Un regalo impensado para venezolanos y argentinos: la Procesión del Nazareno de San Pablo

Parte de la comunidad de migrantes venezolanos en la ciudad de Córdoba (Argentina) pudo celebrar el pasado Miércoles Santo, junto con la comunidad de la Parroquia Sagrada Familia, una devoción tradicional de su país: la procesión del Nazareno de San Pablo. Esta procesión se realiza con una imagen de Jesús con la cruz a cuestas y otra de la Virgen dolorosa.

La celebración estuvo marcada por una profunda emotividad. Los venezolanos presentes expresaron que sentían la experiencia de celebrar de esta forma al Nazareno en Córdoba como “un regalo impensado”, pues nunca imaginaron que sería posible. Junto con eso, fue una ocasión y un espacio sumamente propicio para una sincera cultura de hospitalidad puesta en práctica de parte de la comunidad parroquial que se sintió muy conmovida con la piedad y devoción de los venezolanos..

La iniciativa de organizar la procesión tuvo dos orígenes principalmente. El primero, la búsqueda desde la Parroquia de abrir un espacio del SJM, concretamente a través de una actividad propia de la religiosidad popular de los migrantes. El segundo, una petición expresa de algunos migrantes venezolanos que pertenecientes a la comunidad parroquial.

Se realizó una convocatoria a una primera reunión de organización, a partir de la cual se conformó un equipo que llevó adelante la organización de la fiesta junto con el párroco Leonardo Amaro SJ y el estudiante Javier Hernández SJ. Se contó además con la colaboración de diversas instituciones, como la Pastoral Migrante de la Arquidiócesis de Córdoba y  Museo Tejeda, este último que prestó las imágenes que se utilizaron.

Después de la procesión, se celebró la misa en el templo parroquial y el encuentro culminó con un compartir donde no faltaron las famosas ‘arepas’, alimento tradicional en Venezuela. Para cerrar se presentó un ensamble venezolano, que interpretó algunos temas musicales propios de aquella región.

Testimonio de Johana, animadora de la celebración

«Lo más emocionante fue que, gracias a Dios y a la Virgencita, esta celebración se pudo dar aquí en Córdoba. No hay nada más gratificante para mí como venezolana, que esta tradición religiosa propia de mi país se haya podido llevar a cabo acá en Córdoba. Ver argentinos y venezolanos unidos por una misma fe y por una misma oración es muy emotivo, todas esas personas acompañando al Nazareno y a la Virgencita.

Que el Nazareno entrara a la iglesia con el canto del himno nacional de Venezuela, cantado y tocado con guitarra por el coro… no hay palabras para describirlo, fue una emoción y un sentimiento nacional indescriptible. Y además, durante la ceremonia, ver las dos bandera, la de Argentina y la de Venezuela, unidas por una sola fe y por una sola petición: la paz de todos los pueblos. Eso es lo más emocionante que pudimos haber vivido, yo, y nuestra comunidad venezolana. Y que, a su vez, la propia comunidad de la parroquia se sintiera afortunada de haber compartido esta tradición con nosotros.»

La Parroquia San Ignacio inauguró su sitio web

La Parroquia San Ignacio de Montevideo, Uruguay, ha inaugurado su sitio web los días previos a la semana santa.

La página contiene información sobre la Parroquia, como los horarios de las celebraciones y las actividades que se llevarán adelante en ella a lo largo de este año.

Para conocer el sitio web haz click en este link

 

 

 

¡Cómo duele esta América! – Palabra de CPAL de Febrero

Compartimos la palabra de CPAL del mes de febrero.

Roberto Jaramillo Bernal SJ – Presidente de CPAL

Comenzamos el segundo mes del año entre el dolor y la esperanza; como en un parto lento que quisiéramos acelerar para que reviente la luz y la vida se haga libre. El dolor de más de tres millones y medio de venezolanos que hemos visto deambulando por las carreteras y calles de nuestros países y ciudades, con sus pies reventados, sus ‘corotos’ al hombro, sus rostros demacrados no sólo por el cansancio sino por la desesperanza, es el que nos atraviesa el alma. Y detrás de cada uno de ellos hay historias de familias numerosas, de padres, madres, ancianos, niños dejados atrás y que viven con miedo, con hambre, sin salud ni medicinas, sin trabajo, sin futuro en su propio país.

