Encuentro de Estudiantes Jesuitas: “Dios está en medio de ustedes”
Por Emanuel Vega SJ
Los estudiantes jesuitas de la Provincia Argentino-Uruguaya (Álvaro Vidueiro SJ, Emanuel Vega SJ y Santiago Suárez SJ) hemos participado, durante el mes de enero, del Encuentro de Estudiantes Jesuitas del Cono Sur (ECSEJ). Este año dicho Encuentro se llevó a cabo en Brasil. Durante este mes hemos tenido un Curso de Historia de la Compañía de Jesús, realizamos experiencias de misión y de servicio en el interior de Brasil y en San Pablo, tuvimos unos días de descanso y ocho días de Ejercicios Espirituales. Paso a comentarles dichas experiencias más detalladamente, junto con algunas impresiones que tuvimos con mis compañeros.
De Argentina partimos ocho estudiantes: Gabriel SJ, Rogelio SJ, Manuel SJ y Gusmán SJ, de la Provincia del Paraguay; Francisco SJ, de la Provincia de Chile y los que he mencionado al principio, provenientes de ARU. Partimos el 2 de enero de Aeroparque y, en tan sólo un par de horas, llegamos a Guarulhos (San Pablo). Para sorpresa de muchos (la primera entre tantas sorpresas que nos dio Brasil) San Pablo estaba más fresco y nublado que el Buenos Aires que nos despidió; clima que, además, se mantuvo igual casi todo el mes. Una vez llegados a Guarulhos nos recibieron los padres Elcio Toledo SJ y Walter Falchi SJ; quienes fueron los encargados de guiar el ECSEJ. Luego de un pequeño viaje llegamos a “Casa Anchietanum”; una casa de la Compañía de Jesús dedicada casi exclusivamente al trabajo con jóvenes. Allí nos alojamos durante la primera semana, junto a estudiantes jesuitas de Perú, Bolivia y Brasil.
Los primeros dos días de la experiencia fueron de integración: compartimos nuestras expectativas, nuestras inquietudes y deseos y, por sobre todo, la vida entre mates, caminatas, conversaciones y guitarreadas. La sensación común fue la de “estar en casa” y “con los tuyos”: de tan diversos países y regiones, pero compañeros de Jesús al fin.
Del lunes 4 al viernes 8 tuvimos un curso de historia sobre la Compañía de Jesús dictado por Carla Galdeano y Larissa Artoni, profesoras de historia que trabajan en el museo de “Patio do Colegio”, en el centro histórico de San Pablo. Durante esos días recorrimos dicha ciudad visitando templos y museos, aprendiendo, además, un poco de la rica historia de Brasil. Al final del curso –en donde hemos hecho memoria agradecida de nuestra historia- los estudiantes jesuitas agradecimos a las profesoras y al Padre Carlos Contieri SJ por el profundo cariño, el entusiasmo y la pasión con las cuales encararon la tarea de “contarnos nuestra historia”.
Fue una semana de estudio, ciertamente, pero también de oración: volver a las raíces, ‘pispear’ los deseos que motivaron a Ignacio y los primeros compañeros a fundar la Compañía, volver al inicio de esta locura de ser compañeros de Jesús al servicio de los demás, nos ha ensanchado el corazón y renovado el ánimo de nuestra entrega. Además, como decía uno de los estudiantes, el volver atrás y hacer memoria agradecida de vez en cuando, nos ayuda a ver que Dios ha estado con nosotros… nos ayuda a interpretar y clarificar nuestro presente, al tiempo que nos brinda claves de lectura del futuro que nos espera. Pero, sobre todo, nos da la esperanza de que aún -y pese a todo- Dios seguirá estando con estos ‘locos compañeros’ que se animan a vivir la aventura de seguir a Jesús. ¡El Señor, como en otros tiempos con Ignacio, nos seguirá siendo propicio!
Movidos por el recuerdo de las antiguas misiones, de nuestros grandes santos, y de tanto jesuita apasionado que fue mencionado a lo largo del Curso, partimos a nuestras “minis misiones”. Las mismas duraron del 9 al 18 de enero. Algunos compañeros, como Santiago Suárez SJ, realizaron misiones rurales al interior de Brasil; otros realizaron misiones urbanas visitando familias, como Alvaro Vidueiro SJ; algunos acompañaron grupos de jóvenes, colaboraron en algunas capillas y parroquias, etc. Ramiro Loza SJ (BOL), Manuel Cabodevila SJ (PAR), Francisco Cáceres SJ (CHI) y quien escribe nos quedamos en San Pablo, en la misma Casa Anchietanum, realizando una experiencia de voluntariado junto a jóvenes vinculados a la Compañía. Ramiro SJ trabajó en un ‘Centro de Reciclaje’, Manuel SJ en una ‘Casa de Refugiados’ y Francisco y yo en un “Centro de Refência e Acolhida do Inmigrante” (CRAI).
