Mensaje del Papa para la IV Jornada Mundial por los pobres
El pasado 13 de junio se ha dado a conocer el Mensaje del Papa Francisco para la IV Jornada Mundial por los Pobres a celebrarse el próximo mes de noviembre. Se trata de “una llamada a llevar las cargas de los más débiles”, así como “una invitación a la responsabilidad y el compromiso directo”.
Confianza en Dios y en su proyecto
El proyecto de Dios no separa la vida de oración del hecho de hacer el bien, por eso el Papa afirma: “La oración a Dios y la solidaridad con los pobres y los que sufren son inseparables.»
El Papa identifica un peligro en la búsqueda de servir a los más pobres: “ponerse siempre uno en primer lugar”. Porque, continúa: “El encuentro con una persona en condición de pobreza siempre nos provoca e interroga. ¿Cómo podemos ayudar a eliminar o al menos aliviar su marginación y sufrimiento? ¿Cómo podemos ayudarla en su pobreza espiritual? La comunidad cristiana está llamada a involucrarse en esta experiencia de compartir”.
Por esto el Papa llama a vivir la pobreza evangélica en primera persona: “El grito silencioso de tantos pobres debe encontrar al pueblo de Dios en primera línea, siempre y en todas partes, para darles voz, defenderlos y solidarizarse con ellos ante tanta hipocresía y tantas promesas incumplidas, e invitarlos a participar en la vida de la comunidad”.
Gestos que dan sentido a la vida
El Papa nos recuerda que hay gestos que dan sentido a la vida, por eso afirma: “Tender la mano hace descubrir, en primer lugar, a quien lo hace, que dentro de nosotros existe la capacidad de realizar gestos que dan sentido a la vida.
En su mensaje el Papa describe las múltiples manos que se tienden para ayudar a los más pobres y afirma: “Tender la mano es un signo: un signo que recuerda inmediatamente la proximidad, la solidaridad, el amor. En estos meses, en los que el mundo entero ha estado como abrumado por un virus que ha traído dolor y muerte, desaliento y desconcierto, ¡cuántas manos tendidas hemos podido ver!”.
La finalidad de nuestro servicio
“La finalidad de cada una de nuestras acciones no puede ser otro que el amor. Este es el objetivo hacia el que nos dirigimos y nada debe distraernos de él. Este amor es compartir, es dedicación y servicio, pero comienza con el descubrimiento de que nosotros somos los primeros amados y movidos al amor”.
El Papa finaliza su mensaje recordando el papel importantísimo de María en la vida de Jesús y en la vida de la Iglesia y encomiendo a toda la humanidad bajo su protección y amparo.
Fuente: www.vaticannews.va
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