Testimonio Peregrinación a Itatí: «Lo que más me llevo es la fe de mis compañeros que movía a continuar el camino»

Soy Francesco Corraro, tengo veinticuatro años y participo en el grupo ‘Camino Joven IHS’ de la red juvenil ignaciana, un grupo de oración y espiritualidad ignaciana.

La peregrinación se trata de caminar en comunidad un total de casi 70 kilómetros para encontrarnos con nuestra Madre en su casa, Itatí. Todos los años los peregrinos llevan en sus corazones todas aquellas peticiones y promesas para entregárselas a la Virgen.

En mi caso este año fui como servidor, más concretamente en el servicio de agua. Nuestro rol como servidor consistía no solo en asistir a los peregrinos de acuerdo al servicio que elegiste, sino también el de dar apoyo emocional y espiritual durante el camino, alentando a nuestros compañeros a seguir. En una reunión previa a la peregrinación meditamos esta idea de “El verdadero servidor es el que primero se supo levantado por el Señor” y es así que, teniendo esto en presente, servimos a los demás devolviendo todas esas gracias y dones que hemos recibido de Dios pero no siendo algo que se queda sólo en la peregrinación a Itatí sino que se aplica en la vida misma, ya que estamos llamados a eso, a devolver todo el bien recibido.

Estoy muy agradecido por esta experiencia, de la que me llevo muchas cosas, esta fue la primera vez que participé de la peregrinación y lo hice como servidor, todo era nuevo para mí y aprendí mucho, pero lo que más me llevo es la fe de mis compañeros que movía a continuar el camino, una fe que muchas veces ni nosotros mismos dimensionamos que la tenemos en lo más hondo de nuestro corazón, y son justamente aquellos que caminan con nosotros los que muchas veces la despiertan.

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