La Universidad: «Espacio Privilegiado para el Ejercicio de la Libertad Humana»
Compartimos algunas notas de la intervención del Padre General de los Jesuitas, Arturo Sosa SJ, en la Asamblea Mundial de Instituciones Jesuitas de Educación Superior.
El medio ambiente y la nueva cultura digital
Para el Padre General la situación actual dista mucho de ofrecer las condiciones para una vida humana en paz. Entre las injusticias y desigualdades, el Padre General Arturo Sosa ha dedicado una mención especial al medio ambiente, al que llama Casa Común, y a su triste deterioro. «Nosotros y nuestras instituciones tenemos una asignatura pendiente en esta carrera por hacernos cargo responsablemente de la reconciliación con el medio ambiente», ha manifestado.
El Padre General ha compartido con la audiencia el «enorme desafío de incorporarnos lúcidamente en la nueva cultura digital». A su juicio, «no es sólo una revolución tecnológica sino la creación de un nuevo mundo en el cual habitamos. El eco-sistema digital es el comienzo de un profundo cambio del paradigma cultural humano».
Arturo Sosa se ha referido a la universidad como «una comunidad de intereses espirituales empeñada en la búsqueda de la verdad», una «incesante tarea» ya que la universidad está «siempre abierta» a reconocer críticamente la «provisionalidad de conocimiento».
La Universidad, espacio privilegiado de libertad humana
El Padre General ha explicado el nuevo sentido que adquiere la presencia católica en la universidad en esta época marcada por la tensión entre el secularismo y los fundamentalismos religiosos e ideológicos. «La Universidad -añade- es ese espacio plural en el que se crean las condiciones para el diálogo y la comprensión en profundidad de los procesos históricos, personales e intelectuales. Es un espacio privilegiado para el ejercicio de la libertad humana. Libertad para buscar y hallar a través de la investigación y la docencia los caminos de la transformación social».
El máximo representante de los jesuitas ha incidido en la diferencia de las instituciones universitarias de la Compañía de Jesús para las que «no basta alcanzar la profundidad intelectual», ya que el verdadero desafío es el «apostolado» intelectual y la responsabilidad de estar llamada «a crear». «Capacidad creativa -explica- que se demuestra sobre todo en su capacidad de adelantarse a su tiempo, de estar varios pasos delante del momento presente».
El Padre General también ha reflexionado sobre conceptos como ciudadanía, globalización y mundialización, aunque ha puesto el acento en la «necesidad de discernir las tendencias y posibles resultados de las corrientes globalizadoras para promover aquellas que producen vida plena». En ese sentido, ha expresado que globalización-mundialización y la uniformización de las culturas pondría en riesgo incluso la multiculturalidad. «En cambio, la tendencia mundializadora multiplicaría las oportunidades de espacios multiculturales y abriría muchas posibilidades a la interculturalidad. Daría, además, ocasión al aporte de la vivencia espiritual de las religiones como dimensiones de las culturas propiciando la superación de los fundamentalismos».
«Formar para la ciudadanía universal supone educar en el reconocimiento de la diversidad como dimensión constitutiva de la humana plena». Según el Padre General, adquirir la ciudadanía universal sería uno de los frutos de estudiar o trabajar en una institución educativa de la Compañía de Jesús. En este sentido, considera como parte de la tarea educativa abrir en algunas personas la posibilidad de la vocación al compromiso directo en la política, ya que «acompañar la formación de quienes escogen servir en la política es una de las mayores contribuciones que podemos hacer al mejoramiento de las sociedades humanas en todas partes del mundo».
Nuestra identidad es nuestra contribución
El Padre General ha hablado también sobre la tradición educativa de la Compañía de Jesús y la necesidad adaptarse a los tiempos, la tensión de la fidelidad creativa como exigencia profunda del magis. «La auténtica fidelidad es la que se manifiesta a través de respuestas novedosas a los retos de los tiempos que corren. La fidelidad a la tradición de la que venimos significa responder creativamente a los signos de los tiempos desde la identidad que nos une con ella».
Para Arturo Sosa la identidad de las universidades bajo la responsabilidad de la Compañía de Jesús no está directamente relacionada con el número de jesuitas de la comunidad universitaria, sino con la capacidad de compartir el espíritu que las anima. Así, ha expresado su deseo de que sean muchos los jesuitas que se comprometan en la compleja tarea universitaria pero también el deseo de contar con «muchos compañeros y compañeras con quienes llevar adelante, juntos, las responsabilidades universitarias».
En su conferencia, el Padre General se ha referido a los dos desafíos que a su juicio tiene el magis universitario. El primero se refiere a alcanzar las zonas geográficamente alejadas o socialmente marginadas. «Somos enviados -añade- a donde no es fácil llegar u otros evitan llegar. La educación universitaria ofrecida por la Compañía de Jesús quiere estar abierta a todos y está llamada a hacer esfuerzos especiales para alcanzar a los marginados, empobrecidos, refugiados y desplazados por causa de las injustas relaciones sociales que dominan el mundo actual».
El segundo desafío y «quizás el mandato más complejo» lo ha puesto la Congregación General 36ª «al invitarnos a promover una cultura de la salvaguarda de las personas vulnerables». Según ha explicado, provocar el cambio cultural da la magnitud necesaria para crear un ambiente sano y seguro para todos y cada uno de los seres humanos. Promover este cambio es tocar las estructuras de injusticia de las actuales sociedades humanas con todos los riesgos que esto supone. Una cultura de la salvaguarda encarnaría de una forma singular el respeto a los Derechos Humanos.
Juntos somos más fecundos
El Padre General ha concluido su conferencia aludiendo a los pasos a dar para mejorar la fecundidad de la universidad, algo a lo que, dice, ya orientaba la CG 36ª. En ese sentido asegura que el discernimiento orienta y da sentido a la planificación del mejor uso de los recursos disponibles para lograr los fines del quehacer universitario. Arturo Sosa ha afirmado, además, que una institución universitaria es posible sólo a través de la colaboración. «Por eso insistimos en llamarla comunidad universitaria. También sabemos que es mucho lo que podemos hacer todavía para ampliar y profundizar la colaboración dentro de la propia universidad, entre las universidades y con tantas otras posibilidades que hoy se abren a ella».
La colaboración es un asunto fundamental en este encuentro mundial jesuita. «El presente Encuentro Mundial de Universidades encomendadas a la Compañía de Jesús, aquí en Loyola y Bilbao,- ha concluido el Padre General- quiere hacer historia en ese camino del discernimiento, la planificación apostólica, la colaboración y el trabajo en redes con la creación largamente preparada de la Asociación Internacional de Universidades Jesuitas (IAJU) mediante la cual nos abramos a una nueva época y un nuevo estilo de trabajo universitario fecundo». (Conferencia íntegra en castellano / conferencia íntegra en inglés)
Tras su ponencia se ha firmado el acta fundacional de la IAJU, una asociación que tiene como objetivos, entre otros, contribuir al desarrollo de la educación superior jesuita y su misión a través de la promoción de proyectos y programas que mejoran la calidad de estas instituciones, y también promover la expansión de la educación superior jesuita para los marginados y los pobres siempre que sea posible.
El Padre General Arturo Sosa y el Secretario de Educación Superior de la Compañía de Jesús, Michael Garanzini, ha firmado el acto de constitución de la IAJU así como un representante de cada una de las 6 áreas geográficas del mundo en las que se estructuran las instituciones jesuitas. (Acta fundacional firmada)
Fuente: Religión Digital
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