Serie 16 caminos hacia Dios: XIV. «El odio» – Emmanuel Sicre SJ

Una propuesta secuencial de 16 caminos que podemos emprender desde lo cotidiano, para acercarnos cada día más a Dios.

14. Camino hacia Dios: «El odio»

 Nos estamos acostumbrando a ver el odio como un espectáculo más. Las mediaciones digitales y las manipulaciones ideológicas de turno nos van desvinculando de las verdaderas consecuencias del odio sobre las personas. Se nos va generando una sensibilidad profiláctica, aséptica y disminuida en su capacidad de vivir lo del otro con el otro. Vamos desconociendo la carne de quien sufre por el odio, y nos queda sólo su relato más o menos trágico. Tomamos distancia de los odiados. 
¿Será que pensamos que allí donde hay odio no puede estar lo de Dios? Pero lo cierto es que sí está. ¿Dónde? Padeciéndolo. Ese es el misterio de Cristo: un hombre sin maldad que absorbió en su carne la maldad de quienes lo odiaban para liberarlos de ese cáncer mortal y devolverles con su presencia la certeza de que la salud es posible. Es más, sólo hay que desearla.
Emmanuel Sicre SJ

«Peregrinos con Ignacio»: Oración en vivo para el año ignaciano

El Año Ignaciano que celebra los 500 años de la herida de San Ignacio en Pamplona y su posterior conversión comienza el 20 de mayo de 2021. Para destacar el inicio de este importante año para la familia ignaciana en oración, estamos organizando una transmisión de oración online, abierta a todos, el 23 de mayo. Esta oración durará unos 35 minutos y se emitirá en tres zonas horarias: a las 20:00 horas en Manila (PhST), a las 20:00 horas en Roma (CEST) y a las 20:00 horas en Nueva York (EDT). En cada caso habrá tres versiones lingüísticas disponibles: español, inglés y francés.

En la oración escucharemos un aporte del P. General Arturo Sosa, testimonios de personas de las diferentes Conferencias de la Compañía, y música de Cristóbal Fones, Keith Duke y Laurent Grzybowski, entre otros. El Papa Francisco se unirá a nosotros en la oración.

Estará la posibilidad de compartir durante la oración en el chat online y en las redes sociales usando el hashtag #ignatius500. Y también habrá interacción sobre la oración y el Año Ignaciano en el chat y en las redes sociales después de la oración.

Esta oración online será un acontecimiento importante en el Año Ignaciano y el P. General los invita a todos a unirse y a promoverla ampliamente. Esta oración responde a un deseo suyo: “Este Año Ignaciano debe ser en primer lugar y ante todo una oportunidad para una experiencia. A través de todos los eventos y proyectos desarrollados durante este año, queremos invitar a la gente a vivir una experiencia de conversión. […] Se trata de conocer más claramente a Cristo, de amarlo más entrañablemente, y de seguirlo más de cerca. […] Queremos que esta celebración sea una experiencia espiritual”.

 

Impacto de la pandemia en las comunidades amazónicas de la Triple Frontera

Un artículo de Rodrigo Castells SJ, miembro del Servicio Jesuita Panamazónico en Leticia, publicado en la Revista Aurora N° 17: Eco-activos, correspondiente al mes de mayo.

Consumiendo el buen vivir

El impacto de la pandemia en las comunidades indígenas y rivereñas de la amazonía en la triple frontera de Colombia, Brasil y Perú.

Es bien sabido que, a modo de intentar controlar los contagios por el COVID-19, los gobiernos han implementado fuertes medidas para reducir la movilidad de las personas. Conocido es también el impacto fuerte en la economía de los países y regiones que estas medidas han tenido. Uno de los sectores que más se ha visto afectado es el sector turístico.

