Redes sociales y evangelización

Las redes sociales han llegado para quedarse. Son una realidad para millones de personas en todo el mundo e influyen en el modo de actuar, vivir, pensar y discernir. Crean, incluso, nuevas profesiones como influencer, en general, o youtuber, en particular.

Las redes sociales mueven, en conjunto, miles de millones de seguidores y de valores, tanto económicos como morales. Dudo que haya alguna persona que esté leyendo este texto que no haya por lo menos oído hablar de Facebook, YouTube, el antiguo Twitter (ahora X), Instagram, TikTok, BeReal, Snapchat, WhatsApp, Telegram y Threads.

Seguro que muchos, o en su caso todas y todos ustedes, usarán por lo menos dos de estas plataformas, con distintos fines. Uno de éstos podría ser compartir sobre la vida, o la fe en los demás y en Dios.

«Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en el corazón de Cristo», nos recuerda la apertura de Gaudium et Spes. Así que, en esta realidad de las redes, que están para quedarse, también tiene lugar la presencia de la Iglesia. Hay que recordar que fue por estos medios que, mientras duró el confinamiento por covid–19, hubo continuidad en el encuentro con Dios y con la comunidad.

Así, más que un análisis sobre las redes sociales —del que no me siento con competencia para tal—, intentaré hacer una reflexión sobre los desafíos que como Iglesia nos plantean, sobre todo en estos tiempos de diálogos y reformas importantes dentro de la Iglesia católica, como lo es el Sínodo de la Sinodalidad.

Sínodo y mundo digital

Meses antes de la etapa continental fui contactado por miembros del Dicasterio de la Comunicación para difundir una encuesta en mis redes, invitando a mis seguidores a contestar una serie de preguntas sobre la Iglesia.

Los organizadores buscaban explícitamente perfiles personales de todo el mundo, que se podrían considerar como influencers católicos por la relación cercana con su público y por la variedad de creencias de quienes les siguen. El objetivo era conseguir las mayores respuestas posibles, alcanzando incluso a personas alejadas de la Iglesia para percibir su visión y sentir, como deseaba inicialmente el Sínodo.

Foto: © Dimitri Conejo Sanz, Cathopic

El proyecto se llamó La Iglesia te escucha y fue creado por la Red Informática de la Iglesia en América Latina (RIIAL), institución fundada por el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales y el Consejo Episcopal Latinoamericano en 1992. La metodología fue diseñada por iMisión y el equipo Delibera.

La RIIAL, junto a otras instituciones que se han ido sumando, han hecho eco de los discursos de  Benedicto XVI y acogieron la llamada del papa Francisco de poner la Iglesia, en actitud samaritana «de escucha y servicio», a disposición de quien sufre y necesita la ternura y misericordia de Dios.

La Iglesia te escucha fue apoyada por la Secretaría General del Sínodo y acompañada por el Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede. La iniciativa, según el sitio web del Sínodo digital, explica lo siguiente:

Nace de la convocatoria del Santo Padre a toda la Iglesia a realizar el Sínodo de la Sinodalidad, con la intención de llevarlo también a los ambientes digitales, para que nadie quede excluido del proceso sinodal, y nadie quede sin tener la posibilidad de ser escuchado ni de dar su aporte a la Iglesia, aunque no se mueva en las instituciones presenciales. Por ello es, por decirlo de alguna manera, una parte complementaria de la actividad sinodal presencial en el mundo digital. Nace [igualmente] de los dos grandes principios del papa Francisco: ser Iglesia de salida e ir a las periferias existenciales.

Hay muchísima gente del Pueblo de Dios que no participa en las instituciones eclesiales, y desde dentro se percibe la necesidad de comprender un poco más el porqué. Por ello, este proceso de escucha fue dirigido sólo y exclusivamente a quienes se encuentran en los ambientes digitales, que no participan en las instituciones eclesiales presenciales.

