800 años de Misericordia Dominica

La misericordia nos identifica como cristianos, porque es una característica fundamental del Dios en que creemos. Sin embargo, hay carismas dentro de la Iglesia que la toman como estandarte y ven su historia como atravesada especialmente por ellas. Este es el caso de la Orden de los Predicadores (‘Dominicos’), fundados por Santo Domingo de Guzmán.

Por Fr. Vicente Niño Orti, OP

Coinciden en este año 2016 dos jubileos de profunda identidad para la Familia de la Orden de Predicadores -la Familia Dominicana-, el Año de la Misericordia que el Papa Francisco ha convocado para toda la Iglesia, y el Jubileo por el 800 aniversario de la Aprobación en 1216 de la Orden de Predicadores por el papa Honorio III.

Para mucha historia dan 800 años, para mucha vida vivida con una identidad que enriquece a la Iglesia desde la misión de la Predicación, que asumimos los dominicos como nuestra razón de ser. Una Predicación que, tal como soñó e ideó santo Domingo de Guzmán, desde la comunidad, el estudio y la contemplación del Misterio de Dios encarnado en Jesucristo y en la humanidad, pretende ser una predicación de la Gracia y el Amor, de la Misericordia de Dios, que en dominicano llamamos Compasión.

La Compasión que es uno de los rasgos más significativos en la vida de santo Domingo Guzmán, que ya siendo estudiante en la universidad de Palencia, se dejó conmover por el sufrimiento que una severa hambruna asolaba la castilla del siglo XII, y que le movió a la activa compasión –bien diferente de la lástima que nada hace– vendiendo sus más preciados bienes para fundar una especie de institución-limosna que tratase de ayudar a los que más sufrían.

Una compasión que llevó a Domingo a dejar seguridades y prebendas de clero acomodado, para dedicarse a la predicación itinerante, en pobreza, por el sur de Francia. Una compasión que le llevó a instituir una Orden que fuese y se llamase de Predicadores, para que el mensaje de amor de Dios por el mundo, llegase a todos los rincones de la tierra.

Compasión y Misericordia que ha estado presente, siguiendo los pasos de Domingo, en la misión de todos los dominicos en estos ocho siglos, y con significativos momentos.

Hoy los dominicos, en este año que celebramos los 800 años de nuestro nacimiento, no queremos simplemente mirar el pasado y gloriarnos de lo que fue. Queremos seguir construyendo un mundo y una Iglesia compasiva y dedicada a la misericordia. Se nos dice que somos los frailes “de la manga ancha”, y queremos seguir siendo, como Familia Dominica, esa voz de compasión y de misericordia, que lucha por la dignidad y la justicia, que hace del perdón, la comprensión, la gracia su identidad predicadora; que quiere mirar el mundo con los ojos del Dios del amor, que ven lo bueno, lo hermoso, lo positivo, la huella del Dios de la vida que hay tras cada hecho, que mira con bondad y misericordia, con compasión, comprensión y ternura a cada ser humano, predicando que así, y no de otro modo, es el rostro de Jesús de Nazaret, el rostro de Dios

Fuente: Entre Paréntesis

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