La Castidad Religiosa en el Mundo de Hoy

La castidad religiosa en el mundo de hoy (2/3), Francisco Jálics S.J. CEIA (Centro de Espiritualidad Ignaciana de Argentina), Boletín de Espiritualidad, Año XLIV | n. 237 | Abril – Mayo – Junio 2012.

Como dije en la primera parte de este trabajo, vivimos en un mundo que se desarrolla y cuyas estructuras cambian con un ritmo acelerado. La Iglesia no queriendo quedarse al margen de esta evolución, busca adaptar sus propias estructuras humanas al mundo de hoy. Vive sus valores más espirituales de una manera encarnada en la vida humana y por eso aún sus tesoros más elevados tienen una dimensión humana que evoluciona al paso del desarrollo contemporáneo. La vida religiosa participa de esta dimensión humana y por tanto está sujeta a los cambios de las estructuras humanas.

En esa primera parte expliqué el sentido de la castidad.

Veamos ahora cómo se crece en la castidad.

El religioso madura en la castidad en la medida en que madura como persona.

Como la maduración personal es un proceso continuo y casi imperceptible hay también en la castidad un crecimiento lento y permanente en el don de sí mismo, en la paz y alegría, en la comunicación con el medio ambiente y en la oración. En esta parte, sin embargo, queremos explicitar algunas situaciones especiales y un momento de crisis. Por lo tanto nos referimos a la experiencia de los religiosos que viven su consagración holgadamente o la vivieron por lo menos durante años y de pronto se encuentran en una crisis, pero que tiene la chance de ser una crisis de crecimiento. De hecho no sólo una vida serenamente equilibrada sino los conflictos que presente la vida pueden contribuir al crecimiento.

Más aún, la vida de alguna manera cuestiona a todos los mortales que no se han purificado enteramente de sus deficiencias. Ya que nadie puede pretender tal perfección, todos van logrando su madurez –y asumiendo su castidad si son religiosos por los cuestionamientos y crisis. Esto no significa que no haya una plenitud y alegría en la vida religiosa sino que el hombre es un peregrino que va caminando, reasumiendo su vida por crisis parciales o totales, pero siempre sigue caminando hacia una vida más unida a Dios y a los hombres.

El Sentido de la Castidad (PDF) – 1/3

La Castidad Religiosas en el Mundo de Hoy (PDF) – 2/3

Fuente: cpalsj.org

 

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