A nuestros compañeros y compañeras en Venezuela les enviamos, desde aquí, nuestro mejor y más fraterno saludo. Tienen toda nuestra solidaridad; les enviamos lo mejor de nuestra energía y les ofrecemos la ayuda que necesiten. Rezamos todos los días para que Dios les de la sabiduría y la fuerza para resistir al odio, para ser testigos de la reconciliación y de la justicia entre hermanos.

Pero rezamos y estamos permanentemente atentos, también

  • a lo que pasa en Nicaragua, donde todos los ideales de una revolución que se alcanzó con mucha sangre y sufrimiento fueron traicionados por un dictador que resultó ser peor que aquel a quien él ayudó a destronar, y donde nuestros hermanos jesuitas resisten con valentía y entereza sin par;
  • y también a lo que ocurre en Honduras donde, donde después de un año de fraude electoral el poder ejecutivo, vinculado con intereses económicos obscuros e ilegales, mantiene su política de terror y cinismo, ignorando el grito y la denuncia profética de miles de hombres y mujeres pobres que se organizan en caravanas para huir, porque no encuentran en su tierra ni un presente para ellos, ni un futuro para sus hijos. Allí también los compañeros y compañeras de Radio Progreso y el ERIC, del Colegio San José y las parroquias en Yoro se mantienen firmes al lado del pueblo, buscando -con muchos otros – alianzas que conduzcan a la democratización del país.
  • Y estamos atentos a lo que ocurre en Guatemala donde la corrupción campea – como en tantos otros países de nuestra América Latina – hasta el punto en que el gobierno de turno viéndose amenazado por la Comisión Internacional de Investigación y Lucha contra la Impunidad (CICIG), decidió dar por cerrado unilateralmente el acuerdo celebrado con la ONU para su instauración y vigencia.

Autoritarismo, fraude, corrupción, todos son males que aquejan a nuestros países y de los cuales no se salva ninguno en América latina y El Caribe. Esto es evidente al observar el macro nivel gubernamental; pero se trata de actitudes y maneras de proceder que tienen sus raíces extendidas en todas las instituciones de nuestra sociedad y a todo nivel, sin excluir nuestra pecadora y santa Iglesia católica, de la cual los jesuitas somos ‘arte y parte’, y que sólo empiezan a cambiar por una decisión personal y comunitaria radical (hay que arrancarlas, a veces con dolor). Sino es así, ¿cómo podemos hablar de Dios y dar una “buena noticia a los pobres, anunciar la liberación de los cautivos, devolver la vista a los ciegos y anunciar un año de gracia del Señor”? ¿Hacemos la diferencia a nuestro alrededor? Es la pregunta que nos deja el mes de enero.

Abrazo fraterno para todos y todas.

 

Una Experiencia que nos Enseña Mucho

Los laicos en la parroquia de Fátima según el Cardenal Daniel Sturla.

La comunidad de laicos que lleva adelante la parroquia de Fátima, en el barrio Cerro en Montevideo, junto con el sacerdote jesuita Álvaro Pacheco y el diácono permanente Adrián Márquez fue uno de los temas sobre los que habló el cardenal arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla sdb, en su programa semanal “La Alegría del Evangelio”.

En el Cerro hay varias parroquias. Está la parroquia de Santa María de la Ayuda, donde el párroco es el P. Guillermo Porras; está la parroquia que llevan adelante los oblatos de María Inmaculada, este año el P. Luigi es el párroco; y está la parroquia de Fátima, una parroquia que también se llama de los lituanos porque en un momento la comunidad lituana tuvo mucha importancia allí y de hecho había jesuitas lituanos, que fueron los fundadores de esta comunidad parroquial, y todavía está la comunidad lituana presente en la zona y en alguna celebración de la parroquia.

