La Responsabilidad

Leyendo lo que escribió el italiano Alejandro Pronsato sobre la responsabilidad, advierto que juega con esa palabra y dice que sufre terriblemente de soledad.

“He salido a buscar la palabra responsabilidad –escribe-. Por un lado, he oído a un criminal protestar: ‘No me siento culpable de nada, los otros eran los que decidían’.

También he tenido ocasión de oír a un político que no contestaba las gravísimas acusaciones contra él, justificarse descaradamente diciendo: ‘No entiendo de ninguna manera por qué tienen que extrañarse de estas cosas, todos hacían lo mismo’. Y hace tiempo también escuché declarar solemnemente a un hombre de Iglesia: ‘No tenemos que pedir perdón por nada’. O sea, me he dicho entonces, la situación es dramática. Y me he precipitado con evidente inquietud a buscar en una docena de diccionarios la palabra ‘responsabilidad’. Tenía miedo de que la palabra hubiera desaparecido, estuviera fuera de circulación, estuviera excomulgada.

Sin embargo, dando un suspiro de alivio, he podido comprobar que todavía existe, pero que está en un estado lastimoso. Está vieja, decrépita, con el rostro devastado por las arrugas; la piel marchita, signos evidentes de desnutrición y hasta de malos tratos en todo el cuerpo. Con un cierto olor a moho y vestida totalmente fuera de moda, de una manera casi ridícula”.

Con este modo irónico de expresarse, Pronsato, al jugar con la palabra responsabilidad, está remarcando la carencia de responsabilidad, o sea, la falta de costumbre de hacernos cargo de las cosas. Si buscamos en el diccionario la definición de “responsabilidad” encontramos la siguiente: “Condición de quien es responsable de algo”. Y si buscamos “responsable”, leeremos: “Aquel que debe dar cuenta de sus acciones y de las ajenas”. Es una palabra que viene del latín “responsare” es decir, responder.

En un mundo donde nadie quiere responder, donde todos preferimos hablar, denunciar, condenar, interpelar, protestar es como que hay muy pocos que quieren responder.

Por otro lado, la palabra “responder” tiene otra palabrita metida adentro que es “respondus”, que significa “peso”.

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Es decir, que la Responsabilidad puede ser un peso fastidioso, difícil; que es incómoda de llevar, y la gente quiere liberarse de la responsabilidad lo antes posible.

Es una palabra que todos aman, pero la aman en brazos de los otros. Diríamos así: Hay gente habilísima para descubrir, para desenmascarar responsabilidades, pero en los otros. Lo hacen –o lo hacemos- a veces por oficio, y encontramos en ello un gusto loco, pero rara vez decimos “fue culpa mía” o “yo también me siento responsable al menos en parte de las cosas que suceden”.

La responsabilidad suena a algo engorroso que complica las cosas; algo opresor, que pareciera no respetar la libertad de los individuos, su espontaneidad.

Pero, en realidad, es al revés. Un hombre es libre sólo si es plenamente responsable.

Podemos recordar dos testimonios lindos de lo que implica comprometerse, de lo que significa la “responsabilidad”. Una es de Pieter Van Der Meer De Walcheren, autor del libro Nostalgia de Dios, en el que escribió: “Me es imposible desterrar de mi atención los sufrimientos de la humanidad, todos los sufrimientos tanto corporales como espirituales; no quiero gozar de reposo mientras los pobres, los mendigos y los vagabundos amenazados por el hambre y por el frío están, ahora, durmiendo entre harapos en los túneles y escaleras del subte; solamente porque allí, en el aire enrarecido del subterráneo, se está más caliente”. Y agrega: “Esta miseria me concierne, soy también responsable de esta miseria”.

El otro testimonio es el que describe Antoine de Saint Exupéry en la experiencia de su amigo y colega aviador Henri Guillaumet, quien vivió en la cordillera de los Andes algo similar a lo que padecieron los rugbiers uruguayos cuyo avión se estrelló en esas cumbres.

