Los Jesuitas y la visita de Francisco

El paso de Francisco por Cuba sin duda sacudió a la Isla y con ella, a todos los que allí se hallaban. Los jesuitas no escaparon de este efecto, y aquí dos de ellos nos comparten sus testimonios y sensaciones frente a la visita del Pontífice. 

Victor Hugo Miranda SJ

El Papa y los Tercerones

Desde que llegamos a Cuba, Alfredo Mejía y yo (que estamos haciendo la Tercera Probación en Cuba junto a otros 9 compañeros) ya sabíamos que íbamos a participar de las actividades que se iban a realizar en La Habana por la visita del Papa. Nos habían pedido que trajéramos con nosotros camisas clericales para no tener mayores inconvenientes. Y el 20 de setiembre fue un día dedicado enteramente a seguirle los pasos al Papa. Por la mañana fuimos a la Plaza de la Revolución para participar de la Misa y avanzada la tarde varios de nosotros fuimos al encuentro del Papa con los jóvenes. Pero el momento central de la jornada ocurrió a media tarde cuando pudimos saludarle personalmente.

Aunque no estaba confirmado ni formaba parte del programa oficial, todo parecía indicar que el Papa, en su recorrido entre la visita a Raúl Castro y el encuentro con el clero y la vida religiosa en la Catedral, se iba a detener en la iglesia de Reina, la iglesia que los jesuitas tenemos en pleno centro de La Habana. Y así lo hizo. Llegó y lo primero que hizo fue saludar a la gente que llevaba horas esperándolo. Y luego entró a la iglesia y se tomó una foto con los jesuitas que estábamos allí, el grupo de tercerones, los jesuitas de las comunidades de La Habana y otros jesuitas venidos de otros lugares para este encuentro. Después de tomarse la foto, el Papa saludó a cada uno. Y en medio de ello y aprovechando el momento, surgió el comunicador que llevo dentro. Entonces me atreví a acercarme y decirle “somos un grupo de tercerones». Su rostro amable y sonriente se emocionó y preguntó “¿quién es el instructor?”. Entonces Benjamín Gonzales Buelta se acercó a saludarlo y le dijo “son buenos muchachos”, a lo que el Papa y todos nosotros sonreímos. Fue un momento muy bonito y sencillo, de mucha familiaridad y camaradería. Al despedirse nos pidió “recen por mí”.

Qué mejor modo entonces para quienes estamos viviendo la Tercera Probación en Cuba de ir terminando este primer mes de preparación para el Mes de Ejercicios Espirituales que empezaremos el próximo 29 de setiembre. El ambiente en casa es de mucha consolación después de haber compartido este momento tan cercano con el Papa. Hubo muchos fotógrafos así que las fotos irán apareciendo poco a poco. Mientras tanto un adelanto a modo de testimonio de este encuentro.

 David Sánchez SJ

Para la gente fue una experiencia de Dios que le dio mucha alegría y esperanza en su difícil caminar cotidiano, empezando que sintieron lo que es tener un papa latinoamericano, en su modo de comunicarse y expresarse. Lo vivieron muy cercano, afectuoso y ese contacto les llegó al corazón.

Les tocó las palabras que comunicó, sobre todo porque apuntaban continuamente a buscar el diálogo, superar las diferencias, a valorar la persona para no quedarse en la ideología, etc. Aunque no se metió directamente en el tema político, que algunos esperaban que fuera duro contra el sistema, sin embargo su discurso no era confrontar, sino buscar que las partes divididas se acerquen, dialoguen, busquen caminos de solución.

Creo que nos queda esa ardua tarea, de reconstruir las personas y sobre todo la sociedad, que lleva mucho más tiempo, cambiando la actitud del corazón y dando los primeros pasos e iniciativas para encontrarle solución a esta realidad enquistada en el dolor, el odio y desesperanza.

Esperemos con el favor de Dios, que esta semilla que el papa ha sembrado en los corazones cubanos pueda desarrollarse y dar buenos frutos para que Cuba pueda volver a ser ese lugar hermoso que era, no solo por su naturaleza sino por el modo de ser cubano que genera alegría, esperanza y vida.

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