Una Venezuela Convulsionada Rezó por la Paz y la Justicia

El día viernes 21 de Julio se llevó a cabo en Venezuela una jornada de oración y ayuno para pedir por la libertad, la justicia y la paz en el país.

La convocatoria a la oración la hiza la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV). El episcopado venezolano invitó a no dejarse robar la esperanza que hace posible -con la ayuda de Dios- lo que parece imposible.

Pidió también comunicar la esperanza y “ser protagonistas de este momento histórico y del futuro del país”, en que la Iglesia cumple un papel importante a través de la oración, la mediación, el diálogo entre el oficialismo y la oposición, y la acción caritativa.

“Pedimos a Dios siga protegiendo a este pueblo y que la maternal protección de María de Coromoto nos aliente a seguir edificando la paz y la convivencia fraterna», animaron los obispos venezolanos, expresaron.

Esperanza Ecológica, Ecología Esperanzada

Una invitación a trabajar con esperanza en el cuidado de la casa común.

Por José Luis Graus

Está terminando el curso, y con él afloran todos los cansancios acumulados día a día, las intolerancias propias del momento, cierto pesimismo a la hora de valorar lo que sucede… Y el calor comienza a apretar de lo lindo en nuestra ciudad, “primera ola de calor” la llaman.

Éste es un campo abonado para que la desesperanza se cuele por alguna de las grietas que el trabajo del curso ha ido generando. Y en estas circunstancias, levantar la cabeza de nuestro ombligo no es mucho más alentador: hace pocos días, la noticia de que el presidente de Estados Unidos de América retiraba a su país de los ya de por sí frágiles acuerdos de París. Y no sólo eso, sino que además escuchamos en los medios de comunicación que eso del cambio climático no es para tanto. Y sigo: no dejan de morir personas que buscan refugio en el mediterráneo, y… La lista de mazazos podría ampliarse indefinidamente, asfixiando nuestra frágil y maltrecha esperanza en este curso caluroso que va terminando.

Y es entonces cuando viene en nuestro auxilio esta frase de Laudato Sí:

“Caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten el gozo de la esperanza.” (Laudato si 244)

Y así concluye el libro Todo contribuye,1 de José Eizaguirre.

En este camino de la conversión ecológica, personal y comunitario, por el que transitamos, la Esperanza es un compañera incondicional; ojalá podamos reconocerla. Una esperanza sencilla como paloma, sin grandes alharacas, pero firme, y también una esperanza astuta como serpiente (Cfr. Mt. 10, 16) que sabe aprovechar su oportunidad, que sabe reconocer las grietas del sistema para colarse por él e introducir la semilla de la transformación.

Esperanza no es ingenuidad confiada en que algún día las cosas cambiarán y todo terminará como un bonito cuento de hadas. Esperanza no es conformismo al que le bastan una serie de buenas y necesarias acciones personales que hacen un poco más amable la realidad. Esperanza no es aceptación irracional de una serie de ideas o de hábitos que modifican algo nuestra epidermis ecológica, pero no llegan a las raíces de nuestro ser.

Esperanza es un don que cada mañana se nos regala, pues no podemos negar el Misterio y la Transcendencia que habita nuestra realidad. Y esperanza es tarea, es trabajo que debemos cultivar cada día, que debemos cuidar y mimar, que debemos acompañar en su proceso.

Es la esperanza la que da sentido a nuestras preocupaciones y luchas por este planeta. Es ella la que hace hondo nuestro canto mientras caminamos, la que nos alienta y anima a transitar por vericuetos imperceptibles, o la que nos lanza a batallas contra molinos de viento que, pareciera, nos pueden arrasar. Por ella creemos firmemente que la muerte de tantas personas, que buscaban un planeta mejor, no tendrá la última palabra, que las personas que mueren buscando refugio, que…. ¡encontrarán una paz sin límites!

A nosotras nos toca pelear esta esperanza, luchar esta esperanza, suplicar esta esperanza, anhelar esta esperanza… Lo expresa infinitamente mejor este artículo de José María Segura en el blog de Cristianismo y Justicia que, justo cuando andaba buscando palabras para escribir estas líneas, me ha llegado:

“Comunidades de resistencia y esperanza que se entretejen con personas que sueñan un futuro distinto, que van estirando el presente metro a metro, bocanada a bocanada…”

Fuente: EntreParéntesis

 

El Lugar de la Mujer en la Iglesia

La Asociación Action Catholique des Femmes, comprometida con la vivencia de los valores cristianos para las mujeres, ha planteado una suerte de interrogantes sobre el rol de la mujer dentro de la Iglesia.

Por Lucetta Scaraffia

Del 26 al 30 de junio, las mujeres de la asociación Action Catholique des Femmes estuvieron en el Vaticano. Fundada en 1901 para defender la libertad religiosa, y después comprometida a ayudar a las mujeres de todas las edades y vivir más intensamente los valores cristianos, basada en el rol femenino nacido de la vocación bautismal. Sus estatutos renovados hacen hincapié en la identidad de la asociación entendida como un movimiento de mujeres católicas y no solo el movimiento de las mujeres católicas, se ha confirmado la misión original de ayudar a las mujeres a cultivar su vida espiritual, también abiertas a las no creyentes o las que pertenecen a otras religiones.