Lo de Guillaumet ocurrió muchos años antes. Perdido por una tormenta, su avión aterrizó a los tumbos en la cordillera, pero él se salvó y tras caminar seis días, casi congelado, llegó hasta el lugar donde lo rescataron. Quedó internado en un hospital de Mendoza y luego en un hotel para restablecerse. Saint Exupéry lo fue a visitar, y nunca se olvidó de lo que su amigo le dijo acerca de la responsabilidad en medio del relato de su tremenda experiencia: “En la nieve se pierde todo instinto de conservación. Después de 2 o 3 días de marcha sólo se desea el sueño, es decir morir: `he hecho lo que he podido y ya no tengo esperanzas ´, me decía yo en aquellos momentos. ¿Por qué obstinarme en este martirio? Me bastaba cerrar los ojos para lograr la paz en el mundo, para borrar del mundo las rocas, los hielos y las nieves. Apenas cerrara mis pupilas no habría ni golpes ni caídas ni músculos desgarrados ni quemantes hielos, ni ese peso de la vida cuando se vuelve más pesada que un carro. Esto era lo que yo deseaba, pero a la vez me decía a mí mismo:

‘Si mi mujer cree que yo estoy vivo, me imagina caminando, los compañeros creen que yo camino también, todos tienen confianza en mí, por lo tanto, soy un canalla si no me pongo de pie y camino’.

Entonces, yo me ponía de pie y caminaba. Lo que salva es dar un paso más. Es siempre el mismo paso que se vuelve a dar. Lo que hice –se confesó Guillaumet con su amigo-, te lo juro, creo que ningún animal lo hubiera hecho”.

Saint Exupéry dice que su grandeza, la grandeza de Guillaumet, fue sentirse responsable.

Responsable de ser fiel a los compromisos con aquellos con quienes se había comprometido. Era responsable de él y de los que lo esperaban; tenía en sus manos las penas y las alegrías de ellos.

Hay que tener en cuenta que ellos, Guillaumet y Saint Exupéry, eran los encargados del correo del sur, por lo tanto, llevaban consigo muchas cartas. Guillaumet era responsable de lo que se construye de nuevo allá entre los vivos y en lo cual debe participar.

En definitiva, dice Saint Exupéry, lo que salvó a Guillaumet fue ser hombre. Eso significa ser responsable con las personas con las que estamos comprometidos, aquellas que llevamos colgadas del corazón.

Creo que es una imagen muy linda de lo que significa esta palabra desgastada. Por un lado la responsabilidad de aquellos que nos quieren y por otro, la responsabilidad de lo que es mi misión.

Hay que volver a reencontrarse con la responsabilidad y no suponer que es una carga pesada, sino que las personas responsables, no obsesivamente sino sanamente responsables, también son libres y sobretodo son confiables. Cuando no cumplimos, cuando no nos comprometemos, la gente comienza a alejarse, a no acercarse porque sabe que no le cumplimos, que le fallamos; entonces toman distancia y terminamos perdiendo nosotros mismos.

Responsabilidad es responder por aquello con lo que uno se ha comprometido, por aquello por lo que nos van a pedir cuentas la gente, nuestra conciencia y también Dios. Este es el desafío. Juan Pablo II decía una frase fuerte que siempre me pegaba.

Decía que un modo de poder ponderar la dignidad de una persona, en el sentido de una dignidad onda del corazón, es ver qué capacidad tiene de saber sostener los compromisos tomados. De hacernos cargo de las cosas.

Esta es una definición humana muy justa. Y tengamos en cuenta que, compromiso significa compartir una promesa, no es algo doloroso, es algo lindo, una promesa común, que la comparto con aquel con quien estoy codo a codo.

P. Ángel Rossi SJ

 Fuente: Periódico Encuentro

Misión del Salvador – Concordia 2015

En Semana Santa, un grupo de 97 alumnos del colegio del Salvador, coordinadores, alumnos de la REI de Chile y del Colegio de la Inmaculada participaron de la misión del Salvador en barrios de las afueras de la ciudad entrerriana de Concordia.

