar personas con talento implica riesgos, entre otros motivos, porque solo puede hacerse con libertad. De ahí que muchas organizaciones rechacen el talento, aunque proclamen lo contrario” (p. 55). Por otra parte, subraya que “se tiende a premiar la sumisión incondicional, que corre el riesgo de ser una modalidad envilecida de la realidad, mientras se sanciona el sentido crítico constructivo.” (p. 64). O que “Ignacio de Loyola deseaba que los sacrificios se llevaran a cabo nemine persuadente: que cada miembro de la Compañía desplegase una ardiente avidez de perfección, provocada por un deseo interno y no por impulso de un superior. Bien sabía que se gana más con la convicción que con el sometimiento.” (p. 167)
En definitiva, el libro tiene la riqueza de presentar un recorrido histórico que muy posiblemente signifique para muchos lectores un primer encuentro con documentos que son pilares fundantes de la Compañía de Jesús. Algunos de éstos, presentados en los anexos del libro, son la carta de la obediencia 1553, el breve de supresión 1773 y la bula de restablecimiento 1814. Otro aspecto interesante es el sentido práctico de la obra. El autor no se queda en la descripción de dichos documentos, sino en la aplicabilidad de estos a la vida diaria de las organizaciones.
En definitiva, este nuevo libro de Fernández Aguado, por su contenido y estilo no solo ofrece información importante, sino también necesaria para tiempos de incertidumbres y transformación radicales.
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