Pero los jesuitas tuvieron que dejar como tal: allí había una comunidad, después quedó el Padre Jorge Crovara solo, finalmente no había posibilidad de envío de un personal allí. Pero entonces se logró un acuerdo que creo que ha sido muy muy positivo por el cual la comunidad asume una tarea de mayor responsabilidad. Pero también la CVX, las Comunidades de Vida Cristiana, un movimiento ligado a la Compañía de Jesús, asumió como tal el acompañar a esta comunidad parroquial y el trabajar juntos. Entonces, de algún modo se está evaluando, es algo que comenzó hace cuatro años y que es una experiencia hermosísima de trabajo conjunto: CVX, comunidad zonal-parroquial, y allí hay, por un lado, el administrador parroquial que sigue siendo un jesuita, el P. Álvaro Pacheco SJ, pero al mismo tiempo está el diácono, Adrián Márquez, que realmente estupendo cómo ha sabido conjugar con una calidad y una calidez extraordinaria. Adrián es diácono permanente y realmente su tarea ha sido muy buena. Pero cada uno de la comunidad ha asumido con una responsabilidad extraordinaria la tarea que tienen por delante, lo que han ido haciendo.

Muchas veces, y así me lo contaban, la pregunta que salía era “¿bueno, pero acá quién manda?”. De pasar del “¿acá quién manda?” a darse cuenta que cada uno tenía que asumir la propia responsabilidad para que la comunidad parroquial siguiera adelante.

Yo creo que esto nos enseña mucho. Obviamente, nada quita la esencialidad que tiene en una comunidad cristiana la presencia ministerial del sacerdote, y concretamente en una parroquia la del párroco. Pero, la historia nos va diciendo que muchas comunidades están en una situación, digamos así, donde, en Montevideo no tanto pero sí en el Interior, de necesidad absoluta de que los laicos asuman su responsabilidad de llevar adelante la comunidad parroquial. Y en las comunidades que sí hay párroco, que sí hay ministros ordenados, presbíteros, diáconos, cómo el tema no es que el cura haga todo, sino que los laicos asuman la responsabilidad que tienen. Bueno, esto en Fátima se ha hecho de un modo realmente muy hermoso que me llenó de alegría escucharlo y verlo”.

Para escuchar la entrevista original 

Parroquia Nuestra Señora de Fátima en Facebook 

 

Un Médico de Alma y Cuerpo para Montevideo

El P. Pablo Jourdan, sacerdote desde hace 22 años y médico de profesión, fue designado Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis. Compartimos aquí una entrevista realizada por el Multimedio de la Iglesia Católica de Montevideo (ICM).

Serena alegría

En sus ojos, y en sus palabras, se refleja una serena alegría por lo que está viviendo. Cuando se le pregunta por lo que siente desde que se enteró que sería obispo, contesta: “Al pasar los días fui sintiendo un profundo agradecimiento a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo por este nuevo llamado; así como también a nuestra madre la Iglesia, que a través del Papa Francisco me pedía este servicio. Desde el día que me lo comunicaron no he dejado de pedir la gracia”.

Es consciente de que el nombramiento implica un servicio y una responsabilidad. Pero también tiene claro que es un llamado de Dios, que para esto ha dejado todo y ha seguido a Cristo.

La familia y la fe

A través de su familia es que el P. Pablo Jourdan conoció la fe. Cuando recuerda su infancia dice: “Toda mi familia es cristiana, católica, practicante, sobre todo mi abuela y mi madre, acompañadas por esposos dóciles que siempre tuvieron una vida práctica cristiana. Además mi padre era paraguayo, un país muy católico; por tanto viví la fe desde muy pequeño”.