Hace ya varios años que los gobiernos locales de este territorio, la triple frontera de Colombia (Leticia), Brasil y Perú, han enfocado sus estrategias de desarrollo sostenible depositando una gran esperanza en el desarrollo turístico. Las mismas comunidades hablan de este giro que ha tenido la región: artesanos, transportistas, hoteles, guías autóctonos, cocineros autóctonos, grupos de música y danzas autóctonos, comunidades que ofrecen alojamiento y paseos por sus resguardos o territorios, pesca y siembra para nutrir esas cocinas, etc.; son muchas las actividades y servicios movilizados en torno a la actividad turística.

Como nos podremos imaginar, el impacto socioeconómico para una economía regional que se había encauzado de forma importante a la actividad turística, ha sido muy grande. Se siente en las comunidades la falta de recursos y las dificultades para sostener la economía familiar. La situación de dificultad y fragilidad económica es grave. Distintos actores de los territorios como ONGs y las iglesias hemos realizado aportes para suavizar esta emergencia, pero son una gota de agua en un mar de necesidad.

Vista desde la perspectiva de la Ecología Integral, no es una situación que restringe su impacto solamente a la dimensión socioeconómica. La vida está interconectada y lo que impacta un ámbito de la vida de las familias y comunidades tiene consecuencias sobre los otros ámbitos (la selva y el río). Vulnerabilidad social y vulnerabilidad ambiental van de la mano.

Por otra parte, la familia campesina-indígena desde hace un tiempo ha ido sufriendo procesos de trasformación cultural que la hacen aún más vulnerable. En primer lugar, el mundo moderno de la economía de consumo le ofrece cada vez más bienes y servicios a consumir (celular, internet, televisión, mayor movilidad y un largo etcétera de productos de consumo). Este proceso provoca la necesidad de disponer de dinero para conseguir estos bienes y servicios. Estar incluidos en la cultura del consumo significa disponer de dinero para comprar los bienes y servicios que el mundo moderno ofrece, casi como si fueran una necesidad. A la familia campesina-indígena ya no le basta, entonces, con una economía basada fundamentalmente en la producción para el autoconsumo, se hace imprescindible producir excedentes o buscar modos de generar recursos y servicios que permitan lograr ingresos monetarios que hagan posible ser parte de la cultura ambiente. En segundo término, en la medida que las familias han ido buscando formas de ingresos económicos externos y la proporción de la economía de auto-sustento se ha hecho menos relevante, ha ido aconteciendo un paulatino abandono de las áreas de cultivo propias (las tradicionales chagras) y una menor diversidad de los cultivos en las chagras. La opción por los servicios turísticos ha impactado en estos procesos.

Lo expresado hasta ahora nos permite tener un panorama de la situación de algunos procesos que, si bien son anteriores a la pandemia, con la misma se han agravado. Pero ¿cómo esta situación, de deterioro de las economías de las familias campesinas e indígenas de la rivera del Amazonas en la triple frontera impacta sobre el medio ambiente?

Nuestros hermanos y hermanas de las comunidades campesino-indígenas de los bosques y selvas donde estamos situados, provocan impacto en los territorios. Aunque estos impactos en general no son muy grandes, no debemos desconocerlos. Históricamente las principales actividades han sido la pesca, la caza y la siembra tumbando y quemando monte. Pero a medida que, como lo señalamos, han ido cambiando los patrones de consumo estos impactos se han ido incrementando. Impactos que se viven con cierta preocupación al interior de las comunidades (hemos podido presenciar que se habla del asunto en sus asambleas). De aquí que, desde hace tiempo, muchas ONGs y organismos de gobierno nacionales e internacionales diseñan proyectos económico-productivos, que buscan nuevos modos de incrementar la producción de excedentes comercializables, además de asegurar la soberanía alimentaria. Un buen ejemplo son las propuestas que la Fundación Caminos de Identidad – FUCAI, junto con el equipo de Leticia del SJPAM, ha ido trabajando en el territorio de la triple frontera, el proyecto “Comunidades indígenas de abundancia”.