Por quinto año consecutivo, el colegio realizó esta experiencia que forma parte de las actividades de servicio propuestas por el Movimiento Amar y Servir, la propuesta de pastoral para alumnos de los dos últimos años de Secundaria del Colegio del Salvador.

El objetivo de la experiencia es compartir la Buena Noticia, la Fe y la Vida con las familias de barrios carenciados de la ciudad entrerriana a través de visitas a las casas, talleres para niños, jóvenes y adultos y las celebraciones propias de la Semana Santa.

Fue el quinto y último año que el colegio misiona en este lugar, de manera que se cierra un ciclo para que el próximo año comience otro proceso de misión en San José del Boquerón, Santiago del Estero.

Testimonio de Pablo Echavarría (alumno de quinto año)

«En la misión, se vive la Semana Santa de una forma muy particular, vas viendo como Jesús deja la vida por cada uno de nosotros, a través de la oración de la mañana en la que rezamos la lectura de cada día . Pero los encuentros que uno más ve, son los encuentros con la gente. Dios siempre está presente pero allá en Concordia lo sentís mucho más cerca que de lo normal, lo sentís en cada persona que te abre la casa para compartir algo, en cada chiquito con una sonrisa, en cada momento de la semana, yo sentía que Dios estaba acompañándome, como siempre pero de una manera muy particular. ¿Vieron que casi siempre nos acordamos de Dios para pedir por algo/ alguien? Bueno, al tener que pedir por muchas cosas en mis oraciones diarias, tuve el espacio para agradecer que cada día fue mejor que el día anterior, tuve muchos encuentros con Dios, desde mi experiencia personal.

Para mí, la misión es la mejor experiencia que te brinda al colegio, me siento muy afortunado de poder haber ido dos años seguidos al mismo barrio: Colonia Roca que siempre voy a tener presente en mis oraciones diarias y siempre voy a llevar en lo mas profundo de mi corazón ya que estoy muy agradecido con la gente colonioroquense.»

 

 

Rezar es Luchar

Y sí. Rezar es luchar. El palo vertical de la cruz es estar clavado a la oración al Padre diciendo Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu o diciendo Padre, te doy gracias, porque revelas estas cosas a los pequeños, porque siempre me escuchas. (El palo horizontal es estar clavado con los brazos abiertos a los hermanos).

 Rezar es luchar.

Si me siento a rezar un rato afluirán todas las “elecciones” que hice durante el día: lo que elegí de bueno, con todo el corazón (amar a los míos, cumplir con el trabajo, hacer lo que tengo que hacer…); lo que “no quise elegir” y traté de zafar, de hacer lo menos posible…; y lo que elegí sabiendo que no estaba bien. Afluirán también los agradecimientos y las peticiones por los que me preocupan.

Pero aquí viene lo bueno: rezar es luchar pero no todo el tiempo.

 Rezar es como despegar vuelo en avión: hay que ajustarse el cinturón, contar hasta 32 haciendo la señal de la cruz para que suba y pasar las nubes que haya hasta alcanzar la altura de vuelo crucero, como se dice.

Entonces todo se serena.

Usando el galicismo: para rezar hay que decolar.

La oración es actividad de cielo, no de tierra.

Hay que despegarse un rato de los desplazamientos terrestres y ganar altura para mirar las cosas desde otra perspectiva, a otra velocidad.

Contra el desánimo que da luchar después de haber luchado todo el día es buena esta imagen del despegue para hacernos sentir que la oración es volar en paz.

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 En el Cielo profundo de la Intimidad del Padre y de Jesús y del Espíritu Santo, no hay turbulencias. De última ultimísima, la oración es Paz. Un rato de paz. Descanso en la Bondad de Dios. Cuesta lucha despegar, alcanzar la altura crucero. Cuesta lucha bajar. Pero la oración es fundamentalmente descanso y paz.

 Contra el desánimo que da la imagen del conflicto ponemos la imagen de despegar.

Y para despegar hay que ir con todo.

No se despega carreteando a veinte por hora.