Pablo Alfonso Jourdan Alvariza nació en Montevideo el 23 de enero de 1964, a los dos días fue bautizado, “antes de salir del Círculo Católico, a la vieja usanza”, dice el sacerdote. Su familia estaba conformada por su padre (ya fallecido), su madre y cinco hermanos. Tiene dos hermanas, una de ellas religiosa consagrada, actualmente en Turín, y dos hermanos. Además tiene 15 sobrinos. En todo momento insiste en que la fe se vive en familia y que su propia familia vive en la fe.

La vida de sus primeros años, según sus propias palabras, fue normal, natural. Y cuando habla de natural hace referencia a los 15 primeros años que vivió en el medio del campo y en la ciudad Minas. Con el tiempo, el pequeño Pablo se mudó con su familia a un lugar cercano a Mariscala, pero la fe siguió constante. “Cuando vivíamos en el medio del campo íbamos a Misa a los pueblos y en Minas participaba en el Colegio Sagrada Familia”.

Fue en Minas, a través del colegio, donde tuvo una formación religiosa por parte de los hermanos que dirigían la institución. Allí hizo su primera Comunión. No muy lejos de ahí viviría una experiencia que le cambiaría la vida. “Misteriosamente, yendo al Verdún, rezando junto a mis padres a los pies de la Virgen, tuve la experiencia del llamado de Dios al sacerdocio y desde ese momento se quedó en mi corazón. Seguí haciendo mi vida normalmente, pero ya con esa idea”.

María en la vida del P. Pablo

María, la Madre de Jesús, fue una presencia constante en la vida del P. Jourdan, “desde pequeño siempre ha estado metida en nuestra casa”, comenta. Su familia estaba relacionada con los salesianos, y por tanto la figura de María Auxiliadora era parte de los Jourdan. Además su madre se formó con las Hijas de María Auxiliadora.

El futuro obispo recuerda que su abuela siempre rezaba el Rosario y muchas veces los hijos y los nietos se sumaban. También esas idas al Verdún, algo muy habitual entre los minuanos, eran experiencias fuertes, “que hacían sentir a María muy viva”, subraya. A la hora de seguir el camino del sacerdocio, la presencia de la Madre de Dios fue fundamental.

Además, en todas las parroquias donde se desarrolló su ministerio, siempre estuvo la presencia de la Virgen por una cosa u otra. Cuando habla de su experiencia pastoral distingue muy bien entre los 15 años que estuvo en Montevideo, inserto en la vida parroquial —mientras estudiaba y jugaba al fútbol — y el interior, donde la situación es muy distinta. Para el P. Jourdan, en sus destinos pastorales de la diócesis minuana, “la parroquia es más una casa de familia, más cercana a la gente, con más posibilidades de compromiso con todo el pueblo”.

“Se ven los mismos problemas que en todos lados, las mismas dificultades, pero con menos cantidad de gente, entonces se puede dar una respuesta diferente. En cada pueblo y cada ciudad se vive de forma distinta”, afirma.

Entre la Medicina y el fútbol

Otro espacio importante de su vida lo ocupa la Medicina. La profesión nace como un deseo de servir y está muy relacionado con su vida de sacerdote; pastor de alma y cuerpo, se podría decir. Hoy, al recordar esos años de estudio y discernimiento, dice: “Empecé a estudiar Medicina, pero cuando estaba en el tercer año me decidí por el sacerdocio. En ese momento me acompañaba Nicolás Cotugno, que me dijo que siguiera y después, ya como Arzobispo, me motivó a que continuara. Y cuando pasé a la Diócesis de Minas, con Monseñor Víctor Gil, entonces congenié las dos cosas. Mientras estudiaba Medicina, estudiaba la Filosofía desde afuera y cuando terminé la carrera ingresé en el Seminario. Pude terminar las dos cosas”.

¿Y el fútbol? Siempre le gustó. De niño jugaba en el campo, y cuando llegó a la capital, para terminar el bachillerato, enseguida se puso a jugar en Central Español.