Los ambientes digitales son ya considerados parte de la realidad humana y han crecido en los últimos años, tornándose poliédricos, complejos e inmensamente numerosos, como refiere la misma página web del Sínodo digital: «Allí se comunican, aprenden, crean arte, se informan, compran y venden, se conocen y rezan en entornos digitales. Tienen ciertamente una vida física y un domicilio en un sitio geográfico, y muchos van a la misa los domingos, pero su centro de gravedad eclesial no está en una parroquia concreta, y no se sienten ligados a una comunidad presencial, sino virtual».

Por no haber manera de llegar a esas personas por las vías ordinarias de acercamiento, este proyecto ha contribuido a hacer posible la «participación de todos», como el papa Francisco deseó desde el inicio del Sínodo.

Del diálogo al «no juicio»

Después de haber lanzado el cuestionario, nosotros, influencers católicos, fuimos invitados a motivar la participación en la encuesta a partir de publicaciones. Sabíamos que sería un desafío, ya que, para mantener la confidencialidad y la credibilidad, los participantes tendrían que completar algunos pasos que no son muy rápidos e intuitivos, sobre todo para quienes utilizan más el celular que la computadora. Sin embargo, después de haberlo explicado, por lo menos de mi parte y de acuerdo con lo que vi que los demás compartieron, hubo muy buenos comentarios a la iniciativa, incluso de quienes se sentían más lejos de la Iglesia.

A partir de aquí mi reflexión se basa en el informe final de la encuesta, enviada al Secretariado del Sínodo, que publicó la RIIAL. El cuestionario tuvo un tiempo de ejecución de dos meses y medio. Fue lanzado en siete lenguas, en 115 países, por 244 influencers, con 110 mil respuestas completas y más de 200 mil propuestas al Sínodo.

Dentro de esta comunidad de «evangelizadores digitales» con una misión compartida encontramos una diversidad de perfiles: un 27% son sacerdotes, un 10% son religiosas y un 63% son catequistas y laicos comprometidos. Cada uno de ellos aporta diferentes estilos y sensibilidades eclesiales, lo que enriquece la variedad de mensajes y enfoques presentados en las plataformas digitales. En conjunto, han logrado alcanzar una audiencia de aproximadamente 20 millones de seguidores, consolidando así su influencia en el ámbito digital.

Junto a los bautizados y los creyentes activos en su fe destaca la presencia significativa de individuos alejados de la práctica religiosa, así como agnósticos y ateos, quienes siguen a estos evangelizadores y se sienten motivados a responder a la convocatoria de participar en este proyecto.

En los espacios digitales nos encontramos con personas heridas que expresan sus preguntas existenciales y que atraviesan situaciones de periferia y alejamiento, así como diversas experiencias de fe. Entre ellos, hay mujeres y hombres de diferentes edades, que aguardan expectantes, a veces sin saberlo, el anuncio de salvación.

El 58% de los encuestados tiene menos de 40 años y el 84% afirma haber tenido un encuentro personal con Dios. Muchos de ellos se identifican como «sólo digitales», lo que significa que no participan en actividades eclesiales presenciales.

«La internet ha permitido llegar a las profundidades de la vida de muchos fieles, brindando un espacio para la expresión, el diálogo y la consulta».

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Desde la perspectiva de la fe católica se distinguen tres principales grupos: los creyentes practicantes, quienes representan el 50% y se caracterizan por su compromiso activo y satisfactorio con la Iglesia; los católicos alejados, que conforman el 40% y son aquéllos que han perdido su conexión con la fe, ya sea por decisiones de la institución religiosa o por falta de interés, aunque muchos expresan el deseo de volver a acercarse, pero se sienten excluidos, y, finalmente, los agnósticos y ateos, un 10% minoritario, quienes han abandonado toda relación con la Iglesia católica y prefieren vincularse con otras organizaciones religiosas y filantrópicas, encontrando afinidad con influencers que transmiten mensajes más cercanos y acogedores.

El «no juicio» emerge como un tema recurrente en las respuestas, especialmente entre aquéllos con situaciones personales complejas, como relaciones de pareja no convencionales o diferentes orientaciones sexuales, quienes abogan por el respeto a la dignidad de cada individuo, siguiendo el ejemplo de Jesús. Se demanda que la Iglesia se comprometa con las controversias sociales, fomente el diálogo y promueva la verdad de Cristo sin prejuicios, enfatizando la importancia de la escucha y la cercanía para un diálogo abierto.

