Campamento Mascardi 2016
Desde el 17 al 27 de Enero de 2016, un grupo de 40 jóvenes (17 mendocinos, 14 chaqueños, 3 entrerrianos, 3 correntinos, 2 sanjuaninos y 1 italiano) junto a los Padres Tomás Bradley S. J. y Néstor Manzur S.J., tuvieron la quinta experiencia del Campamento de la Red Juvenil Ignaciana de Argentina y Uruguay. Una vez más estuvieron dándonos una mano en la cocina Jorge, Matilde, Pedro, Fausto y Male durante los 10 días de convivencia.
El Campamento se llevó a cabo en la Cabaña Padre Mascardi, ubicada en el Lago Mascardi a 35 kilómetros al sur de la Ciudad de San Carlos de Bariloche.
Durante 10 días se llevaron a cabo diferentes actividades que tuvieron como objetivo el encontrarse con uno mismo en relación con Dios, con la Naturaleza y con los demás.
Se realizaron diferentes actividades recreativas en la Cabaña: juegos, deportes, actividades de artesanías, juegos de mesa, fogones.
Días de campamento en carpa (en la localidad del Lago Gutiérrez a 25 kilómetros de la Cabaña Padre Mascardi), ascenso al Refugio Frey y Laguna Toncek (ubicado a 1700 metros de altura) y Laguna Schmoll (ubicada a 1800 metros de altura), caminata al Mirador Lago Gutiérrez y Cascada de los Duendes.
Ascenso al Cerro Falso Granítico (ubicado a 1200 metros sobre el nivel del mar) y a 5 kilómetros de la Cabaña Padre Mascardi.
Actividades de Reflexión sobre lo vivido en las diferentes caminatas y en la convivencia con los otros, además de actividades de Reflexión personal.
Fue una experiencia muy enriquecedora para los que participaron del Campamento. A lo largo de ella fue muy importante el aprender del otro y crecer con él en la convivencia y en las diferentes actividades, el maravillarse ante la inmensidad de la creación de Dios, el desafiarse y superarse a uno mismo cuando las cosas no salen como uno quiere o el cuerpo no da más y debe pedir una mano, el volver a ser niños y divertirse sanamente, el reflexionar y profundizar sobre lo que cada uno va viviendo en el día a día.
Es una experiencia que nos pone en contacto con Dios y con la maravilla de su Creación, que nos permite una de las formas más profunda de experimentar y vivir la vida.
Testimonio de Itatí Gomez
Hola, mi nombre es Itatí, tengo 22 años, soy estudiante de arquitectura. Estoy en un grupo de vida llamado Metanoia de la parroquia San Javier, (fue así como ingresé a la red) y también hace poquito comencé a ser parte del ministerio de música de dicha parroquia.
Quiero compartirles un poco lo que fue mi experiencia en el campamento de Mascardi, y la verdad, que fue una linda locura. Me acuerdo que fue en el EJI del año pasado, cuando supimos que se hacía un campamento. Ganas de ir no nos faltaba, aunque no sabíamos cómo íbamos a hacer para recaudar tanto dinero, ya que somos todos estudiantes y pensar en un gasto fuera del que tenemos mes a mes, era un obstáculo muy grande porque nos recortaba mucho el presupuesto.
Y así fue pasando el tiempo y del Campamento Mascardi nos iba quedando sólo la ilusión. Hasta que un día de Diciembre una amiga que había ido conmigo al EJI volvió a sacar el tema, y nos propusimos averiguar en la parroquia quiénes eran las personas que organizaban el campamento para ir viendo que posibilidades había de participar y si hacían algún tipo de beneficios para recaudar fondos, etc. Cuando fuimos y hablamos con Marcelo Larrotonda (párroco), se rió y nos dijo: “Ustedes organizan, vayan y comuníquenle a otros grupos a ver si alguien más quiere ir”.
Para esas fechas nosotros teníamos entregas finales y parciales por rendir en la facultad. A lo que se sumó que nunca habíamos estado a cargo de un grupo y mucho menos haciendo beneficios. Así fue como empezamos a invitar a otros jóvenes, de algunos ya éramos conocidos pero no. Tuvimos nuestro primer encuentro en donde Marcelo y Pablo Zening (un chico que había ido al campamento el año anterior) nos contaron su experiencia y en qué consistía el campamento; nos aconsejaron, nos dieron el aliento para comenzar a caminar juntos, y nos dijeron: “A partir de hoy comienza el campamento”.
