Como Niños

¿Qué tienen los niños que a los adultos nos resulta tan mágico? ¿Cómo podemos ser un poco más como ellos?

Por Clarita Alesandria

Será su ternura acentuada en una sonrisa lo que los hace especiales y totalmente mágicos, será su manera de ver el mundo como algo extremadamente grandioso, será su risa incontrolada o sus anhelos de convertirse en superhéroes a través de los sueños.

Quizás no, quizás no sea nada de todo eso, quizás su chispa esté definida por no reprimir lo que sienten; por ser auténticos, mostrar amor incondicional siempre, no tener miedo a una herida a causa de una aventura ganada o un reto por ser impulsivos y extremadamente sinceros.

Y entonces, ¿por qué a medida que el tiempo pasa, el cuerpo crece y el corazón se hace más exigente; el niño que éramos se queda atrás? ¿A dónde queda nuestro niño? ¿A dónde fue a parar nuestra capacidad de amar sin medidas? ¿Dónde los sueños y esas ganas de animarnos a sentir y a ser aventurados? Tal vez todo eso aún esté ahí, tal vez aún no se haya ido…

Para recuperarlo, para volver a sentir con esa intensidad sólo se trata de vencer las barreras que hemos construido y que, con el correr de los años, se tornan más duras y con más dificultades para ser traspasadas. Puede que no nos resulte fácil, puede que sea todo un desafío…

Llevemos el corazón a los lugares y a las personas con los que fuimos felices, muy felices… Llevamos el corazón a los momentos en los que, nuestra alma alborotada, nos pedía sentir más; a esos en los que no pudimos medirnos porque la magnitud con la que sentíamos era tan grande que nos desbordaba el cuerpo. Viajemos a las circunstancias en las que fuimos un cuerpo con alma de niño…

Y ahí, sólo ahí, habremos vuelto a sentir el pequeño que aún reside en nosotros con esa magia que lo envuelve y esa esencia que lo hace inigualable; sólo ahí habremos vuelto a sentir aquel niño que aún vive en nuestros momentos más felices y se deja interpelar por la ternura que guardan los sueños listos para ser vividos.

Fuente: Red Juvenil Ignaciana Santa Fe

 

En la Selva Boliviana, Amor a la Música y un Legado Jesuita

En algunos países de América Latina, las misiones jesuíticas han marcado fuertemente la identidad cultural, marcando una impronta en muchos aspectos, entre ellos, las expresiones artísticas.

Por Nicholas Casey

La vieja partitura no era fácil de leer. Era una copia de una copia de una misa latina compuesta en el siglo XVIII por Domenico Zipoli que cruzó el Atlántico y la mayor parte de América del Sur, solo para quedar guardada en una caja durante tres siglos en una ruinosa iglesia selvática, donde la humedad ha hecho de las suyas.

Además están las termitas. Los insectos se comieron una buena parte de la misa, incluyendo los compases 22 y 23.

Aunque gran parte de la obra de Zipoli ha desaparecido en su nativa Europa, al este de Bolivia ha logrado sobrevivir  junto a su vasta tradición musical barroca, que resuena por las tierras bajas tropicales.

Aquí, cerca de la frontera entre Brasil y Paraguay, es posible encontrar clavecines y laúdes en los pueblos más pequeños. Los lauderos han construido violines con cedro local durante siglos.

Tesoros de manuscritos antiguos, redescubiertos recientemente en archivos parroquiales, han revivido a Zipoli y otros compositores del periodo, cuya música se toca en escuelas primarias y por la radio. “El barroco es nuestra tradición aquí”, dijo Juan Vaca, un archivista de Concepción, que pasaba las hojas a punto de desmoronarse de la misa de Zipoli con un par de guantes y una pequeña vara.

Esa música es uno de los legados de los misioneros jesuitas, quienes dejaron una cápsula del tiempo musical en Bolivia. En el siglo XVIII, partes de lo que ahora es Paraguay, el este de Bolivia y el sur de Brasil eran vastas selvas donde había pueblos nativos seminómadas y comerciantes de esclavos que los cazaban. Los imperios español y portugués rodeaban estas selvas.

Los jesuitas descendieron a la selva con la doble meta de convertir a las tribus indígenas y protegerlas de la esclavitud. Durante el proceso, formaron un Estado dentro del Estado, gobernado por los sacerdotes y los caciques locales.

Este oscuro rincón de la historia latinoamericana tuvo su breve aparición en los reflectores de Hollywood con el lanzamiento en 1986 de la película La misión, protagonizada por Robert De Niro.

“Se trataba de construir una sociedad diferente, una especie de utopía con educación, autosuficiencia y, por supuesto, música, que era la manera en que los jesuitas evangelizaban”, dijo el padre Piotr Nawrot, un sacerdote católico de Polonia que vive en Bolivia y participó en la recuperación de algunas de las partituras barrocas originales.

C:\Users\Comunicacion 2\Pictures\2018\merlin_137186400_1d2a3a29-33e4-45d0-9a6c-1ac9824963c7-master1050.jpg

En general, el historial de la Iglesia católica en la zona fue ambiguo. Aceptó sacar a muchos grupos indígenas de las misiones que habían construido para resolver una disputa territorial entre España y Portugal. Como se negaron a irse, algunos de los pueblos indígenas tuvieron que pelear en una guerra sangrienta y muchas de las iglesias cayeron en desgracia.

