Encuentro de Superiores Mayores: Una Llamada a la Oración, a la Reflexión y al Discernimiento

El P. General Arturo Sosa ha convocado a todos los Superiores Mayores de la Compañía de Jesús, invitándoles a una reunión en Roma del 17 al 26 de octubre de 2025. En una reciente carta dirigida a toda la Compañía, el P. Sosa también invitó a los miembros del Consejo del P. General, a los Oficiales Mayores, al Director de la Oficina de Comunicación y a los Secretarios de las Áreas Apostólicas de la Curia General, a participar en este significativo encuentro.

Anunciado como un tiempo de “oración, conversación espiritual y reflexión compartida”, el próximo encuentro de octubre marca un momento crucial en el discernimiento en curso de la vida-misión de la Compañía, inspirado por la 36ª Congregación General (CG 36). También ofrecerá la oportunidad de recoger los frutos de varios procesos en curso dentro del cuerpo universal de la Compañía de Jesús.

Desde la CG 36 la Compañía ha seguido un camino marcado por las Preferencias Apostólicas Universales, que han inspirado la planificación apostólica y guiado su compromiso en el mundo. Además, el examen del significado y los desafíos del voto de pobreza, junto con la revisión de los Estatutos de la Pobreza y la Instrucción sobre Administración y Finanzas, han servido como una llamada de atención del Espíritu Santo a la Compañía.

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Además, el papel de las mujeres en el trabajo apostólico, la vocación de los Hermanos Jesuitas, el fortalecimiento de las redes, la identidad y la misión en el apostolado educativo son temas de reflexión permanente. Asimismo, el compromiso de la Compañía con la ecología integral, una comprensión más profunda de las fuentes de nuestro carisma – particularmente los Ejercicios Espirituales de San Ignacio y las Constituciones – y el perfeccionamiento de los programas de formación son parte importante de estas deliberaciones.

Paralelamente, la Compañía ha reafirmado continuamente su compromiso de fomentar una cultura de salvaguardia mejorando los “entornos seguros” en nuestras obras apostólicas, al mismo tiempo que reconoce la necesidad permanente de una mayor formación para todos los que participan en la misión.

La 71ª Congregación de Procuradores, celebrada en mayo de 2023, permitió a la Compañía evaluar el pulso del cuerpo universal. Las reflexiones de las Congregaciones Provinciales, las visitas y los informes de los Procuradores ofrecieron una visión general de las cuestiones clave relacionadas con la identidad, la cooperación, la misión y el gobierno. El informe De Statu Societatis también facilitó un examen exhaustivo, que comenzó en la Congregación de Procuradores y continuó en toda la Compañía hasta septiembre de 2024.

La próxima reunión de octubre sigue el precedente establecido por anteriores reuniones de Superiores Mayores en 2000 y 2005, en línea con la decisión de la 34ª Congregación General de sustituir a la Congregación de Provinciales establecida por la 31ª Congregación General. Aunque esta reunión no posee autoridad legislativa y no emitirá decretos, constituye una importante oportunidad para que la Compañía reflexione sobre el progreso global, los retos y las oportunidades.

Les invitamos a estar atentos a las novedades que se vayan produciendo a medida que avancen los preparativos de la reunión de octubre.

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Revista Jesuitas 2025

Los jesuitas y sus compañeros y compañeras en la misión están presentes en el corazón del mundo. Son sensibles a los desafíos de nuestro tiempo. Se acercan especialmente a las personas que necesitan ayuda. Quieren contribuir a crear un mundo mejor para todos. Esto es lo que se desprende de la edición 2025 de la revista anual publicada por la Curia General de la Compañía de Jesús: Jesuitas 2025.

Más de 40 artículos y 10 testimonios personales invitan a la reflexión sobre dos temas clave de nuestro tiempo: las migraciones forzosas y la búsqueda de caminos de paz para tantos pueblos que sufren guerras y otras divisiones. La portada es llamativa: refugiados rohingya perseguidos en Birmania huyeron a Bangladesh. Pero se han visto obligados a hacerse de nuevo a la mar, y desembarcan en Indonesia con la esperanza de encontrar un nuevo hogar.