 Esa es la dificultad de muchas oraciones en las que uno no termina de “meterse”, decimos. Pero esa imagen no es buena, Mejor decir que: no terminamos de despegar.

¿Por qué es mejor esta imagen?

Porque se puede despegar en 32 segundos, es más: se debe despegar en 32 segundos, porque si no se te acaba la pista. Cuando uno siente “quiero rezar un rato” y toma conciencia de que son pensamientos fugaces, en general uno interpreta que fueron fugaces por culpa de uno que no les hizo caso. Pero no, son fugaces porque el Espíritu quería despegar con nosotros en una oración que, en 32 segundos nos pusiera en órbita. Que dure poco ese deseo es porque hubo una experiencia real de despegue: lo que pasa es que nosotros no nos subimos.

Lo que el Espíritu quiere es que “despeguemos unos instantes”. Y si uno se acostumbra a estas “elevaciones del alma” como le llaman los místicos, de a poco le toma el gusto a rezar muchas veces por día.

El deseo “repentino” que muchas veces me viene y se va no es que se vaya porque no le hice caso. Si le hago caso en el instante y cuento hasta 32, el Espíritu me hace despegar y rezo. Si no acepto la invitación a despegar, el despega sólo y si me fijo bien, esta invitación a despegar se da muchas veces por día. Discreta y suavemente, pero si lo voy haciendo consciente, el Espíritu que reza constantemente en nosotros, nos invita a despegar con un ritmo sostenido, único para cada uno, que se reitera muchas veces por día. Para despegar basta esa inspiración, ese arranque momentáneo. Y no sólo basta sino que siempre tiene que ser así: hay que rezar a “arranques”, despegar en pocos segundos… El resto lo hace el Señor.

Diego Fares SJ

Renacer – Red Juvenil Ignaciana Mendoza

Desde Mendoza nos llega este testimonio de la vivencia de la pasada Semana Santa.

Agrelo siempre es volver a mirarnos y volver a mirarte, Señor.

Esta vez la invitación fue el animarnos a descubrir nuestra pasión, mirarlo a Él, y en su mirada descubrir su Pasión por nosotros, el secreto de Sus ojos.

El retiro de Semana Santa, al que llamamos “Hoy estarás conmigo en el paraíso”, convocó a más de 60 personas que decidieron acompañar a Jesús en camino pascual, para encontrarse con Él en el silencio de la oración y dejarse mirar.

La propuesta fue como en El Secreto de tus ojos, poder descubrir a Jesús, encontrarlo en esos espacios, lugares, momentos que Lo apasionan… es ahí adonde nos espera, y donde lo esperamos, donde lo invitamos a quedarse y se vuelve anfitrión, y con pan y vino descubre nuestros ojos, nos da vuelta la estantería, desarma nuestros enrosques y quejas, y nos invita a mirar más allá del dolor del momento, haciéndonos parte de una historia mucho más grande. Jesús se mete en nuestra historia, la revoluciona y la simplifica, le da un sentido distinto a nuestro caminar. Descubrir en Sus ojos su pasión por nosotros, encontrarnos en Su mirada, y dejarnos mirar por Él, abrazar por Él, consolar por Él. Y desde ahí mirar a otros, regalarnos a otros, contagiar esta nueva forma de mirar…

Esta Semana Santa fue reencuentro de miradas, de abrazos, fueron mates compartidos, nuevo encuentro de esta comunidad mendocina en el caminar con Jesús.

Comunidad diversa que se deja consolar, perdonar y lavar los pies por Aquel que renueva nuestro andar.

Comunidad que se anima a ofrecer sus dolores en ese Via Crusis que los Peregrinos nos regalan, con tan maravillosa puesta en escena en los cerros de nuestra grutita de la Virgen de Lourdes.

Comunidad se silencia en Getsemani, contempla, sostiene la mirada y se deja sostener por Jesús

Comunidad que como Magdalena se deja mirar hondo por Jesús, lo deja entrar a su corazón, se deja cuestionar y abrazar por Él, y se enamora de Él.

