Noches de Caridad: la solidaridad juvenil ilumina Buenos Aires
En la última exhortación apostólica ‘Christus Vivit’, Francisco pone de ejemplo de acción social vivit’ a los jóvenes porteños que participan de ‘Las Noches de la Caridad’, que llevan 18 años llevando aliento a los sintecho.
Las Noches de la Caridad en Buenos Aires Argentina
Cuando la noche aprieta y se empieza a sentir el frío. Cuando no hay algo caliente en el estómago, ni una frazada para cubrirse, y mucho menos una palabra de aliento o la simple compañía, aparecen ellos, los más jóvenes, como signo de la fuerza de la Iglesia en las llamadas Noches de Caridad. En 2001, en medio de la crisis socioeconómica Argentina, distintas comunidades parroquiales creyeron en la necesidad de salir a recorrer las calles de la ciudad con la única intención de dar una respuesta inmediata a la realidad. Más de 20 parroquias de las cuatro vicarías de la Arquidiócesis de Buenos Aires despliegan su atención y están a disposición de quienes más lo necesitan.
Francisco conoce perfectamente este trabajo. Como arzobispo de Buenos Aires fue testigo. “Hoy, gracias a Dios, los grupos de jóvenes en parroquias, colegios, movimientos o grupos universitarios suelen salir a acompañar ancianos y enfermos, o visitan barrios pobres, o salen juntos a auxiliar a los indigentes en las llamadas ‘noches de la caridad’. Con frecuencia ellos reconocen que en estas tareas es más lo que reciben que lo que dan, porque se aprende y se madura mucho cuando uno se atreve a tomar contacto con el sufrimiento de los otros…”. Así lo expresa Jorge Mario Bergoglio en el punto 171 de la exhortación ‘Christus vivit’.
“Oración y acción, la mejor síntesis”
Los jóvenes de las Noches de Caridad acercan, durante todo el año, un plato de comida caliente a la gente que vive en situación de calle. El objetivo es claro: ofrecer una vianda y un oído para quien quiera charlar y contar sus vivencias. De este modo incansable comienzan con una tarea que tiene mucho de promoción humana y de la dignidad de las personas, pero no alcanza. Es sólo el primer paso. En muchos lugares están preparados también para hacer un seguimiento de los casos: colaboran con trámites legales o pedido de turnos para ser atendidos en hospitales.
Leonardo, estudiante de 17 años, es uno más en las Noches de Caridad: “Ser parte le da sentido a ese tiempo de escucha y meditación de la palabra de Dios”. Y es que “oración y acción es mi mejor síntesis”, subraya. Con este servicio, descubren que el voluntariado y el servicio son muestras de que quizás no todas las noches son oscuras.
Fuente: Vida Nueva Digital
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