Música que no esté ligada a la violencia – Cristóbal Fones SJ en el Penal

Aprovechando la visita del Cristóbal Fones SJ a Mendoza, Marcos Alemán SJ, Párroco de la Parroquia Virgen de los Pobres, lo invitó a recorrer uno de los lugares donde los jesuitas hoy realizan algunas actividades pastorales: la cárcel. Marcos nos cuenta entonces, cómo fue esa experiencia. 

Por Marcos Alemán SJ 

El pasado viernes 13 de septiembre, en el marco de la visita de Cristóbal Fones SJ, visitamos al penal de Almafuerte, uno de los tantos penales que hay aquí en Mendoza. En este mismo penal estamos acompañando el proyecto de rugby que lleva el nombre “Caciques”. 

Llevar arte y vida allí donde está más ausente

Nuestra intención era poder abrir un espacio de música y arte en un lugar de encierro. Los mismos internos a veces ven el penal como un espacio donde no tiene lugar la vida. Una vez que les propuse que celebráramos los cumpleaños, los mismos internos me dijeron “acá no se cumplen años, acá solamente se cuentan los días para salir”.

Allí quisimos estar presentes con Cristóbal, como un espacio de libertad entre las rejas. Con la intención, primero, de compartir un buen momento, tanto para ellos como para nosotros. Pero también para recuperar el arte que en cada uno de ellos puede haber dentro, ya sea música o baile. Que puedan recuperar esa dimensión artística para expresarse. 

Una mañana especial en el Penal

El encuentro, que duró toda la mañana, tuvo tres momentos. Primero se hizo una bienvenida gratuita, de agasajo y de compartir. Es impresionante como el interno comparte de lo que no tienen y se desviven por atendernos bien. Ya sea con el mate o con el paquete de galletitas que tienen guardado que les dejó la visita, que en la cárcel es todo un tesoro. Todo esto lo comparten con uno.

Luego, salimos al patio, armamos un altar, y allí rezamos un rosario a la Virgen. Esta actividad la realizamos comúnmente cada 15 días. Entre misterio y misterio Cristóbal nos ayudaba con una canción, para que todos pudiéramos cantar y rezar. Cada uno de ellos iba compartiendo sus intenciones en voz alta. De a poco llevamos rosarios, para que aprendan a rezar con ellos. 

Al finalizar, varios nos volvimos para dentro del pabellón y quedó un grupo más pequeño con Cristóbal. Se quedaron cantando y algunos que sabían tocar algo de guitarra también lo hicieron. Al ser un grupo más pequeño ayudó a que afloren más sentimientos y Cristóbal pudiera, desde su experiencia, contener.

Frutos para seguir creciendo

El interno es muy agradecido con cualquiera que de la calle vaya a visitarlos. Ellos se sorprenden mucho de que uno vaya allí, no por trabajo, no por una plata, sino simplemente por acompañarlos y estar bien con ellos. 

También queda lo que yo llamaría “el desafío rapero”. Uno de los internos es muy bueno rapeando, pero hace rato que ya no hace, porque, me decía él, “todo mi rap está ligado a la violencia”. Esta música yo tengo que aprender a conectarlo con otro lugar que no sea la violencia, pero todavía no me sale y el penal tampoco me inspira mucho. Espero que esta sea una semilla dejada por Cristóbal que dé frutos en él, para podamos seguir adelante con este desafío rapero. 

Mirar con fe

La fe nos permite reconocer una realidad que a simple vista no sería posible. 

Cuando miramos con fe un acontecimiento, a una persona o un hecho concreto, apreciamos lo que de lo contrario permanecería culto a nuestros ojos. La fe nos hace traspasar la realidad para descubrir a Dios. La fe nos hace percibir la vida con más sencillez y transparencia. Con fe podemos apreciar la presencia de Dios, su accionar, su poder, su belleza. 