Comunidad que renueva su luz con la luz del Resucitado, que no puede callarla, la canta con guitarras y cajones, la abraza en la paz… y sale a anunciarla, a gritarla, a regalarla. Que después de dejarse mirar y amar por este Jesús que cala hondo, se anima a mirar a los demás, se expone, se brinda.

“Levantemos nuestros corazones, demos gracias a nuestro Dios”

Gracias a cada uno de los que en esta Semana Santa se acercaron a Agrelo para dar una mano, para compartir las celebraciones; a los cocineros que tanto nos mimaron con exquisiteces, el agua pa´l mate, las pizzas; gracias a Charly por el sonido, a todos los grupos de la RJI Cuyo, por tanta preparación y sus magníficas actuaciones, a todo el Secretariado de la Casa de Ejercicios, por recibirnos, por acompañarnos en este andar, por abrazarnos.

Gracias al Padre Tomás por tanto. Por esta invitación tan clara en estos años compartidos a hacer comunidad, a acompañarnos unos a otros, a mirarnos, a conocernos, a sostenernos, a remarla juntos. Hoy cura querido como comunidad te enviamos a nuevas tierras, nueva misión, nuevos amigos, mates uruguayos… con la certeza de encontrarnos en cada fracción del pan.

Que Jesús Resucitado sea luz en nuestras miradas que nos permita iluminar, acariciar, consolar a otros.

 Red Juvenil Ignaciana Mendoza

Y si nos detuviéramos ¿Qué pasaría?

Pasa que cuando uno se detiene o se asienta, todo lo que estaba en movimiento se agolpa en el interior buscando continuar el movimiento. En esto seguimos las leyes de la inercia física. La pregunta podría ser: ¿qué detiene el movimiento interior? ¿Qué sucede con lo que estaba en movimiento cuando nos aquietamos?

Cuando nos encontramos en el fragor del trabajo, de una relación o de una circunstancia que nos activa intensamente, todas nuestras fuerzas vitales trabajan al mismo tiempo en pos de lo que estamos viviendo. Incluso las violencias ejercidas o padecidas de nuestro actuar en el mundo se configuran como movimientos. Son golpes de estímulos a la sensibilidad, golpes de conciencia. Nuestro cuerpo que sabe del mundo más que nosotros mismos registra absolutamente todo lo que vivimos.

 El gran shock que padecemos en el aquietarnos es el del silencio. Cuando nos callamos, surgen de nosotros todas aquellas palabras, frases, imágenes, ideas, pensamientos, sentimientos por decir. En efecto, cuando dormimos los sueños configuran un mundo simbólico hilvanando muchos de estos materiales. Por eso es necesario de vez en cuando detenerse. Allí se fragua la vida feliz. Sólo el detenerse produce vidas felices. Detenerse de qué, si no hago nada, podrán decir algunos más sedentarios. Detenerse de lo que sea que viene sucediendo en nuestra vida. Detenerse y silenciarse para reconocernos, sentirnos sentir.

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Y una vez que se agolparon todos los movimientos en el ‘paragolpes’ de nuestra conciencia: comunicar. La única vía de escape para soportar la inercia en la detención es la de comunicarse.

 Primero, con uno mismo.

Relatarse a uno lo que se vive como hablando con alguien a quien deseamos. Porque la inteligencia narrativa ejerce una doble función de integración del acontecimiento que vivimos –y hasta el límite de anularlo- y de exaltación del acontecimiento, hasta el punto extremo en que el acontecimiento mismo engendra sentido. Tomar contacto de ese diálogo sincero con lo que nos sucede es casi la gran tarea a la que nos deberemos comprometer si deseamos una vida feliz.

 Segundo, comunicarse (como sea) con otro, es la otra fórmula de salir del solipsismo.

Sea como sea que se pueda decir. Aquí la creatividad tiene que ser fecunda. Cada palabra, gesto, dibujo, canción, silencio, mirada… será una curación. Sentirás el alivio de sentirte vivo sólo si comunicas lo que vives sea lo que sea que padeces, como sea que se pueda comunicar.

