Reinventar un espacio de mucho fruto. El MEJ de la Parroquia San Ignacio

Desde principios de este año en la Parroquia San Ignacio de Montevideo la catequesis está integrada al Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ). Gaby Ponce de León nos comparte su experiencia como animadora de uno de los grupos.

El MEJ lleva adelante su encuentro todos los sábados de tarde, en la Parroquia San Ignacio (Montevideo), a partir de las 17. Los animadores nos reunimos antes para organizar algunas cosas, hacer oración o compartir entre nosotros.

Cada semana, terminamos de dar forma al encuentro de los seis grupos que se dividen por edades a quienes llamamos, de menor a mayor: Peregrinos, Discípulos, Compañeros, Testigos, Apóstoles y Jóvenes Nuevos. Se inicia con 6 años y tomamos como base el material del MEJ de Paraguay para la preparación de los encuentros. Siempre buscamos hacer dialogar contenidos de la catequesis con el material de formación y el esquema propuesto por el Movimiento: ayuda mucho tener pasos de referencia, desde el planteo al trabajo concreto con los niños.

El encuentro incluye la merienda en la que todos aportan: los que cocinan llevan algo elaborado por ellos mismos y todos, desde los más chiquitos, están abiertos a compartir y recibir lo que otro pueda traer en un contexto en el que las realidades de cada familia en la Parroquia son muy diferentes. Y cada sábado finalizamos participando en la misa de las 19 en el templo donde conformamos el coro, que compartimos tanto animadores como niños. La celebración siempre deja una enseñanza para todos, niños y adultos, por su dinámica participativa y un lenguaje adaptado a la comprensión de todos.

A mí lo que me encantó del ambiente de Parroquia es la diversidad, que los chiquilines y toda la gente que participa sea diferente, y el acompañamiento de las familias. El MEJ es para los chicos, pero los padres también son parte. Ellos cocinan con sus hijos, los llevan y los van a buscar, participan de la misa. Se involucran. En la peregrinación que hicimos a Florida los padres se me acercaban a preguntarme cómo estaba con los chicos que yo acompañaba.

Creo que el MEJ es un espacio que ya está dando mucho fruto y que puede dar aún más. Para muchos chicos es el primer acercamiento a Dios. Hay mucho trabajo de fondo: los animadores tenemos muchas instancias de planificación, evaluación y también de retiros espirituales para poder acompañar mejor a los chicos. Es un ambiente muy familiar y se genera un vínculo de comunidad parroquial que está ‘tremendo’: la gente se compromete de verdad y se implican de corazón. Si tuviera que definir al MEJ con una palabra diría que es ‘auténtico’. Porque no tiene ningún tipo de prestigio. Que seas animador de MEJ no significa que seas un crack, como puede pasar en otros ambientes, sino que lo hacés por convicción personal.

 

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