Sínodo: 3 primeras claves

La participación de toda la Iglesia: la presencia de no obispos enriquece el proceso. Especialmente de las mujeres, con derecho a voz y a voto, sobre todo las religiosas están siendo protagonistas positivas estos días.

La disposición de los participantes: el modo de estar con los otros, mirándose a los ojos, en 35 mesas redondas, ayuda la escucha atenta, el diálogo franco y mejora el proceso de discernimiento comunitario.

Esto impide que las –inevitables- tensiones perjudiquen el discurrir de la Asamblea y que unas pocas personas, amparadas en su jerarquía, acaparen la voz de la Asamblea.

La conversación espiritual: cuando en círculos menores, los 35 grupos comparten lo vivido al finalizar cada módulo como lenta apropiación de un modo de ser Iglesia al que el clericalismo no está aún acostumbrado.

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