La despedida y la bienvenida

Movilizante para el futuro Obispo Auxiliar de Montevideo han sido las palabras de Mons. Jaime Fuentes, Obispo de Minas. “Me dijo que lo que el Papa Francisco viene pregonando lo veía en mi persona; lo que me dejó en paz y es un halago muy importante para dar este paso”. A pesar de esto, la gente de Lavalleja lo tomó con una doble sensación. “Por un lado una alegría muy grande, y me hicieron sentir como que fue una elección de ellos mismos, que estaban 100% de acuerdo con el Papa. Y por otro lado, estaba dolida y hasta lagrimeando porque me venía para Montevideo”, comenta.

Así y todo está contento con su nuevo destino ya que su recibimiento en Montevideo ha sido excelente. “Con el Card. Daniel tuve una acogida muy grande, muy cercana, con todo el apoyo. Nos encontramos ya para dar los primeros pasos y conocer los nuevos desafíos y tareas”, concluye.

Fuente: icm.org.uy

 

Acuerdo Provisorio Santa Sede – China sobre nombramiento de los Obispos

Después de un gradual y recíproco acercamiento, ha sido firmado hoy en Pekín el Acuerdo Provisorio sobre el nombramiento de los Obispos con el deseo de que contribuya positivamente en la vida de la Iglesia en China, al bien de los chinos y a la paz en el mundo

En el marco de los contactos entre la Santa Sede y la República Popular de China, que están en curso desde hace tiempo para tratar cuestiones eclesiales de interés común y promover ulteriores relaciones de entendimiento, el 22 de septiembre de 2018, se ha celebró una reunión en Beijing entre Mons. Antoine Camilleri, Subsecretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados, y S.E. el Sr. Wang Chao, Viceministro de Asuntos Exteriores de la República Popular de China, respectivamente Jefes de las delegaciones vaticana y china.

 En el contexto de esta reunión, ambos representantes firmaron un Acuerdo Provisional sobre el nombramiento de los obispos.

 El Acuerdo Provisional antes mencionado, que es fruto de un acercamiento gradual y recíproco, se estipula después de un largo proceso de delicadas negociaciones y prevé evaluaciones periódicas sobre su implementación.

 Trata del nombramiento de los Obispos, una cuestión de gran importancia para la vida de la Iglesia, y crea las condiciones para una colaboración más amplia a nivel bilateral.

 La esperanza compartida es que este acuerdo fomente un proceso de diálogo institucional fructífero y con visión de futuro y contribuya positivamente a la vida de la Iglesia Católica en China, para el bien común del pueblo chino y para la paz en el mundo.

 Fuente: Vatican News

 

Alegría de los Obispos por la Beatificación de los Mártires Riojanos

Los obispos reunidos en la 180° Reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina, enviaron una carta al administrador diocesano de La Rioja, presbítero Roberto Enrique Queirolo, con motivo de la beatificación de monseñor Enrique Angelelli, los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedernera.

Con motivo de la próxima beatificación de monseñor Enrique Angelelli, los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedernera, los obispos argentinos enviaron una carta al administrador diocesano de La Rioja, presbítero Roberto Enrique Queirolo.

La carta se dio a conocer en el marco de la 180° reunión de la comisión permanente de la Conferencia Episcopal Argentina, que comenzó en la mañana del 21 de agosto y se desarrolló hasta el jueves 23 en la ciudad de Buenos Aires.

En el mensaje, los prelados expresan alegría por la inminente beatificación de los mártires riojanos, y adhieren «plenamente a los frutos del proceso canónico que concluyó con la declaración del martirio de estos hermanos nuestros», destacando especialmente la seriedad y el rigor con el que trabaja la Congregación para las Causas de los Santos.

«Hoy necesitamos estos modelos de personas que saben darlo todo en la lucha por los derechos de los más desprotegidos y al mismo tiempo son capaces de promover la comunión y la paz» consideran los obispos.

Texto del comunicado

Los miembros de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina queremos expresarte nuestra alegría por la inminente beatificación de Mons. Enrique Angelelli, los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedernera.

