Reflexiones alrededor de Dilexit nos (II)

Quisiera completar las reflexiones anteriores  sobre la encíclica Dilexit nos con un aporte teológico. Considero que hay varios aspectos a tener en cuenta y que merecen un comentario más concreto.

Enlace al artículo precedente: Reflexiones alrededor de Dilexit nos (I) t.ly/DQUve

 El corazón, sustento para la teología

En el n.º 15 de la encíclica, el Papa recuerda que la palabra «corazón» es importante para la teología e indica que esta pretende alcanzar una síntesis integradora. En este sentido, el corazón permite reconocer nuestra interioridad, recordando que «lo más íntimo de la realidad es amor» (n.º 16) —idea que recoge una cita de Karl Ranher de Escritos de Teología III—. No vamos a descubrir ahora la figura de Rahner, pero es interesante que casi al comienzo del texto sea citado y se aluda a su pensamiento, a su obra. En el artículo que el papa Francisco cita, Rahner comienza hablando de nuestra vida religiosa personal. La teología se ha de situar desde una vivencia interior sustentada en la figura de Cristo.

A partir de aquí, el Papa se adentra en el significado de la palabra «corazón» con el fin de presentar el sentido del «corazón de Cristo» y, así, entender la expresión «He aquí este corazón que tanto ha amado a los hombres». Para ello, es necesario conocer al Cristo y su amor. Ya desde el inicio se sitúa el «corazón-amor» en el centro de la teología. No es una casualidad ni un acto devocional. Hay una intención y una indicación muy clara, como veremos en el punto final de estas reflexiones.

La labor de la teología viene marcada por ese deseo de alcanzar una síntesis integradora que pueda ayudarnos a entender y situar a Dios en el mundo y al ser humano frente a Dios. Pero para el Papa, que ya ha repetido en diversas ocasiones que el tiempo actual nos pide hacer una nueva teología, todo ello viene transitado por ese Dios-ágape (Ad theologiam promovendam, 8), que vincula la teología con la vida y nos ayuda a discernir los signos de los tiempos.

Una teología unida a la vida

En el n.º 63 se recoge la reflexión de Olegario González de Cardedal, teólogo, y se nos habla de cómo la espiritualidad y la religiosidad popular han suplido los posibles vacíos de la teología.

Probablemente en los últimos tiempos hemos tenido dos grandes teólogos en el territorio español. Uno, el ya citado Olegario González de Cardedal; otro, nuestro querido José Ignacio González Faus. A este no lo cita, pero sí que hay una referencia cristológica a la humanidad nueva (n.º 219) en la que se indica que solo el amor de Cristo la hará posible. La humanidad nueva precisamente es el título de uno de los libros más importantes y conocidos de González Faus y donde presenta su cristología. Probablemente solo sea una casualidad.

Volvamos a la cita de González de Cardedal. Se reconoce que en ocasiones la teología ha tenido vacíos. Según el Papa, estos vacíos vienen marcados por su distancia con la vida, con la pastoral —lo dirá en varios documentos, como Veritatis gaudium o Ad theologiam promovendam—. Es una preocupación real de Francisco: que se desarrolle una teología ajena a la realidad. La teología se ha de nutrir de la vida y ha de servir a la vida. Pastoral y teología tienen que complementarse y alimentarse. Esta preocupación, que comparto con el Papa, no es otra que la ruptura entre la teología y la pastoral o la vida de nuestras parroquias. Parece como si fueran dos mundos separados que no pudieran ayudarse.

En continuidad con lo expresado, en el punto número 154 hay una referencia directa al sensus fidelium. Le acompaña una referencia a santo Tomás de Aquino que nos recuerda que, cuando se ejercita la fe en Cristo, el alma accede a la realidad de su vida divina (Summa Theologiae, II-II, q.1, a.2, ad; q.4,a.1). El Catecismo de la Iglesia define el sensus fidelium como «la apreciación sobrenatural de la fe por parte de todo el pueblo, cuando, desde los obispos hasta el último de los fieles, manifiestan un consentimiento universal en materia de fe y de moral» (92), descripción que se sustenta en la Lumen gentium. Aquí el Papa lo retoma pensando en el pueblo de Dios, en los fieles, y lo vincula con lo ya formulado por González de Cardedal, es decir, con la idea de la importancia de la espiritualidad en la teología —tema ya propuesto en el documento Ad theologiam promovendam, n.º 7.

Configurar una nueva teología

Es desde la vivencia plena del Espíritu en el situarnos ante el «corazón-amor» de Cristo desde donde podemos poner las bases para una nueva teología.

Vinculado a este aspecto, destaca, en el número 87 —del que ya hablamos en el artículo anterior—, la referencia al jansenismo. Simplificando mucho, el jansenismo es una doctrina que exageraba las ideas de San Agustín acerca de la influencia de la gracia divina para obrar el bien, menguando así la libertad humana. El Papa tiene miedo a que dentro de la Iglesia haya renacido el dualismo jansenista, que se vincula con el gnosticismo y la negación de la salvación de la carne.