Sin embargo, entre los bolivianos de las tierras bajas, el legado de la música barroca sobrevivió, incluso siglos después de que las comunidades indígenas perdieron la tradición de leer música y comenzaron a aprenderse las piezas de oído.

Para comprender la fuerza con la que esa tradición permanece hoy en día, basta con observar lo que sucede en Urubichá, un pueblo campesino al noroeste de Concepción, al final de un camino de terracería que bordea un pantano y al que se llega solo después de cruzar diez puentes a través de la densa selva.

Este pueblo de ocho mil habitantes tiene una escuela de música con quinientos alumnos: casi todos los niños del lugar. A la hora del almuerzo, los niños caminan por la plaza del pueblo cargando estuches de instrumentos en la espalda. Hablan guarayo, el idioma nativo.

“Los guarayos viven con esta música en el alma”, dijo Leidy Campos, de 32 años, quien enseña música en el pueblo. “La gente aquí dice que nace con un violín en las manos”.

Cruzando un campo desde las aulas, Ideberto Armoye, un maestro de carpintería, estaba en un taller rodeado de violas y violines a medio hacer, que se fabrican con cedro y caoba locales. Son las únicas maderas que pueden soportar el calor tropical, según comentó.

Para demostrar su argumento, sacó un violín llegado recientemente de una fábrica china.

“A este instrumento puede pasarle cualquier cosa, mire esta gran cuarteadura”, dijo.

Pese a que muchas de las piezas de esa época se han transmitido de manera oral en las familias bolivianas, se pensaba que las orquestaciones y obras corales se habían perdido. Durante años permaneció como uno de los misterios de la época: aunque la música barroca había sido el puente entre los jesuitas y los bolivianos, nadie sabía exactamente cómo sonaba.

“Tuve que hacer un gran esfuerzo mental para imaginar cómo habría sido”, dijo Ennio Morricone, quien compuso la banda sonora de La misión años antes de que las partituras se descubrieran, usando una combinación de influencias europeas e indígenas.

En la década de los noventa, Nawrot llegó en busca de lo que podría haber quedado de la música escrita, lo que lo llevó a la zona de los moxos, mucho más al oeste. Les preguntó a los ancianos del pueblo sobre manuscritos de aquellos tiempos pero, según contó, ellos tenían preguntas que hacerle a él.

“Me cuestionaron durante tres horas sobre mi fe y mi religión”, recuerda Nawrot. “Los papeles se cambiaron por completo”.

Finalmente, los líderes moxos le revelaron algo que lo dejó atónito. Miles de páginas de manuscritos, incluyendo desde música de óperas barrocas hasta conciertos para un solo instrumento, algunos de los cuales se habían copiado apenas en 2005, habían sobrevivido.

Los copistas incluso firmaron algunas de las partituras con la leyenda “Maestro capilla”, un título de la época del barroco usado por compositores como Johann Sebastian Bach.

“El manuscrito nunca se perdió, solo no sabíamos que existía”, dijo el sacerdote.

Durante gran parte de la década de los noventa, Nawrot trabajó con Vaca, el archivista de Concepción, para reunir otra colección de partituras que se habían encontrado en la década de los setenta, incluyendo los manuscritos de Zipoli que se habían comido las termitas.

El cuerpo de la obra, que incluye tanto copias de piezas conocidas como otras desconocidas y escritas en Bolivia, ahora se conoce en los círculos de música clásica como Barroco Misional.

Esta música cuenta con admiradores más allá de las tierras bajas bolivianas. Uno de ellos es Ashley Solomon, profesor del Royal College of Music de Londres, quien viajó a la ciudad de Santa Cruz el pasado abril para dirigir un festival de música barroca celebrado cada dos años en las antiguas misiones jesuitas.

“Tomaron esta música y la hicieron suya; es más alegre, más optimista, dijo Solomon. “Su música eleva el espíritu en lugar de ser una autoflagelación, que es lo que se observa en mucha de la música clásica occidental de la misma época”.

Además, las piezas son más cortas, dijo Solomon, y están escritas en incrementos pequeños que capturan más fácilmente la atención, que ahora tiende a distraerse más que antes.

Una noche reciente, no mucho después de la puesta de sol, César Cara, el director académico de la escuela de música de Urubichá, condujo a su orquesta de estudiantes en un ensayo de la “Sonata XVIII”, una partitura de un compositor anónimo que la escribió en algún lugar de los cerros circundantes en el siglo XVIII.

Un gran insecto se arrastró por el suelo mientras el coro esperaba su turno. Una de las sopranos lo aplastó con el pie y lo pateó hacia los violines.

“Queremos que la gente nos aplauda por nuestro nivel”, dijo Cara, y señaló que sus alumnos tocaron hace poco con un grupo visitante de la Escuela Juilliard en uno de los conciertos del festival.

Solomon, el músico británico, dijo que hay mucho talento en Bolivia y que los habitantes del pueblo tienen una conexión con la música que es inusual en Europa, donde la música clásica tiende a vivir separada de la cultura popular.

Solomon recordó que hace años dio un concierto en San Javier, al oeste de Concepción, donde hay una misión jesuita de gran extensión cuya fachada de madera da a la plaza principal.