No sobra expresar que, siempre y en toda situación, los impactos de las comunidades campesino-indígenas sobre el ambiente o los recursos naturales son muy inferiores a los que provocan las actividades extractivas a gran escala como la minería, la ganadería, la agricultura, los madereros, los pesqueros profesionales. Reconociendo esto de base, tampoco podemos negar que el impacto de las actividades de nuestros hermanos y hermanas de las comunidades, para la consecución de su alimento y dinero para los otros consumos, se ha ido incrementando fuertemente.

He aquí la dimensión ecológica integral. Si bien, como lo expresamos, la situación de deterioro en la relación con el ambiente ya venía aconteciendo, pero como un problema menor o marginal, en el contexto de los menores ingresos provocados por el efecto de la pandemia en el turismo, este proceso de deterioro se ha agravado. Se observa una mayor necesidad de pescar lo que sea del río, no importa tamaño ni época, cortar la madera que sea, la que se encuentre y más o menos se útil (cada vez la buena madera se la encuentra más lejos y escasa) y cazar todo lo que se pueda no importa época ni tamaño.

En otras palabras: han ido aconteciendo cambios en la matriz de necesidades y de usos de los recursos o bienes de la creación. La pandemia profundiza estos procesos. Las comunidades han estado ancestralmente acostumbradas a una naturaleza abundante de la cual se puede extraer lo necesario para vivir. Cuando los niveles de consumo eran bajos y la economía era principalmente de auto-sustento, el impacto sobre el entorno era irrelevante. En este nuevo contexto y en una situación de agudización de su pobreza por efecto de la pandemia sobre la actividad del turismo, se han profundizado las dinámicas extractivas y con ellos los impactos ambientalmente perjudiciales.

Nos parece necesario trabajar juntos para afianzar algunos procesos en los territorios, a partir de los cuales se pueda seguir haciendo camino junto con las comunidades, para revertir o re-encauzar estas tendencias; procesos que deberán abordar aspectos productivos pero que, de un modo más integral, deberán considerar la gobernanza o lo político-organizativo, lo educativo, lo cultural, lo espiritual; y contribuir con una mirada crítica de los procesos que van aconteciendo en las comunidades. Los impactos de la cultura del consumo llegan por todos medios y afectan a la integralidad de las personas, sus relaciones comunitarias y con la creación, también con la cultura. Urge no quedarnos en miradas que idealizan y abstraen, más propias de foráneos que buscan ideales perdidos, y ser por el contrario hombres que quieren vivir y acompañar cambios desde la praxis con y en medio de la comunidad.

Hno. Rodrigo Castells, SJ

Reflexión del Evangelio – Ascensión del Señor

Evangelio según San Marcos 16,15-20.

Por José Antonio Pagola

La Iglesia tiene ya veinte siglos. Atrás quedan dos mil años de fidelidad y también de no pocas infidelidades. El futuro parece sombrío. Se habla de signos de decadencia en su seno: cansancio, envejecimiento, falta de audacia, resignación. Crece el deseo de algo nuevo y diferente, pero también la impotencia para generar una verdadera renovación.

El evangelista Mateo culmina su escrito poniendo en labios de Jesús una promesa destinada a alimentar para siempre la fe de sus seguidores: «Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo». Jesús seguirá vivo en medio del mundo. Su movimiento no se extinguirá. Siempre habrá creyentes que actualicen su vida y su mensaje. Marcos nos dice que, después de la Ascensión de Jesús, los apóstoles «proclamaban el evangelio por todas partes y el Señor actuaba con ellos».

Esta fe nos lleva a confiar también hoy en la Iglesia: con retrasos y resistencias tal vez, con errores y debilidades, siempre seguirá buscando ser fiel al evangelio. Nos lleva también a confiar en el mundo y en el ser humano: por caminos no siempre claros ni fáciles el reino de Dios seguirá creciendo.

Hoy hay más hambre y violencia en el mundo, pero hay también más conciencia para hacerlo más humano. Hay muchos que no creen en religión alguna, pero creen en una vida más justa y digna para todos, que es, en definitiva, el gran deseo de Dios.

