La Muerte como Parte de la Vida

Ana Núñez, enfermera uruguaya, egresada de la carrera y estudiante de la Universidad Católica del Uruguay (UCU) cuenta su experiencia y visión de los cuidados paliativos y de la interacción entre pacientes, médicos y otros profesionales de la salud.

Estudiante de la Maestría en Cuidados Paliativos, Ana Núñez se especializa en brindar calidad de vida a pacientes terminales. Pasó gran parte de su niñez en centros de salud: su madre era enfermera y, mientras trabajaba, Ana hacía los deberes en los hospitales. Será por eso que para ella los servicios de salud y el cuidado de los enfermos siempre fueron algo natural, “de todos los días”.

Ana Núñez se licenció en Enfermería por la UCU y cursa la Maestría en Cuidados Paliativos que ofrece la Facultad de Enfermería y Tecnologías de la Salud. Actualmente se desempeña en la Unidad de Cuidados Paliativos Oncológicos de la Asociación Española, trabajo que requiere de profesionalismo y actitud de servicio para acompañar a los pacientes durante sus últimos días de vida. Profesionalismo y trabajo en equipo

“Tratamos con pacientes que están en una etapa terminal, entonces es fundamental lo que aportes al bienestar físico, psicológico y también espiritual” de los pacientes, contó Ana. Y ese aspecto es justamente lo que más le gusta de su trabajo “el contacto con la gente, pero en una situación en donde yo puedo brindar lo que aprendí”, destacó. En esta especialidad, el abordaje es holístico e integral por lo que es necesaria la presencia de diferentes miradas y abordajes.  Es, sin dudas, un trabajo en equipo: “somos cinco médicos, todos oncólogos especializados en cuidados paliativos, tres auxiliares de Enfermería y yo, la única licenciada en Enfermería”.  También tienen el apoyo de la psicóloga, fundamentalmente para el paciente y su familia, “pero que muchas veces nos da herramientas para afrontar como equipo determinadas circunstancias en el relacionamiento con el paciente y con la familia”. El aporte de la MaestríaAna destacó algunas asignaturas que le abrieron el espectro sobre cómo posicionarse frente a una persona en una situación terminal, el respeto a su ser, no desde lo religioso sino desde lo espiritual. Este enfoque también colabora en lograr empatía con el paciente, porque “si no hay empatía, si no hay algo que nos conecte, mal vas a poder acompañar a esa persona”.

Por otra parte, destacó las clases de Antropología que también complementan a los cursos que tienen más que ver con los cuidados médicos y de enfermería. Otro paradigma Para Ana, la muerte es parte del proceso: “nacemos, vivimos y morimos”. Por eso trabaja desde un paradigma diferente: “hay pacientes que no se curan pero que tienen derecho a tener calidad de vida hasta el último día (…) Esa gente vive y tiene derecho a vivir dignamente. Con los conocimientos que tenemos en nuestro equipo, si podemos dar calidad de vida…  ya está, cumplimos con nuestra misión. Para el cirujano la muerte es fracaso, para los cuidados paliativos la muerte es parte de la vida”.

Fuente: UCU

 

Una Medicina Más Humana

El Dr. Gabriel Heras la Calle dio una conferencia titulada “Humanizar la Medicina” en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Católica de Córdoba.

Bajo el título Humanizar la medicina, y como ya hizo en 200 conferencias realizadas en los últimos tres años por los cinco continentes, el Dr. Heras expuso su proyecto HUCI (Humanizar la Unidad de Cuidados Intensivos), iniciativa que cuenta con el aval de nueve sociedades científicas y galardonado con nueve premios internacionales.

“Si bien los datos estadísticos dicen que la supervivencia de los pacientes que ingresan en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) es en promedio del 90%, lo cierto es que la mitad de los profesionales que allí trabajan dejarían ese puesto” señala, como punto de partida de una problemática de mayor alcance, el adjunto de Medicina Intensiva del Hospital Universitario de Torrejón (España).

“HUCI se trata de un proyecto para desarrollar el sentido de la escucha, observar la realidad que rodea al médico y tratar de verla desde los diferentes puntos de vista de los tres actores involucrados: los profesionales, los pacientes y los familiares de los pacientes”, explica el especialista, “Los problemas son los mismos en todo el mundo, lo que varía son los medios y este proyecto quiere ser el foro para rediseñar el sistema”.

