Arturo Sosa S.J.: «No podemos avanzar como cuerpo, si no nos convertimos en una mínima Compañía colaboradora»

Compartimos un extracto del conversatorio virtual que sostuvo el P. General, Arturo Sosa, S.J., el pasado 12 de noviembre, como parte de las celebraciones por el 20° Aniversario de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe (CPAL).

 Claudio Solis, Coordinador de la Dimensión Colaboración de la CPAL, preguntó lo siguiente al P. General:

Al disolver la instancia de la curia que velaba por el tema de la Colaboración ¿es un signo de libertad y avance, o es una confesión de que aún no terminamos de saber muy bien de qué se trata y cómo impulsarla? ¿Debemos seguir trabajando para aportar ideas y experiencias en el sector de Colaboración, o más bien reconocer que la colaboración es un hecho que ha estado allí sin valorarla y sin darnos mucho “por enterados”, y poner, entonces, todas nuestras energías la formación del cuerpo apostólico y en el trabajo en redes? ¿Cuáles cree que son las principales barreras para ser una “mínima Compañía colaboradora” y la forma de vencerlas?

La respuesta del P. General:

Tenemos un conjunto de luces, de estrellas, que nos pueden orientar. Como a todo el resto de la Compañía, comenzamos por las Preferencias Apostólicas Universales, que son esas orientaciones que quieren ayudar a toda la Compañía a avanzar como cuerpo en el futuro, de los próximos 10 años. He explicado en otras ocasiones que esas cuatro preferencias van juntas, son una constelación ellas mismas, son cuatro luces que alumbran complementariamente… Yo digo que son como la mano, uno no puede usar un solo dedo de las manos, que no es tan útil, cuando uno usa las manos, usa un solo dedo, puede pisarse los demás, aquí hay que trabajar con los dedos, con todos los dedos de las manos. Tenemos cuatro preferencias y un quinto dedo, que es la colaboración. Nosotros no podemos avanzar como cuerpo, si no nos convertimos de verdad en una mínima Compañía colaboradora, la colaboración entre nosotros, colaboración con otras tantas personas en este mundo que quieren la reconciliación y la justicia, esa es la mano con la cual queremos agarrar lo que nos lleva hacia el futuro.

Y más bien pensamos que la colaboración tiene que ser un ingrediente, una dimensión presente en todas las dimensiones de la estructura apostólica de la compañía y que tiene que ser también objeto de reflexión, de profundización, de crecimiento en todas las estructuras. Antes, cuando hablé de las manos como la imagen de las preferencias apostólicas, dije que el quinto dedo era la colaboración. Si en algo… la Congregación General y después lo que hemos estado trabajando en todos los niveles de la estructura de la Compañía, nos damos cuenta, es que si de verdad la Compañía de Jesús quiere ser más efectiva, o sea querer de verdad ir en pos del Magis ignaciano, necesita crecer en colaboración.

¿Cuál es la principal barrera a la colaboración? Nuestra pasividad, nuestra, y aquí hablo de los jesuitas… a los jesuitas nos cuesta mucho identificarnos como colaboradores, siempre tendemos a hablar de nuestros colaboradores. Y yo creo que es el principal mensaje de la Congregación y de las Preferencias Apostólicas, que seamos nosotros colaboradores desde el corazón, o sea que nuestra identidad en la de ser colaboradores de algo mucho más grande que nosotros, que es la misión del señor Jesús encomendada a la Iglesia católica, esa es nuestra identidad, somos compañeros de Jesús para colaborar al servicio de esa misión, es ser una dimensión sustantiva del carisma de la Compañía y tiene que convertirse en una identidad práctica y real, o sea, sentirnos nosotros colaboradores.

La expresión mínima Compañía es una expresión que san Ignacio usó permanentemente, y san Ignacio usó esa expresión cuando la Compañía estaba creciendo, y creciendo a una velocidad que los primeros compañeros ni siquiera se imaginaron, que el tema de la mínima Compañía no tiene que ver con el número de jesuitas, el término mínima Compañía tiene que ver con la actitud de los jesuitas, de los que entran en esta misión, y está tomado de la meditación de las dos banderas, de la humildad, que es lo que nos permite realmente colocarnos debajo de la bandera del Señor, en contraposición a la soberbia que es la bandera del enemigo. La humildad es lo que nos lleva a ser mínima Compañía, mínima porque somos servidores, porque somos colaboradores y por eso, por allí tenemos que seguir, por eso yo sí animo a todas aquellas personas que están comprometidas con la misión de la Compañía, a que nos ayuden a esa conversión y que sigamos profundizando en ese trabajo en colaboración y que podamos realmente lograr identificarnos como servidores de la misión de Cristo como mínima Compañía colaboradora.