Esta confianza puede darle un tono diferente a nuestra manera de mirar el mundo y el futuro de la Iglesia. Nos puede ayudar a vivir con paciencia y paz, sin caer en el fatalismo y sin desesperar del evangelio.

Hemos de sanear nuestras vidas eliminando aquello que nos vacía de esperanza. Cuando nos dejamos dominar por el desencanto, el pesimismo o la resignación, nos incapacitamos para transformar la vida y renovar la Iglesia. El filósofo norteamericano Herbert Marcuse decía que «la esperanza solo se la merecen los que caminan». Yo diría que la esperanza cristiana solo la conocen los que caminan tras los pasos de Jesús. Son ellos quienes pueden «proclamar el evangelio a toda la creación».

Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe

 

El Papa Francisco ha convocado una Asamblea Eclesial de América Latina y Caribe, que quiere ser una reunión de todo el pueblo de Dios latinoamericano y caribeño, bajo el tema: “Todos somos discípulos misioneros en salida”.

Esta Asamblea, inaugurada oficialmente el 24 de enero en la basílica de la Virgen de Guadalupe de México, culminará presencial y virtualmente, del 21 al 28 de noviembre de 2021 en la ciudad de México.

¿Qué novedad trae?

La novedad reside en que hasta ahora las asambleas nacionales y regionales de las Iglesias eran conferencias o asambleas de obispos y ahora esta será una Asamblea Eclesial, es decir, se reunirán no solo obispos, sino todos los participantes del pueblo de Dios: laicos y laicas, religiosos y religiosas, seminaristas, sacerdotes, obispos, cardenales y personas de buena voluntad.

Francisco desea que se no reúna una elite separada del santo pueblo fiel, pues todos cuantos hemos recibido el Espíritu en el bautismo, formamos parte de la comunidad cristiana, somos parte del Pueblo de Dios y el Pueblo de Dios es infalible en su fe, como afirma el Vaticano II (LG 12).

Como discípulos misioneros, reunidos sinodalmente en la 1ª Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, haremos memoria de lo acontecido en la V Conferencia General en Aparecida, y mirando contemplativamente nuestra realidad con sus desafíos, reavivaremos nuestro compromiso pastoral para que, en Jesucristo, nuestros pueblos tengan una vida plena en y por los nuevos caminos hacia el 2031+2033.

Página web: asambleaeclesial.lat

Serie 16 caminos hacia Dios: XIII. «La privación» – Emmanuel Sicre SJ

Una propuesta secuencial de 16 caminos que podemos emprender desde lo cotidiano, para acercarnos cada día más a Dios.

13. Camino hacia Dios: «La privación»

En la mayoría de las culturas religiosas existen momentos purgativos, de limpieza, de lavaje de aquello que es percibido como suciedad interior, como residual y que debe ser arrojado fuera. De ahí que surjan diversos rituales de purificación que ayudan a renovar los canales de encuentro con la divinidad entendida como luz, pureza, energía positiva, libertad. Y así conseguir la paz interior.
En el cristianismo el camino de la privación, del ayuno, de la abstinencia suman un elemento realmente enriquecedor. No nos privamos de algo para quedar más limpios y estar en paz solamente, no ayunamos para engrosar nuestra capacidad de resistir, no hacemos abstinencia para demostrar el poder de nuestra voluntad. Sería narcisista. Todo esto lo hacemos para encontrarnos con Cristo en los demás, en especial, con aquellos que hacen ayuno, abstinencia y son privados del alimento diario a causa de la injusticia. De esta manera, libres de lo accesorio y disponibles al sentido profundo, entramos en contacto con el otro desde la humanidad compartida y bendecida por Dios en el despojo de sabernos llamados a una existencia digna que debe llegar a ser percibida por todos sin excepción.
Emmanuel Sicre SJ

La Herida: una nueva canción de Cristóbal Fones SJ

El pasado 9 de Mayo fue el estreno de «La herida», una canción que surge en el contexto de la celebración del Año Ignaciano, a iniciarse el próximo 20 de Mayo.  Con letra de José María Rodríguez Olaizola SJ y música de Cristóbal Fones SJ, este nuevo canto recoge la experiencia de conversión de San Ignacio al mismo tiempo que la nuestra, como personas y también como cuerpo apostólico de la Compañía de Jesús. Así lo presenta Cristóbal Fones en sus redes sociales:

«En este último año hemos conectado de un modo más transparente con nuestras heridas, tanto las personales como las comunitarias. El tiempo pascual es un tiempo propicio para volver sobre las heridas, para mirarlas con el amor que redime, sana y señala nuevos aprendizajes.