Cuando su grupo, Florilegium, comenzó a tocar un concierto para flauta del siglo XVIII, “Pastoreta Ychepe Flauta”, quedó sorprendido al escuchar a miembros de la audiencia, gente del pueblo que conocía la pieza, tarareándola también.

“Podríamos tocar ‘Las cuatro estaciones’ de Vivaldi en Londres y nadie la seguiría”, dijo Solomon. “Pero en Bolivia la gente se apropió de la música, y así llegó a la esencia de aquello de lo que se trata”.

Una versión anterior de este artículo identificaba a la obra de Zipoli como Misión Barroca; el nombre correcto es Barroco Misional.

Fuente: New York Times

 

Entrevista al Padre José Funes SJ, ex director del Observatorio Vaticano

En una entrevista con el portal de noticias “Puntal”, el Padre José Funes SJ, exdirector del Observatorio Astronómico del Vaticano, habló de la relación entre ciencia y religión; la vida en otros planetas y el origen del mundo, entre otros temas.

¿Cómo se plantea la relación entre la ciencia y la religión?

Todavía hoy se presenta a la ciencia y a la religión como enemigas, pero en realidad deberíamos verlas como compañeras de viaje en el camino que emprendimos hacia entender un poco mejor el universo en el que vivimos y a la realidad que nos rodea. El desafío es entender que ciencia y religión no están en guerra y que pueden colaborar mutuamente en temas que tienen que ver con el comienzo y el final del universo y el origen de la vida en el universo. La vida ha evolucionado. También ha habido una evolución social en el ser humano. Son muchas las disciplinas que involucran la comprensión de la vida en la tierra y la vida inteligente.

¿A qué se refiere cuando habla de vida inteligente?

Todavía no tenemos pruebas de que exista vida, aun en formas más primitivas, en otras partes del universo. De todas maneras, desde siempre la humanidad se ha hecho la pregunta sobre si estamos solos en el universo o si hay algunos otros seres inteligentes que pueden comunicarse con nosotros. Creo que es un tema que ha fascinado a la humanidad y que puede ser un punto de partida en la escuela secundaria para tratar temas como son el origen del universo, el origen de la vida, cómo surge la inteligencia, el ser humano, etcétera.

¿Por qué a la Iglesia Católica le interesa saber si existe vida en otras partes del universo?

Fundamentalmente porque somos curiosos. Por eso se desarrolla también la ciencia. Es decir, salir de nosotros mismos, de nuestro mundo, dejar de ser autorreferenciales y abrirnos a otras posibilidades de vida. Pasa por ahí.

La ciencia y la religión no están muy de acuerdo sobre el origen de la vida…

No es que no estén de acuerdo. Desde el punto de vista científico, al día de hoy todavía no sabemos cómo se originó la vida. Sí se sabe que hay evidencias de que ha habido evolución biológica. Desde el punto de vista religioso, desde la fe, nosotros sabemos que toda vida proviene de Dios. De algún modo, Dios comunica esta vida y permite que la vida siga existiendo y se siga difundiendo. Son distintos modos de acercarnos a la realidad de la vida, pero se pueden complementar y ayudar mutuamente. Tanto la ciencia como la religión pueden arrojar luz sobre esta cuestión.

Más allá de que hasta ahora no se haya comprobado que exista vida en otro sitio que no sea la tierra, ¿hay algún indicio de que podría haberla?

Todavía no hay ninguna prueba. Sería una gran noticia que, por ejemplo, se descubriera vida en el sistema solar en lugares como pueden ser el planeta Marte o en las lunas de los planetas como Júpiter y Saturno, pero todavía no ha ocurrido. Sí se sabe, desde la astronomía, que hay exoplanetas que orbitan alrededor de otras estrellas en las que se han encontrado planetas que son semejantes a la tierra y que se ubican dentro de lo que se denomina zona de habitabilidad de la estrella. Es decir, aquella región del espacio donde podría existir agua en estado líquido. Por el momento, eso es lo que sabemos. La búsqueda de vida y de vida inteligente plantea muchos interrogantes: cómo definimos la vida, qué es la vida, cómo podríamos decir que un organismo es un viviente, entre otros. También si existe alguna gramática universal que nos permita comunicarnos con otros seres inteligentes. Son muchas las cuestiones que están abiertas.

¿Qué lo ha llevado a usted a involucrarse sobre este tema?

Yo soy astrónomo y he estudiado filosofía y teología, tengo un doctorado en Astronomía por la Universidad de Padua (Italia). Trabajé en el Observatorio del Vaticano por 15 años, 9 de los cuales como director. En ese marco, propuse un congreso sobre astrobiología sobre la búsqueda de vida inteligente en el universo en la Pontificia Academia de las Ciencias.

¿Cómo es trabajar en el observatorio? ¿Qué se hace allí?

El Vaticano tiene un observatorio porque, sobre todo en el siglo XIX, se presentaba a la Iglesia como enemiga del desarrollo y del conocimiento científico. En ese marco, el papa León XIII propuso la creación del Observatorio Vaticano para mostrar que la Iglesia promueve el conocimiento y la investigación científica de calidad. Así nació el observatorio, para poner en evidencia que la Iglesia no se opone a la ciencia. Los trabajos del observatorio van desde el estudio de los meteoritos en el sistema solar, los posibles objetos que están cerca de la tierra, las estrellas de las galaxias que son semejantes al sol y que pueden albergar planetas semejantes a la tierra y también las galaxias cercanas.