Fuente: Jesuitas Lationamérica

UCC: Miradas desde dentro y fuera de la escuela

Horacio Ademar Ferreyra es docente e investigador en Educación en la Universidad Católica de Córdoba (UCC). Desde hace doce años, el equipo de educación de docentes y jóvenes viene investigando acerca de la educación secundaria. En este momento, el foco de la investigación está puesto en las prácticas de enseñanza. 

La preocupación siempre ha estado en poder investigar de una manera diferente, no solamente desde el punto de vista disciplinario y jerárquico, sino de tratar de involucrar a los informantes clave en el proceso de investigación. 

En un video producido por la misma universidad, se explica con mayor detalle las investigaciones, etapas y focos que han tenido a lo largo de estos 12 años de trabajo. 

Puedes mirar el video completo aquí.

50 años del Secretariado para la Justicia Social y la Ecología

El aniversario del Secretariado para la Justicia Social y la Ecología ha sido ocasión para el encuentro y el discernimiento conjunto a fin de entender cómo responder a esas preferencias, y así servir a Dios en sus hijos e hijas en este momento complejo de la historia humana.

En 1969, tras el Concilio Vaticano II y a instancias del P. Pedro Arrupe, nació el Secretariado Jesuita para el Desarrollo Socioeconómico, cuyo primer secretario fue el brasileño P. Francisco Ivern SJ. Se cumplen, por tanto, 50 años de la creación de lo que hoy es el Secretariado para la Justicia Social y la Ecología, que asiste al Padre General en la dimensión social de la misión.

El P. General Jean-Baptiste Janssens, que precedió a Pedro Arrupe, había dado ya un impulso fundamental al apostolado social, en especial con una carta en 1949 en la que instaba a que todas las Provincias de la Compañía dispusieran de algún centro social. En aquella época proliferaron las fundaciones de instituciones sociales en la Compañía de Jesús. La visión de Arrupe fue que el servicio de la fe y la promoción de la justicia no podían separarse: para él, todos los ministerios de la Compañía tenían que responder a ambos desafíos. Lo que hasta entonces había sido una encomienda a algunos jesuitas, debía convertirse en una preocupación de todos. Dicha intuición quedó plasmada en la redefinición de la misión que recogió el decreto cuarto de la Congregación General 32: «La misión de la Compañía de Jesús hoy es el servicio de la fe, del que la promoción de la justicia constituye una exigencia absoluta».

Esa forma de comprender la misión ha ido ahormando a la Compañía durante las siguientes décadas y hoy todos los apostolados han incorporado a su manera la preocupación por la justicia. Constituye para nosotros un modo de situarnos ante la realidad.

No ha sido un proceso fácil. Las opciones tomadas han sido en ocasiones motivo de turbulencias e incomprensiones, internas y externas, y han supuesto terribles sacrificios. Con motivo del 50 aniversario del Secretariado, recordamos a los 57 jesuitas asesinados durante este tiempo por defender un mundo más justo y humano. El Padre Arrupe, cuando escribió la famosa carta de Río (1968), ya había advertido que entrar en este camino acarrearía muchos costos humanos. Pero, se trata también de un periodo en el que hemos experimentado la gracia abundantemente. El Papa Francisco, en la audiencia que ofreció a los asistentes al congreso conmemorativo celebrado en Roma este mes, resumía así lo sucedido: «Han vivido ustedes una verdadera transformación personal y corporativa en la contemplación callada del dolor de sus hermanos. Una transformación que es una conversión, un regreso a mirar el rostro del crucificado, que nos invita cada día a permanecer junto a él y a bajarle de la cruz».

En febrero de este año, el P. Arturo Sosa promulgaba las nuevas preferencias apostólicas universales, que la Compañía vive en todo el mundo como un nuevo impulso en ese proceso de conversión. Dos de esas preferencias aluden a los ejes centrales del Secretariado: el cuidado de la casa común y el acompañamiento de los pobres. Huyendo del mero auto homenaje, el aniversario del Secretariado para la Justicia Social y la Ecología ha sido ocasión para el encuentro y el discernimiento conjunto a fin de entender cómo responder a esas preferencias, y así servir a Dios en sus hijos e hijas en este momento complejo de la historia humana.