Es el mismo Resucitado el que nos invita a tocar la marca del dolor para descubrir Su presencia en la historia, en nuestra historia. Vivimos tiempos críticos en muchos sentidos, de profundas heridas físicas, sociales, económicas,
medioambientales, políticas, comunitarias, afectivas, psíquicas y espirituales…

Y en medio de ellas, una esperanza que nos des-instala, que nos des-cubre y nos moviliza hacia el amor. Les animo a escuchar esta canción y hacerla propia de cara al Señor, al mundo, a nuestros pueblos, a la creación y a nosotros mismos…»

Nuevos desafíos asumidos: integración de la Obra y el Hogar San José

La Obra de San José tiene como principal objetivo posibilitar y facilitar a las personas en situación de calle un proceso de autonomía que les permita asumir la propia vida. De manera complementaria, el Hogar de San José, atiende necesidades de supervivencia de hombres mayores que se encuentran sumergidos en una situación de vida en la calle o en extrema pobreza. En el último tiempo, ambas obras asumieron un nuevo y gran desafío: integrar esfuerzos, objetivos, proyectos y trabajar juntos en pos de brindar un mejor servicio comunitario.  Compartimos el testimonio de Guillermo Blasón S.J, presidente de la Fundación Obras de San José y de Araceli Baenninger, su nueva directora.

Guillermo Blasón SJ

El pasado 30 de abril en el Hogar de San José despedimos a Susana García de Lamberti luego de casi cuarenta años de trabajo, los últimos como directora. Como el momento era importante, y no queriendo que la pandemia nos quite la posibilidad de reconocer la entrega de Susana, hicimos una reunión Zoom para poder agradecerle. En ese acto también el P. Provincial le entregó una carta de hermandad.

La reunión también fue oportunidad para darle la bienvenida como directora a Araceli Baenninger, quien ya se venía desempeñando como directora de la Obra de San José. A partir de ahora, entonces, comienza un tiempo desafiante en el que trataremos de integrar el trabajo de la Obra y el Hogar en función de dar el mejor servicio a las personas en situación de calle. 

En este tiempo de pandemia, el Hogar de San José está alojando a unos 25 hombres y diariamente da almuerzos en forma de viandas para 160 personas. Por su lado, en la Obra se están brindando, cada día, unos 120 desayunos -también en forma de vianda-, y servicio de ducha a unas 50 personas. Las necesidades son muchas y por momentos nos sentimos desbordados: sea por el incremento de solicitantes de ayuda, sea por las problemáticas con que se presentan. 

En mi caso, como jesuita y como presidente de la Fundación Obras de San José –de la que dependen tanto la Obra como el Hogar-, me siento feliz de que la Compañía me haya pedido estar al frente de esta misión. Trato de integrar mi trabajo con los responsables de la gestión corriente con el trato directo con las personas en situación de calle que asisten allí. Eso me ayuda a mirar con otros ojos la gestión, teniendo como horizonte la misión de asistir a las realidades desafiantes que viven las personas, así como también el romper las dinámicas deshumanizantes que genera la calle. Por otro lado también es un desafío, especialmente a partir de este tiempo de pandemia, el sostener la estructura de donantes y bienhechores que ayudan a que las dos obras puedan seguir con su servicio.

En fin, nos encomendamos a Dios al encarar este tiempo de integración y agradecemos que la Compañía siga dedicándose a atender y dar lo  mejor de sí para que muchos hermanos puedan recuperar su dignidad.