En su larga historia, la asociación siempre ha apoyado la emancipación de la mujer en la sociedad y, a partir de 2015, han identificado como objetivo luchar para que el lugar de las mujeres pueda ser reconocido en la Iglesia a la hora de tomar decisiones.

Preguntas al Papa

Le preguntas que las asociadas plantearon al Papa estuvieron relacionadas con esta propuesta, y se abren con la denuncia de la falta de interés hacia ellas por parte de muchos eclesiásticos, indiferentes al hecho de que las mujeres se pregunten sobre el futuro de la Iglesia, sobre cómo proclamar y encarnar a Cristo hoy. Para muchos obispos que no escuchan sus dudas, ¿no sería bueno hacerlo juntos?

También se preguntan por qué las mujeres –como bautizadas y creyentes– no pueden tener un lugar propio y ser reconocidas como sus hermanos en la comunidad de los discípulos de Jesús. Sin la presencia y el servicio silencioso de las mujeres, ¿cuál sería el lugar y papel de la Iglesia en el mundo? ¿Acaso nuestra Iglesia no carece de elementos esenciales al dejar a un lado las mujeres?

Estas propuestas, estas preguntas, constituyen un paso más de unas mujeres que tienen una mirada crítica ante la marginación en la que se circunscribe una mentalidad clerical dentro de la propia Iglesia. Propuestas y preguntas que nos hacen comprender con claridad y coraje que esta exclusión ya no cuenta ni con el consenso ni con la legitimidad en la cultura de las sociedades contemporáneas.

Fuente: Vida Nueva Digital

 

Educamos al Donar Nuestro Saber: desde Venezuela

Regalar al otro la propia experiencia para construir un mundo más amigable para todos.

Por María Fernanda Guevara Riera

Estamos comprometidos socialmente cooperando con proyectos educativos y los impartimos en nuestros espacios más cercanos con el fin de que allí surjan multiplicadores del saber que, posteriormente, donen dicho saber en sus lugares de acción más inmediatos. Pienso, además, que ésta es una alternativa válida para todos si queremos contribuir a que en nuestro mundo exista menor dolor social: desde cada saber u oficio, independientemente si te dedicas o no a ser formalmente un educador, puedes donar solidariamente al otro tu experiencia y liderar así acciones solidarias que cultiven un mundo demócrata con mayor humanidad. Vamos a desarrollar, entonces, nuestra aproximación del saber como donación que educa.

Consideramos que el sentimiento de solidaridad para con nuestros semejantes y para con nosotros mismos no posee un sustrato natural sino que, más bien, es el resultado histórico de una educación en valores que promueven lo humano. Valores como la igualdad, la libertad, la honestidad, la responsabilidad, la fraternidad, la empatía, el respeto y la confianza siembran humanidad. El estudio y la vivencia cotidiana de dichos valores en nuestros ambientes familiares, educativos, laborales y comunitarios refinan nuestra sensibilidad y nos capacitan para intervenir con firmeza en nuestro mundo cuando el dolor de un semejante se presenta porque su dignidad está siendo objeto de discriminación y segregación.

Y no sólo nos habilitan para distinguir la injusticia social que padece el otro en situaciones concretas de exclusión y discriminación social sino también, y con una relevancia capital, nos instruyen y facultan para percatarnos cuando nuestros propios derechos fundamentales como personas están siendo violados y transgredidos hacia formas aberrantes que atentan contra nuestra integridad y el estado de derecho. Porque “los derechos, como cualquier otro valor, no sólo son una creación humana; también crean humanidad, humanizan, nos hacen asimilar la importancia de lo que significa ser humanos”. (DELGADO MANSILLA: 2004, 23).

Ahora bien, yo vivo concretamente en la Venezuela herida de hoy. ¿Qué significa aquí que educamos al donar nuestro saber? Significa que consideramos que nuestro saber debe ser donado cuando un semejante se encuentra padeciendo formas sociales que niegan sus derechos a vivir una vida plena, situación que nos está aconteciendo a la mayoría de los venezolanos el día de hoy. De forma tal que nuestra donación solidaria consiste en poner toda nuestra experiencia a disposición del otro a través de la acción educativa, presencial y virtual, con el fin de que comprendamos el dolor de nuestro semejante, nuestro dolor, y que logremos aprender contenidos que nos permitan expresar sin temor y con la debida apropiación nuestras exigencias de derecho.

No ser indiferentes con el dolor de nuestro semejante es ser solidarios y buscar intencionalmente comprender, enfrentar, reparar, corregir y disolver “todo aquello” que produce dolor y humillación en ellos, en nosotros. Porque con su acción negadora “todo aquello” se materializa en situaciones concretas que deshumanizan y reproducen un mundo deshumanizante, carente de tolerancia, libertad, igualdad y justicia. A través de la educación en valores, de la educación ciudadana, dotamos de las herramientas del conocimiento a quienes no gozan de ellas plenamente para que logren identificar en su vida cotidiana, en nuestra vida cotidiana, las situaciones que merman su dignidad e iniciar, de este modo, un proceso de liberación puntual.