Eran un obispo, un religioso, un sacerdote diocesano y un padre de familia. A todos ellos les cabe lo que un antiguo cristiano escribía sobre los primeros mártires: “Hacen el bien y se los castiga como malhechores, castigados de muerte se alegran como si se les diera la vida” (Carta a Diogneto).

Conocemos el rigor y la seriedad con que trabaja la Congregación para la Causa de los Santos y adherimos plenamente a los frutos del proceso canónico que concluyó con la declaración del martirio de estos hermanos nuestros.

El 4 de agosto de 1976, la muerte de Mons. Angelelli coronó una vida de generosa entrega a la causa del Evangelio. Sabemos por sus últimos escritos que él preveía este final y estaba generosamente dispuesto a entregar la vida.

Hoy necesitamos estos modelos de personas que saben darlo todo en la lucha por los derechos de los más desprotegidos y al mismo tiempo son capaces de promover la comunión y la paz.

La corrupción pasada y presente, los crecientes sufrimientos de los más pobres y el recuerdo de nuestros propios errores y pecados, nos impulsan a mirar el testimonio de estos hermanos para seguir a Jesucristo con todas las consecuencias.

Recibí este saludo afectuoso, que te pedimos hagas extensivo a toda la Iglesia que peregrina en La Rioja.

Buenos Aires, 21 de agosto de 2018.

Fuente: AICA

 

Comunicado de los Jesuitas del Perú

Curia Provincial de la Compañía de Jesús en el Perú

La Compañía de Jesús en el Perú comunica que en la mañana del 10 de agosto hemos sido informados de que el P. Carlos Riudavets SJ ha sido encontrado muerto con signos de violencia en su residencia del Colegio Valentín Salegui, Fe y Alegría Nº 55, ubicado en Yamakai-éntsa, distrito de Chiriaco, Provincia de Bagua. Tenía 73 años de edad y 38 años sirviendo en la zona. Los Jesuitas del Perú manifestamos nuestro desconcierto y dolor, así como nuestro rechazo a toda forma de violencia; contamos además en que las autoridades puedan esclarecer las causas de su muerte y las circunstancias en las que se ha producido.

Para mayor información, comunicarse con el P. Víctor Hugo Miranda SJ al teléfono: 968 376 432

Lima, 10 de agosto de 2018.

Amazonía: Nuevos Caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral

La Santa Sede ha publicado el Documento Preparatorio para el Sínodo sobre la Amazonía que se celebrará en octubre de 2019.

Preámbulo

De acuerdo con el anuncio del Papa Francisco, del día 15 de octubre de 2017, la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para reflexionar sobre el tema: Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral, se llevará a cabo en octubre de 2019. Esos caminos de evangelización deben ser pensados para y con el Pueblo de Dios que habita en esa región: habitantes de comunidades y zonas rurales, de ciudades y grandes metrópolis, poblaciones que habitan en las riberas de los ríos, migrantes y desplazados, y especialmente para y con los pueblos indígenas.(1)

En la selva amazónica, de vital importancia para el planeta, se desencadenó una profunda crisis por causa de una prolongada intervención humana donde predomina una «cultura del descarte» (LS 16) y una mentalidad extractivista. La Amazonía es una región con una rica biodiversidad, es multi- étnica, pluri-cultural y pluri-religiosa, un espejo de toda la humanidad que, en defensa de la vida, exige cambios estructurales y personales de todos los seres humanos, de los estados, y de la Iglesia.

Las reflexiones del Sínodo Especial superan el ámbito estrictamente eclesial amazónico, porque se enfocan a la Iglesia universal y también al futuro de todo el planeta. Partimos de un territorio específico, desde donde se quiere hacer un puente hacia otros biomas esenciales de nuestro mundo: cuenca del Congo, corredor biológico Mesoamericano, bosques tropicales de Asia Pacífico, acuífero Guaraní, entre otros.

