Sangre del costado de Cristo, embriágame

En la Bahía de Cádiz, mi tierra, existen los vinos «generosos». Estos vinos toman ese nombre porque pasan por una elaboración sofisticada, con grandes esfuerzos de tiempo para lograr sacarles lo mejor de sí. Pero si no se tiene cuidado pueden subir más de la cuenta.

Los amigos de Jesús fueron testigos de un mensaje exigente y embriagador. ¿Qué pensarían ellos en las bodas de Caná cuando vieron las tinajas de agua transformadas en vino bueno? De hecho, este gesto del maestro logró prolongar la fiesta. Sin duda la gente que se quedó hasta el final pudo probar el mejor vino. Y no sólo quedarían contentos, sino saciados de algo más. Quizá no todos entendieron de lo que se trataba. Hoy como ayer hay que acoger la generosidad de Dios para poder recibir la alegría verdadera.

Sin embargo, a veces podemos sentir que la tinaja de nuestra vida está vacía o llena de incertidumbres. En el mundo de hoy no es difícil caer en cierto pesimismo, ya sea por divisiones tontas que hacemos (que incluso nos llevan a guerras), ya sea por las dificultades que nos toca vivir. En estos momentos, levanta tu mirada hacia la cruz y verás que Jesús puede llenar tu vida de esperanza: porque ¡él no se desentiende de ti!

Sabemos que la Cuaresma nos invita a preparar la fiesta de la Pascua.

Por eso pongamos atención en las personas que están a nuestro alrededor y nos dicen: «haced lo que él os diga». Llenemos nuestras tinajas de agua fresca ahogando todo aquello que nos quita la paz. Y confiemos que Jesús es capaz de ‘embriagar’ de amor todo aquello que hagamos. Pues la espera de Dios trasformará el agua de nuestras vidas en un vino generoso.

Iñigo Merello, sj

Fuente: pastoralsj.org

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