Tener fe no es solamente creer que Dios existe, sino que actúa, que está presente y vive en todo lo que nosotros vivimos. “Señor mío y Dios mío” es la expresión de fe más preciosa que decimos cuando vemos elevarse la hostia en las manos del sacerdote. En ese pedacito de pan la fe nos hace reconocer a Jesús

Fuente: Nuestra Señora de los Milagros

Jesuitas lanzan un material para celebrar misa en guaraní

Todo lo necesario para celebrar una misa en guaraní está ahora oficialmente disponible en un nuevo sitio web mantenido por los jesuitas de Paraguay. 

El sitio web www.misaguarani.com fue lanzado oficialmente hace unos días durante una misa en el Santuario Nacional y la Basílica de Nuestra Señora de Caacupé. La Eucaristía fue celebrada íntegramente en lengua guaraní por el jefe del proyecto, el Padre Alberto Luna. El video que encabeza este artículo es parte de los productos multimedia del sitio web.

La página web, avalada por la Conferencia Episcopal, va acompañada de relatos en los principales medios de comunicación social e incluye, además de la hoja para la celebración dominical, las lecturas litúrgicas y oraciones de la Misa del día, el ordinario de la Misa, el Evangelio diario comentado en audio, los cantos de las celebraciones, la liturgia de las horas, una colección de fórmulas de bendición y el rosario en la lengua más hablada en el país.

Según datos de la Universidad de Lengua y Cultura Guaraní, el 87% de los paraguayos hablan esta lengua indígena perteneciente a la familia tupí-guaraní (el 37% se comunica sólo en esta lengua, mientras que el 50% son bilingües guaraní-español), mientras que el 75% utiliza el castellano. El guaraní es también lengua oficial en la provincia argentina de Corrientes y en Bolivia, y se habla también en zonas de Brasil.

Semana de la lengua guaraní en curso

«En la mayoría de los casos, con excepción de la capital, Asunción, la misa se celebra casi en su totalidad en español, con homilía en guaraní», explicó  Gustavo González, miembro del equipo de la iniciativa. «El proyecto pretende ser una ayuda para las comunidades de lengua guaraní, para que puedan celebrar enteramente en su propia lengua. La puesta en marcha de la iniciativa coincidió con el inicio de la Semana de la Lengua Guaraní, que reviste especial importancia en este Año Internacional de las Lenguas Indígenas convocado por la UNESCO.

 La Compañía de Jesús había lanzado «Misa Guarani Pyahu» en 2014: una colección de 15 canciones para la misa en guaraní con ritmos tradicionales y modernos.

Fuente: Vatican News

Pastoral de la comunicación: una tarea urgente

‘Lo sorprendente de esta situación es que se está dando hacia el interior de la Iglesia el mismo fenómeno que la Iglesia siempre ha criticado en los medios “no confesionales”.’

Por Jorge Oesterheld 

Desde hace poco tiempo nos hemos acostumbrado a hablar de los medios de comunicación que llamamos “de la Iglesia”, o “eclesiales”, en los mismos términos en los que se habla de los medios “no confesionales”. A juzgar por los comentarios periodísticos o por las conversaciones que se pueden escuchar, en la Iglesia hay medios de izquierda y de derecha, “progres” y “conservas”, anti-Francisco y pro-Francisco, cercanos a “la derecha norteamericana” o a las “corrientes populistas”. En definitiva, parece que en la Iglesia hay para todos los gustos.

Curiosamente detrás de esos simplificadores calificativos se nombra a obispos y cardenales como mentores, financistas o directamente propietarios. De hecho a cada paso que da el papa Francisco, para los observadores atentos, es fácil prever las reacciones de los diferentes medios de comunicación eclesiales, ya se trate de cadenas internacionales de televisión, publicaciones periódicas, portales en internet, espacios en redes sociales, radios o agencias de noticias. Quizás por eso el Papa prefiera hablar con Jordi Évole en La Sexta.

Salvo honrosas excepciones que se destacan por su calidad periodística y en las que los editores aclaran que no representan la voz de toda la Iglesia sino que se muestran como una voz más en la Iglesia, en general ese tipo de publicaciones tienden a aparecer como representativas de “la verdadera Iglesia”, ya se refieran a la Iglesia de las más “puras tradiciones” o a la Iglesia representativa de “los pobres y marginados” del planeta. En general se presta de esa manera un pobre servicio al Pueblo de Dios.