La sección de apoyo a los migrantes:

• Destaca muchas facetas del trabajo del JRS, el Servicio Jesuita a Refugiados.
• Presenta varios ejemplos de la acogida dispensada a los migrantes por grupos vinculados a la Compañía de Jesús;
• Ayuda a concienciar sobre los retos de la migración interna, particularmente en Asia meridional;
• Presenta los testimonios de jesuitas y miembros del JRS que han sido ellos mismos refugiados o apátridas.

La sección titulada “Buscando la paz” nos ayuda a reflexionar sobre el significado de la paz según la Sagrada Escritura, sobre las implicaciones de la reconciliación entre las personas y los pueblos, sobre los peligros que plantea a la paz el capitalismo y su afán de lucro, y sobre lo que significa rezar por la paz. Presenta varios caminos hacia iniciativas de paz con las que los jesuitas han estado o están asociados, en Tierra Santa, en India y Pakistán, en la República Democrática del Congo, en Irlanda del Norte… Pero también proyectos que ayudan a personas atrapadas en laberintos de tensiones destructivas.

Descarga en este enlace el número en tu idioma.

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Hacia la renovación: los Hermanos jesuitas en el contexto actual

El 25 de enero, la Comisión Internacional sobre el Hermano Jesuita (CIHJ) concluyó su reunión inaugural en Roma. La reunión, de una semana de duración, puso en marcha un ambicioso proceso de tres años para profundizar en la identidad, la formación y la promoción vocacional del Hermano jesuita. A través de este proceso plurianual, la Comisión también espera arrojar luz sobre la llamada única a la vida consagrada que comparten todos los jesuitas, y explorar cómo este carisma compartido puede hablar al mundo de hoy.

Establecida por el Padre General Arturo Sosa, la ICJB se basa en el trabajo de la Asamblea Internacional de Hermanos Jesuitas que se celebró en Roma en julio de 2022. Una de las formas en que la ICJB busca avanzar en los frutos de la Asamblea es ampliando la conversación sobre los Hermanos jesuitas para incluir no solo a Hermanos de todas partes de la Compañía universal, sino también a sacerdotes, religiosas y compañeros y compañeras en la misión. Con este fin, la ICJB se constituyó con una composición diversa, que incluye a seis Hermanos jesuitas, uno de cada Conferencia: Raymund Belleza, SJ (JCAP), Davidson Braga Santos, SJ (CPAL), Théophile Désarmeaux, SJ (JCEP), James Boynton, SJ (JCCU), Thomas Vaz, SJ (JCSA), y James Edema, SJ (JCAM); una hermana religiosa, Noelle Corscadden, IBVM, una mujer laica, Jennie Hickey, y dos sacerdotes jesuitas, Clemens Blattert, SJ, y Mark Ravizza, SJ. Esta diversidad enriqueció enormemente la conversación de la ICJB y dio lugar a un firme compromiso de llevar adelante el trabajo de la Comisión mediante la participación de un grupo igualmente amplio y representativo de interlocutores.

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La reunión de la Comisión comenzó con un día de oración y puesta en común, dirigido por el Padre General, que ofreció una reflexión inicial y dio algunos puntos para la oración. Comenzó señalando que sus razones para establecer la Comisión no provienen de la preocupación, sino de la gratitud por la vocación del Hermano jesuita y por los muchos Hermanos que han dado forma a su propia vocación. Hizo hincapié en el “testimonio profético” que ofrecen los Hermanos jesuitas al encarnar la esencia de la vida religiosa e iluminar el carisma jesuita. Basándose en la imagen paulina del cuerpo, reflexionó sobre cómo el carisma jesuita se encarna de diversas maneras, y animó a la Comisión a volver a nuestras fuentes para comprender mejor cómo los primeros jesuitas imaginaron que los religiosos laicos consagrados podían ser “coadjutores” que ayudaran (ayudar) o “co-ayudaran” (co-ayudar) al resto del cuerpo. Sus puntos de oración volvieron al tema de la dimensión profética de la vida y misión de un jesuita, subrayando cómo la vocación especial de los Hermanos contribuye a la minima Compañía de Jesús y ofrece esperanza a nuestro mundo secularizado.

