La experiencia del Mes Arrupe como tiempo de gracia
El Mes Arrupe, experiencia que dispone para el final de los estudios de teología, se celebró entre mediados de diciembre y enero pasados en el Centro Loyola de El Salvador.
A las propuestas formativas, acompañadas entre otros por Luis Valdez Castellanos sj (MEX), Miguel Martins sj (BRA), y Uriel Salas sj (COL), los participantes tuvieron ocasión de visitar los lugares de los mártires de la UCA, Rutilio Grande y Mons. Oscar Romero.
Cristian Marín, -quien junto con Agustín Borba y Ernesto Miguens, participó de las propuestas de formación, espiritualidad, talleres y Ejercicios Espirituales, nos comenta su experiencia.
El Mes Arrupe comenzó el 18 de diciembre de 2022, ese día fue denominado «Messi» Arrupe (como lo llamó un compañero uruguayo) con un momento grande de alegría en que los argentinos nos sentimos acompañados por los compañeros de otros países que apenas comenzábamos a conocer.
Más allá de este comienzo auspicioso, todo el Mes Arrupe se caracterizó, desde mi perspectiva, por ser un tiempo de reencuentro con compañeros de generación con quienes actualizamos sentires espirituales y de los otros.
El Mes fue también, encontrar y conocer compañeros de otras provincias que desandan el mismo camino de búsqueda por cumplir la voluntad del Señor en esta «mínima compañía». Escuchar sus experiencias, sus luchas, su visión de Iglesia y de la Compañía y, sobre todo, escuchar cómo el Espíritu del Resucitado va obrando en ellos siempre es fuente para el propio espíritu.
Por último, en todo lo charlado, estudiado, rezado, compartido, el Mes Arrupe fue tiempo del Encuentro (con mayúscula) con el Señor que nos anima a continuar y que pone en nuestros corazones el deseo de ser buenos sacerdotes (este fue el sentir de todos los que participamos). También, el deseo de compartir el sacerdocio común con el Pueblo de Dios colaborando con el servicio nuestro futuro ministerio, acompañando, buscando contagiar lo que vamos viviendo en nuestra experiencia de vínculo con el Señor.
Verdaderamente agradecido por esta experiencia que propone la Compañía en mi formación.
El Mes Arrupe ha sido pues un tiempo de alegría, de encuentros, reencuentros y, sobre todo, de Encuentro con el «sumo capitán y Señor nuestro».
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