P. Arturo Sosa SJ. Mensaje de Navidad 2024. ¡La esperanza no defrauda!

El nacimiento de Jesús, pobre y humilde, fue una “revolución” silenciosa y decisiva que generó una transformación fundamental de la humanidad. La Navidad es el gozoso cumplimiento de la promesa de salvación de Dios, en quien ponemos nuestra Esperanza.

Como experimentamos en la Contemplación de la Encarnación en los Ejercicios Espirituales, la mirada amorosa de la Trinidad revela un mundo de extremas desigualdades y polarización: el bien y el mal, el amor y el odio, la alegría y la tristeza, los ricos y los pobres, la paz y la guerra, la vida y la muerte. En un contexto, no muy diferente al nuestro hoy, en el momento señalado, Jesús tomó nuestra condición humana y plantó su tienda entre nosotros (Juan 1:14). Con San Ignacio de Loyola, pedimos la gracia del conocimiento interno de Jesús, para amarlo más profundamente y seguirlo más de cerca (Ejercicios Espirituales 101-109).

A pesar de los enormes progresos realizados en diversas esferas de la actividad humana, nuestro mundo sigue acosado por inquietantes desafíos como la degradación ecológica, la pobreza deshumanizante, la crisis de liderazgo, los desplazamientos masivos de pueblos y conflictos y guerras devastadores. A todos los que instigan el conflicto, y a los que se benefician de la guerra, queremos gritarles ¡deténganse! ¡Ya basta! A todos los que han sido relegados a los márgenes de la sociedad, cuya dignidad está herida, y que soportan el peso de la agitación continua, los exhortamos a crecer en la Esperanza que no defrauda.

La Compañía de Jesús, en colaboración con nuestros partners en la misión, continuará ejerciendo su ministerio en lugares variados, complejos y difíciles, para llevar la luz del Evangelio y trabajar por la justicia, la paz, la sanación y la reconciliación. Que esta Navidad marque el comienzo de un cese el fuego tan necesario para dar paso al final de los sangrientos conflictos que desfiguran nuestro hermoso mundo en forma pacífica, justa y equitativa.

El Sínodo sobre la sinodalidad, recientemente concluido, llama a todo el Pueblo de Dios a convertirse en “peregrinos de esperanza” (Documento final, n. 115). En la víspera de Navidad, el Papa Francisco inaugura el Jubileo de la Esperanza. Nuestro mundo anhela “una esperanza que no defraude” (Rm 5,5), una esperanza que esté enraizada, inspirada y alimentada por el pobre y humilde Jesucristo, que entregó su vida por amor a la humanidad.

En esta Navidad nos unimos a los millones de peregrinos que visitarán Roma para el Jubileo de la Esperanza 2025, y por los millones más que celebrarán el Jubileo en sus diócesis y países de origen. Pedimos que cada uno de nosotros, y todos nosotros, seamos portadores e instrumentos de Esperanza en nuestro mundo.

Puesto que “Él [Jesús] nos amó” podemos seguir el consejo del Papa Francisco, y aprender del corazón de Jesucristo cómo “relacionarnos unos con otros de manera sana y feliz, y construir en este mundo el reino de amor y justicia de Dios. Nuestro corazón, unido al corazón de Cristo, es capaz de obrar este milagro social” (Dilexit nos, n. 28 – Carta Encíclica del Papa Francisco “Sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo”).

Que el nacimiento de Jesús, el Príncipe de la Paz, encienda el amor y la esperanza en nuestros corazones, en nuestras familias, comunidades, ministerios y en nuestro mundo.

¡Les deseo una Feliz Navidad y un Año Nuevo 2025 lleno de esperanza!

Arturo Sosa, SJ

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Revivir el Adviento

Cada año, el mes de diciembre nos envuelve en una vorágine de luces, compras y celebraciones. Sin embargo, detrás del bullicio comercial y social, el calendario litúrgico nos ofrece un tiempo de profunda introspección: el Adviento. Es un período que invita a redescubrir el verdadero sentido de la Navidad, un tiempo para detenernos, respirar y prepararnos espiritualmente. Pero ¿por qué parece que este tiempo pasa desapercibido para tantos?

 

El Adviento, que significa “venida”, no es solo una tradición antigua de la Iglesia; es una oportunidad renovada de esperanza, una pausa para mirar hacia lo esencial. Durante estas cuatro semanas, la fe cristiana nos recuerda algo que solemos olvidar: estamos esperando. Sí, esperando algo más grande, algo que trasciende la inmediatez de los regalos y las decoraciones.