Los tres días siguientes de la Comisión dieron continuidad a un proceso de discernimiento, centrado en los temas de identidad y misión, la formación de los Hermanos y la promoción vocacional. Después de las presentaciones iniciales de cada mañana, la ICJB siguió un proceso de oración, conversación espiritual y reflexión para escuchar cómo el Espíritu invitaba al grupo a desarrollar cada uno de los temas. Se agradecieron especialmente las aportaciones del Hno. Wenceslao Soto Artuñedo, SJ, y del Hno. Brent Gordon, SJ, que proporcionaron un perspicaz análisis histórico de la vocación del Hermano y compartieron sus propias historias vocacionales.

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Por fin, la Comisión reunió los frutos de los días anteriores y desarrolló un plan de acción para el año venidero. Un aspecto central de este plan fue el deseo de ampliar la conversación y seguir escuchando al Espíritu que habla a través de los Hermanos jesuitas, los colaboradores en la misión y la sociedad en general. Para lograr este objetivo, se eligió un nuevo moderador, el Hno. Davidson Braga Santos, SJ, y se formaron tres grupos de trabajo. El primer grupo se centrará en volver a nuestros documentos fundacionales, escuchando cómo las generaciones anteriores de jesuitas entendían la vocación de los Hermanos y su importante papel como coadjutores. El segundo grupo de trabajo tratará de escuchar ampliamente a diferentes partes de la Compañía de Jesús, aprendiendo cómo los jesuitas y los colaboradores en la misión entienden la identidad del Hermano, y cómo se puede avanzar mejor en la formación y la vocación de los Hermanos. Por último, un tercer grupo de trabajo intentará involucrar a la sociedad en general, escuchando las esperanzas y los deseos de los jóvenes en un mundo cada vez más secularizado. El objetivo es atender a cómo el Espíritu se mueve en esta nueva generación y discernir cómo podrían sentirse atraídos e inspirados por el ejemplo de la vida religiosa, especialmente tal y como la viven los Hermanos jesuitas.

La ICJB seguirá reuniéndose mensualmente por Zoom e invita a cualquier persona que tenga comentarios o sugerencias a que se ponga en contacto con cualquiera de los miembros de la Comisión.

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El lenguaje de la Fe hoy

El Jubileo de la Comunicación, que el fin de semana del 24 al 26 de enero fue el primero de los eventos jubilares de este Año Santo, reunió en Roma a decenas de miles de periodistas, comunicadores, trabajadores del sector, religiosos y laicos, que cada día ponen su profesionalidad al servicio de la sociedad, y en particular de la Iglesia.

En los numerosos momentos de reflexión e intercambio, la pregunta que más se planteó fue “¿Cómo comunicar hoy?”, y nosotros, los comunicadores que trabajamos en el ámbito religioso, nos detuvimos a reflexionar concretamente sobre cómo difundir la Palabra de Dios y compartir la Fe en un mundo impregnado de violencia y destrucción. La Fe habla hoy un lenguaje que necesariamente debe adaptarse a los tiempos, sin dejar de estar anclado en la Verdad Eterna.

Vivimos en una época en la que la comunicación se caracteriza por la inmediatez, la rapidez, la hiperconexión y la multiplicidad de voces; la sociedad es cada vez más pluralista y secularizada y, en este contexto, para difundir hoy la Palabra de Dios es necesario adoptar un enfoque que tenga en cuenta estas realidades.

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El lenguaje de la Fe no puede ser estático o distante, sino que debe ser capaz de acercarse a las personas, hablando un lenguaje comprensible y capaz de tocar sus corazones.

La Fe no puede “limitarse” a expresarse de manera formal o compleja, sino que debe ser capaz de hablar un lenguaje sencillo, directo e inclusivo; debe hablar el lenguaje del amor, de la esperanza y de la compasión.

El Santo Padre, en su Mensaje para la 59ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, dado a conocer el 24 de enero al inicio del Jubileo del Mundo de la Comunicación, nos invita a “compartir la esperanza con mansedumbre”, para que el oyente se sienta acogido, comprendido y pueda descubrir o redescubrir la Palabra de Dios. El mundo necesita una comunicación que no suscite miedo y desesperación, sino que alimente la llama de la esperanza, que nos haga sentir que Dios está con cada uno de nosotros, siempre.