Fuente: Jesuitas España

Adviento: una oportunidad para orar con las Preferencias

Las Preferencias Apostólicas Universales presentan cuatro maneras en las que buscamos descubrir los signos de la presencia del Espíritu actuando en el mundo. Si queremos que nos toquen de verdad, es bueno integrarlas en nuestra oración.

El Adviento nos ofrece una oportunidad natural para hacerlo; es una escuela que nos enseña a escuchar y a anhelar con esperanza.

Puedes descargar el material aquí 

Sobre las Preferencias Apostólicas Universales

Las Preferencias Apostólicas Universales son fruto de un proceso de discernimiento que ha durado casi dos años. Se invitó a que tomaran parte en el mismo a todos los jesuitas, junto a colaboradores nuestros. Este proceso culminó con la confirmación del Papa Francisco, que la comunicó en una reunión privada al P. General Arturo Sosa. Las Preferencias ofrecen a toda la Compañía de Jesús un horizonte y un punto de referencia. Suscitan nuestra imaginación y estimulan nuestros deseos. Dan unidad a nuestra misión. Las nuevas Preferencias constituyen cuatro campos vitales para nuestro mundo de hoy.

  1.  Mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el discernimiento;
  2.  Caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia;
  3.  Acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador;
  4.  Colaborar en el cuidado de nuestra Casa Común.

La Compañía prestará una atención especial a estos cuatro campos en los próximos diez años, 2019 a 2029. Invitamos a todos tanto a que profundicen con nosotros en el aprendizaje y a que participen en las acciones que emprenderemos.

Queremos hacer una diferencia evangélica.

Universidad Católica del Uruguay – Dos escenas para Navidad

Se inauguró el pesebre 2019, inspirado en una leyenda japonesa y con un mensaje de sustentabilidad y cuidado del ambiente. 

Estudiantes del curso Puesta y Montaje, de las carreras de Artes Visuales, Comunicación, Educación Inicial, Recreación Educativa y Turismo, llevaron adelante el proyecto del Pesebre 2019 que se inauguró el jueves 7 de noviembre como una de las tantas actividades del Festival de Artes Múltiples.

El pesebre —que se encuentra, como siempre, instalado en el hall central— presenta dos escenas: por un lado, la Navidad asociada a la festividad y a los regalos y, por otro, la familia durante el festejo de la llegada del niño Jesús. Matilde Roselló, responsable del curso junto a Federico Arnaud, explicó la historia detrás de esta representación. “Se construyó un gran libro, en donde encontramos el pino de Navidad (que representa el Árbol del Mundo), con sus regalos debajo, y en la página siguiente, a José y María mirando al niño Jesús, realizados con la técnica de pop up”, contó Roselló. Las diferentes figuras del pesebre, así como la estrella de Belén, se hacen presentes bajo la forma del origami, inspirados en la antigua leyenda japonesa «Senbazuru» que dice que a cualquier persona que haga 1.000 grullas de papel le será concedido un deseo.

La leyenda japonesa

Las mil grullas de origami (papiroflexia en japonés) se convirtieron en un símbolo de la paz a causa de la historia de Sadako Sasaki (1943-1955), una niña japonesa que deseó curarse de su enfermedad producida por la radiación de la bomba atómica que cayó sobre Hiroshima. Tras el consejo de su amiga Chizuko, y mientras estaba en el hospital, decidió que haría 1.000 grullas de papel. Pensó que su deseo no sólo sería para curarse, sino también para que todo el mundo pudiera vivir en paz y no hubiera más guerras. Sadako no pudo superar su enfermedad y tampoco acabó de hacer todas las grullas (tuvo que detenerse en la 644). Pero Chizuko y muchos otros amigos llegaron a hacer las 1.000 grullas, que, de esta forma, se convirtieron en un símbolo de la paz en todo el mundo.

“Es así que se retoma la técnica del origami, como símbolo de resistencia, símbolo de paz, la buena nueva, el nacimiento, la esperanza, el ex voto cristiano asociado al pedido, para que se cumpla el deseo”. Además, la profesora del curso explicó que, en cada una de las escenas, también se puede encontrar un código QR. “El código nace de una de las preocupaciones que surgió de los estudiantes que, pensando en el cuidado del medio ambiente y la sustentabilidad, repararon en los excesos que se producen con las compras para los regalos de Navidad, y cómo impacta en el medio ambiente, siendo que la esencia de estas festividades no pasa por lo material, sino por las cosas simples de la vida”, explicó.

Fuente: ucu.edu.uy