Educamos al Donar Nuestro Saber: desde Venezuela

Regalar al otro la propia experiencia para construir un mundo más amigable para todos.

Por María Fernanda Guevara Riera

Estamos comprometidos socialmente cooperando con proyectos educativos y los impartimos en nuestros espacios más cercanos con el fin de que allí surjan multiplicadores del saber que, posteriormente, donen dicho saber en sus lugares de acción más inmediatos. Pienso, además, que ésta es una alternativa válida para todos si queremos contribuir a que en nuestro mundo exista menor dolor social: desde cada saber u oficio, independientemente si te dedicas o no a ser formalmente un educador, puedes donar solidariamente al otro tu experiencia y liderar así acciones solidarias que cultiven un mundo demócrata con mayor humanidad. Vamos a desarrollar, entonces, nuestra aproximación del saber como donación que educa.

Consideramos que el sentimiento de solidaridad para con nuestros semejantes y para con nosotros mismos no posee un sustrato natural sino que, más bien, es el resultado histórico de una educación en valores que promueven lo humano. Valores como la igualdad, la libertad, la honestidad, la responsabilidad, la fraternidad, la empatía, el respeto y la confianza siembran humanidad. El estudio y la vivencia cotidiana de dichos valores en nuestros ambientes familiares, educativos, laborales y comunitarios refinan nuestra sensibilidad y nos capacitan para intervenir con firmeza en nuestro mundo cuando el dolor de un semejante se presenta porque su dignidad está siendo objeto de discriminación y segregación.

Y no sólo nos habilitan para distinguir la injusticia social que padece el otro en situaciones concretas de exclusión y discriminación social sino también, y con una relevancia capital, nos instruyen y facultan para percatarnos cuando nuestros propios derechos fundamentales como personas están siendo violados y transgredidos hacia formas aberrantes que atentan contra nuestra integridad y el estado de derecho. Porque “los derechos, como cualquier otro valor, no sólo son una creación humana; también crean humanidad, humanizan, nos hacen asimilar la importancia de lo que significa ser humanos”. (DELGADO MANSILLA: 2004, 23).

Ahora bien, yo vivo concretamente en la Venezuela herida de hoy. ¿Qué significa aquí que educamos al donar nuestro saber? Significa que consideramos que nuestro saber debe ser donado cuando un semejante se encuentra padeciendo formas sociales que niegan sus derechos a vivir una vida plena, situación que nos está aconteciendo a la mayoría de los venezolanos el día de hoy. De forma tal que nuestra donación solidaria consiste en poner toda nuestra experiencia a disposición del otro a través de la acción educativa, presencial y virtual, con el fin de que comprendamos el dolor de nuestro semejante, nuestro dolor, y que logremos aprender contenidos que nos permitan expresar sin temor y con la debida apropiación nuestras exigencias de derecho.

No ser indiferentes con el dolor de nuestro semejante es ser solidarios y buscar intencionalmente comprender, enfrentar, reparar, corregir y disolver “todo aquello” que produce dolor y humillación en ellos, en nosotros. Porque con su acción negadora “todo aquello” se materializa en situaciones concretas que deshumanizan y reproducen un mundo deshumanizante, carente de tolerancia, libertad, igualdad y justicia. A través de la educación en valores, de la educación ciudadana, dotamos de las herramientas del conocimiento a quienes no gozan de ellas plenamente para que logren identificar en su vida cotidiana, en nuestra vida cotidiana, las situaciones que merman su dignidad e iniciar, de este modo, un proceso de liberación puntual.

Subrayamos que gracias al contacto directo que tenemos con el otro en las aulas de clase, en las comunidades, en las páginas que hoy leen, las palabras leídas y escritas no son letra muerta, se transmiten y viven en la acción del saber solidario donado que educa. La educación se torna fundamentalmente en educación demócrata inclusiva e insisto en que eso lo podemos realizar todos en la medida en la cual busquemos donar, más allá de lo estrictamente laboral, nuestro saber en nuestras comunidades y allende las mismas. Podemos convertirnos todos en educadores desde nuestras disciplinas o actividades porque de lo que se trata es de ser creativos y de generar espacios en donde el bien recíproco se pueda cultivar de forma tal que contribuyamos a generar lazos más humanos y humanizar nuestra realidad diaria porque es tarea de todos levantar una sociedad libre de opresiones, libre de maltratos, libre de vejaciones.

No ser indiferentes con las situaciones que merman nuestra convivencia íntegra, honesta y justa con nuestros semejantes promueve la acción solidaria del saber que educa. Nos lleva a cultivarnos aún más en los valores que reafirman y nutren la cultura de la persona humana y nos comprometen cada vez más con alcanzar de hecho, a través del saber solidario donado al otro, una sociedad auténticamente democrática, igualitaria y plural. En la actualidad los venezolanos carecemos de ella y luchamos pacíficamente por alcanzar una Venezuela de derecho en donde el transitar por la calle, ir al colegio o a nuestra universidad, buscar alimentos y medicinas no sea lo último que hagamos.

No ser indiferentes al dolor supone siempre que cuando se lee o se escribe sobre los problemas de discriminación y violencia nos ponemos en el lugar del otro, somos también en y con los otros y, entonces, la acción solidaria que emerge alcanza de facto el nosotros constructor de Humanidad. (…)

 Por Entre Paréntesis

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