Subrayamos que gracias al contacto directo que tenemos con el otro en las aulas de clase, en las comunidades, en las páginas que hoy leen, las palabras leídas y escritas no son letra muerta, se transmiten y viven en la acción del saber solidario donado que educa. La educación se torna fundamentalmente en educación demócrata inclusiva e insisto en que eso lo podemos realizar todos en la medida en la cual busquemos donar, más allá de lo estrictamente laboral, nuestro saber en nuestras comunidades y allende las mismas. Podemos convertirnos todos en educadores desde nuestras disciplinas o actividades porque de lo que se trata es de ser creativos y de generar espacios en donde el bien recíproco se pueda cultivar de forma tal que contribuyamos a generar lazos más humanos y humanizar nuestra realidad diaria porque es tarea de todos levantar una sociedad libre de opresiones, libre de maltratos, libre de vejaciones.

No ser indiferentes con las situaciones que merman nuestra convivencia íntegra, honesta y justa con nuestros semejantes promueve la acción solidaria del saber que educa. Nos lleva a cultivarnos aún más en los valores que reafirman y nutren la cultura de la persona humana y nos comprometen cada vez más con alcanzar de hecho, a través del saber solidario donado al otro, una sociedad auténticamente democrática, igualitaria y plural. En la actualidad los venezolanos carecemos de ella y luchamos pacíficamente por alcanzar una Venezuela de derecho en donde el transitar por la calle, ir al colegio o a nuestra universidad, buscar alimentos y medicinas no sea lo último que hagamos.

No ser indiferentes al dolor supone siempre que cuando se lee o se escribe sobre los problemas de discriminación y violencia nos ponemos en el lugar del otro, somos también en y con los otros y, entonces, la acción solidaria que emerge alcanza de facto el nosotros constructor de Humanidad. (…)

 Por Entre Paréntesis

Los Pilares de la ONU (II): Desarrollo Sí, pero Sostenible

Los objetivos del desarrollo sustentable involucran 3 dimensiones: la económica, la social y la ambiental, en las que trabajar de manera sostenida y responsable.

Desde sus inicios en 1945, uno de los principales propósitos de las Naciones Unidas ha sido «crear las condiciones de estabilidad y bienestar necesarias para las relaciones pacíficas y amistosas entre las naciones, basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos», como se recoge en el artículo 55 de la Carta fundacional.

Según ese mismo artículo y para crear tales condiciones, la Organización promoverá: niveles de vida más elevados, trabajo permanente para todos, y condiciones de progreso y desarrollo económico y social.

Sin embargo, el concepto de desarrollo ha cambiado a lo largo de los años, ya que no todo el desarrollo vale, especialmente, no aquel que se consigue a costa de la ausencia de la paz universal, el mantenimiento de la tiranía de la pobreza o la degradación del planeta por el agotamiento de sus recursos y su contaminación. Ya que, de continuar así, la Tierra será inhabitable para las futuras generaciones.

Teniendo estas ideas en mente y siguiendo la estela de los Objetivos del Milenio, en el año 2000, los líderes mundiales aprobaron en 2015 la llamada Agenda 2030, que marca los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El Desarrollo Sostenible no significa, pues, un bienestar basado en el mero consumo de bienes, sino que implica un bienestar del individuo y de la sociedad en el sentido amplio de la palabra.

Como señala el texto de la resolución de la Agenda 2030, el desarrollo sostenible tiene tres dimensiones: la económica, la social y la ambiental. Por ese motivo, los Objetivos incluyen desde la igualdad de género y la educación hasta la salud, el cambio climático y la prevención de los daños que pueden ocasionar los desastres naturales.

Para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible, hay que poner fin a la MGF y asegurarse que no queda nadie atrás.

Dentro del complejo sistema de las Naciones Unidas, dos entidades destacan en el liderazgo del desarrollo. El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales y el Programa para el Desarrollo.

Este último elabora todos los años el llamado Índice de Desarrollo Humano, una clasificación que mide el grado de desarrollo de cada país y región teniendo en cuenta distintos indicadores, un verdadero campeonato mundial que todos los países deberían jugar con el máximo entusiasmo y pundonor, y sentirse orgullosos de ganar.

Pero DESA y el PNUD son los únicos que tienen a su cuidado el desarrollo porque, tal y como hemos descrito, este debe abordarse de forma transversal.

Por este motivo, el desarrollo no es cosa sólo de Gobiernos, agencias especializadas y organizaciones no gubernamentales. El desarrollo sostenible es la suma de todas las decisiones, las colectivas y las individuales, y todos podemos hacer algo por él, hasta los más perezosos, si ponemos un poco de humor.

Así que nos despedimos con esta Guía para vagos para que empecéis a contribuir a la Agenda 2030, con el menor esfuerzo posible.

Y para que todos, los más activos y los vagos más recalcitrantes, podamos medir nuestros progresos, también recomendamos descargarse está aplicación de los ODS en Acción

Fuente: blogs.un.org

 

Laudato Si, un Camino de Conversión Ecológica

La Encíclica Laudato Si fue publicada hace años. Lejos de quedar en el olvido, las reflexiones, propuestas y desafíos que la misma plantean siguen hablando e interpelando nuestro hoy.

Han pasado dos años desde que Francisco publicó la encíclica Laudato Si dedicada a todas las personas de buena voluntad.  Ya cuando lo hizo, Francisco era una de las pocas, si no la única, autoridad moral con talla mundial que van quedando. El paso del tiempo lo ha confirmado.

