Pedro Barreto, un Cardenal Ecológico
El jesuita Pedro Barreto, arzobispo de Huancayo (Perú), fue nombrado Cardenal por el Papa Francisco. Fue Premio Nacional de Derechos Humanos 2010 y es un reconocido defensor del medioambiente. Una voz necesaria en la iglesia peruana.
Por Raúl Mendoza
Comenzando este siglo, al sacerdote jesuita Pedro Barreto Jimeno le asignaron un destino que le dejó una profunda impresión. El 2001 lo nombraron obispo vicario de Jaén, Cajamarca, provincia ubicada en ceja de selva y cerca de la frontera con el Ecuador. Allí conoció de cerca los problemas que asolaban la Amazonía peruana y las necesidades de las comunidades awajún-wampis asentadas en ese territorio.
«Allí tuvo su bautizo de selva. Entró en contacto con la tala indiscriminada de los bosques, la extracción ilegal de oro en la zona de la Cordillera del Cóndor y otros temas medioambientales. Y también conoció la parte cultural y los problemas de la población. Fue una especie de noviciado como Obispo porque solo estuvo hasta el 2004 y de allí lo nombran Arzobispo de Huancayo«, cuenta el padre Enrique Rodríguez SJ, párroco de la iglesia San Pedro, y amigo de Barreto desde el colegio.
Su llegada a Huancayo le brindó a Pedro Barreto la oportunidad de cumplir con los principios de su formación jesuita: la experiencia del encuentro con Dios tiene que ir asociada a un trabajo por la justicia. Por eso muy pronto se interesó en los problemas de contaminación en La Oroya. «Eso le viene en su ADN jesuítico. El ser cardenal va a visibilizar mucho más esa preocupación por un vínculo entre la fe y la justicia«, dice Victor Hugo Miranda SJ, coordinador de la Plataforma Jesuita en Piura, a quien Barreto ordenó como sacerdote el 2011.
El propio Barreto contó su experiencia en Huancayo al portal Religión Digital. «Yo no estaba diciendo nada nuevo, porque el Ministerio de Salud, en noviembre de 2004 emitió los resultados del análisis de sangre a niños menores de seis años que vivían en frente de la fundición, y de los 600 niños menores de seis años, el 99.9% tenía como promedio cuarenta microgramos de plomo por decilitro de sangre. Cuando la Organización Mundial de la Salud, por aquella época, decía que diez eran de altísimo riesgo. De diez a cuarenta… Ahora, a nivel internacional, lo han bajado: cinco ya es alto riesgo. Imagínese, ¿cómo yo me iba a callar? No podía».
En esa lucha logró que se formara una mesa de diálogo con todos los actores vinculados al problema: empresa, Estado, población. Era una encrucijada. Los trabajadores y la población estaban -y están- conscientes de que la operación minera afectaba su salud, pero sin ella no tendrían como mantenerse. En ese esfuerzo por buscar una salida al problema se dio impulso al proyecto ‘El Mantaro revive’ y se consiguió que el 2009 la fundición dejara de operar. El año siguiente Pedro Barreto ganó el Premio Nacional de Derechos Humanos.
«Nosotros no estamos en contra de la minería, ni de la inversión; se trata de cambiar la forma de vida y tener una empresa que no agreda a la humanidad, sino que sea responsable y segura”, dijo después de recibir el premio.
En todos esos años el Arzobispo de Huancayo recibió amenazas, llamadas telefónicas intimidantes y hasta sufrió el seguimiento de sujetos desconocidos. «Se ganó muchos enemigos. Lo seguían. Él es muy valiente para hablar de los temas de la actualidad, la contaminación del medioambiente, los derechos humanos, los temas de género. Dice lo que piensa, no se calla», comenta el padre Enrique Rodríguez SJ.