¿El Observatorio Vaticano trabaja de manera autónoma?

Es una institución independiente que pertenece al Vaticano y tiene dos sedes. El núcleo principal de investigadores forma el “Grupo de Investigación del Observatorio Vaticano”, que ocupa dependencias en el Observatorio Steward de la Universidad de Arizona (Estados Unidos); mientras que la sede central se encuentra en el Palacio de Castel Gandolfo, en Italia, compartiendo el edificio de descanso del Papa en esa localidad.

Hay muchas personas que no creen en ninguna religión. El hecho de que desde la Iglesia Católica se interioricen en este tipo de temáticas, ¿busca satisfacer la demanda de aquellos que no creen en las respuestas que se dan desde el dogma?

Es cierto eso. El de la no creencia es un fenómeno complejo que tiene distintos factores. La falta de fe en muchas personas no puede ser atribuida a una sola razón. Hay un mito que habla de que todos los científicos son ateos, y eso no es cierto. Hay ateos y agnósticos también entre los abogados e ingenieros, por ejemplo. No creo que la falta de fe o la increencia estén vinculadas al hecho de tener conocimiento científico. También hay que decir que no es que recién ahora la Iglesia Católica se ocupa de promover la ciencia, lo ha hecho históricamente. De hecho, la Iglesia se ha interesado por la fundación de las primeras universidades. Sin ir más lejos, la Universidad Nacional de Córdoba fue fundada por el obispo Trejo y desde sus inicios los jesuitas se hicieron cargo. Tener una universidad significa ocuparse de la humanidad, de la cultura y de las ciencias. En definitiva, no es que hoy la Iglesia se ocupa de las ciencias para contrarrestar el fenómeno de la no creencia. Un aspecto importante de la misión de la Iglesia es el diálogo con las personas de distintas creencias y culturas. La ciencia es un espacio donde la Iglesia también puede evangelizar y dar una buena noticia.

De todas maneras, hubo tiempos en los que la Iglesia persiguió a los científicos…

Sí, el caso más claro es el de Galileo Galilei, pero no debemos olvidarnos de que Galileo era católico, él nunca dejó a la Iglesia Católica. Esto también le ocasionó un sufrimiento. La tensión que hubo y que hay entre ciencia y religión se puede resolver pensando en el presente y en el futuro desde el diálogo, en la colaboración y en el esfuerzo de tratar de ponerse en el lugar del otro. Esto no quiere decir que no haya habido conflictos, pero hay que decir que la Iglesia ha contribuido y contribuye a la difusión del conocimiento.

¿El desafío es crear más canales de diálogo con la ciencia?

Sí, eso es lo que tratamos de hacer. Es importante mostrar que la fe no es algo irracional y que no es una cosa de locos creer en Dios. El desafío es mostrar que se puede hacer ciencia y, al mismo tiempo, ser creyente.

Es común que se plantee el hecho de que la religión va en contra de la razón…

No es que creemos contra toda evidencia de la ciencia. No es así. Tratamos de hacer el esfuerzo de entender muchas cosas desde la fe. Parte de ese esfuerzo es hacer ciencia con el método científico. Investigar como lo hace cualquier científico, creyente o no. La ciencia no es atea o creyente. La ciencia tiene su método científico y su objeto de conocimiento. La persona que realiza la investigación científica es la que puede ser atea, agnóstica o creyente.

¿Cuál es el punto de mayor tensión entre la ciencia y la religión en el presente?

Es difícil señalar un tema concreto. En los últimos 50 o 60 años, el tema de discusión ha sido el origen del universo. En el presente, la mayor tensión pasa más por la parte biológica. El origen de la vida puede ser uno de los temas de discusión. Después, hay quienes hablan de evolución posbiológica, es decir, de la evolución controlada. En ese sentido, debemos evaluar hasta qué punto es válido éticamente hablando. Se están dando progresos notables sin reflexionar demasiado. Esto requiere un debate de la sociedad en su conjunto. Debemos pensar con un poco más de cuidado hacia dónde vamos. El tema de la inteligencia artificial y la evolución controlada o diseñada son los temas más urgentes.

Fuente: Diario Puntal

Asumir la “Ecología Integral” para Cuidar la Casa Común

El obispo de Lomas de Zamora y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social (Cepas), monseñor Jorge Lugones SJ, presentó el 27 de abril la carta pastoral “Discípulos misioneros custodios de la casa común. Discernimiento a la luz de la Laudato si’”, del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam).

La presentación se realizó en el predio de los Santos Latinoamericanos de la localidad bonaerense de Fiorito, donde el prelado aseguró que “el cuidado de la casa común no es una moda u opción que pueda o no hacerse”, por lo que consideró importante que “nos unamos, nos informemos y eduquemos sobre el cuidado de la casa común”.