 Detenerse y contemplar el verbo. ¿Qué estoy haciendo? Y permanecer allí. Sereno, sin hacer más que sentir lo que sientes. Alabando la inmovilidad ante lo incambiable. Dejando ser lo que es. Que es lo más real, y sólo la realidad cura. Solo la aceptación agradece.

 Emmanuel Sicre Sj

Misión de Pascua – Santa Fe

Cuenta la historia que, cuando San Ignacio envía a San Francisco Javier a Oriente, le dice “Id, inflamad todas las cosas”. Muchos años después y en otra parte del mundo, un obispo chileno, que había conocido a San Alberto Hurtado, escribe sobre este: “su fuego era capaz de encender otros fuegos”… Y creo que de eso se trata, mucho más en Pascua: de ser fuego, de encender a otros, de inflamar todo con el fuego del amor de Dios.

Esta Semana Santa fue distinta y especial para las más de 80 personas que participamos (y por qué no, para las muchas que fueron visitadas) en la Misión de Pascua organizada por la Red Juvenil Ignaciana de Santa Fe del jueves 2 al domingo 5 de abril.

Nuestro destino fueron los barrios de Alto Verde, La Vuelta del Paraguayo y La Boca, donde la Compañía de Jesús hace casi 80 años, tiene encomendada la Parroquia Jesús Resucitado y tres capillas más: Ntra. Sra. de los Milagros, Santos Mártires Rioplatenses y San Alonso Rodríguez.

La propuesta era, acompañar a Jesús en su Pasión, Muerte y Resurrección a través de la visita a las casas y a enfermos, realizando actividades para niños, participando de las celebraciones y vigilias, preparando Vía Crucis, y compartiendo con la comunidad de la parroquia y de las distintas capillas.

Al igual que San Francisco Javier, también fuimos enviados a una misión; a compartir nuestro fuego; a encender a otros; a trabajar en la construcción del Reino. Y queda la alegría del encuentro, de la escucha, del aliento, de saber que fueron muchos lo que ésta Semana Santa pudieron acercarse, de una manera u otra, al Dios de la vida que se entrega por cada uno para salvarnos y, de esta forma, la muerte no tiene la última palabra. Pero, también queda el compromiso de intentar parecerse cada día más a Cristo; entregarse en cuerpo, mente y alma al prójimo; hacer el esfuerzo de vivir amando, a cualquier precio y sin ningún tipo de condición; con compasión, con misericordia. En definitiva, el compromiso de amar y servir, en todo.

Eloy Frugoni

 

Semana Santa en Nuestra Señora de Itatí

El núcleo “Nuestra Señora de Itati” expresa su gusto y sentir en esta Semana Santa. La Semana Santa se vivió en Santa Brígida en Común – Unidad: comunidad.

Es detacable durante esta Semana Santa, la disponibilidad de los vecinos en el Domingo de Ramos cuando llevaron a bendecir sus Ramos y laureles ; asistieron a los diferentes espacios de Oración; participaron de las Misas , del lavatorio de pies y la última cena; siguieron el Vía Crucis que fue representado por las calles del barrio el Viernes Santo y, cerrando la semana, en la Misa de Resurrección.

Estas Celebraciones permitieron a la Comunidad confirmar con alegría la elección de seguir a este Jesús dio la vida por nosotros por Amor y con Amor, y está entre nosotros.

 

Vía Crucis con Fe y Alegría

En nuestro Centro Educativo FE y ALEGRIA en Resistencia (Chaco) la Semana Santa se vivió con mucha participación. Como en años anteriores, se realizó un Vía Crucis por las calles del barrio, organizado y dirigido por docentes y estudiantes del nivel secundario de Fe y Alegría. Cada estación fue representada en distintas casas de vecinos que ofrecieron el espacio para reflexionar sobre la Pasión de Cristo en sus pasos hacia la cruz. El objetivo fue llevar el mensaje de paz, amor y esperanza, y que la comunidad se encuentre unida y hermanada.