Las respuestas reflejan un profundo cuestionamiento hacia la postura de la Iglesia respecto a la vida personal de los fieles, evidenciando una actitud crítica y de sufrimiento. Las experiencias individuales compartidas revelan un sentimiento generalizado de negatividad hacia la institución, influenciado por una percepción comúnmente dura.

La era digital ha facilitado la autoexpresión y ha acercado tanto a los distantes, quienes se sienten protegidos por el anonimato y más libres para expresarse, como a los cercanos, quienes están motivados a participar. La internet ha permitido llegar a las profundidades de la vida de muchos fieles, brindando un espacio para la expresión, el diálogo y la consulta, destacándose como una herramienta valiosa para la evangelización; aunque sea sólo una parte del todo, ha sido decisiva en este proceso.

Después de esta encuesta se decidió usar preferencialmente la designación de misioneros digitales. Hubo algunos encuentros con ellos, donde nos reunimos alrededor de 250 personas con la finalidad de redactar un texto que se enviaría al Secretariado del Sínodo, como síntesis del discernimiento de esta etapa continental desde el mundo digital.

El texto completo se puede encontrar en sinododigital.com; sin embargo, presento aquí algunas de las propuestas conclusivas:

• Acercar lo distante: la digitalidad permite reducir las distancias entre creyentes y no creyentes, entre sacerdotes y fieles, posibilitando relaciones de mayor igualdad, incluso a acortar las distancias generacionales.

• Pensar la «pastoral digital»: reconocer que existe y actúa, para así dejar de hablar en un lenguaje monocultural y abrir paso a una escucha dialogante con la múltiple expresión intercultural de la diversidad; todo desde el envío por parte de los responsables eclesiales, a través del acompañamiento y la formación.

• Construir redes: ampliar las oportunidades en el acompañamiento presencial si fuera necesario, y generar vínculos con otras comunidades del espacio digital, facilitando la experiencia eclesial de comunicación y comunión.

• Abrir camino para la comunión: promover la participación y la misión con reconocimiento de la presencia del Espíritu, pues en el espacio digital la mujer y el hombre de hoy pueden encontrarse con Dios y sentirse invitados a la comunión eucarística.

@Christus

Enlace al artículo completo t.ly/qpOkb

Experiencia Vocacional Arrupe

EXPERIENCIA ARRUPE 2024

El fin de semana del 3 al 5 de mayo, compartimos junto a 5 jóvenes con inquietudes vocacionales la Experiencia Arrupe. Dicha experiencia trata de acercar a los jóvenes a la vida comunitaria y a la identidad del jesuita. La vida y la misión del P. Pedro Arrupe sj orientan el hilo conductor de la experiencia.

 

En esos días fuimos recibidos por la comunidad de estudiantes de ‘Casa Arrupe’, con quienes compartimos lo cotidiano de la vida comunitaria (los trabajos en la casa, la mesa compartida, la Eucaristía, los momentos de oración, los espacios de recreación). Así también, participamos del tiempo de apostolado en la capilla de Nuestro Hogar III y en la Parroquia Virgen Inmaculada de la Montaña.

 

El día domingo aprovechamos los espacios del Centro Manresa para la oración y la Capilla Doméstica de la Manzana Jesuítica para la Eucaristía. Así mismo, compartimos el almuerzo con la comunidad de la Residencia Mayor. Allí, en la sobremesa y café de por medio, se dió un generoso compartir de la vida y misión con los compañeros de esta comunidad.

 

Durante los días de la experiencia tuvimos la oportunidad de escuchar los testimonios vocacionales de Maxi Sayago sj, Andrés Aguerre sj (quien nos recibió en la Comunidad San Pedro Canisio) y Agustín Pérez sj. La vida de estudios, la misión en la universidad y la vida de hermano jesuita, aportaron diferentes perspectivas de nuestra identidad jesuita a los jóvenes.

 

Agradecemos la disponibilidad y cercanía de cada uno de los compañeros en el compartir y al recibirnos en sus comunidades. Por nuestra parte, seguimos haciendo camino y acompañando en el discernimiento a los jóvenes que se van acercando.

