Ciclo ‘Cine con Alma’

Decía Igmar Bergman “No hay otra forma de arte que vaya más allá del conocimiento ordinario como lo hace el cine, directo a nuestras emociones, profundamente al cuarto oscuro del alma.”

Por Rafael Pelufo SJ

El buen cine tiene la capacidad de tocar lo esencial, de hacerse eco de las preguntas radicales del hombre, de esbozar respuestas y señalar caminos. En ese sentido, las películas tienen una pretensión no sólo de belleza sino de verdad. El cine no es pura ficción; hay pocas actividades más serias que el cine. El cine siempre nos revela algo de la realidad del mundo, del alma o de Dios.

Evidentemente, no toda película es cine, como no todo escrito es literatura. Hay muchas películas puramente comerciales, hechas sin más pretensión que ganar dinero. Si no son pornográficas, lo único que las separa de la pornografía es que no muestran escenas de sexo explícito; pero se parecen al verdadero cine tanto como una fotonovela a una novela de Victor Hugo o un jingle publicitario a una Sinfonía de Beethoven, y en esto poco importan los presupuestos. Hay basura muy costosa.

Pero el buen cine es, para la mayor parte de nuestros contemporáneos, un tesoro enterrado y oculto. Son pocos los que conocen la riqueza que esconde el mundo del cine. Yo pertenecía a esa gigantesca masa de iletrados, en lo que al cine respecta, hasta que, durante mis estudios de teología, el Prof. Jean Collet, docente del Centre Sevres de París, me abrió los ojos. ¡Vaya sorpresa! Además de mostrarme la obra de los grandes directores, me enseñó a ver más allá de la linealidad de una historia, la tridimensionalidad del cine, su profundidad.  

Desde entonces he querido compartir con otros este regalo.

Aquí en Córdoba me propuse desenterrar algo de ese tesoro y ofrecerlo a la gente. Comencé pasando una película al mes en la pequeña biblioteca que está junto a la entrada, en el edificio de la Compañía de Jesús. Nunca hice demasiada propaganda. Los que sabían eran algunas personas de los grupos que se reúnen en la misma Compañía o gente que acompañaba espiritualmente: o aquellos a quien el Padre se los quiso revelar. De a poco el grupo se ha ido extendiendo y ahora somos algunos más. Hace dos años, un integrante de la directiva del Museo de arte religioso “Juan de Tejeda”, me propuso hacer un ciclo de Cine Espiritual en el museo. Se llamó “Cine con Alma”.

Desde entonces, paso dos películas al mes: una en la Compañía y otra en el museo. Intentamos que sean películas variadas tanto en tiempos, lugares y temáticas. Hemos visto películas de Bergman, Rossellini, Rohmer, hasta películas de Zong Yimou, Kieslowski o Clint Eastwood. Dramas o comedias, en color o en blanco y negro. Lo único que le exigimos a una película es que sea buena desde el punto de vista cinematográfico, honesta con la condición humana, profunda y que nos ayude a comprender mejor al ser humano, el sentido de su vida y la relación con la trascendencia.  

– El cine es como un espejo pintado- dijo en una oportunidad Ettore Scola. Pero no es un espejo que refleje la superficie de los objetos y personas, sino uno capaz de reflejar la hondura del alma.

Podemos sentirnos reflejados en la angustiosa pregunta de Bergman ante el aparente silencio de Dios en “El séptimo sello” o en la no menos dramática “Como en un espejo”, o con la sencillez y grandeza del amor en las películas de Zong Yimou, “Amor bajo el espino blanco” o “Camino a casa”. Acompañar la incansable búsqueda de sentido de Ingrid Bergman en “Europa 51” de Rossellini o el profundo deseo de cambiar la realidad para bien de Amelie, en “El fabuloso destino de Amelie Poulain”. Dejarnos enseñar de la enorme dignidad de Yolanda en “Conducta” de Ernesto Daranas o de la renuncia a sí mismo y la apertura al otro del protagonista de “El gran Torino” de Clint Eastwood. Sea de una manera o de otra, estas películas reflejan lo más hondo de la condición humana, a veces opacada por el pecado y el mal.

La dinámica de estos encuentros es muy sencilla. Vemos la película y luego intercambiamos opiniones y comentarios sobre lo que la película nos suscitó.

No sé si recordaré la lista completa de películas que hemos visto, pero las dejo como recomendación. A los que están por aquí por Córdoba, los invito a sumarse los primeros miércoles de cada mes en la Compañía de Jesús (Caseros 141) y los terceros viernes en el Museo Juan de Tejeda (Independencia 122) a las 19 hs. La entrada es libre.

  • Conducta (Cuba, 2014). Ernesto Daranas
  • La Palabra (Suecia, 1955). Karl Theodor Dreyer
  • El séptimo sello (Suecia, 1957) Igmar Bergman
  • Cómo en un espejo (Suecia, 1961)
  • La promesa (Bélgica, 1996). Jean Pierre y Luc Dardenne
  • Europa 51 (Italia, 1952) Roberto Rossellini
  • El decálogo (I y V) (Francia, 1988) Christof Kieslovski
  • El fabuloso destino de Amelie Poulain (Francia, 2001) Jean-Pierre Jeunet
  • El gran Torino (USA, 2008) Clint Eastwood
  • Amor bajo el espino blanco (China, 2010), Zhang Yimou
  • Ni uno menos (China, 1999), Zhang Yimou
  • Las Flores de la guerra (China, 2011), Zhang Yimou
  • Camino a casa (China, 1999), Zhang Yimou
  • Cartas al P. Jacob (Finlandia, 2009) Klaus Haro
  • La isla (Rusia, 2006) Pável Lunguín
  • Adiós, muchachos, (Francia, 1987) Louis Malle
  • Trash: La esperanza viene de la basura (GB, Brasil, 2014) Stephen Daldry, Christian Duurvoort
  • Pequeña Miss Sunshine (USA, 2006) Jonathan Dayton, Valerie Faris
  • Estación central de Brasil (Brasil, 1998) Walter Salles
  • Cinco días sin Nora (Mexico, 2012) Mariana Chenillo
  • La estrategia del caracol (Colombia, 1994) Sergio Cabrera
  • Primavera, verano, otoño, invierno… nuevamente primavera (Corea, 2003) Kim Ki Duk
  • Amazing Grace (Inglaterra, USA, 2009) Michael Apted
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