Las propuestas para mejorar la asistencia en la UCIs son diversas: permitir los contactos afectivos del paciente; el ingreso a la UCI de familiares, incluso de niños, en horarios más amplios; la posibilidad de pasear a los pacientes (si fuera posible) y permitirles tomar contacto con sus mascotas; el uso de la música, de diseños arquitectónicos apropiados o la práctica de yoga por parte los profesionales de la salud como medios de relajación de tensiones y ,cuando llega el caso, naturalizar y acompañar al paciente en el proceso de morir; por sobre todo, es tratar de no establecer procedimientos o criterios que distancien, que insensibilicen o que impidan la necesaria fluidez de la comunicación entre profesionales, pacientes y familiares.

Cabe señalar que el proyecto internacional HUCI tiene más de 20.000 seguidores en las redes sociales de internet, además de haber editado el libro titulado “Humanizando los cuidados intensivos: Presente u futuro centrado en las personas”.

Fuente: UCC

Dios No Juega con Nosotros

Sobre la experiencia del dolor, la tristeza y el mal en nuestra vida: ¿quién tiene la última palabra?

Por Quique Gómez-Puig, SJ

Creo que todos tenemos experiencia, propia o ajena, de encontrarnos en algún momento de la vida con el dolor, el sufrimiento, la culpa… el mal. La muerte de un familiar, una enfermedad que trunca la vida, una traición, un engaño, un desencuentro o, quizá, la incomprensión de los miles de muertos por hambre en el mundo, las guerras o las catástrofes naturales. Mal que nos afecta, que padecemos, o mal que hacemos. Y surge la pregunta: ¿es Dios pasivo ante nuestro dolor? ¿Por qué lo permite? ¿Me lo manda Él? ¿Acaso existe un Dios así? Preguntas que surgen de la propia fuerza del sufrimiento y la angustia. Y no es raro encontrar gente que ha dejado de creer, a veces con profunda amargura, porque no ha encontrado una respuesta coherente a estas preguntas. Y es cierto que se han dado algunas respuestas que no convencen; «Dios te ha castigado», «Dios te ha mandado tal o cual prueba» o «Dios se ha llevado a tu ser querido para que esté ya con Él» nos presentan un Dios que no es todo lo bondadoso que cabría esperar. O quizá, un Dios que es impotente ante tanto sufrimiento humano. Y de ahí, la decepción y el abandono de la fe.

Me parece, sin embargo, que hemos de partir de la propia realidad y no dejarnos engañar por los espejismos de nuestros deseos o nuestra imaginación. Esos deseos, acaso proyección de ilusiones infantiles, que nos dicen que es posible un mundo sin mal. Asumir la vida significa también asumir que el mundo tiene su imperfección y, por ello, carencia y fallo, choque y conflicto, insatisfacción y dolor. Asumir la vida significa asumir que no somos Dios, y por ello, que hay limitación en nosotros y en nuestro entorno. Así, el mundo, la vida, es buena, pero no perfecta. Y por ello, podemos decir que el sufrimiento no es un juego de Dios.

¿Es el mal lo que tiene la última palabra en la vida? Quiero centrar ahí la pregunta. Y es ahí donde entra la fe. Cuando llega el dolor, la fe no evita la oscuridad. Hay que dejar espacio para la lamentación y el duelo. Con Job podemos quejarnos y decir «¡maldito el día en que nací!» Y abrirnos a la oración de Jesús en el huerto «que pase de mí este trago». Y es desde esa mirada a Jesús desde donde podemos descubrir un Dios que no nos abandona, aunque no siempre lo veamos. Un Dios que es el primero en comprender nuestro sufrimiento, porque pasó por él. Un Dios que se coloca a nuestro lado contra el dolor, ayudándonos a soportarlo. Fue él, quien luchó contra todo tipo de opresión, injusticia y mal. A través de él, descubrimos que Dios se identifica con el sufrimiento de todos los humillados y ofendidos. Y esto engancha con lo fundamentalmente humano; el impulso radical que llama a todos a luchar contra los destrozos del mal. Creo que desde la cruz-resurrección de Jesús se puede recuperar la confianza y la esperanza. Y con ello, no ceder ante la gran fuerza del sufrimiento. Y desde ahí, tener la certeza, a pesar de todo, de que el mal no tiene más fuerza que la vida, la bondad y el amor.

