Mensaje del P. General Arturo Sosa en la fiesta de San Ignacio de Loyola

El Superior General P. Arturo Sosa SJ dirigió su mensaje con ocasión de la fiesta de San Ignacio de Loyola ‘a nuestros compañeros y compañeras de misión’, ofreciendo una serie de reflexiones con vistas al Año Ignaciano 2021-2022.

Presentó esta instancia como ‘un llamado a permitir que el Señor trabaje nuestra conversión’ pidiendo ser renovados por Él, para impulsar ‘un nuevo entusiasmo interior y apostólico, una nueva vida, nuevos caminos para seguir al Señor.’ Así presentó el lema elegido para la ocasión: Ver todas las cosas nuevas en Cristo.

En sus palabras, difundidas en video como es novedad en estos tiempos, agradeció a tantos y tantas colaboradores que viven ‘un profundo compromiso’ con nuestra espiritualidad, deseoso de que la Compañía pueda ‘compartir más a fondo…la experiencia fundacional por la que el cuerpo apostólico de la Compañía participa en la misión de reconciliar todas las cosas en Cristo’.

El P. Sosa, que señaló a las Preferencias Apostólicas Universales como guía del Año Ignaciano, animó a los jesuitas a inspirarse en Ignacio peregrino, a quien, ‘su lucha interior y su conversión lo llevaron a una muy cercana familiaridad con Dios’ que le permitió ‘encontrar a Dios en todas las cosas e inspirar a otros’ para formar un cuerpo apostólico lleno de celo misionero.

En particular, animó a quienes ‘somos herederos de ese carisma y responsables de su vigencia’ a vivir intensamente la gracia de la pobreza evangélica, signo en Ignacio ‘de su transformación interior, de su creciente vulnerabilidad ante el Señor, de su indiferencia radical’ para seguir la voluntad de Dios.

Como caminos para vivir esta gracia, el P. General señaló la cercanía con la forma de vida de Jesús, en una intimidad con el Señor ‘que nos capacita para amar y seguir más de cerca a Jesús que nos sigue llamando, especialmente a través de los más pobres y marginados, a través del grito de la tierra, a través de todo lo que es vulnerable.’

En este sentido, se nos presenta el desafío de adaptar nuestra cultura organizativa, “reconociendo nuestras deficiencias e, incluso, pecados en esta materia para poder alcanzar la identificación de nosotros mismos con el Jesús pobre y humilde de los evangelios.”

“Como jesuitas, -continuó el P. Sosa SJ,- debemos preguntarnos qué significa en nuestro tiempo introducir cambios en nuestra vida de pobreza religiosa para hacerla más estricta.”  De modo que, “el examen de nuestra vida en pobreza se convierte en la forma concreta de inspirar la conversión para una re-carismatización de nuestra vida-misión.”

Finalmente, el P. General, señaló el tiempo presente como un “momento transformador para la Compañía de Jesús. Puede ser un momento que libere nueva energía, nueva libertad, nuevas iniciativas, nuevo amor para los demás y para nuestros hermanos y hermanas más afligidos.”

Fuente: jesuits.global

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