Por todo esto, la encíclica defiende la necesidad de una nueva teología para el momento actual. Esta teología debe superar los errores de interpretación de nuestro tiempo y las desviaciones generadas: ausencia de encarnación en el mundo y en la realidad, negación de la libertad, exceso de autorreferencialidad y falta de sinodalidad. Así como ha insistido anteriormente —y volverá a hacerlo en el punto siguiente— en el peligro de la falta de vida espiritual, recalca también el riesgo de ausencia de vida real, de vida libre y situada en el mundo, de vida abierta a la realidad y a las necesidades que nos envuelven.

Intellectus amoris

Muy al comienzo del documento, nos encontramos con la referencia a la teología de Ignacio de Loyola, que tiene por principio el affectus (24). La mención a esta teología nos lleva a pensar que esa nueva teología no puede ser fruto de la razón, sino del amor. Es lo que Jon Sobrino definía, tomando como base la misericordia, como intellectus amoris:

Definí la teología como intellectus amoris (iustitiae, misericordiae), más allá del intellectus fidei, proveniente de san Agustín, y del intellectus spei, como lo reformulaba Jürgen Moltmann, en 1978, en su Teología de la esperanza.

[Esta teología implica] Hacer de la misericordia el principio motriz y directriz.[1]

Esto supera tanto cualquier espiritualismo como cualquier activismo y vuelve a situarnos en la encarnación desde el amor, para pasar de la ortodoxia a la ortopraxis por el camino de la ortopatía.

Para concluir, la encíclica nos conduce a una nueva manera de pensar, de vivir, de amar y de hacer teología. Tarea a la que ya el Papa nos ha invitado en otros documentos —aquí citados— y que habrá que acoger de una vez por todas.

[1] Fuera de los pobres no hay salvación, Trotta (2007) 18-19; 49.

[Imagen de Steen Møller Lauersn en Pixabay]

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El documento final del Sínodo será aceptado como magisterio pontificio

Francisco lo reitera en la Nota que acompaña al texto votado el 26 de octubre por la Asamblea sinodal sobre la sinodalidad y aprobado por él. Subraya que «no es estrictamente normativo» y que «su aplicación necesitará varias mediaciones». Pero compromete «desde ahora a las Iglesias a hacer opciones coherentes con lo que en él se indica». Porque el camino del Sínodo hoy «continúa en las Iglesias locales».


El Documento Final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, aprobado por el Papa Francisco el pasado 26 de octubre, «participa del Magisterio ordinario del Sucesor de Pedro y como tal pido que sea aceptado». El Papa, en la Nota que acompaña al Documento, firmada ayer, solemnidad de Cristo Rey del Universo, y difundida hoy, reitera, como ya dijo con ocasión de su aprobación, que «no es estrictamente normativo» y que «su aplicación necesitará diversas mediaciones». Pero «esto no significa que no comprometa desde ahora a las Iglesias a hacer opciones coherentes con lo que en él se indica». De hecho, el documento en sí «representa una forma de ejercicio de la auténtica enseñanza del Obispo de Roma que tiene algunos rasgos de novedad», pero corresponde a lo que Francisco afirmó en octubre de 2015 sobre la sinodalidad, que es «el marco interpretativo adecuado para comprender el ministerio jerárquico».

Comunión, participación y misión

El Pontífice confirma que el camino del Sínodo que inició en octubre de 2021, en el que la Iglesia, a la escucha del Espíritu Santo, fue llamada «a leer su propia experiencia e identificar los pasos a dar para vivir la comunión, realizar la participación y promover la misión que Jesucristo le confió», continúa en las Iglesias locales, atesorando precisamente el Documento final. Un texto que fue «votado y aprobado por la Asamblea en todas sus partes», y que el Papa Francisco también aprobó y, firmándolo, ordenó su publicación, «uniéndome al “nosotros” de la Asamblea».

Los temas confiados a los diez grupos de estudio

Recordando lo que dijo el 26 de octubre, el Papa reitera que «se necesita tiempo para llegar a opciones que impliquen a toda la Iglesia», y que «esto es particularmente cierto para los temas confiados a los diez grupos de estudio, a los que se podrán añadir otros, en vista de las decisiones necesarias». Y subraya una vez más, citando lo escrito en la Exhortación postsinodal Amoris laetitia, que «no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben resolverse mediante intervenciones del Magisterio». Así como que «en cada país o región se pueden buscar soluciones más inculturadas, atentas a las tradiciones y desafíos locales».

Indicaciones que ya se pueden poner en práctica en las Iglesias locales

Francisco añade que el Documento final contiene indicaciones que «ya se pueden poner en práctica en las Iglesias locales y en las agrupaciones de Iglesias, teniendo en cuenta los diversos contextos, lo que ya se ha hecho y lo que queda por hacer para aprender y desarrollar cada vez mejor el estilo propio de la Iglesia sinodal misionera». A partir de ahora, escribe el Pontífice, «en el informe previsto para la visita ad limina cada obispo se ocupará de informar sobre qué opciones se han realizado en la Iglesia local que le ha sido confiada en relación con lo indicado en el Documento final, qué dificultades se han encontrado, cuáles han sido los frutos».

Ahora las palabras compartidas deben ir acompañadas de hechos

La tarea de acompañar esta «fase de realización» del camino sinodal, concluye el Papa Francisco, está confiada a la Secretaría General del Sínodo junto con los Dicasterios de la Curia Romana. Y vuelve a reiterar, como ya dijo el 26 de octubre, que el camino sinodal de la Iglesia católica «necesita que las palabras compartidas vayan acompañadas de hechos». Que el Espíritu Santo, don del Señor resucitado, es su oración final, «sostenga y guíe a toda la Iglesia en este camino».