La Encíclica tiene mucho contenido y muchos matices, pero en medio de toda esta riqueza tiene una línea argumental que es la base de la misma. A modo de recordatorio,  repasemos parte de dicho contenido: el papa denuncia con gran fuerza una situación que se caracteriza por el grave deterioro ambiental y social (cap I). La causa de esta situación es la acción humana (cap III). El poder económico y financiero domina la política y la tecnología a su propio servicio, creando un modelo, una cosmovisión, un paradigma de dominio, de explotación y de muerte para muchos y enriquecimiento de unos pocos; un modelo que destruye porque se basa en la mentira del crecimiento ilimitado de los recursos. Este modelo desde luego no concuerda con nuestra tradición espiritual que nos presenta la Creación como un gran regalo de Dios para compartir entre todos basando nuestras relaciones en el respeto y la solidaridad; la vida del propio Jesús es el modelo y camino que debe guiar nuestros pasos (capII). En el cap. IV se sugieren vías de orientación y acción.

No podemos dejar pasar la Encíclica como un escrito más del Papa, pues en ella se nos urge, dado que la situación es apremiante y los signos de deterioro que no tiene vuelta atrás están ya a la vista de todos y nos llevan poco a poco a situaciones aún más sin salida. Que hayan pasado tres años no la vuelve un documento viejo. Al revés, la cuestión del cuidado de la creación es urgente, contemporánea y de largo plazo. Por eso la Encíclica tiene hoy la misma o más vigencia que hace tres años. No podemos quedarnos viendo la situación ambiental y social y seguir tan tranquilos con nuestra labor cotidiana, esperando que una mano poderosa resuelva los problemas.

La Compañía de Jesús es, tal vez, en la situación eclesial actual, la Orden con más posibilidades de dar pasos visibles en defensa de ese otro modelo, de ese paradigma que anuncia la Encíclica. Para eso es inevitable enfrentarse a los poderes de este mundo en el que vivimos, a sus valores, a sus mentiras, y hacerlo por la vía de las decisiones, de los hechos, caminando hacia esa Ecología Integral que envuelve todos los aspectos de la vida, humanos, sociales, personales, y ambientales. Igual que en su día el Decreto Fe-Justicia fue un aldabonazo impresionante para todo el Apostolado de la Compañía, hoy podría serlo esta Encíclica, que en el fondo va en la misma línea. El último capítulo habla de la educación y la espiritualidad, dos campos donde se nos supone fuertes, con una palabra que decir fruto de nuestra tradición y carisma.

Sabemos por qué lo hacemos, pero aún debemos aprender a hacerlo: aprender a iniciar un camino de conversión ecológica que se vea en nuestra vida real; Casi a diario las decisiones que tomamos a niveles institucionales, comunitarios, personales, profesionales y espirituales son susceptibles de dejarse atravesar por el mensaje de la Laudato Si y enriquecer todo ello. Si así fuera, enseguida se empezaría a notar en nuestras universidades, libros y revistas, Iglesias, parroquias y centros Fe-Cultura, Colegios y Obras Sociales, en nuestras Comunidades y en nuestras personas. Abrámonos con sencillez y lucidez a la Laudato Si y dejemos que pase de un modo transversal por todo lo que afecta a nuestra vida.

Fuente: Jesuitas España

«El Acuerdo de Paz lo Protege todo el Mundo, menos los Colombianos»

Continuamos compartiendo testimonios sobre la situación actual de los procesos de paz en Colombia.

En entrevista con Olga Lucía Criollo y Diego Martínez Lloreda -periodistas del diario El País, de Cali- el P. Francisco de Roux, S.J., habla sobre el proceso de paz en Colombia.

“Lo que estamos encontrando frente a las elecciones es: o usted apoya la paz y escoge unos candidatos o está en contra de la paz y escoge otros, y eso nos hace mucho daño, porque la paz deja de tener la fuerza gratuita que tiene como valor moral y se convierte en un debate, y allí todo vale, sobre todo cuando de todos lados se ha aprendido a utilizar posverdades, a crear miedos y a generar inseguridades”.

Así habla, con la autoridad que le da haber luchado durante más de tres décadas en favor de la paz, el sacerdote jesuita Francisco De Roux, quien asegura que el proceso de paz de Colombia “es una de las cosas más cuidadas por el mundo hoy, porque se lo considera el más exitoso, todo el mundo lo está protegiendo, solo los colombianos no lo estamos haciendo”.

¿Cómo interpreta que un gran sector de colombianos no haya dimensionado lo que está pasando con las FARC y siga insastisfecho con los acuerdos de paz?

Creo que hay dos cosas. Por una parte, hay dolores muy profundos, de familias que sufrieron el secuestro, de personas que murieron en desplazamiento o en masacres, que tienen desaparecidos, fueron heridas o muertas en minas antipersona y, por otra parte, la oposición política ha sido muy eficaz en la generación de la desconfianza. Las dos cosas han contribuido a esta atmósfera, que siento no solo de polarización sino de desconfianza. Tengo la convicción de que la paz es un valor moral y los valores morales son objetivos por los que uno lucha de la manera más gratuita posible. La paz es un valor gratuito, por la cual uno debe entregarse, pero no esperar a cambio ni votos ni premios ni dinero, pero cuando a la paz se la toma la política, en política no hay nada gratis, porque todo lo que usted gana, yo lo pierdo y yo no lo puedo dejar ganar nada y entonces las cosas sí se complican. Lo que estamos encontrando frente a las elecciones es: o usted apoya la paz y entonces escoge unos candidatos o está en contra de la paz y escoge otros, y eso nos hace mucho daño, porque la paz deja de tener la fuerza gratuita que tiene como valor moral y se convierte en un debate y allí todo vale, sobre todo cuando de todos lados se ha aprendido a utilizar posverdades, a crear miedos y a generar inseguridades, porque así se hace hoy en día la campaña política.