Los niños de primaria representaron la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en el Domingo de Ramos; un alumno entró montado a caballo a la escuela y todos sacudieron en alto sus ramos con alegría.

Finalmente, los más pequeños de nivel inicial, hicieron dibujos y actividades en torno al pan que Jesús compartió con sus discípulos en la última cena.

De esta manera se vivieron los principales momentos de la Semana Santa en comunidad, ofreciendo a cada fecha un significado distinto y promocionando una cultura del encuentro, como propone el Papa Francisco; comunicación cercana, sentir con el otro, salir de uno mismo para brindarse a los demás. Este fue el mensaje primordial.

 

Misión de Pascua – Grupo Misionero Pinceles

El paso de Dios deja siempre huellas en aquellos que lo experimentan. Compartimos aquí tres testimonios de jóvenes que estuvieron misionando esta Semana Santa al norte de Córdoba en un pueblo llamado Lucio V. Mansilla, que el Grupo visita cada dos meses durante tres años, siendo este su segundo año de trabajo misionero allí. 

Vivir la Pascua es morir con Cristo y resucitar con Él.

Es ver que una madre atravesada de dolor por la muerte de su hijo, no llora, sino que da apoyo a otros tantos que sufren.

Es ver que dos amigos son fieles hasta el final.

Es ver que un hombre diabético le presta su insulina a quienes la necesitan pero no la pueden comprar.

Es escuchar a una señora agradecer por un día más de vida y no pedir por su salud, estando enferma de cáncer.

Es ver a un niño abrazando con todo su amor a un desconocido.

Es correr y gritar hasta cansarse para que un par de niños sean felices por dos horas.

Es ver a los niños corriendo con una sonrisa en la cara.

Es compartir charlas profundas y los mates más dulces del mundo.

Es aprender a acompañar en silencio.

Es poner los dones al servicio.

Es aprender a perdonar. Y a ser perdonado.

Es prender una llama de amor en el corazón.

Es revivir pasiones.

Es, en definitiva, sentir en carne propia el amor más grande del mundo.

Victoria Galera

 

Pies Descalzos y Corazón a Flor de Piel

Este fin de semana pisamos nuestra Tierra Santa nuevamente a pies delcalzos y corazón a flor de piel, morimos y resucitamos en ella junto a Jesús y con el pueblo. Nuestros corazones se llenaron de amor, de rotros que reflejan al cristo vivo, de lágrimas de alegría como asi también de dolor, nuetros ojos se llenaron de esperanza. Aquí también aprendimos a abrazar nuestra Cruz y seguirlo porque entendimos que en Èl y con El todo es mas fácil y al seguirlo descubrimos un mundo lleno de bendiciones, que cada latido de nuestros corazón vale y que cada cosita por pequeña que sea pero hecha con mucho amor puede cambiar vidas. Aprendimos que los abrazos expresan mas y hacen sentir mucho mas amor de lo que en realidad significa, que la escucha es solo lo que a veces alguien necesita para ser inmensamente feliz. Es muy difícil expresar con palabras lo que vivimos esta Pascua en Lucio V. Mansilla. Para entender lo que decimos solo basta ser valientes y animarse a vivir esta locura que nos corre por las venas: la locura de Cristo, porque Él hace nuevas todas las cosas y créanme que es así porque lo vimos con nuestro propios ojos y lo vivimos con nuestro corazón. Gracias por tanto Pinceles, gracias por dejarse hacer instrumento, gracias por ser amor, gracias por el inmenso sí que dan y la entrega que hicieron. No puedes callar lo que has visto y oido… Y ahora esto sigue en el día a día, ese es el mayor desafió. Adelante.

Anita Korap Bazán

 

Un pedazo de Cielo en la Tierra

«Hay mas cosas en el cielo y en la tierra, que todas las cosas que pueda soñar tu filosofia». [Shakesperare; Hamlet, acto 1, escena 5]

Creo que esta frase refleja tan solo una porción de lo que he vivido, sentido, gustado y comprendido en este fin de semana de mision.