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LEONARDO LIMA (CVX en Uruguay). Testimonio de un facilitador del Sínodo

El Sínodo de la Sinodalidad que finalizó en octubre de este año —en sus distintos tramos en todo el mundo— ha ido sembrando sus semillitas, generando ambientes de sinceridad eclesial, abriendo ventanas y tejiendo redes fraternas.
 
Así vamos conociendo distintas personas que han dado, no solo su tiempo que es su vida, sino también su pasión por la construcción de nuestra Iglesia en este tiempo. Tal es el caso de Leonardo Lima Gorosito, odontólogo uruguayo, de 56 años, casado, tiene 2 hijos y 3 nietos. “Participo de una comunidad de CVX —espiritualidad ignaciana— desde hace más de 25 años y estoy en el Consejo del Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal de Uruguay”, nos cuenta cuando lo entrevistamos para ADN Celam.

Pregunta: ¿Cómo llegaste al Sínodo y qué hacías como Experto facilitador?

Respuesta: Fui convocado para participar del Sínodo —con muchísima sorpresa para mí— en el rol de Experto Facilitador. Mi tarea fue la de llevar la dinámica en las mesas para ayudar a que se cumplieran los objetivos que se nos plantearon a través de la conversación en el Espíritu, que no es ni más ni menos que compartir los frutos de la oración con respecto a lo que nos tocaba discernir. Esta tarea, a priori, puede parecer medianamente fácil, pero no hay que olvidar que estamos frente a gente muy formada acostumbrada a hablar mucho y, sin embargo, en la medida que centraban su compartir en la búsqueda de lo que el Espíritu les dijo en la oración, emergía la riqueza del trabajo de la mesa.

Particularidades de un reencuentro de amigos

“Personalmente, percibí que entre una sesión y otra hubo un reencuentro de amigos en el Señor que caminaron juntos e hicieron proceso. El coro de voces distintas que se daban en el Aula era muy diverso y te hace ver la riqueza de dones que el Espíritu ha suscitado en la Iglesia”, describe Leonardo y agrega sus percepciones:

“El Sínodo ha tenido muchas particularidades, entre ellas la composición ya que han habido laicos y laicas, mujeres y consagradas con voz y voto y eso ha enriquecido muchísimo el diálogo”.

El Documento final: un aterrizaje

P: ¿Cómo evaluás el Documento Final?

R: Es muy rico y desafiante. La Sinodalidad es un proceso que hay que vivenciarlo en la Iglesia y tenemos que aterrizarlo en nuestras pequeñas comunidades para seguir escuchando con estas dinámicas qué nos está pidiendo el Espíritu que hagamos hoy en nuestros espacios para seguir anunciando a Cristo y trabajar por el Reino de Dios en la tierra.

Muy cerquita de Francisco

“Como laicos, tuvimos el regalo de que se nos concediera una audiencia papal en la Sala Clementina donde yo leí una carta en la que manifestábamos nuestro agradecimiento por haber sido convocados como peticionantes plenos”, relata Leonardo, “como miembros del Cuerpo de Cristo nos sentimos comprometidos a trabajar por el Reino y expresamos nuestra fidelidad al ministerio petrino y su importancia en favor de la unidad en la Iglesia”.

 

Encuentro con el Papa Francisco: magisterio puro

El Papa les expresó en su reunión “que los laicos no somos ‘lo que sobra’ del Pueblo de Dios sino la mayoría, que en la hora de Pentecostés estaban los apóstoles y la Virgen y todos eran laicos, que los hijos e hijas de Dios la mayoría son laicos y algunos de sus ministros también”.

“En ese sentido”, continuó Leonardo, “Francisco nos llamó a ‘desclericalizar’ la Iglesia sabiendo que los laicos somos la mayoría. La Iglesia es el santo pueblo fiel de Dios, ese pueblo de Dios que en el creer no se equivoca. Todos los laicos dicen la fórmula dogmática: El pueblo de Dios es infalible ‘in credendo’”.

 

 

Reforzando este último concepto el Papa explicó con claridad y lo cita Leonardo: “Si alguien quiere saber quién es María que hable con los teólogos, pero si quiere saber cómo se quiere a María que hable con el pueblo de Dios. Desde Pablo VI en adelante se recupera el laicado, los documentos del Concilio tienen muchas claves en esto”.

 

Una pregunta se formuló durante la reunión con Francisco: ¿Y qué hacemos con los clérigos?

Su función es de servicio, vocación al servicio. Vocación especial para servir, pero cuando un clérigo se mira a sí mismo no es un pastor sino un clérigo de estado. El clérigo es pastor y no se puede concebir sin esa dimensión pastoral.  Desclericalizar la Iglesia es quitar del clérigo cualquier función que no sea pastoral. El obispo, su servicio de gobierno es pastoral. ¿Cuál es la función de los consagrados? No son laicos ni ministros ordenados. Su función es adelantar la escatología. Son símbolo de lo que va a venir después. Tenemos que tenerlo en cuenta. Que cada uno asuma su rol como miembro del Pueblo de Dios”, recordó con alegría nuestro entrevistado uruguayo al repasar en su memoria su encuentro con el Santo Padre en el marco del Sínodo que nos muestra el horizonte eclesial al que aspiramos.