 

Nos seguimos encomendando a sus oraciones.

 

Oscar Freites sj y Equipo de Pastoral Juvenil y Vocacional

 

En redes sociales somos @vocacionesjesuitasaru

Para contactarnos, por consultas o inquietudes: vocacionesjesuitasaru@gmail.com

jóvenes varones en aula escuchando exposición

Jesuitas en las fronteras. El compromiso de los jesuitas con la curación y la responsabilidad

En los últimos años han salido a la luz escándalos en muchos círculos – incluida la Iglesia católica – relacionados con diversas formas de abusos cometidos en particular contra menores, pero también contra adultos. La Compañía de Jesús no ha quedado indemne, y algunos de sus miembros han tenido que admitir sus culpas en casos de abuso sexual, abuso de autoridad y acoso.

 

En 2018, en respuesta a esta deplorable situación y para evitar estos desmanes en el futuro, el Padre General aprobó la creación del proyecto Promoción de una Cultura Consistente de Protección (PCCP). Esta estructura de salvaguardia se está implementando ahora en todo el mundo con un programa de formación enraizado en la espiritualidad ignaciana y adaptado a las culturas locales.

 

Se trata de otro tipo de “frontera”, la del respeto a los más vulnerables y del acompañamiento a los que han sido heridos. Es un reto que sigue vigente y que requiere un compromiso colectivo.

 

 

 

https://youtu.be/bz0H-6QMV48

Jóvenes en grupo en torno a un fuego en la playa al atardecer

¿Pocos e insignificantes?

El que la Iglesia va poco a poco reduciendo sus números es algo innegable. Basta con echar un ojo a las estadísticas con las que de tanto en tanto nos bombardean para advertir que los bautizos decrecen y los funerales aumentan, mientras el abandono de la misa de los domingos en particular y los sacramentos en general parece ser algo innegable.

Todo ello nos hace ver que, en el futuro, no es que vayamos a ser menos, sino que, además, los cristianos seremos pocos. Una minoría que tendrá que hacer frente a una reorganización que exigirá no poca generosidad y dolor de los cristianos, al tener que dejar lugares e instituciones importantes para su vida de fe.

Ahora bien, creo que, a este hecho indiscutible se asocia otro que no es necesariamente cierto y que, de hecho, está en nuestras manos cambiar. Es el de pensar que por el hecho de ser pocos vayamos a ser, necesariamente insignificantes para la sociedad. Como si el cristianismo estuviera condenado a convertirse en una realidad marginal, cuando no a extinguir, que no interesa ni dice nada a las personas del siglo XXI.

Personalmente, creo que en esta percepción hay un error de base. Puesto que, conocemos a otras instituciones y grupos de personas que, pese a ser minoritarias, cuentan con un influjo, muchas veces no menor, en nuestra sociedad. Se trata de asociaciones que hacen pensar a los demás, sea por su modo de reflexionar, o por su modo de actuar. Instituciones que permean la vida de los otros, convirtiéndose en no pocas ocasiones en referentes o, al menos, punto de contraste o inspiración.

Creo que los cristianos estamos llamados precisamente a eso. A ser significativos en medio de un mundo que está tantas veces desnortado. A ofrecer una palabra de esperanza y una acción que cuestione, humanice y corresponsabilice. Todo ello, sin olvidar ni esconder nunca quién es el que nos moviliza. Y confiando en que, si ponemos nuestros pocos y pobres panes y peces en sus manos, Él sabrá como hacer para alimentar con ellos a multitudes.

 

Dani Cuesta, sj

t.ly/BGkjL

@jennortonart

¡Celebramos la Resurrección de Jesús!

Hoy es un día de regocijo y alegría para todos, ya que celebramos el Domingo de Resurrección, el evento central de nuestra fe cristiana. En este día, conmemoramos la victoria de Jesús sobre la muerte y su triunfante resurrección, que nos ofrece la esperanza de una vida nueva y eterna.

 

Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro. De pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el Ángel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el de un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Al verlo, los guardias temblaron de espanto y quedaron como muertos.