Participaron del encuentro los obispos Fernando Maletti (Merlo-Moreno, y además miembro de la Cepas), Jorge Torres Carbonell (auxiliar de Lomas de Zamora) y Jorge García Cuerva (también auxiliar de Lomas de Zamora); el intendente de Esteban Echeverría, Fernado Gray; el jefe de Gabinete de Lomas de Zamora, Guillermo Viñuales; Juan Carlos Schmid, en representación de la CGT, y Fernando Navarro, dirigente del Movimiento Evita, entre otros representantes de las pastorales de la diócesis, los municipios locales y referentes de organizaciones sociales y estudiantiles.

Un llamado a la reflexión

“¿Cómo estamos construyendo el futuro?”, se preguntó monseñor Lugones a la luz de la carta que describe la “crisis ecológica” en la «casa común» que es «nuestro planeta». “¿Qué le pasa a nuestro mundo? ¿Cómo se está deteriorando?, se necesita actuar y comprometernos todos, por eso se habla de una conversión interior”.

Tras preguntar “quién se va a convertir: la naturaleza o la persona”, respondió: “Nosotros, porque podemos transformar algo”.

El obispo lomense se refirió a una “ecología integral”, “un ambiente sano, que va unido a lo económico, social, cultural y a nuestros hábitos, todos somos responsables del deterioro del planeta, porque una ecología integral es ver la situación del mundo, de la naturaleza, pero unido a la persona, especialmente las personas que hoy están gravemente comprometidas por el deterioro de la naturaleza, el agua, el suelo y el aire”.

Al destacar los dos desafíos que propone la carta, el extractivismo y la defensa de la Amazonía, monseñor Lugones preguntó varias veces cómo cuidamos el agua. “Podemos vivir sin el celular, pero no podemos vivir sin agua, porque el agua es el elemento que sustenta a la persona, es un derecho inalienable de la dignidad de la persona y hoy es moneda de comercio”, advirtió.

“Todos podemos ocuparnos de una conversión integral ecológica. No basta la denuncia. Cómo anunciamos en nuestra casa, en nuestro barrio, lo que se puede hacer y los hábitos que se pueden cambiar. Este cuidado de la casa común no es una moda u opción que pueda o no hacerse. Tenemos que optar por el cuidado de la casa común”, añadió.

“Esta carta quiere concientizarnos sobre el cuidado del planeta, y dentro de nuestro ambiente la persona, especialmente la que hoy no cuenta, los sufrientes, débiles y los que no tienen posibilidades”, sostuvo.

“El cuidado de la casa común es algo serio”

Por su parte, monseñor Scheinig advirtió que “el cuidado de la casa común es algo serio, no es un chiste, estamos muy comprometidos”.

“Hay cosas que son urgentes, que no podemos aplazar, todos nosotros, actores sociales, tenemos que ser eco de la voz del papa Francisco. Todo está conectado: lo que le pasa al agua, nos pasa, lo que le pasa a los bosques, nos pasa, lo que le pasa a la tierra, nos pasa. El planeta no es un tenedor libre, en algún momento las cosas se acaban, por eso tenemos que tener la responsabilidad de cuidar la casa común”, añadió.

Cuidadores de la Casa Común y la Laudato si’

“Cuidadores de la Casa Común nace en 2015 al calor de la Laudato si’, porque nos gusta hacer cosas concretas y una de ellas es intentar generar oportunidades de integración social, política y laboral para los pibes y las pibas de estas barriadas. Hoy con la inspiración de la Carta Encíclica y con un camino de formación integral que influye fuertemente en la espiritualidad, en su sentido más profundo, entendemos que por ahí está la clave para la formación de nuevos liderazgos”, destacó Arriola.

La referente describió que “Cuidadores de la Casa Común está en catorce provincias en el país con experiencias diversas, en algunos con fuerte acompañamiento de gobiernos provinciales como Entre Ríos que lo hizo política pública. En otras, en Almirante Brown gracias a la conducción y liderazgo de María Rosa Martínez y otros compañeros presentes y de su intendente Mariano Cascallares, tratando de hacer una huella, un surco porque entendemos que es la manera donde vamos generando oportunidades nuevas”.

“En las demás localidades vamos remando, en las organizaciones, en las barriadas, con las distintas alianzas, entendiendo que es una invitación abierta a construir este horizonte de trabajo digno en tareas del cuidado de la casa común para darle algo a los pibes”, añadió.

Fuente: AICA

Exalumna del Colegio Seminario en Servicio Jesuita a Refugiados

María Pía Pirelli -exalumna del Colegio de la Generación 2002- es asistente de dirección de proyecto de Jesuit Refugee Service-JRS en Mabán, Sudán del Sur.

En un video de Entreculturas, María Pía explica la misión que lleva adelante el Servicio Jesuita a Refugiados en el país africano.

“Mabán está ubicado al norte del Sudán del Sur y tiene la particularidad de estar recibiendo población refugiada de conflictos que actualmente hay en Sudán. A su vez, tiene una población local que retornó a la zona hace 5 años, después de la guerra. JRS (Servicio Jesuita al Refugiado) está trabajando con estas dos poblaciones: por un lado 143.000 refugiados que existen en 4 campos en esta zona y con una población local de 65.000 personas. Además se le suman los desplazados internos que están asentados cerca de poblaciones locales.”

 

52 jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

El Papa Francisco habló sobre las ‘fake news’ e invitó a los comunicadores a ejercer un ‘periodismo de paz’.