 

@ADNCELAM 
Enlace a la entrevista t.ly/COFv4

Evangelio del Domingo. “MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO”

De inmediato, Jesús elimina toda ambigüedad y confusión a la que nos pueda inducir el título de esta solemnidad litúrgica: “Mi reino no es de este mundo”. Lo que en su día Jesús le dijo a Pilato nos lo dice también a nosotros hoy. La idea que el gobernador romano de Judea tenía de la figura de un rey no es tan distinta de la que nosotros podamos tener de un rey. También nosotros asociamos la palabra rey a poder, fuerza, dominio, riqueza. Jesús niega radicalmente esa concepción de cuál es su modo de ser rey: “si mi reino fuera de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos”.

¿Está diciendo Jesús que su reino no es de este mundo, pero es de otro mundo? No está diciendo que su reino sea de otro mundo, sino que afirma que es “otra cosa”. Tiene otro fundamento, otro sentido, otra legitimidad, otra misión. Y lo expresa de este modo: “para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad”. La verdad como fundamento de su autoridad, la verdad como misión de su reinado. Pilato, o porque no entiende nada o porque entiende demasiado bien, contesta aquello de “¿qué es la verdad?”. Frase que firmarían hoy encantados muchos de nuestros contemporáneos…

¿Y ese mensaje de que el Reino de Cristo es el reino de la verdad qué nos dice a nosotros hoy, en qué se concreta en nuestra vida? Porque esta afirmación, como todas las del Evangelio, es un mensaje para la vida. Es, fundamentalmente, una llamada a la libertad. La verdad es la fuente más cierta de la libertad: “la verdad os hará libres” (Juan 8,32).

Al reino de Cristo no se pertenece por haber nacido en tal o cual sitio, independientemente de nuestra voluntad. Al reino de Cristo no se pertenece por conquista o dominio, no se pertenece por la fuerza o la conquista de quien reina. Al reino de Cristo se pertenece por voluntad propia, por la búsqueda sincera de la verdad: el reino de Cristo es de los que buscan la verdad, de los que quieren vivir en verdad: “todo el que es de la verdad escucha mi voz”.

Pertenecer al reino de Cristo nos hace libres. En una libertad que vamos ganando día a día, y que se ve continuamente amenazada por los engaños “del padre de la mentira”, que toma tantas y tan variadas formas a lo largo de la historia y de hoy mismo. Engaños, falsedades, falsas promesas que seducen y encadenan.

Pertenecer al reino de Cristo es para siempre, va más allá de los límites de esta vida. Los reinos de este mundo son todos perecederos por fuertes que puedan parecer en un determinado momento, como la historia nos ha enseñado bien. El de Cristo es un reino que aquí en esta vida apenas nace pero que al fin de la historia se manifestará y será en plenitud.

Darío Mollá, SJ

@centroarrupevalencia | t.ly/xYiyV

Ordenaciones Jesuitas 2024: CIF Bogotá

El pasado 16 de noviembre, a las 3:00 p. m. (Hora Colombia) en la Iglesia San Ignacio de Loyola de Bogotá se llevó a cabo la ordenación presbiterial de Dairon Lizcano, SJ, y diaconal de cuatro compañeros jesuitas, Javier Hernández SJ, Jobson Ramos SJ, Pablo Hernández SJ y Pedro Rivera SJ, pertenecientes al Centro Interprovincial de Formación (CIF) de América Latina y El Caribe en Bogotá.

La Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe compartimos la alegría por estas nuevas ordenaciones, dada por medio de la oración de la Iglesia y la imposición de manos de Mons. Edwin Vanegas Cuervo, Obispo Auxiliar de Bogotá.

Conozcamos a los nuevos ministros:

Dairon Jair Lizcano Barajas, proveniente de Pamplona, Norte de Santander, actualmente, colabora en la parroquia Nuestra Señora de la Macarena (Meta), es profesor del Centro de Formación Teológica (CFT) de la facultad de teología de la Universidad Javeriana y miembro del equipo de espiritualidad de la Federación Internacional de Fe y Alegría.

Javier Ignacio Hernández Trejo, de Santiago de Chile, ingresó dos veces a la Compañía de Jesús. La primera fue en marzo de 2009. Luego de casi concluir su primer noviciado, salió de la Orden y retomó sus estudios de Derecho, titulándose de abogado en enero de 2015. Dos meses después reingresó a la Compañía y realizó su noviciado en Valparaíso. Actualmente, imparte clases de formación teológica en la P. Universidad Javeriana. Su padrino de ordenación fue Marcelo Oñederra Martínez, SJ.

Jobson Ramos Teixeira, de Brasil, comenzó sus estudios en ingeniería de producción y trabajó en la industria metalúrgica hasta su ingreso al noviciado en 2014. En enero de 2016, profesó sus votos de pobreza, castidad y obediencia en la Iglesia de Todos los Santos en Feira de Santana. Actualmente se está formando en teología en Bogotá. Su padrino de ordenación fue el P. Eduardo Roberto Severino, SJ.