Fuente: Pastoral SJ

¿Por Qué Decimos “Persona en Situación de Calle”?

Cambios en el lenguaje para promover un trato digno de los más desfavorecidos, primero en los medios de comunicación y luego, en la vida cotidiana.

Por Ximena Torres Cautivo

Hablar de “personas en situación de calle” en vez de “vagabundos”, “mendigos”, “pobres”, “indigentes”, “paupérrimos”, “desposeídos”, “miserables”, “menesterosos” y un largo etcétera de sinónimos para muchos es un eufemismo absurdo.

No es tal: revisando el libro “Pobreza: 200 años en la prensa escrita”, publicado con ocasión del Bicentenario, por la alianza Comunicación y Pobreza, que integraba entonces a Hogar de Cristo, Universidad Diego Portales, Avina y Fundación para la Superación de la Pobreza, uno descubre lo profundamente ofensivo, estigmatizador, despectivo, paternalista, que era el trato que le daban -y en muchos casos les siguen dando- los medios de comunicación a los más vulnerables.

La iniciativa tenía el propósito de elevar el estándar con que los medios, en particular la televisión, se refiere y trata a las personas en situación de pobreza. Se trataba de dejar, por ejemplo, los pianitos sensibleros que suenan de fondo cuando aparece un poblador damnificado por una catástrofe natural; de terminar con la abusiva costumbre de intentar que el entrevistado desvalido llore en pantalla con sus desgracias; de acabar con el trato paternalista y compasivo para “los abuelitos” y de la clasista distinción entre poblador y vecino con nombre y apellido, dependiendo de la cota del barrio; de no irrumpir más en el dormitorio, la cocina y los espacios más íntimos de los que tienen menos; de buscar siempre “el mono” más truculento y dramático en lugar de dignificar al que sufre todas las vulneraciones de sus derechos, incluida esta.

Algo hemos cambiado en 7 años. Con ocasión de los devastadores incendios forestales del verano en el centro y sur del país, el periodista de TVN Gonzalo Ramírez dio una lección de sentido común, sensibilidad y respeto, cuando en un despacho en vivo evitó que su camarógrafo mostrara el reencuentro de varios vecinos del pueblo de Santa Olga con sus casas reducidas a cenizas. No cayó en la tentación del morbo-eleva-rating, no “cosificó” a los damnificados, no se degradó él mismo, invadiendo de manera abusiva la intimidad de los otros.

Fuente: Hogar de Cristo Chile 

Foto: BioBioChile

 

10 Aprendizajes para la Vida tras una Experiencia de Voluntariado de Verano

Experiencia Sur es un programa de formación y sensibilización organizado por Entreculturas en el que se facilita una experiencia de colaboración y convivencia de 4 semanas en algunos de los lugares donde están las organizaciones socias. Tras un compartir los frutos de una experiencia de voluntariado en diferentes países de Latinoamérica de un grupo de personas pertenecientes a Entreculturas, se recopilaron las conclusiones más repetidas:

¡Te abre los ojos!

Sin duda es una expresión que se repite. La experiencia de inclusión en los proyectos, con las familias, el abrirte a nuevas realidades abre los ojos. Los abre a realidades de injusticia, de dolor, de violencia y de vulneración de los derechos, pero también te los abre a la fortaleza de las personas, a su dignidad intocable a pesar de todas las dificultades y miserias. Esa fortaleza del ser humano que abre a la esperanza.

Confiar

Confiar…concretado en muchas de sus expresiones. Confiar más en uno mismo, confiar en la institución que te forma y en la que te recibe. Confiar en los demás, en que construimos y somos con otros. Confiar en tu compañero o compañera de viaje. Y confianza en Dios para aquellas personas que la fe les ayuda anclarse en esa confianza.