 

Esperar no es fácil. Vivimos en una cultura que celebra la gratificación inmediata, donde todo lo queremos “aquí y ahora”. Sin embargo, el Adviento nos desafía a redescubrir el valor de la espera activa, aquella que se llena de propósito y significado. No se trata de cruzarse de brazos, sino de prepararnos internamente para recibir algo que realmente transforme nuestras vidas.

 

Abiertos a algo nuevo

Los creyentes esperamos el nacimiento de Jesús, el Dios hecho hombre. Pero incluso para quienes no profesan una fe cristiana, el Adviento puede ser un momento de reflexión sobre lo que significa abrir espacio en el corazón para algo nuevo: reconciliarnos con un amigo, dedicar tiempo a la familia o replantear lo que realmente importa en la vida.

Es irónico que, mientras el Adviento invita a la quietud, el mundo nos arrastra a las agendas llenas y las interminables listas de pendientes. Recuperar el espíritu de este tiempo es, en cierto sentido, un acto de rebeldía y contracorriente. El Adviento nos llama a valorar lo sencillo: una cena con seres queridos, una oración silenciosa, un gesto de solidaridad hacia los más necesitados.

 

Sostenidos por Dios

¿Y qué hay de nuevo en este tiempo? Revivir el Adviento no es cuestión de añadir más rituales a nuestras ya ocupadas vidas, sino de recuperar su esencia. Es un tiempo para mirar hacia atrás y reconocer cómo Dios nos ha sostenido; y para mirar hacia adelante con esperanza, confiando en que Él siempre guía nuestro camino.

En un mundo tan dividido y cansado, el mensaje del Adviento es más relevante que nunca. Nos dice que la luz vence a las tinieblas, que la esperanza no es un lujo, sino una necesidad, y que cada pequeño acto de amor puede cambiar la historia.

Este diciembre, antes de dejarnos arrastrar por la prisa, tomemos un momento para detenernos y revivir la espera. Quizás, en esa pausa, encontremos lo que realmente estamos buscando.

 

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Evangelio del Domingo. “¿QUÉ DEBEMOS HACER?”

La liturgia de este domingo anuncia ya la venida inminente del Señor. Por eso hay una sonora llamada a la alegría tanto en la lectura primera del profeta Sofonías: “Alégrate, hija de Sión, grita de gozo Israel”, como en la carta de San Pablo a los Filipenses: “Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos”. En el evangelio se nos presenta a la persona de Juan Bautista anunciando también, aunque en otro tono, más dramático, la llegada inminente del Mesías: “Viene el que es más fuerte que yo… Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”.

Ante este anuncio que hace Juan se le hace una misma pregunta, repetida por tres veces, pero por sujetos distintos. La pregunta es “¿qué debemos hacer?”. ¿Qué debemos hacer para prepararnos a esa venida, para acoger al que viene, para anunciar esa buena noticia que es fuente de tanta alegría? Los sujetos que preguntan son diversos: la primera vez es “la gente” en general, cualquiera de los que acuden a bautizarse; la segunda y la tercera vez ya son grupos específicos y significativos: los publicanos y los soldados. Ambos tienen en común que, en distinto modo, son grupos poderosos que pueden utilizar su estatus para abusar de la gente.

La respuesta de Juan a esa pregunta tiene, obviamente, matices distintos. A la gente Juan les invita a compartir aquello que tienen: “el que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene”. A publicanos y soldados les invita a evitar todo abuso y a comportarse con justicia: “no exijáis más de lo establecido”, “no hagáis extorsión”. Se anuncia ya así el modo nuevo de entender la vida que va a venir: la fraternidad y la justicia.

Como siempre que leemos el evangelio, y claramente a partir del texto de hoy, la pregunta es qué significa todo esto para nosotros, a que nos llama y también, literalmente “¿qué debemos hacer?”. Sí: ¿qué debemos hacer para que nuestra sociedad entienda qué es lo que aporta la venida de Jesús a la historia humana? ¿qué debemos hacer para suscitar la esperanza en una sociedad tan desencantada como la nuestra? ¿qué debemos hacer para que tantos que sufren encuentren algo de esa alegría que Dios trae al mundo?