La vocación religiosa de Pablo Raphael Hernández Cotrina, proveniente de Perú, lo llevó en marzo de 2013 al Noviciado del Sagrado Corazón en Valparaíso, Chile. Dos años después, en marzo de 2015, profesó sus votos de pobreza, castidad y obediencia en la Capilla de la Virgen de la “O” de la Iglesia de San Pedro en Lima. Actualmente, cursa estudios de Teología en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, y colabora con la Red Juvenil Ignaciana de Colombia. Su padrino de ordenación fue el P. Víctor Hugo Miranda Tarazona, SJ.

Pedro Luis Rivera Bausa, de Cuba, ingresó al noviciado San Estanislao de Kostka en Santiago de los Caballeros, República Dominicana en el 2012. Profesó sus votos de pobreza, castidad y obediencia en agosto del 2014, en su ciudad natal. En los últimos tres años, ha cursado estudios en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, en Colombia. Además, ha colaborado pastoralmente con la Misión Vocacional en la casa Manresa. Su padrino de ordenación fue el P. José Manuel Viloria, SJ.

Sagrado Corazón de Jesús

Los nuevos ministros, decidieron grabar en sus estolas el Sagrado Corazón de Jesús, advocación a la que encomiendan e inspira su servicio a la Iglesia. Unidos en oración en acción de gracias. La ceremonia de ordenación fue transmitida por el Canal de YouTube, Manzana Jesuítica de Bogotá.

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¿Una Iglesia irrelevante?

Si hacemos el ejercicio intuitivo de proyectarnos a cinco o diez años vista, la pregunta que hay que hacerse es si la Iglesia catalana está caminando irremediablemente hacia la irrelevancia. Sin voz ni presencia públicas. Sin que se espere demasiado de ella. Más aún: si eliminamos la fuerza y la energía de las propuestas del Papa Francisco, ¿qué queda como voz y presencia propia de la Iglesia catalana? Cuidado: irrelevante no significa insignificante. Es compatible ser irrelevante con ser significativo. La Iglesia ocupa un espacio significativo en el ámbito educativo. Acoge y cuida a personas y grupos en las más diversas situaciones.

Está presente en muchas periferias sociales donde cubre un vacío retóricamente muy valorado por los poderes políticos y económicos, en la medida en que llena agujeros que a menudo nadie quiere atender, pero, en el fondo, a condición de que realice un servicio paliativo y no cuestione el equilibrio confortable de los mismos poderes políticos y económicos. Si algún día las instituciones de ámbito eclesial y de inspiración u origen cristiano dejaran todas a la vez de hacer la contribución que hacen, el cataclismo social que viviríamos sería de los que hacen época.

Pero esto es compatible con su progresiva desaparición del espacio público. Se diría que la opinión pública funciona desde el supuesto de que de la Iglesia solo se puede esperar fundamentalismo, abusos o irrelevancia. Y como es muy fácil etiquetar de fundamentalismo o de indoctrinación cualquier intento de tener voz propia, a veces parece que por miedo a este tipo de descalificaciones se acepta resignadamente la irrelevancia que permite vivir tranquilo en el propio vallado. Una irrelevancia que quiero ahora resaltar que se juega, entre otros, en dos campos: la voz pública y las identidades institucionales.

En la Iglesia se tiene experiencia directa y algo que decir en muchos ámbitos públicos concretos

En el espacio público parece que nadie espere de la Iglesia nada que decir en los debates que se plantean, ni que ella tenga mucho interés en hacerse presente. Cuando se habla de cultura, la teología no está ni se la espera, y vete tú a saber quién iría si se diera el caso. Incluso si partimos del supuesto —discutible— de que en Cataluña no hay voces eclesiales relevantes, cuando se organizan encuentros internacionales tampoco parece que se encuentre nadie a quien invitar. En la Iglesia se tiene experiencia directa y algo que decir en muchos ámbitos públicos concretos: políticas de vivienda, acogida e integración de migrantes, retos y desigualdades educativas, tratamiento de la pobreza y la exclusión, impacto humano de la IA… Pero bueno: que actúen pero que no digan nada, y más si no encajan en los consensos políticamente correctos (excepto si es necesario dar una pátina de pluralismo en debates supuestamente propios de católicos, como la eutanasia o el aborto).

Y que la cuestión religiosa como tal no aparezca, si no es en el formato de macedonia antropológica estilo «La Noche de las Religiones». El diálogo inter e intra religioso puede servir para cubrir expedientes y prevenir conflictos, pero no se le atribuye un interés intrínseco de presente, y menos de futuro. De hecho, hoy la consigna implícita es espiritualidad sí, religión no. Lo cual, en un contexto multirreligioso y laico podría tener sentido, si tan a menudo no se redujera la espiritualidad a una mezcla de bienestar emocional, autoayuda y coaching a la moda. Pero hablar de Dios, de sentido o propósitos vitales solo lleva a la prevención del fundamentalismo y la indoctrinación o a la promoción activa de la indiferencia.

En algunos ámbitos eclesiales, a veces se confunde proyección hacia el futuro con gestión resignada de la disminución, con una mezcla de melancolía y atrincheramiento.