Escuchar a los pueblos indígenas y a todas las comunidades que viven en la Amazonía, como los primeros interlocutores de este Sínodo, es de vital importancia también para la Iglesia universal. Para ello necesitamos una mayor cercanía. Queremos saber ¿Cómo imaginan su “futuro sereno” y el “buen vivir” de las futuras generaciones? ¿Cómo podemos colaborar en la construcción de un mundo que debe romper con las estructuras que quitan vida y con las mentalidades de colonización para construir redes de solidaridad e interculturalidad? y, sobre todo, ¿Cuál es la misión particular de la Iglesia hoy ante esta realidad?

Este Documento Preparatorio está dividido en tres partes correspondientes al método “ver, juzgar (discernir) y actuar”. Al final del texto se presentan preguntas que permitan un diálogo y una progresiva aproximación a la realidad y expectativa regional de una «cultura del encuentro» (EG 220). Los nuevos caminos para la evangelización y el plasmar una Iglesia con rostro amazónico pasan por las veredas de esa «cultura del encuentro» en la vida cotidiana, «en una armonía pluriforme» (EG 220) y «feliz sobriedad» (LS 224-225), como contribuciones para la construcción del Reino.

Para leer todo el documento 

Fuente: CPAL Social

Curas Villeros sobre la Violencia Institucional

El Grupo de Sacerdotes conocidos como ‘Curas Villeros’ se ha pronunciado sobre la violencia institucional que se vive en los barrios periféricos, debido a un accionar de las fuerzas del estado insuficiente muchas veces, pero también desordenado e ineficaz.

Carta del Equipo de Sacerdotes de Villas de Capital y Provincia (1 de junio de 2018)

Compartiendo la vida de nuestros vecinos, durante años hemos experimentado y denunciado la ausencia del Estado en muchas villas y barrios carenciados. Son muchas las barriadas del conurbano en las que sumamos nuestra voz a la de los vecinos para reclamar el mismo nivel de seguridad que tienen los otros barrios más acomodados. Sin embargo, aunque en algunas villas hemos celebrado la presencia, hoy vemos que en muchos casos es insuficiente y en otros ineficaz y desordenada.

Nos referimos a la presencia de las fuerzas de seguridad.

En primer lugar, recordamos que el concepto amplio de seguridad no sólo tiene que ver con los daños físicos o el atentado contra las pertenencias propias y la propiedad privada. Es inseguridad no tener vacante en las escuelas, no poder acceder a una atención de salud adecuada, no tener oportunidades laborales, etc. Recordemos que detrás de cada chico o joven en la calle suele haber una madre o un padre desocupado. Corresponde al Estado garantizar la seguridad en todos los aspectos. También sabemos lo que le toca a la sociedad civil en general.

En estos tiempos, en nuestros barrios vemos casos concretos de violencia institucional, algunos debidamente denunciados, y otros que tristemente no trascienden. No ayuda cierta opinión pública que mide con la misma vara lo que hace un chico o joven castigado por la exclusión y el procedimiento de un trabajador de las fuerzas de seguridad, que representa al Estado. Hay casos de mucha violencia y represión en nuestros barrios.

Como en otros ámbitos, debe mejorar considerablemente esta presencia del Estado. Vemos bueno que las fuerzas de seguridad estén en nuestros barrios. Pero creemos que se deben corregir los errores, no con parches pasajeros sino con profundidad. Debe haber un cambio en las actitudes y acciones agresivas, sean físicas o verbales.

Pensamos que estos excesos responden a fallas en su formación pero también a cierto aire de “habilitación e impunidad” que los lleva a obrar de esa manera.

En muchos casos se criminaliza a los jóvenes y más cuando son pobres.

En el supuesto caso de que algún joven tenga conductas atrevidas, el Estado no puede ponerse al mismo nivel. Debe actuar respetando siempre la sagrada dignidad de toda persona.

No puede ser que los que deben cuidar a nuestra gente sean los mismos que los agreden, a veces con mucha violencia y llegando incluso al gatillo fácil.

