Programa Claver: Ejercicios Espirituales para jóvenes en proceso de recuperación de adicciones
Por Juan Berli SJ (ARU)
Del 10 al 13 de junio de este año se ofrecieron ejercicios espirituales a 35 jóvenes que se encuentran en proceso de recuperación de adicciones.
Desde al año pasado la Provincia ARU ha hecho una especial opción en trabajar con los afectados de adicciones, tanto en la prevención como en el acompañamiento de familias destrozadas y de personas que desean salir del consumo.
En las parroquias del Gran Buenos Aires abrimos “centros barriales” (algo así como un “hospital de campaña”) y “umbrales de internación” (viviendo en la Parroquia) conducidos por los “acompañantes pares” y personas de nuestras parroquias que brindan lo más importante para la recuperación: acogida, amor, incondicionalidad y libertad.
Así fue que, ante el ofrecimiento del Proyecto Claver, nos dispusimos aventurarnos en darles Ejercicios en una casa emblemática para nosotros, el Centro Loyola, invitando además a otros “acompañantes pares” del Hogar de La Matanza (Bs As). Esta tanda la guiamos Fabio Solti SJ, Marcos Muiño SJ y yo (Juan Berli SJ).
Participaron además 11 personas de la Parroquia donde tenemos el Hogar convivencial, con quienes trabajamos en el servicio del acompañamiento, y 3 del Centro barrial de la Parroquia del Patriarca San José, en San Miguel. Para la mayoría fue el primer acercamiento a los EE.
Fueron días de intensa consolación. Explicamos la metodología de los puntos, oración y examen. Las primeras oraciones fueron guiadas, para facilitar la experiencia. Al final de los días 2 y 3 pasamos las dos películas de la vida del Padre Hurtado. Conocieron y comprendieron mejor la motivación del trabajo en los Hogares.
Para hacer el acompañamiento dispusimos la herramienta de la conversación espiritual (3 rondas) después de las dos oraciones de la mañana y otra para las oraciones de la tarde. Los grupos fueron aleatorios, y las compartidas de las mociones los llevó a instancias de empatía y solidaridad. En las Eucaristías diarias se presentaban las consignas trabajadas, siempre con el mismo grupo.
La temática propuesta, contando con la gracia del Señor, superó nuestras expectativas. Los momentos de oración fueron intensos y fecundos. La conversación espiritual compartida amplió aún más lo de cada “comunidad de vida”. Hubo mucha conexión con la propia historia, el camino de resurrección recorrido en y desde el acompañamiento del Hogar de Cristo, y enseñanzas significativas del Evangelio.
Citamos algunos ejemplos de las experiencias según las mociones que compartieron:
- De la vocación de Pedro, de Lucas 5, certezas de que no estaban solos en la recuperación. Que la barca iba llena de otros hermanos y que la pesca era un fruto inigualable de la intervención del Señor. Hay que confiar en lo que dice y animarse a tirar las redes. Mucha identificación con el rescate de las redes del buen espíritu, a diferencia de las otras cadenas. Agradecidos por sus pescadores. Deseos de ser ahora protagonistas en la pesca.
- De la oración del “Ciego de Jericó”, expresaron recordar la desesperación de estar al borde del camino, de gritar y que nadie te escuche; la paz actual de haber salido del tumulto anónimo, de pasar de ser un número, para comenzar a tener nombre (y documentos); la emoción de haber sentido que Jesús se detuvo y los mandó llamar a través de personas concretas; el deseo de seguirlo por el camino como opción liberadora.
- A través de la curación del paralítico llevado por sus amigos a la presencia de Jesús, recordaron muchos “camilleros” en el proceso, el contagio de la fe de tantos compañeros, e incluso sintiéndose invitados a no bajar los brazos mientras llevaban a otros. La amistad es más fuerte que hacer el ridículo. Creatividad para saltar los obstáculos.
- Con la Resurrección de Lázaro, poder reconocer las vendas que tenían que seguir quitándose, permitiendo que sean otros los que les ayuden, ya que solos no podían. Escuchar al Señor que grita con firmeza “¡sal!”, “¡camina hacia afuera!”. Vivir la recuperación como un milagro que tienen que sostener en el tiempo. Hablaron de la experiencia de resucitar del estado moribundo del sinsentido, “muertos en vida”. Conmovedores relatos de las Martas y Marías (madres y hermanas, los que las tienen) que han llorado tanto por sus malas opciones y rogado al Señor por “un milagro”.
Estamos muy agradecidos por esta oportunidad de la CPAL para brindar la mejor herramienta que tenemos a nuestros hermanos empobrecidos. ¡Y que todo sea A.M.D.G!
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!