La comunicación de los medios eclesiales

Lo sorprendente de esta situación es que se está dando hacia el interior de la Iglesia el mismo fenómeno que la Iglesia siempre ha criticado en los medios “no confesionales”. De diferentes maneras la enseñanza de la Iglesia ha criticado la forma en que los grandes medios se ocupan de las problemáticas eclesiales o sociales y de la tendencia a ser representativos de intereses o ideologías en virtud de los cuales tergiversan la realidad.

Esas mismas críticas hoy pueden dirigirse a medios eclesiales que, en ocasiones con notable imprudencia, son también vehículos de fake news y de todo tipo de chismes o comentarios que solo tienen como objetivo confundir o engañar. Se ofrece de esa manera un triste espectáculo que fácilmente se podría calificar de “escándalo” en el sentido bíblico del término.

En medio de esta verdadera jungla de voces aparecen las Oficinas de Prensa oficiales del Vaticano, de las diócesis y las Conferencias Episcopales, que en ocasiones deben preocuparse más de lo que publiquen los medios “católicos” que de lo que digan los medios “seculares”. La tarea de estas oficinas es compleja y desafiante porque deben informar con la mayor objetividad posible sobre la vida de la Iglesia en un contexto nada favorable. Pero la comunicación de la Iglesia no puede reducirse a las informaciones oficiales y todos los fieles tiene derecho a expresarse también a través de los medios.

Pastoral de la comunicación

Preocupada por lo que los medios masivos de comunicación seculares dicen sobre la institución eclesial quizás la Iglesia haya descuidado el acompañamiento pastoral de quienes, en muchos casos con honestidad, desean hacer presente la voz del Evangelio en el desafiante mundo de las comunicaciones. Allí es urgente una voz iluminadora que con conocimientos técnicos sea capaz de orientar pastoralmente.

Las tecnologías han irrumpido en la vida de la Iglesia y la están transformando más allá de lo imaginable. El tema no pertenece a un aspecto marginal en la vida del Pueblo de Dios, la Iglesia es comunión, es comunicación, se trata de una cuestión central a la que es necesario dedicarle esfuerzos, recursos y tiempo de reflexión.

Fuente: Vida Nueva Digital

La celebración de la Eucaristía en casas de familia – Marcos Alemán SJ

Los párrocos de parroquias jesuitas a lo largo de toda Argentina Uruguay nos cuentan la experiencia, motivación y frutos de celebrar la eucaristía en las casas de las familias de las comunidades a las que han sido misionados. 

Marcos Alemán SJ – Párroco de Virgen de los Pobres de Mendoza

Considero que, hoy en día, no nos alcanza con celebrar sacramentalmente y tener solo el domingo como día religioso festivo. Estoy convencido de que tenemos que congregarnos más y reunirnos más para celebrar y agradecer. Y de una manera más viva, echando mano y construyendo nuevas presencias y expresiones sacramentales en la vida ordinaria. 

A partir de esto es que comenzamos a juntarnos, los días jueves, en casas de familia de la comunidad del barrio San Martín. Con un mínimo de previsión y organización, se corrió la voz y aquellas familias que iban ofreciendo sus hogares, se anotaban en la secretaria parroquial. Así fuimos armando el calendario que ya ha crecido tanto en demanda que pronto sumaremos otro día en la semana.

Esta es una iniciativa que ya ponía en práctica en la parroquia de Boquerón (Sgo. del Estero). Allí, se fue gestando desde la motivación por dar más vida a la participación de las propias comunidades. En esta etapa, sueño con una parroquia que viva y se respire presente en los rincones del barrio, no sólo en la sede parroquial. 

De este modo, también puedo percibir que, para las familias, hace sentido como un modo de testimoniar lo sagrado de sus hogares: lo sienten como auténticos ‘espacios sagrados’ y estas celebraciones son un modo de confirmar su intuición. Lo viven como un acontecimiento en el que se está honrando sus hogares, los espacios que viven como propios, íntimos, y en los que también quieren hacer presente a Dios.