No debemos olvidar, sin embargo, que la Fe no es sólo anuncio, sino también escucha, escucha activa, capaz de acoger las preguntas, las incertidumbres, las dudas existenciales de quienes buscan a Dios, y a las que podemos responder utilizando el lenguaje más poderoso que tenemos: el verdadero testimonio.

Difundir la Palabra de Dios hoy significa vivir una Fe encarnada en el presente, capaz de entrar en los meandros de la sociedad sin perder su autenticidad. La misión es testimoniar que la Palabra de Dios está viva, que habla a los desafíos modernos, y que ofrece respuestas profundas a quienes buscan sentido y verdad.

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El Verbo toma carne, tiene rostro, es una persona, Jesucristo. No siempre reconocido, pero no ausente. Presente en todas las demás palabras, también ella busca hacerse carne. La Palabra crece y se revela en nuestra escucha. Escuchar significa reconocer y acoger, a menudo acoger su extrañeza y al extranjero, porque la Palabra siempre será un encuentro extraño incluso cuando la deseamos. Para escuchar, acoger, hablar y dar carne a la Palabra necesitamos un espacio -libre- para dejarla venir y “habitar” con nosotros.

El reto para todos nosotros es la receptividad, la espera y la apertura. Creo que el reto profundo de la comunicación auténtica es precisamente el espacio abarrotado de nuestro mundo y de nuestros corazones: es como estar siempre en medio de una multitud, donde todos están demasiado ocupados o preocupados, demasiado asustados o desconfiados para reconocer a Aquel que está en medio de nosotros, Aquel que pronuncia nuestro nombre y camina a nuestro lado.

 

Por Carla Bellone, Asistente del Secretario para el Servicio de la Fe

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Francisco. Mensaje de paz 2025: perdonar las deudas y desarmar los corazones

En su mensaje para la 58ª Jornada Mundial de la Paz, el Papa reflexiona sobre el tema central del próximo Jubileo de la Esperanza y reitera su apremiante llamado a la condonación de las deudas.


La esperanza ha sido un tema constante en todos los mensajes del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz. Esto es aún más cierto en su mensaje para la 58ª Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1 de enero de 2025, cuando la Iglesia inicia el Jubileo de la Esperanza en medio de una combinación sin precedentes de desafíos que enfrenta el mundo de hoy.

«Perdónanos nuestras ofensas»

El mensaje de este año está dedicado al tema «Perdona nuestras ofensas: danos tu paz», subrayando el significado profundo de la tradición jubilar que nos recuerda que todos estamos «en deuda» con Dios, quien en su infinita misericordia y amor perdona nuestros pecados y nos llama a perdonar a quienes nos ofenden.

Recordando que en la tradición judía el Jubileo era un año especial de remisión universal de los pecados y de las deudas liberando a los oprimidos, el Papa señala que también en nuestros días este año especial de gracia «es un acontecimiento que nos inspira a tratar de instaurar la justicia liberadora de Dios en nuestro mundo», marcado por injusticias y desafíos «sistémicos» que san Juan Pablo II definió «estructuras de pecado».

Injusticias sistémicas y desafíos «interconectados»

El Papa cita el trato inhumano infligido a los migrantes, la degradación del medio ambiente, «la confusión creada voluntariamente por la desinformación, la negativa a comprometerse en cualquier forma de diálogo y los inmensos recursos gastados en la industria de la guerra».

«Cada uno de nosotros debe sentirse de algún modo responsable de la devastación a la que ha sido sometida la Tierra, nuestra casa común, empezando por aquellas acciones que, aunque sólo indirectamente, alimentan los conflictos que hoy asolan a nuestra familia humana», escribe.

Estos desafíos «interconectados», sostiene el Papa Francisco, exigen no «actos esporádicos de filantropía», sino «cambios culturales y estructurales» para «romper los lazos de la injusticia y proclamar la justicia de Dios».

Los recursos de la tierra son un regalo de Dios para toda la humanidad

Citando a San Basilio de Cesarea, el Papa nos recuerda que todo lo que reivindicamos como nuestro es, de hecho, un don de Dios y que, por tanto, los recursos de la tierra están destinados al beneficio de toda la humanidad, «no sólo de unos pocos privilegiados».

Al perder de vista nuestra relación con Dios, dice, las interacciones humanas quedan contaminadas por la lógica de la explotación y la opresión, «donde la fuerza hace el derecho».

