TANI: Acompañar Procesos de Fe-Vida
El pasado fin de semana (18 y 19 de octubre) se llevó a cabo una nueva edición del Taller para Animadores de Núcleos Ignacianos (TANI). Este taller está dirigido a jóvenes que tengan algún rol de liderazgo o influencia dentro de sus núcleos, y tiene el objetivo de brindar herramientas que ayuden a ejercer este rol y amplíen el horizonte de posibilidades de respuesta frente a las diversas situaciones que pueden presentarse dentro de cualquier grupo.
Este año, el TANI tuvo un matiz diferente. Años anteriores la propuesta del ofrecía herramientas para conocer y analizar el funcionamiento de los grupos y el rol del líder dentro del mismo. Este año, la propuesta se generó desde el Centro Manresa (el Centro de Pastoral Juvenil y Vocacional en Córdoba, Argentina), y en ella se planteó la idea de trabajar a la luz de los ejes de la Red Juvenil Ignaciana: Formación Integral, Espiritualidad, Compromiso Apostólico y Vida Comunitaria.
El título del TANI este año fue “Acompañar Procesos de Fe-Vida” y estuvo dirigido, especialmente, a contemplar la integración (o desintegración) que se da entre lo que constituye la vida de fe de cada persona, con sus espacios de oración, sus actividades de servicio, etc. con el resto de su vida. Con esto se busca, por un lado, hacer hincapié en el tema de la coherencia, invitando a cada uno a preguntarse sobre el grado de comunión o disociación que puede haber entre la Fe (sus experiencias y actividades propias), y la vida cotidiana.
Por otro lado, el TANI tuvo como objetivo también, ayudar visualizar cuánto de estos procesos personales afectan la vida apostólica y de Fe.
Trabajo por etapas
El primer día, el trabajo se centró en los ejes de Espiritualidad y Formación Integral, por lo que tuvo un tinte más introspectivo. La invitación de este día fue a mirar la propia vida desde los deseos, en clave ignaciana y teniendo en cuenta algunas reglas de discernimiento de San Ignacio.
Este día la dinámica fue intercalando los espacios de trabajo personal, con los momentos de compartir en pequeños grupos y como comunidad.
El segundo día la invitación estuvo más dirigida a ‘mirar hacia afuera’ y preguntarse qué hago con esos deseos que atraviesan la interioridad de la persona y la definen.
El trabajo con los ejes de Compromiso Apostólico y Vida Comunitaria estuvo atravesado por una invitación a no vivir ensimismados, sólo contemplando lo que cada uno, individualmente, desea, hace y es; sino mirando a otros. Otros con quienes encontrarse para compartir, construir y ponerse al servicio.
En comunión con esta consigna, el trabajo en estas dos dimensiones no se limitó a la escucha atenta de los expositores, sino también a poner manos a la obra para generar material (imágenes, videos, audios, textos escritos) con el objetivo de transmitir algo de lo vivido a otros jóvenes.
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