Ser sombra

Durante la formación una de las cosas a las que se les invita y que siempre desconcierta es la invitación a “ser sombra”. ¿Qué significa eso se preguntan? Una vez allí se ve con claridad. La realidad en ciertos contextos de pobreza y de violencia te puede abrumar tanto que solo queda quedarte en segundo plano y escuchar y admirar las vidas de quienes allí tiran para adelante.

Aprender

Y esto nos lleva a algo que se repite una y otra vez. Es una experiencia de aprendizaje, a veces hacia el exterior para entender los contextos políticos y sociales, para entender qué pasa en el mundo. Pero a veces también es hacia el interior, un aprendizaje sobre la vida, aprender a relativizar, a distinguir la gravedad de los problemas, aprender que la acogida es un gran regalo.

Compartir. Dar y recibir

Y ese ser acogido muchas veces es un fruto que se reproduce, y al volver a tu lugar de origen la hospitalidad se instala como principio. Y es que este es un viaje de ida y vuelta, de dar y recibir. Una de las participantes que trabaja como docente en un colegio de Madrid estuvo en un centro de Fe y Alegría en Perú en medio de la sierra, y allí le insistían que les enseñara como lo hacían en España, y ella decía, “pero si ustedes lo hacen mucho mejor en su trato con el alumnado, en cómo trabajan en equipo, soy yo la que tiene que aprender”…y es que a veces es mucho más lo recibido que lo dado. Alguna verdad habrá cuando tanto se repite.

Un regalo inesperado….

Y es que son muchas las veces que durante este tiempo allá la vida te sorprende, te pone delante a personas y situaciones inesperadas, y quizá una de las más inesperadas en cuando la realidad te invita a encontrarte con el corazón del otro. ¿Pero si yo venía a arreglar el mundo? Y el mundo a veces empieza a arreglarse cuando uno asume el reto de la transformación interior.

Privilegios que nos cuestionan

Ese y el de las conciencia de saber dónde pones tus pies en el mundo, donde estás anclado y cuáles son tus privilegios, porque le demos las vueltas que le demos nos instalamos en esos contextos desde el ser privilegiado. Privilegiado por ser de tez más clara, privilegio por ser europeos, privilegios por ser hombre…conciencia de los privilegios para ayudarnos a cuestionarnos de donde nacen los privilegios que llevan a tanta desigualdad.

La risa compartida

Y quizá la mejor herramienta para llevar mejor todo esto sea la risa compartida y universal. Reírse de uno mismo en medio de la soledad, de la incertidumbre o del pero qué hago yo aquí. Esa pregunta que a veces aparece a los pocos días de la llegada y que la risa compartida ayuda a responder.

Merece la pena

Las 11 personas que viajaron estuvieron en diferentes países y enclaves que Entreculturas apoya mediante la cooperación internacional y otras formas como el voluntariado en Nicaragua, Guatemala, Ecuador, Chad y Perú. Todas ellas vinieron confirmado que merece la pena apoyar el trabajo de empoderamiento de las mujeres y los jóvenes en situación de vulnerabilidad, la de la reivindicación del derecho a la educación en algunos contextos y en otros a una educación de calidad para todas las personas. Nuestro trabajo tiene un impacto y merece la pena.

La experiencia sigue aquí

Y parte de nuestro trabajo como Entreculturas es devolver a la sociedad en la que vivimos lo aprendido, ayudar a ampliar la mirada. Tocaba volver a Chiclana, Granada, Madrid, Murcia…la experiencia sigue aquí y en ella aparecen nuevas preguntas. ¿Cómo continuar mi compromiso? ¿Cómo ayudar a ampliar la mirada a tu familia, amistades, en tu trabajo en el cole o en la oficina? ¿Cómo ser ciudadano o ciudadana del mundo?

Toca volver, pero es una vuelta distinta, pues la mochila viene cargada de nombres, olores, emociones, aprendizajes que un día cualquiera, en un momento cualquiera aparecen para ayudarte a situarte de una manera más consciente en este mundo.