El fruto con el que nos encontramos es, primero, el agradecimiento de la misma familia que nos recibe, y su sorpresa, porque es como si les costara creer que estamos celebrando la Eucaristía en su propia casa. Y a partir de allí, todas las muestras de generosidad y amabilidad de hacernos sentir a nosotros en casa. Fieles a sus costumbres, muchas familias disponen lo necesario, ya tienen alguna comida preparada para compartir con todos y así pasamos de la misa a la mesa para seguir en acción de gracias. El entusiasmo se va contagiando poco a poco y son más las familias que se suman.

En este espíritu, cotidiano y sacramental, vivimos la eucaristía más allá del precepto dominical. Así, vamos expresando –y construyendo- el deseo de vivir la fiesta del Señor en comunidad, con el solo motivo de compartir la vida misma y el deseo de hacer a Cristo presente en ella y entre nosotros.

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“Fuimos a escuchar a nuestra gente” – Misión parroquial de Patriarca San José

Durante cuatro días de las vacaciones de invierno se llevó adelante la misión de la parroquia Patriarca San José (PSJ). 

Esta se encuentra en San Miguel, en el conurbano bonaerense, donde desde 1931 hasta 2017 los jesuitas desarrollaban los estudios de formación en filosofía y teología. La parroquia está compuesta por seis comunidades: San José (sede parroquial), San Alonso Rodríguez, San Pedro Claver, San Francisco Javier, Santos Mártires Rioplatenses y Virgen Niña. 

En la previa

La misión fue largamente preparada por la comunidad parroquial. Varios equipos fueron parte de la planificación: bedeles (referentes de las seis comunidades), cocina, liturgia, animación y cierre final. De esta preparación también fueron parte los jóvenes pertenecientes al MEJ (Movimiento Eucarístico Juvenil), que en los días previos realizaron una dinámica de preparar una botella para llevar agua bendita, decorándola y regalándosela entre ellos.

La misión para los misioneros

“El lema de este año es “salgan con alegría y sin prejuicio como lo hizo Jesús”. En ese lema se resume la misión, salir con ese modo a visitar a las diferentes personas, llegar a esas personas a las que nunca llegamos” dice Lucas Cuello, uno de los misioneros.

“Estos cuatro días fuimos a escuchar a nuestra gente, saber cómo están, acompañarlos y animarlos. Buscamos compartirles la felicidad que nos produce seguir a Jesús, pero como lo hizo Él: “Con alegría y sin prejuicios”.

“El vivir estos días de misión como parroquia, nos fortalece como gran comunidad. Nos ayudó a conocernos más entre nosotros y a nuestros barrios. Pero, sobre todo, nos sigue invitando a encontrar a Jesús en el camino. A que nuestras capillas estén abiertas para recibir pero también para salir. Saber que Jesús se transmite con la vida y el encuentro con el otro.”  Explica Agustín Mares, otro de los misioneros.

Por su parte, Juan Pablo Suárez, novicio jesuita, nos cuenta que:  “La misión se vivió como una fiesta. Hubo muchos jóvenes del MEJ, desde los más chicos que tiene 12 años hasta los más grandes que son mayores de edad. Pero también estuvieron los adultos de la parroquia: hubo una señora que tenía más de 60 años que se bancó los cuatro días misionando y estuvo al firme. Se va abriendo un nuevo camino de misión entre la gente de la parroquia.”

Misión de Parroquia a Parroquia

Jóvenes de la comunidad parroquial Sagrada Familia de Barrio Pueyrredón, Córdoba, realizaron entre el 15 y el 19 de julio una misión en la parroquia de San Francisco del Chañar. Esta pertenece a la Prelatura de Deán Funes, al norte de la provincia de Córdoba. En la oración de envío realizada por el párroco Leonardo Amaro SJ, fueron encomendados con una doble misión: compartir y animar la fe de la comunidad de San Francisco, y a la vez  compartir la fe, el cariño y el cuidado dentro de la propia comunidad misionera. Este fue el espíritu que estuvo presente y marcó esta vivencia compartida.