 

El Ángel dijo a las mujeres: «No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba, y vayan en seguida a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea: allí lo verán”. Esto es lo que tenía que decirles». Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos. De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: «Alégrense». Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de Él. Y Jesús les dijo: «No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán».

 

Jesús, el resucitado, nos ha regalado la fraternidad. ¡Jesús está vivo y camina con nosotros! El don que Jesús nos hizo al morir en la cruz y resucitar al tercer día es el de una nueva humanidad, fundada en la fraternidad.

 

Que el don de la Pascua de Jesús resucitado nos ayude a convertirnos en “hermanos de todos”, hasta el punto de desearnos mutuamente que crezca la unidad, para que quienes nos miren exclamen “qué hermoso y qué alegre es ver a los hermanos viviendo juntos”.

 

Un regalo, un compromiso. A partir de Cristo Jesús, muerto y resucitado, aprendemos a caminar y a crecer en su Amor y a testimoniarlo con un compromiso reflexivo.

 

Oración:

 

¡Has resucitado!

Como prometiste, Señor, ¡estás vivo y estás con nosotros!

La vida ha vencido a la muerte. El amor ha triunfado sobre el pecado.

La fe ha triunfado sobre la duda. La esperanza ha triunfado sobre la desesperación.

La caridad ha ganado al egoísmo. La prudencia ha ganado a la impulsividad.

La justicia ha triunfado sobre la iniquidad. La templanza ha triunfado sobre el instinto.

La fortaleza ha triunfado sobre el miedo.

Jesús, Hijo de Dios, Señor y Hermano nuestro, has triunfado porque confiaste en el Padre, ya que has puesto todo en sus manos.

Jesús, mi amigo y hermano, ayúdame a confiar, a ponerme en manos del Padre tuyo y nuestro.

Ayúdame a ir adelante y más lejos, ¡Ayúdame a vivir como el Resucitado!

 

Que esta Pascua sea para todos nosotros un tiempo de renovación espiritual y un recordatorio constante del amor incondicional que Dios tiene por cada uno de nosotros.

 

¡Feliz Domingo de Resurrección para todos!

Marcelo Amaro SJ, nuevo rector de Teologado en Bogotá

Este domingo 3 de marzo, se realizó la ceremonia de cambio de Rector en el Centro Interprovincial de Formación de Teología (CIF) San Francisco Javier, en Bogotá Colombia.

El Superior General Arturo Sosa, SJ nombró a  Marcelo Amaro de León, SJ como nuevo Superior del CIF el pasado 28 de diciembre de 2023. El P. Marcelo es uruguayo, de la Provincia Jesuita de Argentina-Uruguay. Servía hasta el mes pasado en la Misión de los Jesuitas en Tacuarembó Uruguay.

La Eucaristía fue presidida por el P. Rafael Garrido, presidente de la Conferencia Jesuita de América Latina y el Caribe. También se contó con la participación del P. Hernán Quezada SJ, Delegado de Formación y de Juventud y Vocaciones de la CPAL.

Marcelo inició sus funciones a cargo del teologado, por el período 2024-2029, y tendrá a su cargo unos 20 estudiantes de distintos países en su última etapa de estudios previa a la ordenación sacerdotal. Animará la vida apostólica y espiritual de una comunidad conformada por diversas nacionalidades y tradiciones, unidas bajo ‘la bandera de la cruz’.

Actualmente, dos de estudiantes de nuestra Provincia residen en la comunidad del CIF: Juan Luis Panizza y Joaquín Tabera

.Amaro junto a estudiantes ARU en Bogotá: Panizza y Tabera

Testimonio Peregrinación a Itatí: «Lo que más me llevo es la fe de mis compañeros que movía a continuar el camino»

Soy Francesco Corraro, tengo veinticuatro años y participo en el grupo ‘Camino Joven IHS’ de la red juvenil ignaciana, un grupo de oración y espiritualidad ignaciana.

La peregrinación se trata de caminar en comunidad un total de casi 70 kilómetros para encontrarnos con nuestra Madre en su casa, Itatí. Todos los años los peregrinos llevan en sus corazones todas aquellas peticiones y promesas para entregárselas a la Virgen.