La respuesta no es distinta en el fondo a la que dio Juan a sus contemporáneos: fraternidad y justicia. Las formas de ahora no son las mismas, pero el fondo lo sigue siendo. Pero no viviremos desde la fraternidad y la justicia hacia fuera si antes no pedimos y dejamos que el Espíritu que hemos recibido en el bautismo nos cambie el corazón de piedra en un corazón de carne, nuestro egoísmo en abnegación y nuestro individualismo en actitud de servicio.

(Lucas 3, 10 -18) Domingo 3º Adviento – Ciclo C

DARÍO MOLLÁ, SJ

Mons. Ernesto Giobando SJ, obispo de Mar del Plata

Monseñor Giobando, actualmente es administrador apostólico de la diócesis marplatense. Mañana, 13 de diciembre, cumplirá 65 años.


El Santo Padre Francisco nombró obispo de Mar del Plata a monseñor Ernesto Giobando SJ, obispo titular de Appiaria y desde el 17 de enero de 2024, administrador apostólico de Mar del Plata.

El nombramiento fue publicado hoy en forma simultánea en Roma y en Buenos Aires. Aquí lo hizo el nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, a través de la agencia AICA.

Datos biográficos de Mons. Giobando
Ernesto Giobando nació en la ciudad de Santa Fe, el 13 de diciembre de 1959; y fue ordenado sacerdote en la Compañía de Jesús el 17 de noviembre de 1990 en el Colegio Máximo, por Mons. José Manuel Lorenzo, obispo de San Miguel.

Elegido obispo titular de Appiaria y auxiliar de Buenos Aires, el 5 de marzo de 2014 por el Papa Francisco; recibió la ordenación episcopal el 3 de mayo de 2014 en la catedral de Buenos Aires por el cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires y consagrante principal. Los coconsagrantes fueron: Mons. Jorge Rubén Lugones SJ, obispo de Lomas de Zamora; Mons. Hugo Manuel Salaberry SJ, obispo de Azul; y Mons. César Daniel Fernández, obispo de Jujuy.

El 17 de enero de 2024 el papa Francisco lo nombró administrador apostólico de Mar del Plata.

La diócesis de Mar del Plata
Creada el 11 de febrero de 1957, por la bula «Quandoquidem adoranda», de Pío XII. Comprende, en la provincia de Buenos Aires, los partidos de Balcarce, General Alvarado, General Madariaga, General Pueyrredón, Lobería, Mar Chiquita, Necochea, Pinamar y Villa Gessell.

Su primer obispo fue monseñor Enrique Rau (1957-1971).

El segundo obispo fue monseñor Eduardo Francisco Pironio (1972-1975).

Tercer obispo de Mar del Plata fue monseñor Rómulo García (1976-1991).

Episcopado: beneplácito de los obispos por el cardenalato del primado Bokalic

Lo consideran un reconocimiento a su fidelidad al Evangelio y destacan: «Tu cercanía con el pueblo de Dios, especialmente con los más pobres y sufrientes, son testimonio del espíritu del Buen Pastor».


La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) expresa su «gozo más profundo» y su «gratitud» por la creación como cardenal del arzobispo de Santiago del Estero y primado argentino, Vicente Bokalic CM.

«Este momento de gracia es un reconocimiento a tu fidelidad al Evangelio y tu incansable entrega como pastor», destacan los obispos en una carta.

«Tu sencillez y cercanía con el pueblo de Dios, especialmente con los más pobres y sufrientes, son testimonio vivo del espíritu del Buen Pastor, que llama a todos con amor y misericordia», subrayan.

Card. Ángel Rossi, Card. Vicente Bokalic y Card. Mario Poli

La carta lleva la firma de la Comisión Ejecutiva de la CEA, compuesta por: monseñor Marcelo Colombo (arzobispo de Mendoza), presidente; cardenal Ángel Rossi SJ (arzobispo de Córdoba), vicepresidente primero; monseñor Daniel Fernández (obispo de Jujuy), vicepresidente segundo; y monseñor Raúl Pizarro (obiispo auxiliar de San Isidro), secretario general.

Texto de la carta
Querido monseñor Vicente Bokalic, hermano en el episcopado:

Con inmensa alegría, en nombre de la Conferencia Episcopal Argentina y de toda la Iglesia en nuestro país, queremos expresarte nuestro más profundo gozo y gratitud al celebrarse el consistorio en el que el Santo Padre te ha creado Cardenal de la Santa Iglesia.