Fuente: Entreculturas

 

Luces Encendidas; Historias Escondidas

Una reflexión dedicada a aquellos que desde el silencio y el anonimato, hacen posible nuestra vida

Por Dani Cuesta, sj

Hay noches en las que, al mirar por la ventana antes de echar las persianas, veo luces encendidas en los edificios de oficinas que hay cerca de mi casa. Estas luces van apagándose y encendiéndose, cambiando de plantas y zonas de los edificios. Detrás de ellas hay personas que, a esas horas, están limpiando el edificio para que todo esté en perfectas condiciones cuando lleguen los trabajadores a primera hora de la mañana.

Igual que ellos, hay otras personas que trabajan durante la noche para que muy de mañana, podamos tener el pan y el periódico en nuestra mesa de desayuno, arreglan los baches de una carretera, gestionan las solicitudes que hemos enviado, arreglan los problemas técnicos de nuestra conexión a internet, etc.

Son gente anónima, que trabaja desde el silencio, la mayoría de las veces sin reconocimiento, pero que hace que la vida sea mucho más fácil (y algunas veces sencillamente posible) para los demás. Normalmente no les damos las gracias por su trabajo porque, o no les conocemos o ni siquiera somos conscientes de que su trabajo exista. Pero en el fondo, creo que todos estamos de acuerdo al afirmar que se trata de personas que realizan el trabajo sencillo y escondido del que habla el Evangelio.

Un ejemplo de esto es el hermano jesuita san Alonso Rodríguez que, sencillamente pasó su vida siendo portero del colegio de Montesión en Palma de Mallorca. Él, de alguna manera personifica a todas estas personas anónimas que dedican su vida a hacer más fácil a los demás la suya, encontrando allí a Dios y haciendo que los otros puedan también verle en él. Por eso su ejemplo (aunque lejano en el tiempo), nos sigue pareciendo actual, pues conecta con algo esencial de las personas: el servicio.

Fuente: Pastoral SJ

 

¿En qué andás?: Voluntariado Cuenta Conmigo

Durante el Adviento, la Iglesia nos invita a preparar el corazón para recibir al Dios que se encarna en nuestra humanidad y se hace presente en medio nuestro. Este año, queremos invitarte a descubrir que Dios ya está presente y actuando en nuestra realidad, en todo, pero de modo especial en quienes hacen opción por los más pequeños. Hoy les compartimos la experiencia del Voluntariado Cuenta Conmigo.

Cuenta Conmigo es un voluntariado perteneciente a la Red Juvenil Ignaciana de Corrientes. Su misión consiste en visitar a niños internados en el sector oncológico y de clínicas del Hospital Juan Pablo II, de lunes a lunes, en la ciudad de Corrientes.

Además, el grupo se reúne en la Iglesia Jesús Nazareno donde, cada 15 días, tienen sus encuentros. En ellos, se trabaja, reza y comparte desde la espiritualidad ignaciana, además de tratarse diferentes cuestiones organizativas.

El grupo se inicia en el sector de Oncología del hospital pediátrico con el Padre Claudio Gelmi sj, quien ‘funda’ el apostolado en 2010, hace 7 años. Actualmente, el voluntariado cuenta con unos 20 miembros y el jesuita que los acompaña es el Padre Raúl González SJ

Cada vez que ingresa un nuevo integrante, se le asigna un ‘padrino’ o ‘madrina’ que lo acompañará en el proceso de integrarse y adaptarse a la dinámica del apostolado.

Desde su experiencia personal en ‘Cuenta Conmigo’, María Belén González comparte que: “Lo que más me gusta es cuando estamos ahí, cara a cara con los niños, creo que es una de las formas lindas de acercarme a ese pequeño Jesús necesitado. De hecho, ayer escuché que uno de los niños agradecía a una compañera y le decía ‘gracias por venir a jugar conmigo’. Eso para mí fue una gran muestra de Su presencia.”

Para conocer más, podés entrar y su Facebook

Francisco Javier: enviado a servir

“Javier se identifica siempre con los pobres y los más desvalidos: siendo legado pontificio, en viaje a la India, trabaja en el barco como un simple peón; acude a los enfermos y a los moribundos; en su apostolado se señala personalmente en su eximia pobreza y desprendimiento de todas las cosas; se decide a favor de los esclavos en contra de los negociantes de Portugal que quieren explotarlos. Y todo esto con un celo insaciable, a un ritmo siempre creciente, con horizontes cada vez más extensos, hasta que con el alma llena de ilusión apostólica desfallece su cuerpo en la isla de Sancián, frente a las costas de China, a la que quería entrar para convertirla a Cristo. Al morir, tiene sólo 46 años”.