Una gran familia misionera

Los jóvenes de la parroquia pertenecen a la Acción Católica Argentina (ACA). Los delegados, jóvenes mayores de edad que iban a cargo de los menores, son amigos desde que tenían menos de 8 años y eran “aspis” (aspirantes, nombre que se le da a los integrantes más pequeños de la Acción). Algunos de los misioneros son familiares entre sí. Además, dos madres se sumaron como misioneras. Acompañando al grupo misionero estuvieron los estudiantes jesuitas Joaquín Tabera SJ y Juan Luis Panizza SJ, los cuales viven en la comunidad jesuita vecina a la parroquia. Todo esto aportó a la comunidad un clima de gran familia.

Celebrando a San Francisco Solano

La primera actividad que realizaban los misioneros tras el desayuno era la oración personal. Durante el resto de la mañana visitaban las casas de los barrios La Merced y El Progreso. La tarde constaba de un espacio de formación para las misioneros acerca de la persona de Jesús y de San Ignacio y de un nuevo tiempo en los barrios, esta vez de juegos con los niños y jóvenes de la zona. Se participaba de la misa en el templo parroquial, en la cual se celebraba la novena preparatoria para la fiesta del santo patrono, San Francisco Solano. Cada día terminaba con una pausa ignaciana para recoger las mociones del día.

Una parroquia compañera

La parroquia de San Francisco del Chañar tiene un vínculo especial con la Compañía de Jesús. La Universidad Católica de Córdoba realiza desde 2017 misiones allí en las fechas de Semana Santa y del Día del Niño, a las que se les agregó esta misión de la Sagrada Familia en las vacaciones de invierno. 

Esta vinculación nace desde que el actual párroco de San Francisco es Héctor Muiño, padre de Marcos Muiño SJ, sacerdote jesuita que está misionado como párroco de la comunidad de Patriarca San José en San Miguel, Buenos Aires. Héctor es cordobés y padre de tres hijas además de Marcos. Desde que se casó se dedicó junto a su esposa de manera entregada y generosa a la misión, trasladándose primero a la Prelatura de Humahuaca, Jujuy, y luego a Deán Funes. Tras enviudar, fue ordenado sacerdote en diciembre de 2017 y nombrado párroco de San Francisco del Chañar. Desde allí atiende pastoralmente a más de una docena de comunidades del norte cordobés.

Celebración de la Eucaristía en las casas de familia – Tomás Bradley SJ

Los párrocos de parroquias jesuitas a lo largo de toda Argentina Uruguay nos cuentan la experiencia, motivación y frutos de celebrar la eucaristía en las casas de las familias de las comunidades a las que han sido misionados.

Por Tomás Bradley SJ

Una primera cosa que tengo que decir al respecto es que nunca se me ocurrió reflexionar mucho sobre el tema. Me pareció natural celebrar la Misa en las casas o en lugares públicos que no sean un templo por el desafío de hacer llegar a la gente a Jesús, con todos los medios posibles y adaptándome a lo que la realidad presentaba. Y la Misa es la oración más sublime y sencilla que tenemos: ofrecemos, escuchamos Su Palabra, participamos de Su Sacrificio Redentor, comulgamos con Su entrega recibiéndolo y nos animamos a salir a anunciarlo. 

Desde la Encarnación, no hallo lugar profano. Por lo tanto, lo sagrado puede darse en cualquier sitio. Ignacio nos invita a descubrirlo en todas las cosas, hacer lugar sagrado una casa, una oficina, una calle, una plaza, etc., poner los medios para que el Dios de Jesús se haga presente allí donde Él quiere llegar.

Nótese que no estoy hablando sólo de casas de familia, sino de cualquier lugar que no sea el templo. El criterio de Ignacio de ver según tiempos, lugares y personas el quehacer apostólico me parece una brújula de increíble fecundidad. Al hablar de ‘casa de familia’ no estamos estimulando exclusividad para pocos o algunos, tampoco como celebración de elite, sino como acercamiento a las familias de acuerdo a la misión que se está llevando adelante. La celebración tiene que ver siempre con una comunidad en salida que abre, expande, busca, cuestiona.

Es que las casas de familia son todo un templo. Sucede demasiado en ellas: dolores, gozos, trabajos, vida de la gente. Y sus mesas son quizá los más sencillos y adecuados altares del Jesús que se acerca a todos y quiere darse y partirse para todos. Me emociona mucho, me consuela celebrar en la misma mesa que la familia cocina, toma mate, charla, discute, descansa. 