Volvamos a proyectarnos cinco o diez años en adelante: tenemos instituciones de inspiración o fundación cristiana. Algunas con su identidad vinculada a instituciones religiosas (escolapios, vedrunas, jesuitas, Lestonnac, obispados, etc.). Muchas son educativas, pero las hay de muchos otros tipos. ¿Cómo hacer que su identidad no sea una etiqueta o un recuerdo de los orígenes en los discursos de inicio de curso? ¿Cómo hacer que su identidad sea relevante para los que están ahí y para los que se acercan a ella? (Y más si tenemos en cuenta que identidad no significa protección del pasado, sino proyección de futuro). En los últimos años se han tomado muchas y magníficas iniciativas en esa dirección. Pero, en términos de identidad, es necesario hacer hincapié, de forma integrada, en tres dimensiones: formación de quienes forman parte de la institución, acompañamiento de los responsables y directivos, y gobernanza institucional. Porque la identidad será el resultado de esa triple integración y, si falla una de las patas, cae.

En algunos ámbitos eclesiales, a veces se confunde proyección hacia el futuro con gestión resignada de la disminución, con una mezcla de melancolía y atrincheramiento. Es otra forma de optar por la irrelevancia. Pero afrontar esto comporta entrar en otro ámbito, que ahora no podemos plantear, pero que sin duda forma parte nuclear del riesgo de la irrelevancia: el camino que hay que recorrer para que la Iglesia sea una Iglesia de cristianos, y no solo de los obispos y del clero. Camino que sería un colosal error reducir solo a una cuestión de estructuras y relaciones de poder. Pero, sobre todo, un camino que hay que recorrer reconociendo de entrada que si se esperan cinco o diez años igual ya no se está a tiempo. Entonces habrá sido la propia Iglesia la que habrá optado activamente por la irrelevancia.

Josep M. Lozano

@cristianismeijusticia | t.ly/GAJsP

Evangelio del Domingo. “MIS PALABRAS NO PASARÁN” (Marcos 13, 24-32)

Así como hay páginas del Evangelio que, de inmediato, nos parecen muy cercanas a nuestra situación y preocupaciones y cuyo sentido entendemos de inmediato, páginas como la de hoy nos parecen muy alejadas de nuestra sensibilidad y, en consecuencia, difíciles de entender y aplicar a nuestra vida. Efectivamente, el Evangelio de hoy pertenece a un estilo y lenguaje apocalíptico muy cercano a las comunidades para las que Marcos escribe su Evangelio, pero nada fácil de comprender por nosotros. Con todo, yo quiero destacar una afirmación que el evangelista pone en boca de Jesús y que puede ser iluminadora e incluso estimulante y esperanzadora para nosotros: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.

Una primera reflexión sobre esta afirmación evangélica es la del valor de las palabras de Jesús. No son palabras cualesquiera; como se dice en otros lugares del Evangelio, las palabras de Jesús son palabras “con autoridad” (Mateo 7, 29). Vivimos un tiempo en el que se es muy escéptico frente a las palabras: tantas palabras vacías, tantas palabras banales, tantas palabras mentirosas, tantas palabras que se las lleva el viento… Las palabras de Jesús son muy de otro nivel, son palabras de las que nos podemos fiar, porque son palabras que transmiten verdad. La transmiten y la han transmitido a lo largo de los tiempos, en todo tiempo y lugar. Son, en ese sentido, palabras trascendentes.

Las palabras de Jesús son palabras de vida. Palabras que dan vida y palabras que ayudan a dar sentido a la vida y a superar los momentos duros de la vida. El contexto del evangelio de hoy es un contexto de dificultades. Escuchar las palabras de Jesús, darles cabida en nuestro corazón, es una fuente increíble de fortaleza en esas situaciones que nos ponen a prueba. Las actitudes que las palabras de Jesús promueven son palabras que hacen fuertes a personas y sociedades frente a las desgracias de la vida. Podemos preguntarnos cada uno de nosotros qué palabras son las que nos han ayudado a salir adelante en los momentos difíciles por los que hemos pasado: seguro que muchas de esas palabras son palabras del Evangelio.

Decir que “cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” es una muy buena noticia. Es muy buena noticia porque abre nuestras vidas a la esperanza. Las palabras de Jesús a lo largo de toda su vida y de todo su Evangelio son palabras de consuelo, de perdón, de salvación… Y afirmar que esas palabras son las palabras últimas de la historia humana es la mejor de las noticias. Pese a los malos momentos, pese a las inseguridades, en contra de los malos augurios. El final en ese “día y hora que nadie conoce”, sea personal o colectivo, es un final de encuentro y abrazo con el Dios del amor.

Domingo 33º del Tiempo Ordinario – Ciclo B

Darío Mollá, SJ | @centroarrupevalencia

XLIX Congreso Internacional de Fe y Alegría «Desafíos y oportunidades de la Educación Popular»

El Congreso Internacional de Fe y Alegría inició con un acto inaugural que subrayó el papel fundamental de la educación popular como una herramienta transformadora en medio de las crisis que enfrenta el mundo. En palabras de los ponentes, la educación popular no es solo un método, sino un compromiso profundo con la construcción de paz y justicia. Las y los participantes recordaron la importancia de transformar la indignación ante las injusticias en esperanza, y reafirmaron su compromiso inquebrantable con los sectores más vulnerables. El compromiso cotidiano de las y los educadores de Fe y Alegría sigue siendo un testimonio vivo de que la educación no es un privilegio, sino un derecho.