Pedro Arrupe, sj

Javier, Hombre de Misión

“Muchas veces me vienen pensamientos de ir a los estudios de esas partes, dando voces como hombre que ha perdido el juicio, y principalmente a la universidad de París, diciendo a los que tiene más letras que voluntad para disponerse a fructificar con ellas: ¡cuántas almas dejan de ir a la gloria y van al infierno por la negligencia de ellos! Y así como van estudiando en letras, si estudiasen en la cuenta que Dios nuestro Señor les demandará de ellas, y el talento que les tiene dado, muchos de ellos se moverían, tomando medios y ejercicios espirituales para conocer y sentir dentro en sus almas la voluntad divina, conformándose más con ella que con sus propias afecciones, diciendo: Señor, aquí estoy, ¿qué quieres que yo haga? Envíame donde quieras; y si conviene aún a los indios.

Está en costumbre decir los que estudian: Deseo saber letras para alcanzar algún beneficio, o dignidad eclesiástica con ellas, y después con tal dignidad servir a Dios. De manera que según sus desordenas afecciones hacen sus elecciones. Estuve casi tentado de escribir a la universidad de París, cuántos mil millares de personas se harían cristianos, si hubiese operarios, para que fuesen capaces de buscar y favorecer las personas que no buscan sus propios intereses, sino los de Jesucristo. Muchas veces me sucede tener cansados los brazos de bautizar, y no poder hablar de tantas veces decir el Credo y los mandamientos en la lengua de ellos”.

“Estas islas son muy peligrosas por causa de las muchas guerras que hay entre ellos. Es gente que dan veneno a los que mal quieren y de esta manera matan a muchos. Les doy cuenta de esto, para que sepan cuán abundantes son islas estas de consolaciones espirituales: porque todos estos peligros y trabajos, voluntariamente tomados por solo amor y servicio de Dios nuestro Señor, son tesoros abundantes de grandes consolaciones espirituales. Nunca me acuerdo haber tenido tantas consolaciones y tan continuas como en estas islas, con tan poco sentimiento de trabajos corporales; andar continuamente en islas cercadas de enemigos, y pobladas de amigos no muy fijos. Mejor es llamarlas islas de esperar en Dios, que islas de Moro”.

“Muchas veces pensé que los muchos letrados de nuestra Compañía que vengan a estas partes, sentirán muchos trabajos, y no pequeños, en estos peligrosos viajes hasta pareciendo que será tentar a Dios acometer peligros tan evidentes, donde tantas navíos se pierden; pero después pienso que esto no es nada, porque confío en Dios nuestro Señor que las letras de los de nuestra Compañía han de estar acompañadas por el espíritu de Dios que en ellos habitará, porque de otra manera tendrán trabajo y no pequeño. Casi siempre llevo delante de mis ojos y entendimiento, lo que muchas veces oí decir a nuestro bienaventurado Padre Ignacio, que los que formaran parte de de nuestra Compañía, tendrían que trabajar mucho para vencerse y lanzar de sí todos los temores que impiden a los hombres la fe y esperanza, y confianza en Dios, tomando medios para eso; y aunque toda fe, esperanza, confianza sea don de Dios, se la da el Señor a quien le parece; pero comúnmente a los que se esfuerzan, venciéndose a sí mismos, tomando medios para ello”.

Adaptación de cartas de San Francisco Javier a sus compañeros

Fuente: Red Juvenil Ignaciana Santa Fe 

Encuentros de la Federación Internacional de Fe y Alegría en Corrientes

El Coordinador General de Fe y Alegría, Carlos Fritzen SJ, da cuenta de lo vivido en el Encuentro de la Federación que se llevó a cabo en el mes de octubre en Corrientes, Argentina.

Por Carlos Fritzen S.J.

