Fe y Alegría y el MAS, construyen puentes de encuentro y servicio

En la tercer semana de agosto, los centros educativos de Fe y Alegría en Salta y Taco Pozo (Chaco), compartieron tareas de servicio con voluntarios del Movimiento Amar y Servir, integrado por alumnos de los últimos años del Colegio del Salvador.

 El voluntariado, como experiencia de encuentro y servicio ‘con los demás’, anima a compartir las tareas, la fe y la vida en comunidad, en las actividades que se ofrecen para aportar en el mantenimiento y mejoramiento de las instalaciones; en las experiencias de encuentro y testimonio de lo cotidiano; en los aprendizajes que se generan y se celebran.

Tanto en las escuelas de Barrio Solidaridad (Salta) como de Taco Pozo -dependientes de la fundación Fe y Alegría-, los voluntarios también pusieron en práctica lo aprendido de parte de personal de Mantenimiento del Colegio, compartieron espacios de clase y recreación, y renovaron el compromiso de amar y servir ‘en todo’.

Testimonio de Ricardo Moscato, rector del Colegio quien acompañó parte de la experiencia

“Gracias a Dios puede compartir aunque sea brevemente la experiencia del Voluntariado en Salta. Estoy impactado por el testimonio de disponibilidad, compromiso, alegría y sensibilidad social de todos nuestros chicos participantes, los ex alumnos y educadores acompañantes. Trabajo físico incansable cortando pasto, levantando paredes, pintando, haciendo contra piso junto a juegos en los recreos, compartiendo unas clases y experiencias con los chicos de las escuelas de Fe y Alegría. Encuentros fraternales tendiendo frágiles puentes sociales que superan prejuicios e indiferencias. Creo que es el resultado de un largo proceso formativo donde todos participamos y donde lo «grande» de los ideales se expresa en «lo pequeño» de lo cotidiano, con sus palabras, rutinas, ejemplos, humores. Hay sembrado en cada uno un muy buen «sentimiento» que está en proceso de convertirse en «conciencia, competencia, compasión y compromiso» con efecto transformador para cada uno y la sociedad. Nada más, nada menos.

Ojalá que no desaprovechemos esta experiencia, esta buena siembra, este sentimiento de «sentido» y gusto por servir a los mas pobres, este sentimiento de Argentina como hogar pendiente y por construir, esta cercanía a Dios en los más pobres, esta valoración de la educación, esta admiración por la tenacidad de los que poco tienen y mucho esperan, de todos estos 115 chicos de cuarto y quinto que se hicieron uno más de la gente buena y trabajadora de Salta y Taco Pozo, que podamos crear las condiciones para que pueda ser compartida con los compañeros que no fueron, con los docentes, familias y todos los demás chicos del colegio. Que la llama no se apague, que nos conmueva, que nos convoque para «en todo amar y servir»”

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