En la Mesa 1 se compartieron experiencias en torno a comunidades centradas en el derecho al aprendizaje. El diálogo giró en torno a cuatro principios clave: el estudiante como titular de derechos; el aprendizaje como un derecho a lo largo de toda la vida; una mirada integral de la calidad educativa para promover la transformación social; y el reconocimiento de las condiciones de vulnerabilidad (como la pobreza y la falta de recursos) que impactan directamente en el aprendizaje.

Prácticas transformadoras y el Marco Pedagógico de Fe y Alegría

En la Mesa 2 se presentaron las Prácticas Transformadoras identificadas en diferentes países y en las Iniciativas Federativas durante el precongreso, están disponibles en el Repositorio de Prácticas en la página Web del Congreso. Estos esfuerzos ofrecen una base para un marco pedagógico que permita responder a los desafíos de la educación popular en cada contexto donde Fe y Alegría tiene presencia.

Tejiendo los procesos de Aprendizaje, Pedagogías y Educación, continuamos reflexionando y fortaleciendo de manera colectiva una propuesta educativa orientada a la transformación de personas conscientes y comprometidas, con el fin de contribuir a la creación de sociedades solidarias, pacíficas e inclusivas.

La reflexión del movimiento: propuestas educativas en clave de Educación Popular

En la Mesa 3, los grupos de trabajo destacaron los elementos clave de la educación popular: ser una opción para los más vulnerables y marginados, caminar desde los pilares de la educación popular, favorecer el trabajo en red, garantizar los saberes fundamentales, promover pedagogías críticas que garanticen aprendizajes para la vida, tener el contexto como punto de partida, promover acciones transformadoras y garantizar la inclusión.

Los diálogos durante el Congreso confirman para el Movimiento cinco aspectos a considerar para la incidencia en las políticas públicas: trabajo en alianzas y redes; espacios de diálogo con tomadores de decisión y otros actores; formación en incidencia; y la investigación acción participativa sobre la agenda de incidencia.

Lanzamiento de la campaña por el derecho al aprendizaje

Esta campaña está destinada a visibilizar las brechas que están afectando el acceso y la calidad de los aprendizajes, especialmente para las poblaciones más vulnerables, y busca reforzar el papel de Fe y Alegría en la defensa del derecho a una educación inclusiva y de calidad para todos y todas, invitando a la sociedad y a los actores clave a sumarse a esta causa.

El evento de lanzamiento tuvo dos momentos, uno liderado por jóvenes en el parque La Carolina de Quito y el segundo en el Ministerio de Educación, en el que las juventudes presentaron un manifiesto con sus demandas por aprendizajes inclusivos y de calidad para todos y todas. Finalmente, la ministra de Educación de Ecuador, Alegría Crespo, el coordinador de Fe y Alegría Internacional, Dani Villanueva y el director de Fe y Alegría Ecuador, Carlos Vargas, firmaron, junto con otros aliados, su compromiso para defender el derecho al aprendizaje para todos y todas.

Cierre del Congreso

El Congreso culminó con la intervención del director de Fe y Alegría Ecuador, Carlos Vargas, quien reafirmó el compromiso de Fe y Alegría de recrear nuestra propuesta educativa en clave de Educación Popular, que atienda la formación integral de estudiantes, educadores y comunidades en los diversos contextos nacionales donde opera. “Las Direcciones Nacionales, estamos llamadas a protagonizar el cambio educativo, junto a los equipos y aportar a la justicia educativa global, sin renunciar al aporte que la propuesta educativa de Fe y Alegría, brinda a la educación pública”.

En palabras de los participantes, es necesario avanzar en aspectos como el bienestar socioemocional, el desarrollo del pensamiento crítico, la ciudadanía global, las comunidades de aprendizaje y el sentido de comunidad, elementos que apuntan a una educación humanizadora e integral que fomente la vida plena y digna para todas y todos.

Fe y Alegría, con su historia y experiencia, se posiciona como un movimiento de educación popular global que impulsa el cambio desde las bases, y el Congreso dejó claro que su compromiso por una educación transformadora sigue tan fuerte como siempre. La propuesta educativa del movimiento se reafirma como un vehículo para el bien común y la transformación de nuestras sociedades, promoviendo relaciones, diálogos y prácticas que posibiliten otro mundo posible: equitativo, pacífico y sostenible.

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Mensaje final de la 52° Asamblea de la CPAL

Entre el 4 y el 8 de noviembre de 2024, los provinciales nos reunimos en la 52ª. Asamblea de la CPAL, realizada en San Lucas Sacatepéquez, Guatemala. Acogimos en nuestras conversaciones y discernimientos los desafíos y las realidades de nuestras provincias y países y vivimos estos días en un clima de unión de ánimos y conversación espiritual. Agradecemos a la Provincia Centroamericana por la alegre y calurosa acogida brindada a los/as participantes de la asamblea.

Esta asamblea se realizó por primera vez con la participación de los coordinadores de las redes de la CPAL y el objetivo fue trabajar en la evaluación del PAC.2 y presentar el mapeo de las redes. Fueron dos días de trabajo conjunto que dieron buenos resultados para avanzar en los procesos de mejora de las presencias e incidencias apostólicas y la articulación entre las provincias y las redes.