Al servicio de Dios
Monseñor Barreto nació en el centro de Lima y vivió en el segundo piso de una casa ubicada en la esquina del jirón Azángaro con Miroquesada, a una cuadra de la iglesia San Pedro, templo jesuita que muchos años después lo acogería. Fue el segundo de seis hermanos y el mayor de los varones. Estudió en el colegio La Inmaculada y desde joven sintió el llamado religioso. Cumplió 74 años en febrero y ha realizado labor pastoral en Cusco, Tacna, Ayacucho, Jaen y Huancayo.
El padre Enrique Rodríguez -que es un año menor- cuenta que desde el colegio Pedro Barreto gustaba del fútbol e incluso siguió practicándolo hasta hace unos años. «Hasta que se fastidió el tendón de Aquiles», cuenta. También dice que, sin tratar de magnificar ni empequeñecer a una persona, la palabra que mejor define a su amigo es ‘bonhomía’, es decir que es un hombre bueno. «Entre los jesuitas reconocemos que no es, como se dice coloquialmente, ‘buena gente’, sino un hombre bueno».
El sacerdote Víctor Hugo Miranda por su parte, recuerda que lo conoció allá por el año 2000 cuando ingresó a la Compañía de Jesús. «Siempre ha sido muy cercano, tenía un trato horizontal con todos, sin importar la edad. Los jesuitas tenemos una reunión en enero, todos los años, donde tratamos distintos temas y al final hay un momento más festivo donde se le da la bienvenida a los nuevos. El año que me toco a mí, quien animaba esa reunión era Pedro Barreto».
De esa celebración el padre Víctor recuerda que Monseñor siempre contaba algunas anécdotas y a veces sorprendía a los aludidos. «A mí por ejemplo me habían mandado a hacer servicio en un hospital en Arequipa y en mi primer día, mientras limpiaba una ventana, se me rompió un vidrio. ¡En mi primer día! Eso lo contó Pedro en la reunión y todos se mataron de risa».
El servicio que el hoy arzobispo de Huancayo ha brindado en distintas regiones le ha dado una mirada amplia del país y ha afirmado su opción por la defensa de los más vulnerables. Su defensa del medioambiente está basado en su conocimiento de las propuestas hechas por Juan Pablo II y Benedicto XVI. » “En los 90, el Papa Juan Pablo II advirtió una explotación irracional de la naturaleza. En enero de este año el papa Benedicto ha dicho que para construir la paz hay que proteger a la creación”, decía el 2010. El actual interés del Papa Francisco en la defensa de la Amazonía, de la población de esa parte del mundo, y de la ecología en general, le parece una bendición.
Defender el futuro
Con el nombramiento de Pedro Barreto como cardenal el Perú por primera vez tiene dos de ellos. Además es la primera vez que este título se le otorga al arzobispo de una ciudad del interior del país. La lectura que se hace desde el exterior es que el Papa Francisco -que ha nombrado otros trece nuevos cardenales- está entregando estos títulos a prelados de ciudades periféricas como una forma de descentralizar la actual iglesia católica.
En el Perú, Victor Hugo Miranda SJ, comenta que Pedro Barreto, como cardenal y miembro del Colegio Cardenalicio -que aconseja y elige al Papa- le dará a Francisco una nueva mirada sobre el Perú. «En ese sentido, el Papa busca ampliar la perspectiva de sus consejeros. Cuando tenga que escuchar a los cardenales del Perú, habrá dos que le pueden dar una visión más amplia de la realidad peruana», explica.
Considerando que Juan Luis Cipriani, el otro cardenal peruano, tiene posiciones bastante conservadoras en muchos temas y Barreto es más bien alguien que podría calificarse de progresista en temas que generan polémica en el país, este nombramiento también podría verse como un contrapeso a la influencia mediática que siempre ha tenido Cipriani.
Barreto y el Papa Francisco se conocieron hace muchos años y coinciden en una agenda verde para el futuro. El arzobispo de Huancayo es vicepresidente de la Red Eclesial Panamazónica -comprometida con la preservación de la selva- y el próximo año se realizara un sínodo para discutir el tema. Es un hombre que se preocupa por lo que pasa en la sociedad, en la naturaleza, en el país, pero además es un hombre de acción.
Fuente: La República
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