Este momento de gracia es un reconocimiento a tu fidelidad al Evangelio y tu incansable entrega como pastor al frente de la Arquidiócesis de Santiago del Estero, Iglesia primada de la Argentina. Tu sencillez y cercanía con el pueblo de Dios, especialmente con los más pobres y sufrientes, son testimonio vivo del espíritu del Buen Pastor que llama a todos con amor y misericordia.

Te acompañamos con nuestra oración en este nuevo llamado del Señor, pidiéndole a la Virgen de la Consolación de Sumampa que te cubra con su manto y te fortalezca en esta misión.

Con afecto fraterno.+

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El P. Cristóbal Fones SJ nombrado por el Santo Padre como nuevo Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa

 

 

A partir del 1 de enero de 2025, el P. Cristóbal Fones SJ asumirá el cargo de Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa (que incluye los grupos del Apostolado de la Oración y el Movimiento Eucarístico Juvenil). Junto con dos vicedirectores, liderará la nueva estructura organizativa adoptada por esta Obra Pontificia bajo sus nuevos Estatutos, aprobados por el Papa Francisco en julio de 2024.

 

El P. Fones, quien sucederá al P. Frédéric Fornos SJ en esta misión, fue nombrado por el Papa Francisco a sugerencia del Superior General de la Compañía de Jesús, el P. Arturo Sosa SJ, ya que esta obra de la Santa Sede está confiada a la Compañía de Jesús. Su mandato tendrá una duración de cinco años.

 

Jesuita chileno de 49 años, el P. Fones Claro ingresó a la Compañía de Jesús en marzo de 1994. Después de sus primeros años de formación, vivió durante dos años en una comunidad indígena en el sur de Chile. Completó su primer ciclo de estudios teológicos en la Pontificia Universidad Católica de Chile, en Santiago, y obtuvo una licenciatura canónica en Teología Sacramental y Litúrgica en The Catholic University of America, en Washington, DC, EE.UU. Además, realizó estudios musicales en Berklee College of Music, en Boston, MA, EE.UU. Ordenado sacerdote en agosto de 2007, profesó sus últimos votos religiosos en noviembre de 2014 en el Santuario de San Alberto Hurtado, en Santiago de Chile.

 

El P. Fones ha trabajado extensamente en el acompañamiento espiritual de jóvenes adultos, tanto laicos como religiosos. Su primera misión sacerdotal fue en la dirección pastoral del Colegio San Ignacio El Bosque, seguida de su participación como miembro del equipo vocacional en colaboración con diversas diócesis en una misión itinerante. Durante todo este tiempo, ha enriquecido su ministerio con creatividad artística y musical.

 

Siendo Delegado para la Formación de los jesuitas de la Provincia de Chile, fue llamado en enero de 2024 para incorporarse al equipo directivo internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, con sede en Roma.

 

Damos gracias al Señor por este nombramiento y lo encomendamos en su próxima misión al servicio de toda la Iglesia

 

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La Vida Religiosa latinoamericana se renueva para ser ‘centinela de esperanza’

El tema de las jornadas fue «Vida religiosa. Centinela de Esperanza», y el lema, «La esperanza despunta ya».

En el gimnasio del Colegio Corazón de María de los Misioneros Claretianos, se recibió a más de 400 participantes venidos de las Américas, Europa y África y, de manera virtual, se conectaron más de 600 religiosas y religiosos

En las palabras de apertura, el padre José Luis Loyola MSpS, vicepresidente de la CLAR, invitó a una reflexión profunda sobre la situación actual del mundo y a ser respuesta ante la incertidumbre y las crisis que afectan a la Vida Religiosa.

Por si parte, hermana Inés Greslebin ACI, presidenta de la CONFAR y vicepresidenta de la CLAR, contextualizó el Congreso en el marco de la culminación de la segunda Sesión del Sínodo de la Sinodalidad y a las puertas del Año Jubilar de la Esperanza.

Algunos de los temas sobre los que se reflexionó fueron «Desafíos y oportunidades en un contexto de reducción», «Iluminación teológica desde el Crucificado-Resucitado», «Encuentro con la Madre Tierra», «La iluminación teológica desde el Espíritu que acompaña y sostiene», «Iluminación teológica desde las esperanzas y desesperanzas en la Iglesia» y «Esperanzas y desesperanzas sinodales».