En el marco de la reestructuración en la conferencia y en las provincias, tratamos el tema de la formación y a partir del pedido de la asamblea realizada en mayo de 2024 en San Miguel, Argentina, se presentaron y definieron propuestas para caminar, respetando diferentes ritmos, en la reestructuración de la etapa del noviciado a nivel de la conferencia.

También se trató el tema de la Facultad de Filosofía y Teología de la Compañía de Jesús en Belo Horizonte – FAJE. A pedido del Padre General, se creó una comisión para presentar un estudio de las necesidades de la facultad para los próximos tres años. Los datos fueron presentados y el trabajo de la comisión continúa de acuerdo con la petición del Padre General. La asamblea también celebró las bodas de plata de la CPAL y fue una oportunidad para dar gracias a Dios por el trabajo de tantos jesuitas y laicos/as que han colaborado en la misión de la conferencia durante los últimos 25 años. Se unieron a la celebración jesuitas y compañeros/as apostólicos de las obras de Guatemala, y nos acompañó el tono suave y dulce de la marimba que, con su sonido característico, invita a la fiesta y a la gratitud.

Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe

Mensaje final de la 52a Asamblea CPAL – en español

A la salida del aula sinodal: ‘Es cierto que en algunos temas seguimos caminando con mucha lentitud’

He dejado pasar unos días desde el final de la asamblea sinodal, para poder reposar las vivencias recogidas en mi corazón a lo largo del pasado mes de octubre. Por eso ahora es el momento de compartir la experiencia ya interiorizada.

Siento que he vivido en una caja de resonancia mundial, que en el aula estaba la iglesia en su universalidad y el mundo que la envuelve. Considero un regalo haber sido testigo directo de las búsquedas compartidas y por eso no quiero guardarlo para mí.

La primera sensación es la de tocar muy directamente la realidad de nuestra iglesia, en su inmensa amplitud y diversidad de contextos, culturas, razas, lenguas, tradiciones, situaciones socio-políticas, culturales, económicas… poder escuchar tantas horas por mi servicio de facilitadora, me ha permitido palpar esa multiplicidad que somos.

Otra experiencia que me ha tocado muy hondamente, es haber participado en espacios que se nos han ofrecido fuera del aula y como complemento del trabajo en la misma: los Foros Teológicos, los diálogos con las Comisiones de Estudio de los 10 temas asignados por el Papa, la celebración del perdón-reconciliación, la vigilia ecuménica, las eucaristías en San Pedro, y de modo especial los días de retiro con las meditaciones de nuestros hermanos María Grazia Angelini, benedictina y Timothy Radcliffe, dominico.

Nos han ayudado a vivir una espiritualidad enraizada en la vida cotidiana del tiempo histórico que nos toca. En el aquí y ahora, con hondura y esperanza, sin que falte la alegría y el sentido del humor…

He aprendido a escuchar, no solamente con los oídos, sino sobre todo con los ojos, mirando a cada persona que formaba parte de la mesa redonda que me tocaba moderar. ¡Es tanto lo que trasmitimos con el lenguaje gestual que no quería perderme nada!

Los diálogos se han hecho con gran libertad y mucho respeto, las opiniones eran muy diversas pero se escuchaba todo. Después estaba el voto final a cada punto del documento que es también expresión de la libertad personal. Muchos resultados ya se preveían antes de la votación, precisamente porque se escuchaban posturas diversas con resistencia a cambios y posiciones divergentes.

«He aprendido a escuchar, no solamente con los oídos, sino sobre todo con los ojos, mirando a cada persona que formaba parte de la mesa redonda que me tocaba moderar»

Todo ha confluido en el documento final que considero amplio y abierto para poder adaptar las cosas a los diversos contextos. La sinodalidad es un proceso que continúa y nos toca a todos, en los diversos niveles, hacerla realidad. Es cierto que en algunos temas seguimos caminando con mucha lentitud, no pasamos de las palabras a los hechos reales, aunque afirmemos la igual dignidad bautismal.

 Quedan muchos temas pendientes, algunos encomendados a las Comisiones citadas que esperan cuantas sugerencias e ideas podamos aportar. Son desafíos que no debemos perder de vista y aportar cuanto podamos.

«Los diálogos se han hecho con gran libertad y mucho respeto, las opiniones eran muy diversas pero se escuchaba todo»

No me parece detalle menor que el documento esté referido a Cristo Resucitado, signo y fuente de esperanza cristiana, y que el Papa exprese: “No pretendo publicar una Exhortación Apostólica; quiero de este modo reconocer el valor del camino sinodal realizado, que con este Documento entrego al santo Pueblo de Dios”.

Finalmente, aun sintiendo dolor por muchas cosas que no veo positivas en la iglesia, deseo permanecer en ella, luchando desde dentro, volviendo mi corazón continuamente a Jesús y su evangelio, Señor de la historia que acompaña nuestro caminar.

Me da fuerza saber que vamos juntos y que podemos (recordando a Madeleine Delbrel) “vivir nuestra vida no como un teorema que nos rompe la cabeza, sino como una fiesta sin fin, con la música universal del amor”.

@religiondigital | María Luisa Berzosa fi | t.ly/gt9PW