Lo mismo creo de los lugares de trabajo. Ellos son el ámbito donde la gente entrega horas de vida y de ilusiones. En los años en que estuve en Resistencia, celebraba una misa mensual en las oficinas de AFIP, también en la entrada a la UNNE y en la UTN. Los lugares donde las personas pasan tiempo de su vida trabajando, estudiando, compartiendo vida; donde están aprendiendo y donde están construyendo un mundo mejor, son el escenario justo para celebrar el “sacrificio de Dios por nosotros y la humilde ofrenda nuestra con y por Él”.

En las misiones en La Rioja, en el Impenetrable chaqueño, en las casas de misión en la parcelas de Ugarteche en Mendoza, en las escuelas, aquí en Tacuarembó, siempre he sentido que la actitud de “salida” es misión hecha celebración concreta. Evidentemente que no son nunca celebraciones descolgadas, o como dije antes de grupos cerrados que se reúnen a vivir una comunidad intimista e irenista. Al contrario, son desafío de abrir nuestras comunidades, de salir al encuentro de la gente a su mundo, como lo hizo Jesús al ir a la casa de Zaqueo, al participar de la cena de bodas en Caná, al quedarse a comer y dormir en la casa de Marta, María y Lázaro, al compartir la cena con los publicanos y pecadores, y al mismo tiempo ir a lo de un fariseo. 

Los templos son muy necesarios. Nos hacen bien con su presencia firme que nos recuerda ese ámbito especial que Dios quiere regalarnos. Pero no son lugares excluyentes de la presencia del Dios hecho hombre. Y creo que fue un error pastoral y teológico grave, de fondo una herejía cristológica, encerrarlo y alejarlo de la vida común de la gente. Ojo, hablo de acentos, de cornisas sutiles, al actuar de acuerdo a la Iglesia de Jesucristo que creemos vivir. Hace mucho bien la adoración del Santísimo en el Templo, lo mismo el tiempo regalado para estar frente al Santísimo, lo mismo que la reunión dominical de la comunidad local que se encuentra para celebrar al Cristo que vive todos los días, lo mismo que la misa diaria para aquellos que pueden concurrir. Pero esta práctica litúrgica, tiene sentido al hacer que el rito con contenido vaya marcando el ritmo de nuestras vidas. Lo cual no quiere decir que sea lo único. Y mucho menos que lo sagrado sólo esté en el presbiterio o sobre el altar consagrado o cerquita del Sagrario. Y que sólo los consagrados o sacerdotes pueden acceder a ellos, como si el lugar físico marcara la diferencia jerárquica en la intimidad con Dios. Y esto, lamentablemente, se ha hecho notar durante muchos años. 

Dios se encarnó en Jesús. Como he dicho antes, desde allí no hay lugar profano para Dios. Que los hombres volvamos a alejarlo a Dios clavándolo en una cruz lejana, es drama nuestro. Esa cruz tiene sentido en la Cena que se hizo horas antes. Donde el Maestro lavó los pies, donde se dio, partió y derramó por la redención de los hombres. Hecho sacramental que se hace pasión en la muerte en la cruz real y concreta en el monte Calvario.

Dios acerca, une, sirve. Nunca aleja ni discrimina (en el sentido de desterrar en lo indigno). Por ello, celebrar con la gente la misa en el lugar que sea, siempre ha de estar impregnado por esta asunción de nuestra condición humana que Dios ha hecho en Cristo Jesús. En Él, Cristo, no está la dicotomía digno – indigno, profano – sagrado, santo – pecador. Él, Dios hecho hombre, nos asumió en serio. Así en Él somos santos, siendo también pecadores. Somos dignos porque somos amados no porque seamos intachables. Somos sagrados que hacen ofrenda de Su vida intentando imitar la entrega de nuestro Señor por nosotros. Todo por Su gracia. 

Me extendí demasiado. La razón de celebrar las misas en las casas o en otros lugares siempre es en sentido de misión: Iglesia en salida. No habría que haber dicho mucho más. Dios salió de sí, nosotros intentamos hacerlo hacia los que todavía no lo conocen y lo celebramos con aquellos que intentamos vivirlo. 