En mi caso este año fui como servidor, más concretamente en el servicio de agua. Nuestro rol como servidor consistía no solo en asistir a los peregrinos de acuerdo al servicio que elegiste, sino también el de dar apoyo emocional y espiritual durante el camino, alentando a nuestros compañeros a seguir. En una reunión previa a la peregrinación meditamos esta idea de “El verdadero servidor es el que primero se supo levantado por el Señor” y es así que, teniendo esto en presente, servimos a los demás devolviendo todas esas gracias y dones que hemos recibido de Dios pero no siendo algo que se queda sólo en la peregrinación a Itatí sino que se aplica en la vida misma, ya que estamos llamados a eso, a devolver todo el bien recibido.

Estoy muy agradecido por esta experiencia, de la que me llevo muchas cosas, esta fue la primera vez que participé de la peregrinación y lo hice como servidor, todo era nuevo para mí y aprendí mucho, pero lo que más me llevo es la fe de mis compañeros que movía a continuar el camino, una fe que muchas veces ni nosotros mismos dimensionamos que la tenemos en lo más hondo de nuestro corazón, y son justamente aquellos que caminan con nosotros los que muchas veces la despiertan.

Testimonio Peregrinación a Itatí: «Es María la que nos demuestra que, aunque cueste mucho, vale la pena»

Mi nombre es María Agustina Cardozo, tengo 21 años y soy de la ciudad de Concordia, Entre Ríos. En este momento estoy en Corrientes estudiando. Formo parte del grupo San Pedro Canisio y San Roque González de la RJI Corrientes.

Mi experiencia en la peregrinación fue y sigue siendo bastante peculiar. Siempre que me preguntan por esto, me cuesta encontrar las palabras que puedan describir lo que la peregrinación significa y es para mí.

Este año caminé por segunda vez y fue una experiencia completamente distinta a lo que viví el año pasado. En esta travesía vivís momentos de euforia y mucha emoción, momentos de calma y paz, de cansancio, de satifacción, de tristeza y hasta algunos enojos. La peregrinación es para mí una síntesis de la vida misma: con momentos hermosos y algunos no tan lindos donde, revivís sentimientos y situaciones que te han pasado y que hacen que seamos quienes somos. Además, no caminamos solos con nuestras peticiones y agradecimientos, sino que caminamos con la mochila de muchas personas que lo hacen al lado nuestro. Estamos caminando todos, en el mismo asfalto, bajo el mismo sol y por ende, en iguales condiciones. Hay momentos en los que acompañamos a otros que les está costando un poco más y, hay otros momentos en los que nos toca dejarnos acompañar por algún compañero. Es amar y dejarse amar por un otro, es amar y dejarse amar por Dios.

Por último y lo más importante, no quiero dejar de mencionar a María, quien es la responsable de que nos hayamos inscripto en esa peregrinación, la responsable de que tengamos fe, de que estemos ahí, de que confiemos y nos mandemos a esa locura, es la que le da sentido a caminar todos esos kilómetros hasta su casa, es ella la que hace que valga la pena. No llegamos por nosotros mismos o las fuerzas, músculos o lo que sea que creemos que nos permite caminar tanto. Es Ella, es María, es la que hace que lo sigamos intentando a pesar del dolor y, es la que nos demuestra que aunque cueste mucho, vale la pena. Porque ella vale la pena.

Testimonio #Magis2023: «Aprendí a hacerme pequeña frente a lo Creado»

Magis es un Encuentro mundial organizado por la Compañía de Jesús, que reúne a jóvenes ignacianos de todo el mundo y se realiza como experiencia previa a la Jornada Mundial de la Juventud. Este año tuvo lugar desde el 22 al 31 de julio de 2023 y fue Portugal la sede del encuentro.

Testimonio

Soy Rocío Moreda, tengo 18 años y soy ex alumna del colegio de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús de Buenos Aires.

