La Batalla por un Tiempo con Dios

Hay momentos en la vida donde lo urgente nos consume y dejamos de hacerle lugar a lo importante.

No sé si es algo muy general, pero la verdad que a ciertas edades y en ciertos contextos, la vida se acelera. Tienes mil historias, estudios, academias, deportes, gentes a las que ver, una vida social inexcusable, reuniones, encargos que entregar… Y así se empiezan a poblar las páginas de la agenda –o los bytes si es electrónica, que también puede ser–, de contenidos que te producen vértigo sólo de pensarlo. Cuando esto me ocurre (por ejemplo al inicio de curso) es un reto el no dejarme arrastrar por el huracán de actividades y sí, en cambio, ser un poco dueño de las cosas y de mi propia vida.

Fuente: Pastoral SJ

 

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