O sea que es de los que piensa que la paz volverá a ser el tema de las presidenciales del 2018…

Desafortunadamente, y los que hemos estado metidos en esto desde 1984 sabemos que la situación que hoy en día tenemos en Colombia con el proceso de paz hubiese sido imposible si los presidentes desde Belisario Betancur hasta ahora no hubieran hecho todos un aporte para encontrarle una salida a esto… me parece muy valioso que Santos se haya jugado todo su capital político para que finalmente pudiéramos tener este acuerdo en el país y claro, porque la política es así, aunque esto es el resultado de todos, ahora estamos peleando porque tenemos la paz. Hace dos semanas estaba en Frankfurt en un debate sobre la paz y me llamó la atención que el sentir de la gente que estaba presente era que el acuerdo entre las Farc y el Gobierno colombiano es la mejor noticia internacional del Siglo XXI, y llego al país y me dicen: es que la peor noticia es que le hayamos entregado el país a esos narcoterroristas. Claro, inmediatamente uno se da cuenta de la realidad. Qué bueno sería que independientemente de quién sea el presidente el año entrante, estuviéramos en la idea de metámonos todos a este proceso, pero proactivamente, desde los distintos puntos de vista, para garantizar que se diga toda la verdad, que se reparen a todas las víctimas, para garantizar que se hagan los ajustes en la JEP para que no haya impunidad, metámonos todos para que esto sea irreversible, pero empujemos en lugar de ponernos a crear desconfianzas que no nos llevan a nada.

Dicen que hay sectores que tienen mucho miedo a que se sepa la verdad en los tribunales de la JEP y por eso la insistencia en volver trizas los acuerdos, ¿qué piensa?

Sí, incluso creo que en el decreto que quedó finalmente en el ‘fast track’ se hacen limitaciones, porque se le tiene mucho miedo a la verdad. Y es que la verdad es muy difícil en esto. Para el 2010, en Colombia los ‘paras’ habían hecho 1166 masacres y la guerrilla había hecho 375.

¿Quién financió a los ‘paras’? Entre otras porque muchas de esas acciones fueron apoyadas por ganaderos y empresarios que estaban desesperados por el secuestro y la inseguridad y porque sentían que el Ejército no era contundente para frenar una guerrilla que era inmensamente fuerte en los 90. A mí me tocó vivir esas masacres en el Magdalena Medio. Por ejemplo, en la parroquia San Pedro Claver nos mataron 34 muchachos y el día del sepelio teníamos solo siete ataúdes con cadáveres, los otros 27 estaban vacíos y jamás los encontramos y me acuerdo con mucho dolor que estuvimos absolutamente solos.

Entonces, qué bueno que pudiésemos saber la verdad sobre quién lo hizo, por qué, quién estaba financiando. Por eso le doy más importancia a la Comisión de la Verdad y al Reconocimiento de Responsabilidades.

¿O sea que es más importante la verdad que el juzgamiento de los culpables?

Me parece más importante que se sepa la verdad de todo lo que ha pasado, pero no me atrevería a decir si una cosa es más importante que la otra. Necesitamos que no haya impunidad, que haya sentencias y que se cumplan, pero hay que pensar también en que los magistrados de esos tribunales van a estar a la vista. Hay un enorme respeto de la comunidad jurídica internacional sobre lo que se acordó en la JEP y va a estar encima midiendo si estos hombres hacen procedimientos completos, si se acogen a lo acordado, si las sentencias son rigurosas y si la limitación de la libertad corresponde a patrones de la exigencia de la justicia. El proceso de paz de Colombia es una de las cosas más cuidadas por el mundo hoy en día, porque se lo considera el más exitoso, todo el mundo lo está protegiendo, solo los colombianos no lo estamos haciendo.

¿Cómo explicar que las víctimas están más dispuestas a perdonar que los demás colombianos?

Cuando uno ha vivido dentro de la guerra y le ha tocado recoger gente herida por las minas e ir a sacar secuestrados y meterse en el corazón de una masacre, uno entiende por qué… La víctima ha sentido en su cuerpo y en sus seres queridos aquello de que somos capaces los seres humanos en un momento de confusión y de locura, sabe la capacidad de barbarie, de ignominia y de destrucción al otro que existe en el ser humano y por eso sabe lo importante que es que nos levantemos de esa situación y construyamos una cosa totalmente distinta. Las víctimas cambiaron completamente el proceso de paz. Lo puedo decir porque estuve repetidamente en La Habana y al principio las conversaciones fueron sobre asuntos estructurales muy difíciles, las Farc querían que hubiera constituyente, reforma agraria radical, exigían la transformación del Ejército y el cambio del Congreso, pero todo eso fue a dar al refrigerador, porque esas cosas no se podían negociar en una mesa, pero la pregunta era: cuándo se van a arreglar esos problemas, y había razón porque Colombia es uno de los diez países más inequitativos del mundo y uno de los cinco más corruptos, pero llegan las víctimas, cada una presentó su dolor y les dicen: ‘aquí hay problemas estructurales muy grandes, eso es muy cierto, pero el primer problema somos nosotros mismos, veamos primero que nos odiamos, que nos hemos venido matando, arreglemos este problema del ser humano en Colombia y luego, en democracia, aceptando la discusión de todo el mundo, sin armas en la política, pongámonos a arreglar esos líos que nunca arreglamos.