El domingo de la Ascensión se celebra la jornada mundial de las comunicaciones sociales, impulsada por el Vaticano y, en su mensaje, el Papa Francisco llama a ‘compartir la verdad, el bien, la belleza’ como imagen y semejanza de Dios, a través de un ‘un periodismo hecho por personas para personas, y que se comprende como servicio a todos’, especialmente a quienes no tienen voz.

Inmersos en un contexto de comunicación cada vez más veloz, el servicio a la verdad frente a las falsas novedades (‘fake news’) se vuelve una prioridad, dice el Papa. La capacidad de mímesis con lo posible, la atracción que generan y la habilidad de sus difusores para fundarlas en estereotipos, hacen al impacto y visibilidad de estas infundadas informaciones.

Frente a esta realidad, Francisco reconoce los esfuerzos para enfrentar la desinformación de instituciones y particulares que ‘enseñan a no ser divulgadores inconscientes de la desinformación, sino activos en su desvalimiento’. A su vez, hace un llamado a redoblar los esfuerzos para enfrentar ‘la estrategia utilizada por la “serpiente astuta” de la que habla el Libro del Génesis, la cual,… fue la artífice de la primera fake news’

Un llamado ‘a promover un periodismo de paz’ que, sin negar los problemas, ‘sin fingimientos, hostil a las falsedades, a eslóganes efectistas y a declaraciones altisonantes’… que se esfuerce por la búsqueda ‘de las causas reales de los conflictos, para favorecer la comprensión de sus raíces y su superación’ inspirados en la oración de San Francisco ‘Señor, haz de nosotros, instrumentos de tu paz…’

La Asociación Síndrome de Down repudia el Aborto por Discapacidad

La Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (Asdra) expresó su total y absoluto repudio a la actitud discriminatoria, de los profesionales de la salud que sugieren a los padres interrumpir los embarazos ante la posibilidad de que el bebé nazca con síndrome de Down.

¨Ningún bebé con síndrome de Down puede ser descartado a causa de su condición¨, advirtió la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (Asdra) a médicos, genetistas y legisladores en el marco del debate de la legalización del aborto.

«Hola. Mi nombre es Julia. Tengo un embarazo de 11 semanas. Me realicé un diagnóstico prenatal en una clínica de Capital y me dijeron que es muy probable que mi beba tenga síndrome de Down. Junto con mi pareja estamos muy angustiados. Tenemos mezcla de alegría y de profunda preocupación. El obstetra nos dio como alternativa interrumpir el embarazo, ya que, según nos manifestó, las personas con trisomía 21 tienen cardiopatías que son a veces incompatibles con la vida. ¡Necesitamos ayuda! Agradecería mucho que nos den contención, información y asesoramiento.»

Este texto es uno de los tantos mensajes que llegan a la Asociación por distintos medios de comunicación por parte de padres que reciben información tendenciosa, arbitraria y sesgada por parte de genetistas y médicos.

«Desde ASDRA queremos dejar muy en claro nuestro total y absoluto repudio a esta actitud de los profesionales de la salud que, sin ningún escrúpulo, sugieren a los padres que interrumpan sus embarazos en una actitud lisa y llanamente discriminatoria. Ningún bebé con síndrome de Down puede ser descartado a causa de su condición”, expresaron.

Además, consideraron inadmisible que las familias reciban sugerencias de prácticas eugenésicas que, además de inmorales, hoy son también ilegales, “ya que sólo demuestran la falta de formación de muchos médicos y genetistas que brindan datos con una soberbia y omnipotencia que contrasta con la realidad de las personas con síndrome de Down”.

Asimismo, recordaron a los médicos “inescrupulosos” -que dieron su palabra de respetar el Juramento Hipocrático cuando recibieron su título-, la reciente declaración de la Academia Nacional de Medicina: “El niño por nacer, científica y biológicamente es un ser humano cuya existencia comienza al momento de la concepción. Desde el punto de vista jurídico es un sujeto de derecho como lo reconoce la Constitución Nacional, los tratados internacionales anexos y los distintos códigos nacionales y provinciales de nuestro país”.

En un contexto en el que se debate en el Congreso de la Nación sobre la despenalización y legalización del aborto, ASDRA también hizo un llamamiento a todos los legisladores para que contemplen en sus proyectos la incorporación de un protocolo acerca de cómo deben los profesionales de la salud transmitir los diagnósticos de niños por nacer o recién nacidos con discapacidad, y que analicen la posibilidad de que los padres realicen un curso en asociaciones de familias de personas con discapacidad, “así reciben un mensaje esperanzador y realista sobre sus hijos”.

Fuente: AICA

Sobre la Gratuidad de la Red

Una reflexión sobre la privacidad y el valor de lo que compartimos en las Redes Sociales.

Por Sergio Redondo

El reciente escándalo en torno a Facebook y la fuga de datos de millones de sus usuarios ha traído a primer plano el asunto de lo que es gratis en Internet y lo que no.

Son muchos los que se han llevado las manos a la cabeza al enterarse de dicho trasvase de información y los que se han indignado no tanto con este hecho, sino con el uso posterior que, supuestamente, la empresa Cambridge Analytica hizo de ellos. Esto está provocando que muchos usuarios hayan decidido darse de baja de la red social creada por Mark Zuckerberg, incluyendo personalidades famosas como Elon Musk, fundador de, entre otras empresas, Paypal y Tesla.