Dicho centro CRAI, perteneciente a los religiosos franciscanos, recibe a migrantes provenientes de distintos países. La misma atiende a unas 110 personas aproximadamente. Allí realizamos tareas varias: ayudamos en la cocina, en la recepción de los inmigrantes y en la limpieza de la casa. No obstante, nuestra principal labor consistió en acompañar a las familias, conversar con ellas, escuchar sus historias… Entre conversación y conversación aprendimos –al menos a balbucear- algún que otro saludo o broma en sus lenguas maternas. Francisco Cáceres SJ hasta logró, después de mucho empeño, conversar en árabe con unos sirios, claro que gracias a la inestimable mediación de “Google Traductor” y un muchacho marroquí que corregía su dicción.
Durante esta semana de voluntariado también programamos juegos con los chicos que vivían en esta casa, en su gran mayoría angoleños. La frescura, libertad y alegría de los chicos, muchos de ellos vinculados a historias complicadas, nos llamó mucho la atención; casi como una pequeña lección de que la vida aún se sigue imponiendo a tanta muerte y a tanta violencia. La experiencia fue gratificante y entrañable; la alegría y la calidez humana que se respiraba en esa casa interpelaba hasta al voluntario más despistado. La dedicación, la entrega y la atención delicada -hasta en el detalle- de los funcionarios del lugar por los inmigrantes nos causó admiración; daba gusto trabajar allí, daba gusto verlos empeñarse alegremente en sus tareas, verlos preocuparse -hasta dolerse- por la realidad cruda de tanto migrante que busca “su lugar en el mundo”, porque el de origen estalla en miseria y violencia. Pero no sólo nos daba gusto a nosotros “ver las personas”, “oír lo que dicen” y “considerar lo que hacen”, sino también nos dio la sensación de que a ellos les daba gusto vivir allí… Un pedazo de mundo los cobijaba en San Pablo. Sin duda Dios estaba en medio de ellos.
Luego de las experiencias de misión y voluntariado pasamos unos días de descanso en Río de Janeiro. Allí recorrimos museos y tuvimos la oportunidad de visitar al Cristo Redentor, pese al mal clima que nos acompañó en esos días.
Finalmente hicimos los Ejercicios Espirituales en Itaici (San Pablo) dirigidos por el Padre Carlos Contieri SJ. Fue una semana de descanso y oración, en medio de la cual los estudiantes renovamos nuestros votos: la primera vez en portugués, para muchos. Luego de los Ejercicios tuvimos un día de evaluación y de recreación junto a los padres y hermanos del Padre Elcio SJ. Allí jugamos al fútbol y culminamos la experiencia con un asado hecho por manos brasileras.
Esta fue nuestra experiencia de ECSEJ… una sutil excusa para conocernos y encontrarnos con tantos compañeros que a lo largo y ancho de Sudamérica viven la misma vida que nosotros por estos lares. No podemos quejarnos, Dios nos ha regalado mucho. Y seguramente nos seguirá regalando experiencias similares, en donde la alegría de “estar juntos” sea moneda común; en donde haya oportunidad de compartir –como aquí lo hemos hecho- los mismos deseos y las mismas expectativas. En donde haya oportunidad de soñarnos en esta compañía trabajando al servicio de la fe y por la promoción de la justicia.
Varios de nosotros, al culminar la experiencia del ECSEJ hemos coincidido en que la frase que de algún modo sintetiza lo vivido se encuentra en la liturgia de la misa en portugués. Allí, como respuesta al “Señor esté con ustedes” el pueblo responde “Ele está no meio de nós”; es decir, “Él está en medio de nosotros”.
Y ciertamente fue así: Dios ha estado en medio de nosotros, inflamando nuestros corazones y reavivando nuestro espíritu mientras teníamos el Curso de Historia; Dios ha estado en medio de nosotros extendiendo nuestros horizontes apostólicos gracias a las experiencias de voluntariado y de misión; Dios ha estado con nosotros asegurándonos que es lindo vivir con compañeros con los cuales compartir la vida y los deseos más profundos, como hemos vivido en esos días de descanso en Rio de Janeiro. Dios estuvo con nosotros “hablándonos al oído” y recordándonos que “sabemos quiénes somos –jesuitas- mirándolo a Él” (CG 35), experiencia que renovamos cada año gracias a los Ejercicios Espirituales.
Él está en medio de nosotros -y lo seguirá estando- como quien –con ansias- nos espera a cada paso.
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