Al finalizar la tarde del domingo, se invitó a los participantes a hacer la experiencia de la Conversación en el Espíritu, reflexionando a partir de la pregunta: «¿Qué propuestas esperanzadoras nos llevamos de este Congreso?».

Durante la jornada del tercer día, también se escuchó el saludo, a través de un video, de Mons. Lizardo Estrada OSA, secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM); además, se presentaron algunas propuestas formativas del Instituto Teológico de Vida Consagrada de América (ITVCA); del Proyecto Cruces, de los Misioneros del Espíritu Santo; de la Vicaría de los Pobres, de la arquidiócesis de Córdoba; y de la Revista Testimonio, de la Conferencia de Religiosas/os de Chile (Conferre).

El Congreso finalizó con unas palabras de la Hna. Liliana Franco ODN, presidenta de la CLAR,  y con la reproducción de un video que recogió varias imágenes de lo vivido durante el Congreso.

Luego de las palabras de clausura, los participantes celebraron la Eucaristía correspondientes a la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, presidida por el cardenal Ángel Rossi SJ, arzobispo de Córdoba.

Más información, en www.clar.org y en redes sociales.+

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El documento final del Sínodo será aceptado como magisterio pontificio

Francisco lo reitera en la Nota que acompaña al texto votado el 26 de octubre por la Asamblea sinodal sobre la sinodalidad y aprobado por él. Subraya que «no es estrictamente normativo» y que «su aplicación necesitará varias mediaciones». Pero compromete «desde ahora a las Iglesias a hacer opciones coherentes con lo que en él se indica». Porque el camino del Sínodo hoy «continúa en las Iglesias locales».


El Documento Final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, aprobado por el Papa Francisco el pasado 26 de octubre, «participa del Magisterio ordinario del Sucesor de Pedro y como tal pido que sea aceptado». El Papa, en la Nota que acompaña al Documento, firmada ayer, solemnidad de Cristo Rey del Universo, y difundida hoy, reitera, como ya dijo con ocasión de su aprobación, que «no es estrictamente normativo» y que «su aplicación necesitará diversas mediaciones». Pero «esto no significa que no comprometa desde ahora a las Iglesias a hacer opciones coherentes con lo que en él se indica». De hecho, el documento en sí «representa una forma de ejercicio de la auténtica enseñanza del Obispo de Roma que tiene algunos rasgos de novedad», pero corresponde a lo que Francisco afirmó en octubre de 2015 sobre la sinodalidad, que es «el marco interpretativo adecuado para comprender el ministerio jerárquico».

Comunión, participación y misión

El Pontífice confirma que el camino del Sínodo que inició en octubre de 2021, en el que la Iglesia, a la escucha del Espíritu Santo, fue llamada «a leer su propia experiencia e identificar los pasos a dar para vivir la comunión, realizar la participación y promover la misión que Jesucristo le confió», continúa en las Iglesias locales, atesorando precisamente el Documento final. Un texto que fue «votado y aprobado por la Asamblea en todas sus partes», y que el Papa Francisco también aprobó y, firmándolo, ordenó su publicación, «uniéndome al “nosotros” de la Asamblea».

Los temas confiados a los diez grupos de estudio

Recordando lo que dijo el 26 de octubre, el Papa reitera que «se necesita tiempo para llegar a opciones que impliquen a toda la Iglesia», y que «esto es particularmente cierto para los temas confiados a los diez grupos de estudio, a los que se podrán añadir otros, en vista de las decisiones necesarias». Y subraya una vez más, citando lo escrito en la Exhortación postsinodal Amoris laetitia, que «no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben resolverse mediante intervenciones del Magisterio». Así como que «en cada país o región se pueden buscar soluciones más inculturadas, atentas a las tradiciones y desafíos locales».

Indicaciones que ya se pueden poner en práctica en las Iglesias locales

Francisco añade que el Documento final contiene indicaciones que «ya se pueden poner en práctica en las Iglesias locales y en las agrupaciones de Iglesias, teniendo en cuenta los diversos contextos, lo que ya se ha hecho y lo que queda por hacer para aprender y desarrollar cada vez mejor el estilo propio de la Iglesia sinodal misionera». A partir de ahora, escribe el Pontífice, «en el informe previsto para la visita ad limina cada obispo se ocupará de informar sobre qué opciones se han realizado en la Iglesia local que le ha sido confiada en relación con lo indicado en el Documento final, qué dificultades se han encontrado, cuáles han sido los frutos».

