#SeamosUno sigue en marcha
La campaña de recaudación de fondos y alimentos que comenzó en el mes de marzo, a pocas semanas del comienzo de la cuarentena obligatoria, continúa con la entrega de cajas y ayudando a los sectores más desfavorecidos. Patricio Alemán SJ, colabora en la logística de la campaña y nos cuenta un poco más sobre este proyecto solidario.
Por Patricio Alemán SJ
Como muchos ya sabrán, desde mediados de marzo, se dio inicio al proyecto Seamos Uno para asistir con cajas de alimentos y elementos de higiene a un 1.000.000 de familias de Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. La idea surgió en conversaciones entre Rodrigo Zarazaga y Gastón Remy, presidente de IDEA. En sólo tres semanas se puso en marcha, con la ayuda empresarial, un gran esfuerzo de captación de fondos, comunicación, logística y auditoría, que nos permite estar al servicio de familias vulnerables en el contexto de la pandemia y cuarentena actual.
Esta iniciativa impulsada desde el CIAS, está acompañado por la AMIA, por iglesias evangélicas, el Banco de Alimentos, ACNUR y CARITAS. A través de todas estas instituciones se realiza la distribución de cajas. Ya se han repartido más de 250.000, se están preparando otras 150.000, y se han conseguido fondos para producir otras 200.000.
Personalmente, participar en la logística de distribución me ha permitido tomar contacto con todas las diócesis de la región Buenos Aires, con los y las referentes diocesanos, parroquiales y barriales de CARITAS. Junto a Rodrigo hemos visitado no sólo nuestras parroquias en San Miguel y Quilmes, sino también capillas y parroquias en La Matanza, Lanús, Merlo, Moreno, José C. Paz… Y en todas nos impresiona ver la presencia comprometida de tantos hombres y mujeres, sacerdotes y religiosas en la distribución de las cajas, así como también en la organización de ollas y comedores. En cada barrio y villa, la presencia eclesial es muy fuerte. Y en ninguno de ellos se alcanza a cubrir la necesidad y demanda básica de comida.
En estos días donde se pide abrir las Iglesias y Templos, conmueve ver que en los barrios y villas las iglesias nunca cerraron. Que las iglesias están más abiertas que nunca. Que han salido al encuentro de quienes más lo necesitan. Que han sacado afuera mesas, ollas, manteles, y que se han puesto a servir. Que tantos laicos, religiosas y religiosos, curas han salido a caminar y embarrarse para llevar el alimento básico y necesario a quienes más lo necesitan. Que se han convertido en auténticos hospitales de campaña para asistir y cuidar a quienes más lo necesitan.
Sin dudas que este proyecto ha conseguido que todos los actores y sectores que participan (religiosos, sociales, empresariales, particulares, estatales) “seamos uno” literalmente. Que todos nos acerquemos a los sectores marginados y olvidados. Que allí nos encontremos y entendamos que “nadie se salva solo”. Y que desde allí podamos pensar un modo distinto de construir país y el Reino: más humano, más evangélico.
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