Araceli Baenninger

Mi nombre es Araceli Baenninger, hace muchos años cuando mis hijos iban al Colegio del Salvador conocí la Obra de San José. 

Junto con otras familias formamos una cadena de ayuda que empezó poco a poco con esfuerzo, pero también con mucha esperanza para poder ayudar desde nuestro pequeño lugar. Todo lo que sentíamos cuando ayudábamos iba transformando también nuestras propias vidas. 

Años más tarde convocada a lo que yo sentía como un gran compromiso asumí en el 2011 como directora de la Obra de San José.

Fue entonces cuando conocí la cruda realidad de lo que realmente significa “Vivir en la calle”.

Compartí y comparto historias de vidas muy difíciles, muchas tristezas, desolaciones, sueños rotos, … pero también fui y sigo siendo testigo de tantos agradecimientos por encontrar un espacio donde no se juzga, donde se ve al otro con una mirada esperanzadora y donde se tiende una mano amiga. 

La situación de calle es considerada la forma más extrema y más visible de exclusión.

Las personas que atraviesan estas circunstancias figuran como el último eslabón en la cadena de asistencia. Están en el anonimato, pasamos al lado y no los vemos. Son invisibilizados.

No sólo se trata de familias que se han visto sorprendidas por la situación de calle, sino otras que se están conformando, donde muchos de sus miembros nunca han tenido un hogar constituido. En definitiva, son personas, que se encuentran mal nutridos, en un lugar de marginación, de pobreza estructural y que de no habilitar los medios necesarios formarán a su vez nuevas familias en situación de calle.

Hay una característica, un rasgo común, entre todos ellos. La devastación del lazo social que los sostenía, No hay nada ni nadie con quien vincularse y si el lazo existe es muy lábil, débil y cambiante.

Es importante tener en cuenta la singularidad de cada caso, lo que hace que esa persona sea “esa persona” y no otra, qué es lo que lo marca como sujeto, cuál es su angustia si la hay y recordar que en todos los casos esa angustia es diferente. En general son cronológicamente adultos, pero a la vez existe en ellos algo de infantil.

Pasan hambre, frío, malos tratos, pero cuando lo cuentan parece que todo esto no los afecta, como si estuvieran anestesiados, relatan su historia como si fuesen otras personas las que transitan por esto. Se podría pensar que no hay angustia ante lo vivido, por eso es importante la palabra, para que esa angustia pueda salir, y cuando esto suceda poner a trabajar la red social. (Psicólogos. Trabajadores sociales, Psicólogas sociales.) Se trata que expresen la angustia surgida, y a partir de allí encontrar estrategias para seguir saliendo de ese no-lugar de existencia y a partir de allí reconocer el problema y ser trabajado.

Todas estas personas que quedan fuera del sistema encuentran un espacio tanto en la Obra como en el Hogar de San José donde a través de la contención, expresión y capacitación intentamos estimular y desarrollar las potencialidades de cada uno, teniendo en cuenta su bagaje intelectual y bagaje de vida que posee. Es aquí donde la flexibilidad, la adaptación y los cambios se nos presentan como un desafío a los programas preestablecidos, dado que la resistencia, la falta de compromiso, el sostenimiento del espacio son algunas de las cuestiones a tener en cuenta y trabajar permanentemente.

No podremos desde nuestro mínimo lugar Hogar y Obra cambiar una realidad social que se presenta avasallante y amenazadora, pero sí podemos a través de las distintas intervenciones que brindamos responder a la problemática más urgente que necesitan. Es importante llamarlos por su nombre, mirarlos a los ojos, escucharlos. Todo esto tiene mucha importancia en su cotidianeidad ya que muchas veces están marcados por los malos tratos o los destratos de ignorancia permanente. 

Hoy, aparece un nuevo desafío: La dirección del Hogar de San José y la integración de ambas obras .Algo que agradezco porque me llena de alegría y esperanza.

Un desafío que me invita a seguir construyendo puentes entre las necesidades de tantas personas frente a una realidad que nos duele y las posibilidades de tantas otras dispuestas a comprometerse con esa realidad.

