San Francisco de Borja

Francisco de Borja nació en Gandía (Valencia), en 1510. Gran privado del emperador Carlos V y caballerizo de la emperatriz Isabel, vivió ejemplarmente en palacio. La vista del cadáver de la emperatriz lo impulsó a despreciar las vanidades de la corte. Fue virrey de Cataluña y duque de Gandía. Después de la muerte de su esposa, en 1546, que acabó de desligarlo del mundo, entró en la Compañía de Jesús, de la que llegó a ser superior general. Se distinguió, sobre todo, por su profunda humildad. Dio gran impulso a las misiones. Murió en Roma el 1 de octubre de 1572.

Fue canonizado en 1671.

La popular figura de Francisco de Borja (Gandía, 1510 – Roma, 1572) con una calavera en la mano ha sido durante generaciones el símbolo de la renuncia al mundo para abrazar el Evangelio. La determinación hacia Jesús lo desposeyó de su “escalada” (brillante carrera, tantísimas propiedades nobiliarias, un universo de posibilidades), para acercarse, incluso como General de la Compañía, cada vez más a dos modelos que lo cautivaban: la suavidad de Laínez y el juicio lúcido de Ignacio. Borja nos interpela hoy: ¿qué nombres cautivan también nuestra inspiración?

Fuente: Ser Jesuita

 

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