Ahora las palabras compartidas deben ir acompañadas de hechos

La tarea de acompañar esta «fase de realización» del camino sinodal, concluye el Papa Francisco, está confiada a la Secretaría General del Sínodo junto con los Dicasterios de la Curia Romana. Y vuelve a reiterar, como ya dijo el 26 de octubre, que el camino sinodal de la Iglesia católica «necesita que las palabras compartidas vayan acompañadas de hechos». Que el Espíritu Santo, don del Señor resucitado, es su oración final, «sostenga y guíe a toda la Iglesia en este camino».

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LEONARDO LIMA (CVX en Uruguay). Testimonio de un facilitador del Sínodo

El Sínodo de la Sinodalidad que finalizó en octubre de este año —en sus distintos tramos en todo el mundo— ha ido sembrando sus semillitas, generando ambientes de sinceridad eclesial, abriendo ventanas y tejiendo redes fraternas.
 
Así vamos conociendo distintas personas que han dado, no solo su tiempo que es su vida, sino también su pasión por la construcción de nuestra Iglesia en este tiempo. Tal es el caso de Leonardo Lima Gorosito, odontólogo uruguayo, de 56 años, casado, tiene 2 hijos y 3 nietos. “Participo de una comunidad de CVX —espiritualidad ignaciana— desde hace más de 25 años y estoy en el Consejo del Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal de Uruguay”, nos cuenta cuando lo entrevistamos para ADN Celam.

Pregunta: ¿Cómo llegaste al Sínodo y qué hacías como Experto facilitador?

Respuesta: Fui convocado para participar del Sínodo —con muchísima sorpresa para mí— en el rol de Experto Facilitador. Mi tarea fue la de llevar la dinámica en las mesas para ayudar a que se cumplieran los objetivos que se nos plantearon a través de la conversación en el Espíritu, que no es ni más ni menos que compartir los frutos de la oración con respecto a lo que nos tocaba discernir. Esta tarea, a priori, puede parecer medianamente fácil, pero no hay que olvidar que estamos frente a gente muy formada acostumbrada a hablar mucho y, sin embargo, en la medida que centraban su compartir en la búsqueda de lo que el Espíritu les dijo en la oración, emergía la riqueza del trabajo de la mesa.

Particularidades de un reencuentro de amigos

“Personalmente, percibí que entre una sesión y otra hubo un reencuentro de amigos en el Señor que caminaron juntos e hicieron proceso. El coro de voces distintas que se daban en el Aula era muy diverso y te hace ver la riqueza de dones que el Espíritu ha suscitado en la Iglesia”, describe Leonardo y agrega sus percepciones:

“El Sínodo ha tenido muchas particularidades, entre ellas la composición ya que han habido laicos y laicas, mujeres y consagradas con voz y voto y eso ha enriquecido muchísimo el diálogo”.

El Documento final: un aterrizaje

P: ¿Cómo evaluás el Documento Final?

R: Es muy rico y desafiante. La Sinodalidad es un proceso que hay que vivenciarlo en la Iglesia y tenemos que aterrizarlo en nuestras pequeñas comunidades para seguir escuchando con estas dinámicas qué nos está pidiendo el Espíritu que hagamos hoy en nuestros espacios para seguir anunciando a Cristo y trabajar por el Reino de Dios en la tierra.

Muy cerquita de Francisco

“Como laicos, tuvimos el regalo de que se nos concediera una audiencia papal en la Sala Clementina donde yo leí una carta en la que manifestábamos nuestro agradecimiento por haber sido convocados como peticionantes plenos”, relata Leonardo, “como miembros del Cuerpo de Cristo nos sentimos comprometidos a trabajar por el Reino y expresamos nuestra fidelidad al ministerio petrino y su importancia en favor de la unidad en la Iglesia”.

 

Encuentro con el Papa Francisco: magisterio puro

El Papa les expresó en su reunión “que los laicos no somos ‘lo que sobra’ del Pueblo de Dios sino la mayoría, que en la hora de Pentecostés estaban los apóstoles y la Virgen y todos eran laicos, que los hijos e hijas de Dios la mayoría son laicos y algunos de sus ministros también”.

