San Luis Gonzaga, Patrono de la Juventud

San Luis Gonzaga ingresó a la Compañía en 1585, a los 18 años.

Para ese momento dos cosas lo caracterizaban: una devoción enorme a Dios y la Iglesia que lo movían a consagrar su vida a su servicio; y una salud muy frágil.

Tras la etapa de Noviciado, fue trasladado a Milán para continuar sus estudios en teología. En 1591 una epidemia de fiebre atacó con violencia a la población romana. Los jesuitas, por su cuenta, abrieron un hospital en el que todos los miembros de la orden, desde el padre general hasta los hermanos legos, prestaban servicios personales.

Luis pidió a sus superiores autorización para cuidar a los moribundos; tarea a la que se entregó de lleno, limpiando las llagas, haciendo las camas y preparando a los enfermos para la confesión. Hasta que contrajo la enfermedad de un enfermo a quien encontró en la calle y, cargó sobre sus espaldas, para llevarlo al hospital donde servía.

Sin embargo, esta enfermedad no lo llevó a la muerte, aunque contribuyó a desmejorar aún más su ya débil salud.

Finalmente, la vida de Luis se apagó en la madrugada del 21 de junio de ese mismo año. Sin embargo, su testimonio sigue vivo y resonando con fuerza dentro de la Compañía y de la Iglesia. En 1726 fue canonizado y proclamado patrón de la juventud cristiana.

 

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