¿Siervo, Amo o Amigo?

Raúl González SJ

¿Quien es el «siervo»?

 El siervo es aquél que hace todo para agradar a su Señor; y esto no es malo, pero tampoco es suyo.

Pero también sabemos que muchas de nuestras relaciones necesitan adaptarse para que funcionen, pero cuando esta actitud no es un momento de la relación sino que es un constante la cosa cambia: la relación empieza a tener sabor a servilismo: complacer o no desilusionar al otro.

Y podemos vivir como siervos, del propio jefe, o del marido o la mujer, de los mismos padres o de los amigos… y a veces decimos: «lo hago solo por ti», «hagamos como tu quieres» «no quiero desilusionarte»…

El problema del siervo es que no sabe nada de gratuidad: todo es intercambio, todo es debido; por eso es servil… sirve para algo… y por eso el que vive de siervo muchas veces es un inseguro: necesita comprar afecto, necesita dar cosas para ser aceptado, necesita coaccionar a los los demás para que lo avalen. y lo más triste el siervo siempre necesita una «amo».

También se puede vivir la relación como dueño o amo.

El amo es aquel que no acepta las razones de los demás, es aquel que cree que el afecto de los demás es un derecho, en definitiva son aquellos que sabe coaccionar al siervo para que siga esclavizado en su tarea de producir afectos.

 El siervo y el amo se buscan, se encuentran y se usan: porque aunque se usan jamás llegan a quererse bien.

En cambio el amigo es una relación gratuita. El amigo jamás siente que su amistad es un «deber», el amigo no tiene medida del amor.

A diferencia del siervo, el amigo no tiene turnos de trabajo, y justamente por esto el amigo nos sorprende con su presencia.

El siervo no ve la hora de terminar su turno, el amigo no ve la hora de encontrarse con el amigo.

 

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