Esto refleja la dinámica de las élites en el tiempo de Jesús, que prosperaban gracias al sufrimiento de los pobres, y encuentra resonancia en el mundo globalizado actual, que perpetúa injusticias como las que demuestra la crisis de la deuda que atrapa a las naciones más pobres del Sur Global en un círculo vicioso de dependencia y desigualdad.

La deuda externa, un medio de control para los países más ricos

De hecho, observa el Papa, «la deuda externa se ha convertido en un instrumento de control mediante el cual ciertos gobiernos e instituciones financieras privadas de los países más ricos explotan sin escrúpulos e indiscriminadamente los recursos humanos y naturales de los países más pobres, simplemente para satisfacer las demandas de sus propios mercados».

Además, «diversos pueblos, ya agobiados por la deuda internacional, se encuentran también obligados a soportar el peso de la «deuda ecológica» contraída por los países más desarrollados».

En el espíritu de este Año Jubilar, el Papa reitera su llamamiento a la comunidad internacional para que trabaje en favor de la condonación de la deuda externa, reconociendo la deuda ecológica que existe entre el Norte y el Sur del mundo. «Es un llamamiento a la solidaridad, pero sobre todo a la justicia», subraya.

Lea aquí el Mensaje integral del Papa Francisco  t.ly/Y_8tT

@aica | t.ly/jTqES

P. Arturo Sosa SJ. Mensaje de Navidad 2024. ¡La esperanza no defrauda!

El nacimiento de Jesús, pobre y humilde, fue una “revolución” silenciosa y decisiva que generó una transformación fundamental de la humanidad. La Navidad es el gozoso cumplimiento de la promesa de salvación de Dios, en quien ponemos nuestra Esperanza.

Como experimentamos en la Contemplación de la Encarnación en los Ejercicios Espirituales, la mirada amorosa de la Trinidad revela un mundo de extremas desigualdades y polarización: el bien y el mal, el amor y el odio, la alegría y la tristeza, los ricos y los pobres, la paz y la guerra, la vida y la muerte. En un contexto, no muy diferente al nuestro hoy, en el momento señalado, Jesús tomó nuestra condición humana y plantó su tienda entre nosotros (Juan 1:14). Con San Ignacio de Loyola, pedimos la gracia del conocimiento interno de Jesús, para amarlo más profundamente y seguirlo más de cerca (Ejercicios Espirituales 101-109).

A pesar de los enormes progresos realizados en diversas esferas de la actividad humana, nuestro mundo sigue acosado por inquietantes desafíos como la degradación ecológica, la pobreza deshumanizante, la crisis de liderazgo, los desplazamientos masivos de pueblos y conflictos y guerras devastadores. A todos los que instigan el conflicto, y a los que se benefician de la guerra, queremos gritarles ¡deténganse! ¡Ya basta! A todos los que han sido relegados a los márgenes de la sociedad, cuya dignidad está herida, y que soportan el peso de la agitación continua, los exhortamos a crecer en la Esperanza que no defrauda.

La Compañía de Jesús, en colaboración con nuestros partners en la misión, continuará ejerciendo su ministerio en lugares variados, complejos y difíciles, para llevar la luz del Evangelio y trabajar por la justicia, la paz, la sanación y la reconciliación. Que esta Navidad marque el comienzo de un cese el fuego tan necesario para dar paso al final de los sangrientos conflictos que desfiguran nuestro hermoso mundo en forma pacífica, justa y equitativa.

El Sínodo sobre la sinodalidad, recientemente concluido, llama a todo el Pueblo de Dios a convertirse en “peregrinos de esperanza” (Documento final, n. 115). En la víspera de Navidad, el Papa Francisco inaugura el Jubileo de la Esperanza. Nuestro mundo anhela “una esperanza que no defraude” (Rm 5,5), una esperanza que esté enraizada, inspirada y alimentada por el pobre y humilde Jesucristo, que entregó su vida por amor a la humanidad.

En esta Navidad nos unimos a los millones de peregrinos que visitarán Roma para el Jubileo de la Esperanza 2025, y por los millones más que celebrarán el Jubileo en sus diócesis y países de origen. Pedimos que cada uno de nosotros, y todos nosotros, seamos portadores e instrumentos de Esperanza en nuestro mundo.