El motivo pastoral siempre va a exigir un buen discernimiento. Si los matrimonios se realizan en los templos, como acción ordinaria, es para ayudar a los fieles a que se conciban como comunidad y no como celebración hecha para mí o para mi grupito social. Lo mismo pasa con los bautismos. Con la celebración de la Eucaristía, también hay que discernir si la razón es de una comunidad en misión o es modo de cerrarnos en un modo exclusivo y excluyente, sólo para escogidos. Tentación casi gnóstica. 

Al mismo tiempo, el modo de realizar la Celebración Eucarística es algo a tener en cuenta. Sencilla, con cantos que sepa al gente, con participación de los niños. Catequesis y liturgia también se entrecruzan. Por ello se puede reunir solemnidad con juego, con diálogo (en realidad toda la celebración es un gran diálogo). El punto es que normalmente lo hacemos monólogo. Y los fieles son sólo espectadores. 

Tenemos una deuda muy grande en la revisión en el modo de celebrar la Eucaristía para que refleje el sacrificio de Cristo hoy que asume el dolor de su pueblo, que perdona sus pecados y que se reúne a celebrar con él, a escuchar su palabra y a elevar sus plegarias. Nuestras misas siguen siendo muy clericales. Y les falta “celebración de comunidad”. Esta es quizá la característica que remarca la verdad teológica: “lo asumido es redimido”, que se une con el milagro eucarístico de ser Dios en Jesús que nos redime en cada Misa. Celebración de comunidad, sacrificio de Dios siempre encarnado. Diálogo redentor.

San Ignacio: Una Fiesta de Todos

La Parroquia San Ignacio de Montevideo se prepara para que la fiesta de su Patrono sea una fiesta de todos. 

El próximo domingo 4 de agosto celebraremos la fiesta patronal de San Ignacio de Loyola, nuestro santo patrono. Este año lo hacemos en el marco de lo que ha sido la Misión “Casa de Todos”, que ha sido un regalo para toda nuestra diócesis y también para nuestra comunidad parroquial. 

Hemos salido al encuentro de nuestro barrio tanto en el habitual formato de “casa por casa”, al que le hemos agregado las “salidas” a las ferias, a las plazas, a los semáforos y también al Hospital de Clínicas. Hemos tenido la preciosa experiencia de ser “Iglesia en salida”; ahora queremos vivir juntos la experiencia de ser “Iglesia puertas abiertas”: así como en la Pascua “salimos” al encuentro de nuestros vecinos, ahora queremos “abrir la casa” y hacerlo en especial con/a los “preferidos del Señor”, con/a quienes les toca vivir hoy situaciones de soledad, rechazo y marginación, como son las personas que están en situación de calle; y con/a quienes han tenido que dejar sus países buscando mejores horizontes de vida para ellos y para sus hijos, como son los migrantes. 

Y este juego de preposiciones no es casual sino que tiene una intención particular: queremos darles un lugar especial en esta fiesta. Muchos de ellos son noticia por los fríos que pasan y por el número de los que fallecen con estas temperaturas del invierno cruel, entre ellos nuestro amigo Ariel Sena que falleció en la madrugada del pasado lunes 15 de Julio. Muchos de ellos son noticia por las dificultades que se viven en sus países de origen y por las historias de lucha y fe para llegar hasta nuestro país.

A ellos queremos abrirles especialmente las puertas de nuestro corazón, pero también son ellos los que nos van a abrir sus puertas y sus corazones. Ellos, por gracia de Dios y por dedicación de muchos voluntarios, ya tienen un lugar en nuestra parroquia, tanto en la Olla San Ignacio como también en el incipiente Servicio Jesuita Migrante (SJM). Ellos serán los que nos “abran” su espacio habitual de encuentro, como es el subsuelo del templo, y allí y con ellos tendremos este año el almuerzo habitual para celebrar a San Ignacio. Muchos de nuestros “comensales”, como los llaman nuestros voluntarios, o los “patroncitos” como les gustaba llamarlos al P. Alberto Hurtado, fundador del Hogar de Cristo, junto con los voluntarios y algunos parroquianos, serán los que nos preparen y sirvan la comida ese domingo. 