¿Cómo fue posible que ellas actuaran así?

Es el efecto de las víctimas, que llegan allá a contar lo pasado en el Club El Nogal, en Bojayá, en El Salado, o con el general Mendieta o Alan Jara, en doce cárceles de alambre distintas, y después de poner en evidencia ante sus perpetradores lo que sufrieron, dicen: ‘no venimos a pedir que a ustedes los metan en la cárcel ni que los hagan sufrir lo que nos hicieron sufrir, venimos a pedir que esto nunca más vuelva a pasar en Colombia’. Eso fue muy impactante: se olvidaron del refrigerador y La Habana se centró en el problema humano. De ahí salió la Comisión de Búsqueda de Desaparecidos, la Comisión de Verdad y de Aceptación de Responsabilidades, y se comenzó a consolidar la JEP, que es una justicia para que nos restauremos todos, que usted pague las penas restaurando a la comunidad a la cual le hizo daño y que usted mismo se restaure… Eso le dio una vuelta al proceso y, a mi juicio, ahí empezó el cambio de la gente de las Farc. Es que es muy distinto el Pablo Catatumbo que en la Iglesia de San Francisco, después de oír a las víctimas que los trataran de criminales, dice: ‘nosotros los matamos, los teníamos en nuestras manos, somos responsables. Les pedimos perdón y estamos dispuestos a reparar’. O escuchar a Carlos Lozada decir del Club El Nogal: ‘Asumimos la responsabilidad como secretariado de las Farc y estamos dispuesto a reparar, pero no solo moral sino materialmente. Lo que determine la JEP, lo vamos a hacer’. Y añadir: ‘humildemente, les pedimos perdón’.

¿Hubo otros casos que lo conmovieron?

Yo conocí la prepotencia y el cinismo, pero le oí decir a Iván Márquez en Cuba, después de un momento de esos tremendos con las víctimas: ‘este dolor no lo puede arreglar nadie, es demasiado dolor. No podemos reparar esto con nada, la única forma es jamás volver a repetir esto en Colombia’. Y hay un caso muy bello, el de Pastor Alape, y lo digo porque en mis años en el Magdalena Medio él era el comandante general de las Farc y secuestraron a nueve ingenieros y me pidieron que fuera a mediar. De entrada le dije: ‘aquí no va a haber plata, si a mí me piden que ayude en un secuestro, no acepto eso, porque me parece lo más indigno que haya que pagar por la libertad humana’. Me dijeron que eran las órdenes de Pastor y que entonces ya tenían listas las nueve bolsas de polietileno y que cada mes nos iban a mandar un cadáver… Ese Pastor Alape es muy distinto del que va a Bojayá, se enfrenta a toda la comunidad y dice: sí, nosotros somos los responsables’, y no da ninguna explicación, que es lo que más me gustó, porque hubiera podido decir ‘es que los ‘paras’ estaban en el pueblo o estábamos en guerra’, sino que dijo: ‘esperamos que algún día ustedes nos perdonen’, lo cual es muy bello, porque no se puede obligar a nadie a perdonar’. Todavía no son perfectos, claro, son seres humanos, pero necesitamos que la gente ayude y apoye.

¿Qué les falta a las Farc para que Colombia les crea?

A las Farc les va a tomar mucho rato ganarse la confianza de Colombia, porque, y es muy duro decirlo, la mayor parte de los crímenes de los paramilitares fueron sobre campesinos que nadie conocía, pero las Farc golpearon sectores de la sociedad que tienen mucho poder, que por supuesto sufrieron dolores indecibles, secuestros, extorsiones, amenazas y atentados, y desde allí se generalizó una desconfianza inmensa y un odio.

¿Qué tan optimista es con el proceso de paz del ELN?

Me da mucho dolor lo que está pasando en el ELN. Estuve dando los ejercicios espirituales a los sacerdotes de Istmina, Chocó, y la guerra está allá. Qué dolor el de esas comunidades, porque es la guerra entre el ELN y los paras por disputar los terrenos que dejaron las Farc y eso es minería criminal y coca y, por supuesto, está entrando el Ejército con todo. Me duele que el ELN continúe en el secuestro y que sus hombres, que son muy inteligentes, piensen que el secuestro es una cosa que hay que negociar con el Gobierno, cuando ese no es un crimen contra el Estado, sino que es una herida al alma del pueblo colombiano… Estoy seguro que si Camilo Torres viviera, seguiría convencido de que hay que trabajar con las mayorías, y la inmensa mayoría de los colombianos lo que está diciendo es ‘paren esa guerra, párenla de todos los lados, paren el secuestro’. Estoy convencido que Camilo sería el primero en decir que lo que quiere el pueblo colombiano es la paz.

¿Cree que con la venida del Papa a Colombia se logrará el cese bilateral con esa guerrilla?