Estas vacaciones de invierno tuve el gran regalo de poder participar del Magis y de la JMJ.
Al principio la verdad no sabía mucho con que me iba a encontrar, no tenía mucha idea de que se trataba el Magis, fui sin esperar mucho. A mi me tocó la experiencia de ecología y medio ambiente, ahí conocí un grupo de gente muy lindo que me hizo sentirme un poco mas cerca de casa a pesar de que todos eran de lugares muy distintos del mundo. Sentí que algo más fuerte nos hacía hermanos y compañeros en este camino que empezábamos a transitar juntos para llegar a la JMJ con un corazón renovado. Me fui con el corazón mas en paz, más cargado de experiencias y de personas. Un corazón que traspasa las barreras de lo conocido y se lanza a lo que Dios tiene para mostrarle. En la experiencia aprendí a hacerme pequeña frente a lo Creado, a dejarme maravillar por tanto regalo, tanta sencillez y grandeza al mismo tiempo. Aprendí a dejar de buscar a Dios en lo “esperado” para dejarme sorprender en donde sea que el quiera hacerse presente. Él se hizo presente en mis compañeros de experiencia, en el intercambio entre culturas, en cada caminata, cada misa, cada paisaje y cada atardecer. Al final fuimos como una gran familia porque donde está Él, hay familia.

Llegar a la JMJ con la previa preparación del Magis fue lo que hizo también que pueda disfrutarlo aún mas. En la JMJ me quede en una casa de familia y nuevamente volví a sentir el mismo sentido de familia que en el Magis. La familia desde el minuto 1 nos acogió con mucha ternura e ilusión. Ellos en su hospitalidad, cariño y alegría fueron reflejo de Dios para mi en la JMJ.

Magis y JMJ fueron experiencia de sentir que realmente formo parte de algo mucho más grande. Fue disfrutar sencillamente de compartir una charla, una oración, una comida. Fue un ponerse en marcha, buscar y encontrarme con tanto que me es regalado.

Testimonio #Magis2023: «Me llevo mucha esperanza»

Magis es un Encuentro mundial organizado por la Compañía de Jesús, que reúne a jóvenes ignacianos de todo el mundo y se realiza como experiencia previa a la Jornada Mundial de la Juventud. Este año tuvo lugar desde el 22 al 31 de julio de 2023 y fue Portugal la sede del encuentro.

Testimonio

Mi nombre es Carolina Medina, tengo 19 años y soy de Uruguay. Soy coordinadora del Movimiento Horneros, voluntariado del Colegio Seminario, y participo de una comunidad en las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.

Si me preguntabas a qué iba a Portugal no sabía qué responder. No sabía bien qué era el Magis ni la JMJ y sinceramente sigo sin saber describirlo pero voy a intentarlo. El Magis 2023 para mi fue una experiencia de encuentro: encuentro con otras culturas, con otros idiomas, encuentro con jóvenes de todo el mundo que viven la fe como yo, con las mismas ganas de seguir a Cristo que yo, las mismas ganas de seguir a San Ignacio y, por supuesto, de encuentro con Dios.

Durante el Magis fuimos enviados a distintas partes de Portugal y algunas de España. A mi me tocó trabajar la ecología y medio ambiente en Cascais. Allí tuvimos misas diarias, juntamos colillas en la playa, subimos un cerro, tuvimos ratos de oración y ratos de compartida en los llamados “círculos Magis”. También tuvimos actividades de intercambio cultural como el festival de las naciones, talleres y conciertos de música religiosa.

Si tengo que elegir algo que me llevo de esta experiencia es la esperanza. Después de haber compartido esos días de Magis y JMJ con jóvenes cristianos de todas partes, de cantar todos juntos “esta es la juventud del Papa”, después de haber estado en una vigilia con un millón y medio de jóvenes adorando al Santísimo en completo silencio, me llevo mucha esperanza. Esperanza en una Iglesia joven que sigue viva y que va a seguirlo mucho tiempo más, esperanza en que nadie está solo en esto de seguir a Dios, esperanza en que somos millones los que queremos cada día parecernos un poquito más a Jesús.

Pero como dije al principio, si me preguntas ahora a qué fui a Portugal todavía no sé qué responder y cualquier intento no se va a acercar ni un poco a cómo se sintió. Lo que sí sé es que vale la pena vivirlo y sentirlo y sé que volvería a elegirlo una y mil veces más.