Estamos felices por los eventos federativos celebrados del 24 al 29 de octubre en Corrientes, Argentina. Fue un encuentro desde el corazón de Fe y Alegría, nos reunimos entre compañeros, visitamos las obras de Fe y Alegría Argentina, compartimos y nos sentimos muy acogidos por el equipo nacional que nos proporcionó una linda y profunda experiencia. Así nos sentimos en familia, encontrándonos en el Señor Jesús que dijo: “donde uno o más se reúnen yo estaré entre ellos”.

Todos y todas estuvimos presentes, aunque no físicamente, para los que tuvimos la gracia de participar fuimos testigos de un lindo encuentro marcado por muchas convivencias, con unos días de formación en identidad, red y liderazgo, que nos permitió re-afirmar nuestra co-responsabilidad en el liderazgo del trabajo en red(s) desde la identidad Fe y Alegría, y realizando el Consejo de direcciones nacionales.

Nos impactó mucho el hecho histórico del lanzamiento de la red de jóvenes Generación 21, al igual que la Revista N° 18, con la que se cierra el Congreso bianual 2016/2017. Allí vivimos muchas emociones y visibilizamos un muy buen futuro. Muchas voces y anhelos de juventudes resuenan como un momento nuevo del liderazgo de las juventudes. ¡Adelante Juventudes, siempre con la osadía de Fe y Alegría!

El Consejo de direcciones nacionales fue el momento de dar paso a lo que la asamblea decidiera. En esta instancia se avanzó en las acciones de desarrollo e implementación del plan de prioridades federativas, especialmente en la etapa de definición del liderazgo de iniciativas, se completó una etapa de la construcción del documento de comunicación federativa que soñamos para los próximos años, siempre atentos a los signos de los tiempos, a lo que tenemos entre manos como co-responsabilidad y a lo que proyectamos en perspectiva de futuro.

Todos estos momentos son hitos de esta nueva etapa federativa en la que nos sentimos más animados y en red-dados, nos sentimos con más entusiasmo para construir lo nuevo en las nuevas fronteras, donde la educación popular es una estrategia pertinente y siempre en creativa innovación. Pero a la vez tenemos el desafío de articular nuestras acciones con otras redes para incidir en las políticas públicas educativa, luchando por el derecho a la mejor educación para todos y todas.

Estamos en camino, hemos subido al tren de Fe y Alegría para responder a lo que nos pide la CG 36 y lo que subraya la ponencia de P. General Arturo Sosa, en el 1er Encuentro Mundial de Jesuitas en Educación Inicial y Media (Jesedu-Rio 2017), “Responder con coherencia el llamado de realizar la misión compartida en redes, todas y todos sirviendo en la misión de Jesús Cristo”.

Nuestra participación en Jesedu-Rio 2017 también fue muy significativa, allí tuvimos la bella oportunidad de compartir nuestra experiencia de trabajo en red(es). Presentamos algunas claves del éxito de nuestra misión realizada en redes, entre ellas se destaca la “identidad fuerte…, definida por la misión compartida”, que se expresa en la educación liberadora, dialógica de calidad para todos y todas, en las nuevas fronteras, “donde termina el asfalto”. Lea la ponencia completa.

Por todo ello hay mucho que agradecer a Dios. Han sido muchas las gracias recibidas durante todos los días de tan maravillosos encuentros. Agradecer de corazón a Fe y alegría Argentina que con tanto cariño nos acogió y nos cuidó en todos los momentos de nuestra llegada, estancia y logística de regreso de Argentina.

Dios bendiga todas y todos hoy y siempre en la misión.

Fuente: Boletín de Fe y Alegría

La Batalla por un Tiempo con Dios

Hay momentos en la vida donde lo urgente nos consume y dejamos de hacerle lugar a lo importante.

No sé si es algo muy general, pero la verdad que a ciertas edades y en ciertos contextos, la vida se acelera. Tienes mil historias, estudios, academias, deportes, gentes a las que ver, una vida social inexcusable, reuniones, encargos que entregar… Y así se empiezan a poblar las páginas de la agenda –o los bytes si es electrónica, que también puede ser–, de contenidos que te producen vértigo sólo de pensarlo. Cuando esto me ocurre (por ejemplo al inicio de curso) es un reto el no dejarme arrastrar por el huracán de actividades y sí, en cambio, ser un poco dueño de las cosas y de mi propia vida.

Fuente: Pastoral SJ