No entraré aquí a analizar el hecho, ni mucho menos a ofrecer una opinión al respecto, pero sí me gustaría resaltar algunas cuestiones que, según mi criterio, creo que planean alrededor de semejante situación y que, en la mayoría de las conversaciones que escucho al respecto, se pasan por alto.

Nada es gratis

Sin duda, la primera cuestión que todos deberíamos tener meridianamente claro. Siempre existe una contraprestación, en todo. Pensar lo contrario es de ingenuos.

Incluso en proyectos que pueden parecer relativamente simples, casi siempre uno de los umbrales de acceso consiste en dejar un correo electrónico. En el mismo momento en que accedemos a intercambiar nuestro correo por un determinado servicio o producto estamos aportando información sobre nosotros, los usuarios, a una empresa.

Habrá quienes piensen que Facebook o Twitter son gratis por el simple hecho de no haber tenido que ‘pagar’ por ellos, pero esas personas no se dan cuenta de que en realidad lo que han hecho es confirmar una transacción utilizando otro medio de pago, información, posiblemente mucho más valiosa que una económica cuota monetaria mensual o anual.

Y tú, ¿lees el aviso legal antes de aceptar?

En estas transacciones ‘invisibles’ que venimos comentando, existe siempre un paso por el cual todos tenemos que pasar: se trata del típico aviso legal, el cual debemos aceptar —sí, sí, marcando esa casilla obligatoria antes de enviar nuestros datos— y que en caso de no hacerlo, no podríamos disfrutar del servicio o producto en el que nos estemos registrando.

En este punto, es posible que las empresas que ofrecen sus servicios pequen un poco de oscurantistas o extremadamente legalistas, ya que el vocabulario empleado en estos textos, que no dejan de ser legales, implica un considerable esfuerzo por parte de los usuarios para su completa comprensión, y lo que no podemos hacer es recurrir a un abogado cada vez que vayamos a querer hacer uso de un servicio en el cual se requiera aceptar este tipo de condiciones.

Aunque reconozco lo complicado del tema, ya que las empresas deben guardarse las espaldas ante posibles reclamaciones, tal vez podrían hacer el esfuerzo de ofrecer más claramente los puntos principales o más críticos de sus condiciones, con la opción de leer una versión más desarrollada o completa de las mismas.

Vivimos en la era de la información

Parece como si muchas veces nos olvidásemos de esto. Todos hemos escuchado en algún momento eso de ‘la información es poder’, idea que algunos atribuyen a Thomas Hobbes y otros a Francis Bacon. Independientemente de quien formulara la frase por primera vez y de su connotación, lo realmente importante aquí es tener claro que vivimos en una época en la que la posibilidad de disponer de información o, mejor dicho, de más información que los demás, supone una ventaja competitiva.

Y sin embargo, es curioso que esto parezca exclusivo de la época en la que vivimos cuando realmente ya desde muy antiguo dicha ventaja ha sido buscada y aprovechada por todos: reyes, nobles, conquistadores, comerciantes, revolucionarios, inventores, etc. Saber más que otros siempre ha supuesto ir un paso por delante. Y esto, en la época digital y, más aún, en la época de la publicidad y la globalización en todos los órdenes, alcanza cotas de poder cuyo alcance, muy seguramente, a muchos se nos escapa.

Solo hay que prestar un poco de atención

Es curiosa la indignación de muchos usuarios. Es ahora que salta el escándalo cuando raudos corren a renunciar de su perfil de Facebook. Sin embargo, es como si nunca les haya resultado extraño que, tras compartir o haber abierto una noticia o un producto en el Whatsapp o haber visitado una web en el navegador, inmediatamente hayan empezado a recibir impactos publicitarios relacionados.

No cabe duda de que el alcance del uso de los datos va mucho más allá de lo que podamos imaginar y, de hecho, su relación con la campaña electoral de Donald Trump viene a confirmarnos que vivimos en un mundo en el que la información que consumimos procede de un filtrado previo —recordemos, el filtro burbuja— realizado en base a nuestros gustos, hábitos e inclinaciones. ¿Cómo se puede realizar este filtrado? Pues gracias a nuestros datos, que ofrecemos muchas veces de manera directa, y otras de manera indirecta.

Insisto, nada es gratis en la Red. Por todo hay que pagar, y la información es un medio de pago que se revaloriza cada vez más.

Fuente: Entre Paréntesis

 

La Iglesia y el Histórico Acuerdo en Corea

La Iglesia Universal y los católicos de Corea con mayor intensidad han acompañado los procesos de paz entre Corea del Norte y Corea del Sur.

El 27 de abril de 2018 se vivió un hecho histórico. El dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, y el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, se reunieron en la zona desmilitarizada, un hecho que parecía imposible hace unos meses cuando la guerra aparecía más cerca que nunca. Además, entre los acuerdos se destaca el anuncio de Corea del Norte de desmantelar su centro de pruebas nucleares. Otro gesto es el de tener el mismo huso horario que Corea del Sur, que la dictadura había modificado.

El papa Francisco llevaba tiempo rezando y pidiendo oraciones por las dos Coreas y este mismo domingo, 29 de abril, volvió a tener un recuerdo para ellas. Además, los católicos viven con esperanza este tiempo. Así lo manifiestan los líderes católicos de Corea del Sur, pues en el Norte no hay obispos ni se sabe el número de fieles que quedaron.

