San Ignacio vuelve a pedir limosna en Santa María del Mar
El 31 de Julio en la Capilla de San Ignacio de Loyola, en Barcelona, han colocado una escultura de Ignacio pidiendo limosna y que ha sido ubicada, justamente, en el lugar donde él solía hacerlo…
Por Eloi Aran. Arquitecto y teólogo.
El domingo 31 de julio se inauguró la nueva Capilla de San Ignacio de Loyola en la Basílica de Santa María del Mar, en Barcelona, coincidiendo con la festividad del santo. La intervención, impulsada por la Compañía de Jesús, ha sido realizada por el despacho T113-Taller de arquitectura conjuntamente con Josep Maria Riera, arquitecto del Arzobispado de Barcelona, y cuenta con la pieza escultórica del santo realizada por Lau Feliu.
El actual espacio de la capilla contaba con una placa en uno de los peldaños de acceso donde se recogía la inscripción “Aquísentado pedía limosna San Ignacio de Loyola”, haciendo referencia a los dos años (1524-1526) durante los cuales San Ignacio estuvo realizando los estudios de gramática con el maestro Ardévol (Autobiografía núms. 54-55). Prácticamente este es el único espacio que queda de la Barcelona Ignaciana, pues la casa donde se alojaba fue derruida por la construcción de la actual Calle Princesa, y el lugar de estudio fue derruido para hacer la actual Plaza del Ángel en el s. XIX.
La idea del proyecto se ha basado en transformar un espacio meramente informativo en un espacio mistagógico que, a su vez, sea un final de recorrido del Camino Ignaciano. Por ello se ha procedido a una intervención minimalista y significativa; limpiar la capilla y “bajar el santo” para que toque con los pies en el suelo a partir de una nueva escultura que mira hacia el altar e invita a rezar a su lado al peregrino de hoy en el nuevo banco corrido sobre el que asienta. Para ayudar a tal efecto se han dispuesto dos elementos devocionales en las pequeñas oquedades existentes en el muro: una talla de madera de la Virgen de Aránzazu y una reproducción del medallón de la Creu del Tort de Manresa, dos lugares de oración del santo. Completa la intervención un atril de madera que incorpora la información a través de un documental visual situado en las proximidades de la capilla y un pequeño altar móvil, también de madera, caracterizado por la insignia de la Compañía de Jesús.
Referente a la nueva estatua de San Ignacio, ha sido realizada en bronce y pesa unos 200 kg. San Ignacio, vestido de peregrino, se encuentra sentado con una mano vacía y parcialmente extendida hacia el visitante, recordando al estudiante que pedía limosna; mientras que en la otra, como corresponde a la representación de un santo fundador de una orden religiosa, lleva el libro de las Constituciones de la Compañía de Jesús. Los pies están descalzos para sugerir la sacralidad del espacio y la contingencia humana. Toda la figura toma una forma ahuecada para indicar el hombre que se vacía de sí mismo para acoger el misterio que se celebra en el altar principal de la Basílica de Santa María del Mar.
Fuente: Entre Paréntesis
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