Cuando hicimos el primer beneficio nadie sabía bien que teníamos que hacer, y la experiencia nos fue llevando a través de los más diversas emociones. Estar juntos en los vaivenes de la organización fue lo que más nos unió… increíblemente de tres personas terminamos siendo catorce proyectando un lindo sueño.
El apoyo de la comunidad fue incondicional en todo momento, nos alentaban, nos acompañaban, nos guiaban. Yo en particular me sorprendí cuando aparecía gente por todos lados a darnos una mano y comprendí lo grande, generosa y hermosa es la Red Ignaciana.
Llegar a Bariloche después de tanto esfuerzo fue como si gran parte del sueño se hubiera cumplido. Durante el viaje me fue inevitable hacer memoria de todo lo que habíamos caminado juntos, íbamos en el micro compartiendo la vida, charlando, riendo, como si de toda la vida nos hubiésemos conocido, y recién hacia un mes de todo.
En Mascardi, cuando nos juntamos con el resto de los chicos, el conocer a tanta gente en menos de 24hs fue muy lindo, todos predispuestos a lo que se venía.
Cada día que pasaba en el campamento, el grupo se parecía más a una familia, estaba el que daba las órdenes (Ricki), los que se sabían todo a la hora de jugar, los que hacían trampa, los que le ponían humor a cada actividad que hacíamos, los chispitas y los pacíficos. Era genial sentarse en la mesa y escuchar cada historia, ver al Oso (cocinero) y a su familia ayudar en las cosas de la cabaña y a la vez dar testimonio de vida con sus propias acciones. Escucharlo a Tomás (sacerdote) con sus historias y enseñanzas; con tanta simpleza y sencillez solía emitir frases que llegaban a lo más profundo de uno.
No había el celular ni redes sociales, que muchas veces aparentan conectarnos cuando en realidad nos desconectan de los que nos rodean. No existía nada que nos desconcentre del vivir la vida a pleno y desde lo simple.
Los juegos que hacíamos aparte de recrearnos y divertirnos algún tipo de enseñanza nos dejaba, el ponerse de acuerdo con el grupo y tirar todos para un mismo lado, la confianza en el otro, el respeto, la paciencia y el compañerismo, etc.
A mí en particular lo que más me movilizó fueron las caminatas, en especial la subida al refugio Frey. Mientras íbamos subiendo y en los momentos en donde me tocó caminar sola, iba haciendo analogía de lo que pasaba en el camino a la cima y lo que habitualmente sucede en nuestro diario andar, sobre los obstáculos, las personas que nos acompañan, las que nos dan una mano o una palabra de aliento cuando el camino se vuelve angosto y vertical, y las fuerzas para seguir se nos van agotando en cuota. Debo admitir que me cansé bastante, pero el aliento de mis compañeros y la oración me ayudaron a seguir caminando. Fui pensando en lo que uno va atravesando, y daba la casualidad que en los caminos más difíciles en donde teníamos que ir con cuidado, despacio, esquivando piedras, ramas con espinas, árboles caídos, tramos inclinados y de suelo inestable, nos llevaban a paisajes extraordinarios, en donde uno se veía diminuto, tan pequeño ante tanta creación ¡Fue increíble!
Cuando ya me había encariñado con todos, llego la hora de regresar a casa, fue muy triste la despedida, pero cada abrazo recibido significaba un “hasta que algún día nos reencontremos”… Hoy puedo decir que la familia Mascardi marcó un momento importante en mi vida y eso nada lo va a cambiar. Me traje un poquito de cada uno en mis recuerdos y cada vez que pienso en ellos se me vuelve la alegría de aquellos días compartidos. Fue mucho el esfuerzo que tuvimos que hacer para ir al campamento, pero si de algo estoy segura es que nunca me voy a arrepentir de dejarlo todo por ir tras lo que sentía que necesitaba: estar en sintonía con Dios, con la naturaleza y con mis compañeros.
Bueno, no quiero aburrir, esto es solo una pequeña parte de todo lo que viví, el resto te lo dejo a vos por si algún día te animás a realizar esta experiencia… De mi parte solo queda alentarte a que salgas de tu zona de confort en busca de nuevos horizontes, nuevos paisajes, te aseguro que no te vas a arrepentir nunca de dejarlo todo para cumplir tus sueños.
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