Años celebrando misas de reconciliación

El cardenal Andrew Yeom Soo-jung, arzobispo de Seúl y administrador apostólico de Pyongyang, aseguraba que “al observar el viento de la paz que se ha levantado recientemente sobre la península coreana expresó un profundo agradecimiento a Dios por esta providencia que lo ha hecho posible».

Durante 23 años se han estado celebrando misas por la reconciliación. El cardenal celebró la misa número 1163 con la presencia de tres obispos auxiliares. «El objetivo de celebrar la santa misa por la reconciliación nacional no es otro que cumplir con ardiente celo la misión que hemos heredado del Señor, como fieles discípulos suyos, de trabajar duro para que cada uno de los miembros de nuestro pueblo en la península coreana tenga vida y la tenga en abundancia», dijo el cardenal Yeom, haciendo alusión al pasaje del Evangelio en el que el propio Jesús habla sobre la búsqueda de la unidad: ‘El Padre y yo somos uno’, y a cómo la Iglesia debe dedicarse a trabajar para que todos seamos uno, justamente como el Padre y el Hijo, nuestro Señor, son uno, reforzando de esta manera, su misión de ayudar en la reconciliación del pueblo coreano y fortaleciendo su unidad con Dios”.

La Virgen y los mártires coreanos

También se manifestó al respecto monseñor Lazzaro You Heung-sik, obispo de Daejeon: “Me emocioné al ver en la televisión a los dos líderes reunidos. Luego recé una oración dando gracias a Dios y dando mi bendición. Estoy muy feliz porque se abre una nueva era: podemos decir que Dios hace obras maravillosas y sorprendentes. También invoqué la protección de la Virgen María y de los mártires coreanos: a ellos les confiamos el futuro de este viaje hacia la paz y la reconciliación, por el bien del pueblo coreano y de toda la humanidad”.

Monseñor Lazzaro confirmó que “en Corea se respira un aire de gran optimismo y esperanza. Lo que parecía imposible hace unos meses cuando hablábamos de la guerra, hoy se ha realizado. Hoy decimos al Señor: completa tu obra. Somos hermanos: como coreanos somos un pueblo”.

El papel del presidente surcoreano, católico

Además, quiso recordar que un gran mérito “se debe atribuir al presidente Moon, católico, que creyó en esto y trabajó arduamente para obtener este resultado”.

“Ahora esperamos tener la oportunidad de ayudar a los norcoreanos que sufren pobreza y hambre”. Los dos objetivos del desarme nuclear y de la firma de un verdadero tratado de paz están al alcance de la mano. No solo son posibles, sino realmente necesarios: «son el camino y el fruto adecuado después de esta cumbre”, señaló y recordó que “la paz en la región también requiere la voluntad política de actores como China y los Estados Unidos”.

“Los católicos en Corea -concluyó el obispo- vivieron este acontecimiento en oración y continuarán acompañando el camino del diálogo y la paz con la oración, promoviendo iniciativas de intercambio y cooperación con el Norte, para ayudar a crear una auténtica reconciliación y fraternidad”.

Fuente: AICA

Las Disculpas del Papa Francisco

El Papa nos da ejemplo del modo de proceder desde la humildad que acepta los propios errores y busca reparar las heridas.

Por Álvaro Lobo SJ

En una carta remitida a los obispos de Chile, el Papa Francisco ha pedido disculpas a propósito de sus declaraciones sobre los escándalos y abusos en el seno de la Iglesia chilena. No es la primera vez que la Iglesia, sea por medio de diferentes pontífices u obispos, pide perdón por este y por otros muchos temas. En cualquier caso, no es habitual que un referente de talla mundial pida perdón, y más en un tema tan espinoso y complicado, donde no es fácil hilar fino.

A veces esto de disculparse se nos atraganta. Le ocurre a la Iglesia y a muchas instituciones, pero también a nosotros mismos. Se nos cuela en el subconsciente que es un signo de debilidad y de falta de autoridad. En otras ocasiones creemos que es señal de imperfección, y con ello nuestras palabras, obras, proyectos y responsabilidades pierden credibilidad, y nos creemos que no estamos a la altura. Quizás ante el error, siempre sale nuestro lado más infantil que busca echarle la culpa al otro y confundimos la explicación con la justificación, y donde podríamos cerrar heridas, al final las hacemos más profundas. Decidimos acelerar cuando en el fondo debemos frenar, agachar la cabeza y volver a empezar.

Aceptar los errores no nos exime de las responsabilidades, pero sí nos abre a los otros. Nos hace más humanos. En parte, la cantidad de veces que pedimos perdón objetiva la humildad con la que vivimos. Las personas incapaces de disculparse se acaban distanciando de los demás, porque de alguna forma se endiosan sigilosamente. Estamos llamados a la perfección, pero no la del que no comete errores, sino la del que vive en clave de misericordia, y en este caso el arte de la disculpa es una parte de ella. Francisco nos vuelve a dar una lección de vida: como Pedro, también se equivocó, pero supo descubrir a tiempo que el modo de Dios es el de la humildad que acepta y no el del orgullo que nunca se equivoca.

Fuente: Pastoral SJ