Fallece el P. Adolfo Nicolás, Superior General de los jesuitas entre 2008 y 2016

El día de hoy, 20 de mayo, ha fallecido a los 84 años de edad el P. Adolfo Nicolás, jesuita español que fue Superior General de la Compañía de Jesús entre los años 2008 y 2016. Se encontraba en Tokio, donde llevaba varios meses hospitalizado como consecuencia de una larga enfermedad.

El P. Arturo Sosa SJ, actual Superior General , ha enviado un mensaje a toda la Compañía comunicando la noticia y compartiendo una cálida despedida:

«Quizá el mejor modo de recordar al P. Adolfo Nicolás sea con una breve oración, escrita de su mano tras los Ejercicios de ocho días que realizó en 2011 junto con su Consejo  General, y que tuve el privilegio de acompañar. Muchos meses después de aquellos  ejercicios, algunas reuniones del Consejo comenzaban con esta oración, surgida de la meditación personal del P. Nicolás sobre la pesca milagrosa y que narra San Juan en el capítulo 21. Constituye una excelente síntesis de su persona y de su espiritualidad. La versión original de la oración dice así:

“Señor Jesús,
¿Qué flaquezas has visto en nosotros que te han decidido a llamarnos, a pesar de todo, a colaborar en tu misión?
Te damos gracias por habernos llamado, y te rogamos no olvides tu promesa de estar con nosotros hasta el fin de los tiempos.
Con frecuencia nos invade el sentimiento de haber trabajado en vano toda la noche, olvidando quizá que tú estás con nosotros.
Te pedimos que te hagas presente en nuestras vidas y en nuestro trabajo, hoy, mañana y en el futuro que aún está por llegar.
Llena con tu amor estas vidas nuestras, que ponemos a tu servicio.
Quita de nuestros corazones el egoísmo de pensar en ‘lo nuestro’, en ‘lo mío’, siempre
excluyente y carente de compasión y de alegría.
Ilumina nuestras mentes y nuestros corazones, y no olvides hacernos sonreír cuando las cosas no marchan como querríamos.
Haz que al final del día, de cada uno de nuestros días, nos sintamos más unidos a Ti, y que podamos percibir y descubrir a nuestro alrededor más alegría y mayor esperanza.
Te pedimos todo esto desde nuestra realidad. Somos hombres débiles y pecadores, pero somos tus amigos.
Amén”.

La lectura de esta oración evoca el Adolfo más real: un hombre sabio, humilde y libre; entregado al servicio de modo total y generoso; conmovido por los que sufren en el mundo, pero a la vez rebosante de la esperanza que le infundía su fe en el Señor Resucitado; excelente amigo, de los que aman la risa y hacen reír a otros; un hombre del Evangelio. Es una bendición haberlo conocido. A la vez que oramos por su felicidad eterna junto al Señor, a quien tan bien sirvió, pedimos poder continuar nosotros igualmente sirviendo a la misión como lo hizo él, con bondad, con generosidad y con  alegría.»

Los Jesuitas de Argentina y Uruguay damos gracias por su vida y por su servicio generoso a la Compañía de Jesús y a toda la Iglesia.

 

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