Ojalá, porque el ELN tiene gente muy valiosa que, venida a la democracia, sin fusiles, podría participar enormemente en la construcción de este país. Además, me encantaría que estuvieran como los de las Farc, porque van a obligar a los políticos de Colombia a que se pongan las pilas. No creo que lleguen a tener muchas personas en el Congreso, tendrán el 10 o 15 %, pero van a ser durísimos, como tener 20 o 30 senadores Robledo metidos en el Congreso, y eso hace crecer al país y a la democracia.

¿Cómo evitar que la visita de Francisco sea usada políticamente?

Creo que tenemos que arrebatarles la paz a los políticos. Volver a mostrar que la paz es un valor ético. Nosotros luchamos por la paz y cuando lo hacemos no nos importa el futuro político del partido de la Unidad Nacional, o sea, no nos importa el futuro político de Santos, ni el de Uribe, no nos importa el futuro de la alianza Uribe Pastrana ni el futuro político de las Farc ni del ELN. Nos importa es que podamos vivir como seres humanos en Colombia y es hacia allá que hay que empujar las cosas. Eso es lo que viene a hacer el Papa: ‘Por favor, lo más importante son ustedes mismos, colombianos’. De lo que se trata es que saquemos las armas de la política para siempre.

¿Qué tan optimista es con el ELN?

Me da mucho dolor lo que está pasando en el ELN. Vengo de Istmina, Chocó, y la guerra está allá. Qué dolor el de esas comunidades, porque es la guerra entre el ELN y los ‘paras’ por disputar los terrenos que dejaron las Farc y eso es minería criminal y coca, y, por supuesto, está entrando el Ejército con todo. Me duele que el ELN continúe en el secuestro y que sus hombres, que son muy inteligentes, piensen que eso es una cosa que hay que negociar con el Gobierno, cuando no es un crimen contra el Estado, sino una herida al alma del pueblo colombiano… Estoy seguro que si Camilo Torres viviera, seguiría convencido de que hay que trabajar con las mayorías y la inmensa mayoría de los colombianos lo que está diciendo es paren esa guerra.

Fuente: Jesuitas Colombia

Colombia es el País con más Conflictos Ambientales de América Latina

La universidad de Barcelona ha publicado un mapa ambiental que da cuenta de los conflictos ambientales en el mundo. Mirando a Latinoamérica, Colombia resulta ser el más afectado con 72, muy por encima del resto.

Los puntos de colores muestran los diferentes tipos de conflictos. Los puntos de colores muestran los diferentes tipos de conflictos.

Estos problemas afectan a casi todos los países y se generan por la demanda de energía y recursos naturales.30831_122641_1

Un equipo internacional de expertos coordinados por investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona son los creadores del mapa al que se puede acceder en una plataforma interactiva y cuyo nombre es Atlas global de Justicia Ambiental.

De los casos que detalla la plataforma más de 300 están en América Latina. El mapa también ha mostrado que las poblaciones donde estos conflictos son agudos, son más pobres y suelen ser indígenas.

Los usuarios pueden buscar los conflictos por tipo de material es decir, por minerales, hidrocarburos, agua o desechos nucleares y también pueden mirar en qué país está sucediendo cada conflicto y qué compañías están involucradas.

Aunque pareciera que el mapa es desalentador, sus creadores también ven que, en muchos casos, la justicia ambiental ha salido victoriosa. Tan es así que en 17 por ciento de los casos analizados se han ganado juicios legales y se ha logrado cancelar proyectos y devolver bienes a varias comunidades.

Fuente: Semana Sostenible

La Tiranía de las Notificaciones

Acostumbrados a las notificaciones, ya no sabemos cómo vivir sin ellas.

Por Sergio Redondo

La tiranía de las notificaciones

Vivimos en una época en la que estamos controlados por una gran tirana: la notificación. Y es que es un hecho que el smartphone se ha convertido en un instrumento esclavizador, consiguiendo que apartemos la atención de lo que estemos haciendo para echar un vistazo a ver qué nos trae de nuevo la lucecita intermitente o el sonido de aviso de rigor. Estamos inmersos en la era de la tiranía de las notificaciones.

¿En qué nos afectan las notificaciones? Lo bueno y lo malo

Las notificaciones las podemos ver desde dos ángulos distintos.

Por un lado, no podemos negar que las notificaciones, de todo tipo, nos ayudan a organizarnos mejor y a no perdernos nada. Pensad si no en lo importante que es, por ejemplo, y aunque nos apartemos del mundo digital, el timbre de aviso al terminar la cuenta atrás del temporizador de nuestro microondas. Saber que el electrodoméstico nos va a avisar cuando pase el tiempo que hemos establecido nos permite poder hacer otras cosas sin tener que estar atentos a si la comida que estamos calentando se quema o se queda fría. Ya en el plano de lo digital, existen multitud de aplicaciones que nos permiten estar al tanto de lo que ocurre en el mundo. Así, podemos suscribirnos a ciertos medios, perfiles, cuentas, o como en cada caso se llamen, y asegurarnos de que cuando salte una noticia importante, la aplicación nos avisará para que acudamos raudos a informarnos.

Sin embargo, por otro lado, cuando el número de las notificaciones que recibimos al cabo del día conlleva a una masificación de las mismas, esto degenera en una serie de efectos negativos, entre los cuales posiblemente el más importante sea la preocupante tendencia a la distracción. ¿Quién de nosotros no se ha encontrado nunca viendo una película o un programa de televisión, cenando en compañía de la pareja o trabajando en la oficina y se ha pasado todo el tiempo consultando compulsivamente la pantalla del móvil ante el incesante bombardeo de notificaciones?