Será un tiempo de mucho trabajo en equipo donde voluntarios, colaboradores y todos los que formamos las dos obras, podamos ofrecer y compartir nuestros talentos y nuestras manos. Pero estoy segura que también se abre un tiempo muy necesario hoy. Es el mismo deseo y la misma emoción que sentí desde aquel primer día en el año 1998. Confiada y segura que San José nos seguirá iluminando y mostrando el camino.

Serie 16 caminos hacia Dios: XII. «Estar con Él» – Emmanuel Sicre SJ

Una propuesta secuencial de 16 caminos que podemos emprender desde lo cotidiano, para acercarnos cada día más a Dios.

12. Camino hacia Dios: «Estar con Él»

Estar así con Dios desde lo que soy
Tratar de suspender el pensamiento
y dejarlo atado al ingenioso invento
del calendario cuando dice “hoy”.

En la quietud plena de ese momento
acoger las huellas de la memoria
que poco a poco dibujan la historia
de lo que se ha grabado con el tiempo.

Y no tocar ni diagramar a dónde voy
sino deseando estar a solas donde estoy
Como sin reloj, así, sin movimiento.

Y cuando la hora justa haya llegado
Abrazar lo vivido con el amado
Dando paso sincero a lo que siento.

Emmanuel Sicre SJ

El Liderazgo de los Padres Generales en la Educación Jesuita Contemporánea

Desde la web Educate Magis, se propone una nueva serie global para profesores nuevos en la educación jesuita. En el segundo artículo de esta serie se realiza un recorrido por el liderazgo de los últimos Padres Generales en la educación jesuita contemporánea.

El Superior General es nombrado por una Congregación General (una asamblea de delegados jesuitas de alrededor del mundo) después de un periodo de discernimiento y oración, y tras someter su nombre para la aprobación del Papa. El Padre General tiene la máxima responsabilidad y autoridad sobre los colegios jesuitas y toma personalmente algunas decisiones importantes, como: crear o cerrar un colegio, establecer las políticas oficiales sobre la educación, entre otras..

Pedro Arrupe SJ, (Superior General entre 1965 y 1983), desafió a los colegios a adaptarse a los nuevos contextos –post Vaticano II- y formar hombres y mujeres “para los demás” como una respuesta al llamado de una fe que promueve la justicia…

Peter-Hans Kolvenbach SJ (1983-2008), continuó el proceso iniciado por Arrupe y lo extendió destacando la dimensión comunitaria de nuestra eduación. También explicitó cuatro dimensiones de la educación jesuita (inspirado en el P. Ledesma SJ, del siglo XVI): utilitas, iustitia, humanitas, fides. Fue también quien definió el fin de la educación jesuita como “formar personas competentes, conscientes, compasivas y comprometidas”

Adolfo Nicolás SJ (2008-2016) también hizo un llamado sobre la necesidad de desarrollar los talentos para un servicio más universal a través de redes y colaboración; promovió el trabajo en equipo para encontrar respuestas a los desafíos; e impulsó el esfuerzo por la renovación y recreación de la fe, los procesos y las instituciones “pues si perdemos la capacidad de recrear –declaró-, hemos perdido el espíritu”

Arturo Sosa SJ (2016- ), extendió el llamado a la renovación usando como “la audacia de lo imposible”. La de los primeros jesuitas cuando fundaron la Compañía, cuando abrieron los primeros colegios, cuando escribieron la Ratio Studiorum y se embarcaron en la aventura de ofrecer educación a las nuevas generaciones. 

Más recientemente el P. Sosa anunció las nuevas Preferencias Apostólicas Universales encomendadas a la Compañía por el Papa Francisco como guía de nuestra labor (1) para mostrar el camino hacia Dios, (2) para caminar junto a los pobres, (3) para acompañar a los jóvenes y (4) para colaborar en el cuidado de nuestra casa común. 

Redactado con materiales de: bit.ly/3ut52YW