“En ese sentido”, continuó Leonardo, “Francisco nos llamó a ‘desclericalizar’ la Iglesia sabiendo que los laicos somos la mayoría. La Iglesia es el santo pueblo fiel de Dios, ese pueblo de Dios que en el creer no se equivoca. Todos los laicos dicen la fórmula dogmática: El pueblo de Dios es infalible ‘in credendo’”.

 

 

Reforzando este último concepto el Papa explicó con claridad y lo cita Leonardo: “Si alguien quiere saber quién es María que hable con los teólogos, pero si quiere saber cómo se quiere a María que hable con el pueblo de Dios. Desde Pablo VI en adelante se recupera el laicado, los documentos del Concilio tienen muchas claves en esto”.

 

Una pregunta se formuló durante la reunión con Francisco: ¿Y qué hacemos con los clérigos?

Su función es de servicio, vocación al servicio. Vocación especial para servir, pero cuando un clérigo se mira a sí mismo no es un pastor sino un clérigo de estado. El clérigo es pastor y no se puede concebir sin esa dimensión pastoral.  Desclericalizar la Iglesia es quitar del clérigo cualquier función que no sea pastoral. El obispo, su servicio de gobierno es pastoral. ¿Cuál es la función de los consagrados? No son laicos ni ministros ordenados. Su función es adelantar la escatología. Son símbolo de lo que va a venir después. Tenemos que tenerlo en cuenta. Que cada uno asuma su rol como miembro del Pueblo de Dios”, recordó con alegría nuestro entrevistado uruguayo al repasar en su memoria su encuentro con el Santo Padre en el marco del Sínodo que nos muestra el horizonte eclesial al que aspiramos.

 

@ADNCELAM 
Enlace a la entrevista t.ly/COFv4

Evangelio del Domingo. “MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO”

De inmediato, Jesús elimina toda ambigüedad y confusión a la que nos pueda inducir el título de esta solemnidad litúrgica: “Mi reino no es de este mundo”. Lo que en su día Jesús le dijo a Pilato nos lo dice también a nosotros hoy. La idea que el gobernador romano de Judea tenía de la figura de un rey no es tan distinta de la que nosotros podamos tener de un rey. También nosotros asociamos la palabra rey a poder, fuerza, dominio, riqueza. Jesús niega radicalmente esa concepción de cuál es su modo de ser rey: “si mi reino fuera de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos”.

¿Está diciendo Jesús que su reino no es de este mundo, pero es de otro mundo? No está diciendo que su reino sea de otro mundo, sino que afirma que es “otra cosa”. Tiene otro fundamento, otro sentido, otra legitimidad, otra misión. Y lo expresa de este modo: “para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad”. La verdad como fundamento de su autoridad, la verdad como misión de su reinado. Pilato, o porque no entiende nada o porque entiende demasiado bien, contesta aquello de “¿qué es la verdad?”. Frase que firmarían hoy encantados muchos de nuestros contemporáneos…

¿Y ese mensaje de que el Reino de Cristo es el reino de la verdad qué nos dice a nosotros hoy, en qué se concreta en nuestra vida? Porque esta afirmación, como todas las del Evangelio, es un mensaje para la vida. Es, fundamentalmente, una llamada a la libertad. La verdad es la fuente más cierta de la libertad: “la verdad os hará libres” (Juan 8,32).

Al reino de Cristo no se pertenece por haber nacido en tal o cual sitio, independientemente de nuestra voluntad. Al reino de Cristo no se pertenece por conquista o dominio, no se pertenece por la fuerza o la conquista de quien reina. Al reino de Cristo se pertenece por voluntad propia, por la búsqueda sincera de la verdad: el reino de Cristo es de los que buscan la verdad, de los que quieren vivir en verdad: “todo el que es de la verdad escucha mi voz”.

Pertenecer al reino de Cristo nos hace libres. En una libertad que vamos ganando día a día, y que se ve continuamente amenazada por los engaños “del padre de la mentira”, que toma tantas y tan variadas formas a lo largo de la historia y de hoy mismo. Engaños, falsedades, falsas promesas que seducen y encadenan.

Pertenecer al reino de Cristo es para siempre, va más allá de los límites de esta vida. Los reinos de este mundo son todos perecederos por fuertes que puedan parecer en un determinado momento, como la historia nos ha enseñado bien. El de Cristo es un reino que aquí en esta vida apenas nace pero que al fin de la historia se manifestará y será en plenitud.

Darío Mollá, SJ

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