Puesto que “Él [Jesús] nos amó” podemos seguir el consejo del Papa Francisco, y aprender del corazón de Jesucristo cómo “relacionarnos unos con otros de manera sana y feliz, y construir en este mundo el reino de amor y justicia de Dios. Nuestro corazón, unido al corazón de Cristo, es capaz de obrar este milagro social” (Dilexit nos, n. 28 – Carta Encíclica del Papa Francisco “Sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo”).

Que el nacimiento de Jesús, el Príncipe de la Paz, encienda el amor y la esperanza en nuestros corazones, en nuestras familias, comunidades, ministerios y en nuestro mundo.

¡Les deseo una Feliz Navidad y un Año Nuevo 2025 lleno de esperanza!

Arturo Sosa, SJ

@jesuitsglobal | t.ly/3V9CC

Revivir el Adviento

Cada año, el mes de diciembre nos envuelve en una vorágine de luces, compras y celebraciones. Sin embargo, detrás del bullicio comercial y social, el calendario litúrgico nos ofrece un tiempo de profunda introspección: el Adviento. Es un período que invita a redescubrir el verdadero sentido de la Navidad, un tiempo para detenernos, respirar y prepararnos espiritualmente. Pero ¿por qué parece que este tiempo pasa desapercibido para tantos?

 

El Adviento, que significa “venida”, no es solo una tradición antigua de la Iglesia; es una oportunidad renovada de esperanza, una pausa para mirar hacia lo esencial. Durante estas cuatro semanas, la fe cristiana nos recuerda algo que solemos olvidar: estamos esperando. Sí, esperando algo más grande, algo que trasciende la inmediatez de los regalos y las decoraciones.

 

Esperar no es fácil. Vivimos en una cultura que celebra la gratificación inmediata, donde todo lo queremos “aquí y ahora”. Sin embargo, el Adviento nos desafía a redescubrir el valor de la espera activa, aquella que se llena de propósito y significado. No se trata de cruzarse de brazos, sino de prepararnos internamente para recibir algo que realmente transforme nuestras vidas.

 

Abiertos a algo nuevo

Los creyentes esperamos el nacimiento de Jesús, el Dios hecho hombre. Pero incluso para quienes no profesan una fe cristiana, el Adviento puede ser un momento de reflexión sobre lo que significa abrir espacio en el corazón para algo nuevo: reconciliarnos con un amigo, dedicar tiempo a la familia o replantear lo que realmente importa en la vida.

Es irónico que, mientras el Adviento invita a la quietud, el mundo nos arrastra a las agendas llenas y las interminables listas de pendientes. Recuperar el espíritu de este tiempo es, en cierto sentido, un acto de rebeldía y contracorriente. El Adviento nos llama a valorar lo sencillo: una cena con seres queridos, una oración silenciosa, un gesto de solidaridad hacia los más necesitados.

 

Sostenidos por Dios

¿Y qué hay de nuevo en este tiempo? Revivir el Adviento no es cuestión de añadir más rituales a nuestras ya ocupadas vidas, sino de recuperar su esencia. Es un tiempo para mirar hacia atrás y reconocer cómo Dios nos ha sostenido; y para mirar hacia adelante con esperanza, confiando en que Él siempre guía nuestro camino.

En un mundo tan dividido y cansado, el mensaje del Adviento es más relevante que nunca. Nos dice que la luz vence a las tinieblas, que la esperanza no es un lujo, sino una necesidad, y que cada pequeño acto de amor puede cambiar la historia.

Este diciembre, antes de dejarnos arrastrar por la prisa, tomemos un momento para detenernos y revivir la espera. Quizás, en esa pausa, encontremos lo que realmente estamos buscando.

 

@vidanuevadigital | t.ly/Uk_ua

Desmontando el mito migratorio: 5 verdades incómodas

En el marco del Día Internacional del Migrante, tuvo lugar en Valencia la Conferencia: Desmontando el mito migratorio, 5 verdades incómodas, impartida por Alberto Ares Mateos, director del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) Europe e investigador del IUEM de la Universidad P. Comillas.

Un evento organizado por el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) Valencia, como un espacio donde poder tratar algunas creencias que subyacen en torno al tema de las personas migrantes y su integración en la sociedad. En este contexto, se abordaron varios mitos migratorios sobre cuestiones relevantes de la gestión de la diversidad y la realidad de la movilidad humana a nivel estatal, europeo y global.