Apelamos a las autoridades correspondientes y a la comunidad en general -de la que formamos parte- para que cada uno ponga lo mejor de sí mismo para que se respete la dignidad de todos nuestros vecinos y para que se enmienden profundamente las deficiencias de la presencia del Estado y de la mirada de la sociedad con respecto a los barrios carenciados.

Por último, intentando ampliar la mirada, afirmamos que la inequidad genera una violencia en la que no habría recursos policiales, militares o de inteligencia capaces de detener. El camino de salida es el amor fraterno que se rebela frente a la injusticia social y nos invita a todos –especialmente a los que más oportunidades hemos tenido en la vida- a trabajar para que los más pobres, especialmente tantos niños y adolescentes, vivan con dignidad.

Que la Virgen de Luján nos inspire los caminos para cuidar a nuestra Patria empezando por los más pobres.

Equipo de Sacerdotes de Villas de Capital y Provincia

  • P. José María Di Paola: villa La Carcova, 13 de Julio y Villa Curita. Diócesis de San Martín.
  • Mons. Gustavo Carrara. Obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Buenos Aires. Vicario para la pastoral en Villas de CABA
  • P. Lorenzo de Vedia, P. Carlos Olivero, P. Gastón Colombres, Villa 21-24 y Zavaleta. Arquidiócesis de Buenos Aires.
  • P. Juan Isasmendi, P. Eduardo Casabal, P. Ignacio Bagattini: Villa 1-11-14. Arquidiócesis de Buenos Aires.
  • P. Guillermo Torre, P. José Luis Lozzia, P. Marco Espínola: Villa 31. Arquidiócesis de Buenos Aires.
  • P. Domingo Rehin: Villa Lanzone, Villa Costa Esperanza. Diócesis de San Martín.
  • Mons. Jorge García Cuerva, Obispo auxiliar de la Diócesis Lomas de Zamora.
  • P. Basilicio Britez: Villa Palito. Diócesis de San Justo.
  • P. Nicolás Angellotti: Puerta de Hierro, San Petesburgo y 17 de Marzo. Diócesis de San Justo.
  • P. Sebastián Sury, P. Damián Reynoso: Villa 15. Arquidiócesis de Buenos Aires.
  • P. Rodrigo Valdez: Villa Playon de Chacarita. Arquidiócesis de Buenos Aires.
  • P. Martín Carroza y P. Sebastián Risso. Villa Cildañez. Arquidiócesis de Buenos Aires.
  • P. Pedro Baya Casal, P. Adrián Bennardis: Villa 3 y del Barrio Ramón Carrillo. Arquidiócesis de Buenos Aires.
  • P. Joaquín Giangreco: Villa Trujuy. Diócesis Merlo-Moreno.
  • P. Nibaldo Leal: Villa Hidalgo. Diócesis de San Martín.
  • P. Antonio Mario Ghisaura: Villa Tranquila. Diócesis Avellaneda-Lanús.
  • P. Alejandro Seijo: Villa Rodrigo Bueno. Arquidiócesis de Buenos Aires.
  • P. Andrés Tocalini: Villa los Piletones. Arquidiócesis de Buenos Aires.
  • P. Dante Delia: Barrio la Loma de Roca. Diócesis de San Isidro.
  • P. Franco Punturo: Villa 20. Arquidiócesis de Buenos Aires.
  • P. Omar Mazza: Villa Inta. Arquidiócesis de Buenos Aires.
  • P. Raul Gabrielli: Cura Villero. Peregrino Itinerante de la Virgen de Luján.
  • P. Miguel Dedyn: Vicario Parroquia Nuestra Señora del Carmen – Benavidez
  • P. Juan Manuel Ortiz: Barrio San Fernando, Barrio 25 de Mayo – San Fernando
  • Carlos Morena, Mario Romanín, Alejandro León, Juan Carlos Romanín: Salesianos. Don Bosco. Cecilia Lee, misionera franciscana, Bea Gmiltrowicz, Misionera Franciscana. Villa Itatí.

Fuente: AICA