Facebook y la Verdad

La relación de facebook con la verdad (y falsedad) de la información que circula en su plataforma.

Por José Fernando Juan

Facebook es una empresa de comunicación (y relación, para algunos) que ha hecho de las redes sociales un espacio singular. Tan novedoso, pero tan fácilmente aceptado, que ya es para nosotros casi singular. Pero como empresa ve dañada su imagen, prestigio y credibilidad por la viralización de noticias falsas, que circulan incontrolables de un sitio a otro, compartidas miles de veces. De ahí que haya puesto en marcha una campaña de educación de sus usuarios. Lo que la sociedad ha sido incapaz de abordar desde fuera, Facebook quiere combatirlo desde dentro. De ahí el dilema que hay entre Facebook y la verdad, pero ¿qué es la verdad? ¿Importa todavía?

Esta red nos da la oportunidad de replantear la cuestión y nos damos cuenta, a primera vista, de que toda persona dirige su vida conforme a lo que cree que es verdad. Es más, su vida expresa de múltiples modos aquellas cuestiones que ha creído de algún modo. Sean políticas, sean sociales, sean sobre la felicidad, sobre el mejor producto que hay que consumir, el mejor lugar del mundo para visitar, la persona a la que escuchar preferentemente sobre esto o lo otro… No da igual, nunca ha dado igual y de ningún modo puede ser indiferente, qué es la verdad. El cinismo es un absurdo, pues nuestra vida lo refuta. Nos importa excesivamente la verdad. El temor a ser manipulado debería darnos vértigo, tanto o más que el temor a lo que puedan decir de nosotros aquellos que ni nos conocen ni nos quieren conocer.

Decálogo de facebook:

Curiosamente, lo que Facebook ha lanzado es un decálogo para el pensamiento crítico. Pero no es más que una incitación a la sospecha y una contraofensiva contra los planteamientos marketinianos que buscan vender y difundir a toda costa. Nada dice, en su superficialidad, de la búsqueda ni del bien, ni de la verdad. Y mucho menos de las consecuencias que tiene en la vida de cualquier persona o sociedad aceptar en su vida, sin examen, aquello que es falso. Quizá sea mejor que Facebook se quede en esos márgenes y no de ningún paso más en este “libre mercado de opiniones”, pero resulta trágico contemplar cómo aquello que llamamos “fuente de información” se frena en poco más que informaciones que van y vienen, como si fuera una lucha por la “credibilidad”.

  1. Duda del titular llamativo.
  2.  Fíjate en la url
  3. Quién escribe y quién es quien escribe y para quién y dónde escribe.
  4. ¿Formato raro? ¿Demasiada publicidad?
  5. ¡Cuidado con la imagen!
  6.  ¿De cuándo es?
  7.  ¿Qué datos aporta?
  8.  ¿Sólo aparece en este sitio? ¡no te fíes!
  9.  Puede ser una broma (o humor ácido y corrosivo)
  10.  Noticias intencionalmente falsas

Del famoso decálogo, lo que más me asusta es que impone una forma de vida escéptica, como punto de partida. Curiosamente, parece que a Facebook no le interesa generar relación cuanto fomentar ciertas sospechas. ¡Pero ojo con el último punto, para mí crucial! Aceptar, de manera decisiva, que la propia red está infectada de personas con intenciones que van mucho más allá de la verdad, con auténticos deseos de engañar, convencer y manipular. Todo un reto para la ingeniería de la comunicación tecnológica, aunque sea un problema más antiguo que la serpiente del Paraíso.

Sirva todo este debate y diálogo, no para señalar la verdad que no poseo, sino para destacar una vez más su relevancia. Ninguna persona, ninguna sociedad puede construirse firmemente al margen de ella.

Fuente: Entre Paréntesis

 

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