Nos hemos acostumbrado tanto a recibir notificaciones que estas han provocado que realicemos la misma consulta incesante a nuestro móvil sin ni siquiera haber escuchado ningún tono de aviso ni haber visto ningún testigo luminoso delator. Estamos comiendo y la vista se nos va sin darnos cuenta al dispositivo móvil que hemos colocado, tal vez también de manera inconsciente, a nuestra vera.

La tiranía de las notificaciones: una dependencia que coarta nuestra libertad

Es tal la tiranía de las notificaciones que podríamos afirmar sin ningún rubor que estas han coartado de algún modo nuestra libertad. Ahora, durante lo que es un día normal, no tenemos la opción de no estar continuamente conectados -excepto tal vez en esos períodos en los que nos proponemos concienzudamente desconectar y realizar una desintoxicación digital. La notificación implica el estar las 24 horas alerta, pendiente. Incluso crea una sensación de necesidad de consultar todo aquello para lo que se nos avise para evitar perdernos nada.

Este es otro de los grandes perjuicios de las notificaciones: crea adictos a la información.

Recuerdo la primera vez que tuvimos Internet en casa y comenzamos como locos a buscar de todo en la red: artículos, música, partituras, software. Al cabo de unas semanas, nos sentábamos ante el ordenador con una extraña sensación de hastío, con el impulso de seguir buscando cosas pero sin saber exactamente el qué.

Con las notificaciones ocurre algo parecido: es tal el hábito que ha creado en nosotros que este se ha convertido en dependencia. Y esta dependencia, este estar alerta, este estar pendiente, implica que estemos, de algún modo, continuamente vinculados con la parte digital de nuestras vidas, ya sea el trabajo, nuestras relaciones a través de las redes sociales, o la mera actividad de informarse. Y es agotador.

Volvemos a la problemática de la desconexión digital como algo necesario para ser capaces de recuperar nuestras vidas.

Fuente: EntreParéntesis

 

Recetas para Cambiar el Capitalismo desde Dentro

Actitudes concretas a las que se invita para cambiar el mundo y sus injusticias desde el lugar que cada uno ocupa en él.

Por Juan Fernández de la Cueva

Yo me apunto a la hipótesis de que al capitalismo no se puede derrotar por la revolución al estilo del siglo XVIII o XIX donde las utopías podían legitimar democrática o dictatorialmente la conquista del poder. Hoy el poder económico financiero y globalizado tiene amordazado al poder político: las multinacionales y los lobbys resultan más potentes que los Estados. También la masa de la población ha interiorizado los valores del capitalismo y se ha dejado narcotizar por el afán de dinero, un individualismo exacerbado y la exaltación del hiperconsumismo.

Pero dentro de esta masa han surgido movimientos ciudadanos pequeños que realizan su vida personal y comunitaria dando respuesta a las necesidades humanas desde principios de solidaridad, cooperación y colaboración en diversos ámbitos de la vida, sin tomar el poder: por ejemplo cooperativas de energía renovable, grupos de consumo, huertas comunitarias, centros sociales autogestionados democráticamente.

Grietas a nivel personal

Avanzar en un consumo más responsable. Puesto que la cultura neoliberal nos quiere convertir en meros consumidores, aprovechemos para luchar penalizando a aquellas empresas que trabajan con métodos injustos bajo la capa de legales. Apoyemos con nuestras compras a empresas que producen con criterios de consumo responsable. Así ejerceremos nuestra solidaridad con los excluidos por la “mano invisible del mercado”.

Buscar informarse críticamente por algo más que el telediario de cualquier cadena, que están dominadas por “grupos de comunicación en España: una propiedad tan concentrada como el negocio”. Los telediarios nos presentan las noticias de una manera aparentemente neutral y fragmentada sin decir las conexiones que tienen entre ellas (por ejemplo: Las guerras de Oriente Medio y los 5.000 muertos al año en el Mediterráneo). Tampoco abundan las noticias sobre “la industria bélica, un negocio seguro”, la tercera de las industrias que más dinero mueven en el mundo según todas las encuestas.

Grietas a nivel comunitario

Apoyar iniciativas colectivas basadas en la cooperación. Me refiero a la reacción de la sociedad civil en Asociaciones de Vecinos, asociaciones culturales, deportivas y de algunas parroquias. Por ejemplo: el club de fútbol “Los Dragones”, en el barrio de Leganés que alberga en su equipo a jóvenes de más de 21 nacionalidades; la fiesta de Arroces del mundo del barrio de San Francisco (Bilbao); el Maratón de cuentos de Guadalajara por su carácter inclusivo; el Hospital de Campaña de la parroquia de Santa Ana (Barcelona), pensado en acoger a los sin techo y ha acabado en lugar de refugio permanente.

¿Cuál es la potencia de estas “grietas” en el modelo transformación social? Estos espacios favorecen la asociación en torno a valores cooperativos con personas excluidas y no para mero beneficio personal. Esto tiene la importancia de ofrecerte la experiencia de conseguir los anhelos comunitarios inspirados en la “economía cooperativa”, que el sistema económico no te ofrece, cuando no te lo impide.

Eduardo Galeano ya decía: “Mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo” “Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable”.

Fuente: Entre Paréntesis