[…]

Seguidamente se recogen 5 mitos sobre la realidad migratoria sobre las que Alberto Ares diálogo en su presentación. Sobre cada uno de estos mitos, Ares presenta la realidad con datos desde estadísticas oficiales, estudios especializados de gobiernos, universidades y organismos internacionales, así como de instituciones especializadas tanto en el ámbito económico, social, político y de seguridad.

1.- “Nos invaden”

Los niveles de migración internacional se han mantenido relativamente estables durante años, representando el 3% de la población mundial. Asimismo, el porcentaje de población que llega a España y a Europa de forma irregular cada año no supera el 5 o 10% de la migración total. En España, el crecimiento de población de los últimos años se debe al incremento de las personas migrantes, que han aportado considerablemente a nuestra economía y nuestra sociedad envejecida.

2.- “Reciben más ayudas”

Las personas migrantes aportan más de lo que reciben al estado, contribuyendo significativamente al crecimiento económico y la innovación. La verdad es que los inmigrantes aportan a la economía mucho más de lo que reciben en ayudas. Así lo avala un reciente estudio en la comunidad murciana que demuestra que, los inmigrantes aportan al Estado un 70% más de lo que reciben, y un 30% más que los españoles nativos. Durante el periodo 2014-2018, los inmigrantes en la UE aportaron una cantidad neta de más de 1.500 euros anuales per cápita, lo que supone 47 veces más que la población nativa.

3.- “Menos seguridad”

Este mito relaciona la inmigración con el aumento de los índices de delincuencia. No hay pruebas que apoyen la afirmación de que la inmigración aumenta la delincuencia. De hecho, algunos estudios muestran un descenso de la delincuencia en ciudades con alta inmigración. Datos del Instituto Nacional de Estadística español indican que los españoles cometen más delitos que los extranjeros en términos absolutos. Asimismo, los estudios demuestran que la regularidad promueve la seguridad, es decir, la estancia regular permite a las instituciones saber quién vive en sus comunidades y qué necesidades tienen, así como asegurar la responsabilidad de todos los miembros de la comunidad ante la justicia y ante sus vecinos; así como proteger a las personas de la explotación laboral y abusos.

4.- “Nos quitan el trabajo”

Este mito crea un ambiente de competencia entre los trabajadores nativos y las personas migrantes. Los estudios demuestran que, por lo general, los migrantes no compiten por los mismos puestos que los trabajadores locales, y a menudo desempeñan funciones esenciales en sociedades envejecidas. De hecho, 9,93 millones de ciudadanos extracomunitarios estaban empleados en la UE en 2022, lo que representa el 5,1% de la mano de obra total. Por otra parte, las personas migrantes de países no pertenecientes a la UE ganan aproximadamente un 30% menos que los trabajadores españoles.

5.- “Más muros”

Este es un mito muy extendido, pero la realidad demuestra que las medidas restrictivas de control fronterizo para reducir la inmigración son ineficaces y causan muertes y deshumanización. Aunque el mundo ha visto multiplicarse por diez la construcción de muros desde 1990, estas barreras no han frenado la migración. Como nos recuerda el Papa Francisco: “Todos, todos los muros caen, hoy, mañana, o dentro de cien años, pero todos caen. No es una solución. El muro no es una solución. Construyamos puentes y no muros. Puentes que nos permitan derribar los muros de la exclusión y la explotación. Pasemos de la cultura del rechazo a la cultura del encuentro”.

[…]

@religiondigital | t.ly/3UeBN

Evangelio del Domingo. “¿QUÉ DEBEMOS HACER?”

La liturgia de este domingo anuncia ya la venida inminente del Señor. Por eso hay una sonora llamada a la alegría tanto en la lectura primera del profeta Sofonías: “Alégrate, hija de Sión, grita de gozo Israel”, como en la carta de San Pablo a los Filipenses: “Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos”. En el evangelio se nos presenta a la persona de Juan Bautista anunciando también, aunque en otro tono, más dramático, la llegada inminente del Mesías: “Viene el que es más fuerte que yo… Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”.