Con ellos también celebraremos la Eucaristía que será presidida por nuestro arzobispo, el Cardenal Daniel Sturla. En esta misa haremos una especial mención a quienes con su esfuerzo y su aporte económico han hecho posible los arreglos del templo que se han llevado adelante en el último año: la fachada del frente y la parte baja de las fachadas laterales del exterior; y el techo y las paredes altas laterales del interior. Ese día unificamos las tres misas habituales de 11.00, 12.15 y 19.00 en una sola que será a las 12.00 con el deseo de participar todos de una misma celebración.

El coro será animado por los matrimonios jóvenes que habitualmente cantan en la misa de 12.15, y contarán también con la presencia y colaboración de los coros de las otras misas. Pero ya desde las 11.00 de la mañana nos estaremos convocando para empezar la fiesta patronal con la habitual procesión llevando en andas nuestra imagen de San Ignacio. Queremos que este sea el momento de los más jóvenes, y como ya se viene haciendo una tradición, serán los alumnos más grandes del Colegio San Ignacio quienes lleven en andas al santo patrono, y entre los jóvenes de JMI y los del MEJ llevarán adelante el recorrido y la propuesta de oración y reflexión en las distintas paradas que se vayan haciendo.

Para este año el punto de convocatoria será la Plaza Guernica, en la esquina entre Av. Cataluña y Vidal y Fuentes, y desde allí vendremos caminando hacia la parroquia.

Fuente: Parroquia San Ignacio

Sínodo para la Amazonía: nuevos caminos hacia una Iglesia más encarnada

La Iglesia se prepara para celebrar el Sínodo de los Obispos para la Amazonía en octubre. Con el objetivo de seguir conociendo la región, sus dinámicas y desafíos, se llevó adelante un seminario en el Centro Cultural Misionero de Brasilia, Brasil, cuyo tema principal fue el Instrumentum Laboris. 

Promovido por la Red Eclesial Panamazónica (Repam) y el Centro Ecuménico para el Servicio a la Evangelización y Educación Popular (Ceseep), el seminario abordó en particular tres temas. En primer lugar, se trató de entender cómo responder al grito de la tierra y de los pobres en un contexto como el de la Amazonía, donde el equilibrio de los pueblos indígenas se ve amenazado por los grandes intereses económicos de las empresas mineras, la deforestación y los proyectos de infraestructura.

Otra cuestión crucial, abordada durante el seminario, se refiere a un desafío particular: cómo reconocer, ampliar y consolidar la diversidad de los ministerios y el papel de la mujer. La falta de sacerdotes está particularmente ligada a las dificultades de las comunidades de la región amazónica para celebrar frecuentemente la Eucaristía. Para no dejar a estas comunidades sin la Eucaristía, se sugiere en el Instrumentum Laboris cambiar los criterios para la selección y preparación de los ministros autorizados para celebrarla.

La tercera pregunta se refiere a los desafíos del mundo urbano, donde vive alrededor del 80% de la población de la región amazónica. Hay dos preguntas en particular que necesitan respuesta: ¿cómo crear comunidades activas entre los residentes, la mayoría de los cuales han emigrado a los suburbios de las ciudades, pero también entre los jóvenes en las escuelas y universidades? ¿Cómo hacer frente a la cultura secularizada y consumista difundida por los medios de comunicación y vivir con la gran diversidad de iglesias y movimientos religiosos?

En defensa de la voz de Dios

Al seminario, celebrado en Brasilia, asistieron 23 obispos, entre ellos cinco miembros del Consejo Pre-Sinodal, el secretario ejecutivo de la Repam, consultores y expertos. Mons. José Antônio Peruzzo, Arzobispo de Curitiba, dijo que la Amazonía «no está aislada del mundo», sino que se sitúa en un contexto estratégico «de gran importancia para el futuro de la humanidad».  El secretario ejecutivo de Repam, Mauricio López, subrayó que el «Sínodo será el momento de defender la voz de Dios».

Fuente: Vatican News