Las redes globales de incidencia pública ignaciana sobre los efectos de la pandemia

Convocados por el Secretariado de Justicia Social y Ecología, de la Compañía de Jesús, los líderes de las redes internacionales de incidencia pública (GIAN por sus siglas en inglés) sobre derecho a la educación, migraciones,  ecología y justicia en minería se reunieron virtualmente y hablaron, entre otras cuestiones, de los efectos de la pandemia: ¿Cómo está afectando a las migraciones forzosas, la educación, el medio ambiente y la ecología, a las personas y comunidades más vulnerables?

La situación de los migrantes

La compañía de Jesús trabaja en todo el mundo con migrantes forzosos desde hace muchos años. Su situación se ha agravado con la COVID-19. El líder de la red, Javier Cortegoso, que coordina la Red Jesuita a Migrantes en América Latina, denuncia la situación de los centros de detención en diversos lugares del mundo, en los que el hacinamiento y las deplorables condiciones imposibilitan las medidas para evitar el contagio; el aprovechamiento de muchos gobiernos de la situación para continuar las deportaciones de personas migrantes sin garantías respecto a su salud; el abandono de las personas en tránsito y en frontera, la limitación de su acceso a los sistemas de salud, y el incremento en el rechazo y la xenofobia hacia las personas migrantes, a las que en demasiadas ocasiones se acusa falsamente de propagar el virus.

Un motivo de preocupación es la precariedad económica de las personas migrantes debido al confinamiento, puesto que están en la economía informal y deben ganarse el sustento diario. Esto, además, perjudica gravemente a numerosas familias y comunidades de muchos países ya en situación de pobreza, debido al acentuado descenso en las remesas que los migrantes enviaban a sus países de origen.

Repensar la educación

Los niños y niñas migrantes -como también aquellos que viven en pobreza y exclusión, en zonas rurales remotas, las niñas, los niños y niñas indígenas, o aquellos con necesidades especiales- sufren de manera aguda las consecuencias del cierre de colegios en 193 países del mundo.

Aunque las organizaciones que aglutinan la red han tratado de adaptarse a través de la educación virtual y por radio en la etapa de confinamiento, esta alternativa presenta enormes retos, como la carencia de material pedagógico o la brecha digital, que hacen que gran parte de estos niños y niñas queden fuera del sistema.

El coordinador de la Red internacional de Educación, Carlos Fritzen, Considera relevante “repensar” la educación e influir en las políticas públicas para que los gobiernos adopten medidas que protejan a los sectores más vulnerables e inviertan fuertemente en educación.

El deterioro del medio ambiente

Pedro Walpole SJ vive en Filipinas desde hace más de 40 años y desde allí coordina la red sobre Ecología, Ecojesuit. Insiste con vehemencia en que en los próximos años, las temperaturas alcanzarán máximos y que la escasez de agua será un problema cada vez mayor. También en que la continua violación de los límites planetarios, en particular la destrucción de hábitats y la pérdida de biodiversidad por los desastrosos cambios de uso de la tierra desde el Amazonas hasta Australia, ha hecho que la COVID-19 y las futuras pandemias sean inevitables.

Guillermo Otano, coordinador de la Red  Justicia en Minería, denuncia la reducción del espacio y libertades cívicas, el peligro de la situación de confinamiento para los defensores de derechos humanos, el impacto de las medidas de confinamiento en la minería artesanal o las interrupciones en las cadenas de suministro de minerales.

Las acciones de las redes se centrarán, entre otras, en denunciar las vulneraciones de derechos, realizar propuestas y acompañar a las personas y poblaciones más vulnerables.

 

Fuente: blog.cristianismeijusticia.net

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