Un mundo herido que clama por una cura

John Dardis SJ, Consejero General de Discernimiento y Planificación Apostólica para la Curia General de Roma,  comparte sobre lo trabajado en el mes de noviembre por el Consejo del Padre General:

¿Cómo puede la justicia restaurativa ayudar a promover la reconciliación? ¿Cómo están respondiendo las grandes religiones del mundo a la pandemia de Covid? Estos fueron los principales temas tratados por el Consejo del Padre General en una semana especial de debates del 16 al 19 de noviembre.

Contamos con la ayuda de Guido Bertagna y Julián Carlos Ríos Martín, dos expertos en justicia restaurativa, y de James Hanvey, Secretario del Servicio de la Fe.

Presentaron tres diferencias entre los procesos judiciales normales y la justicia restaurativa. En la primera, las tres preguntas claves son:

  • ¿Se violó la ley?
  • ¿Quién lo hizo?
  • ¿Qué merece la persona?

En la justicia restaurativa, las preguntas son radicalmente diferentes:

  • ¿Quién está herido?
  • ¿Cuáles son sus necesidades?
  • ¿Quién debe responder a esas necesidades?

A menudo se producen desacuerdos en torno al significado de los hechos para las diferentes partes implicadas, pero no sobre los hechos en sí, por ejemplo un robo o un asesinato.

Guido nos dejó con una pregunta para la reflexión: ¿qué áreas de mi/nuestra vida e historia son las más difíciles de abordar para mí… para la Compañía… y para el mundo?

James Hanvey dirigió una conversación sobre una variedad de documentos preparados por los asesores del Padre General para el diálogo interreligioso. El enfoque fue la forma en que las diferentes tradiciones religiosas están respondiendo a la pandemia de Covid. Las grandes religiones del mundo son una fuerza social y política, así como fuentes de resistencia y significado espiritual. Las religiones de los pueblos indígenas también proporcionan marcos de entendimiento y recursos para responder a los muchos y diferentes niveles de impacto de una pandemia. Ninguna de las religiones adopta un enfoque pasivo y fatalista, pero todas ven en esas crisis una forma de profundizar el sentido de nuestra humanidad común, nuestro lugar en la naturaleza y las responsabilidades que tenemos unos con otros y con el planeta. El alma y la imaginación también necesitan ser alimentadas y sanadas para que la verdadera profundidad de la trascendencia humana pueda convertirse en una fuente de vida y compasión.

No tenemos a menudo la oportunidad de discutir los grandes temas juntos. Esta fue una semana especial: Una semana de gracia, una semana de oración, una semana de reflexión profunda.

Fuente: www.jesuits.global/es

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