Hubo situaciones vividas en Lucio V. Mansilla que hacen que de un pueblito mas de la Prov. de Córdoba, pase a ser mi Galilea, mi Tierra Santa. En cada casa visitada, en cada una de las charlas, risas, mates, abrazos, gritos de la inocencia de un niño, consejos de un adulto, la energía de los jóvenes, las locuras de los pinceles, como también en cada silencio, en cada lágrima derramada, en cada paso a paso al lado de uno en silencio, en cada nudo de la garganta compartidos… en cada experiencia vivida hubo un motivo para encontrar a Dios.

Y no es ese Dios escrito en las páginas de un libro, ese Dios que solo se lo puede comprender con un nivel elevado de estudios teológicos. No era ese Dios decorado en el altar. NO. no era ese DIOS ABSTRACTO… Era un Dios sencillo, humilde, que se me presentaba en lo pequeño, en lo cotidiano. Dejaba de ser un Dios Teórico y pasaba a ser un Dios Práctico, tangible. Un Dios que me mostraba realidades y me enseñaba hablándome directamente. Eso sí, para oírlo solo debía escuchar atentamente aun en los sonidos del silencio.

Gracias Grupo Misionero Pinceles por permitirme darme una vez mas la posibilidad de ver un pedazo de cielo en la tierra…

De poder ver que hay cosas mas allá del entendimiento de mi lógica, de mis coordenadas de tiempo y espacio, de cosas mas allá de lo que mi filosofía pueda llegar soñar.

Pablo Peralta

 

 

De Tradiciones y Novedades – Semana Santa en San José del Boquerón

En Boquerón, como en todas partes de Argentina, la Semana Santa es un tiempo muy especial. Hay tradiciones, prácticas religiosas antiguas que se cuidan, más aún en el campo. Pero también hay espacio para la novedad, para la renovación. Es así como hemos vivido esta pasada Semana Santa.

El Domingo de Ramos tuvimos la tradicional liturgia con los ramos y la lectura de la pasión. Lo particular de Boquerón es la diversidad de los “ramos”. Hay de la planta que se te ocurra, menos palmas y olivos. Se pueden percibir durante la misa, los aromas más diversos.

El Jueves Santo, tuvimos la celebración litúrgica normal donde el P. Marcos SJ realizó el lavado de pies a varios integrantes de la comunidad. Cerramos la celebración con un rato de adoración eucarística.

El Viernes hicimos la tradicional visita al cementerio a “alumbrar” (prender velas) y visitar a los familiares y amigos difuntos. Cerramos la jornada con la primera representación del Vía Crucis y la celebración de la cruz.

Cerramos el Triduo con una sencilla Vigilia Pascual y con un Domingo de Resurrección que da comienzo a la larga Octava de Pascua a lo largo de la que grandes y chicos irán pasando por las casas a pedir la bendición de rodillas. Gesto Santiagueño en el que los niños van acumulando grandes cantidades de golosinas fruto de la retribución de los mayores a su piadoso comportamiento y cuidado de la tradición religiosa

Fue muy destacada la novedad del Vía Crucis representado o viviente. Guión y motivación, con origen en la pasada semana santa (2014) en compartida con los jóvenes de la RJI-Resistencia, a cargo del Hno. Rodrigo, sj. Con la dirección de la profe Adela y la actuación de varios alumnos de 5to año y algunos profes. También es destacable el apoyo de las mujeres de Cáritas en la confección de algunas de las vestimentas; el acompañamiento efectivo de la comunidad jesuita; el apoyo invalorable y diverso de Don Lino y la presencia alegre y práctica de Mary Quadri.

Finalmente nombro también, a todos los adolescentes y jóvenes que especialmente en esta ocasión se sumaron de forma muy numerosa como público.

A Dios gracias por lo vivido. Que sea para el crecimiento en la devoción, la fe y la vida comprometida de toda la comunidad.

María de Huachana nos acompañe.

Hno. Rodrigo, sj y comunidad.