Ante este anuncio que hace Juan se le hace una misma pregunta, repetida por tres veces, pero por sujetos distintos. La pregunta es “¿qué debemos hacer?”. ¿Qué debemos hacer para prepararnos a esa venida, para acoger al que viene, para anunciar esa buena noticia que es fuente de tanta alegría? Los sujetos que preguntan son diversos: la primera vez es “la gente” en general, cualquiera de los que acuden a bautizarse; la segunda y la tercera vez ya son grupos específicos y significativos: los publicanos y los soldados. Ambos tienen en común que, en distinto modo, son grupos poderosos que pueden utilizar su estatus para abusar de la gente.

La respuesta de Juan a esa pregunta tiene, obviamente, matices distintos. A la gente Juan les invita a compartir aquello que tienen: “el que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene”. A publicanos y soldados les invita a evitar todo abuso y a comportarse con justicia: “no exijáis más de lo establecido”, “no hagáis extorsión”. Se anuncia ya así el modo nuevo de entender la vida que va a venir: la fraternidad y la justicia.

Como siempre que leemos el evangelio, y claramente a partir del texto de hoy, la pregunta es qué significa todo esto para nosotros, a que nos llama y también, literalmente “¿qué debemos hacer?”. Sí: ¿qué debemos hacer para que nuestra sociedad entienda qué es lo que aporta la venida de Jesús a la historia humana? ¿qué debemos hacer para suscitar la esperanza en una sociedad tan desencantada como la nuestra? ¿qué debemos hacer para que tantos que sufren encuentren algo de esa alegría que Dios trae al mundo?

La respuesta no es distinta en el fondo a la que dio Juan a sus contemporáneos: fraternidad y justicia. Las formas de ahora no son las mismas, pero el fondo lo sigue siendo. Pero no viviremos desde la fraternidad y la justicia hacia fuera si antes no pedimos y dejamos que el Espíritu que hemos recibido en el bautismo nos cambie el corazón de piedra en un corazón de carne, nuestro egoísmo en abnegación y nuestro individualismo en actitud de servicio.

(Lucas 3, 10 -18) Domingo 3º Adviento – Ciclo C

DARÍO MOLLÁ, SJ

Mons. Ernesto Giobando SJ, obispo de Mar del Plata

Monseñor Giobando, actualmente es administrador apostólico de la diócesis marplatense. Mañana, 13 de diciembre, cumplirá 65 años.


El Santo Padre Francisco nombró obispo de Mar del Plata a monseñor Ernesto Giobando SJ, obispo titular de Appiaria y desde el 17 de enero de 2024, administrador apostólico de Mar del Plata.

El nombramiento fue publicado hoy en forma simultánea en Roma y en Buenos Aires. Aquí lo hizo el nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, a través de la agencia AICA.

Datos biográficos de Mons. Giobando
Ernesto Giobando nació en la ciudad de Santa Fe, el 13 de diciembre de 1959; y fue ordenado sacerdote en la Compañía de Jesús el 17 de noviembre de 1990 en el Colegio Máximo, por Mons. José Manuel Lorenzo, obispo de San Miguel.

Elegido obispo titular de Appiaria y auxiliar de Buenos Aires, el 5 de marzo de 2014 por el Papa Francisco; recibió la ordenación episcopal el 3 de mayo de 2014 en la catedral de Buenos Aires por el cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires y consagrante principal. Los coconsagrantes fueron: Mons. Jorge Rubén Lugones SJ, obispo de Lomas de Zamora; Mons. Hugo Manuel Salaberry SJ, obispo de Azul; y Mons. César Daniel Fernández, obispo de Jujuy.

El 17 de enero de 2024 el papa Francisco lo nombró administrador apostólico de Mar del Plata.

La diócesis de Mar del Plata
Creada el 11 de febrero de 1957, por la bula «Quandoquidem adoranda», de Pío XII. Comprende, en la provincia de Buenos Aires, los partidos de Balcarce, General Alvarado, General Madariaga, General Pueyrredón, Lobería, Mar Chiquita, Necochea, Pinamar y Villa Gessell.

Su primer obispo fue monseñor Enrique Rau (1957-1971).

El segundo obispo fue monseñor Eduardo Francisco Pironio (1972-1975).

Tercer obispo de Mar del Plata fue monseñor Rómulo García (1976-1991).