Entradas

Mensaje de la XIV Asamblea de CLACIES “Santos Mártires”, Paraguay 2015

Del 14 al 20 de octubre del 2015 se ha llevado a cabo en el Centro de Espiritualidad “Santos Mártires” de Paraguay (Limpio), la XIV Asamblea de la Confederación Latinoamericana de Centros Ignacianos de Espiritualidad (CLACIES), con la participación de Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, Guatemala, Haití, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela.

Esta Asamblea de CLACIES estrenó nuevo coordinador, P. Carlos Canillas. En continuidad con la gran experiencia del P. Álvaro Quiroz, anterior coordinador, la alegría e inventiva de Carlos han dado desde el primer momento a nuestra Asamblea la motivación acostumbrada.

A lo largo de estos días hemos reflexionado, orado y socializado sobre la realidad y los servicios de los Centros de Espiritualidad de cada país participante. Hemos compartido en torno a tres experiencias novedosas: “Curso de capacitación itinerante de orientadores y acompañantes de EE” de Brasil; “Formación Ética para directivos de empresas” de Colombia; y “Centro de Acompañamiento y Escucha” de México. También se trató lo concerniente a la acreditación de acompañantes de EE y su certificación.

Abordamos los asuntos propios de la coordinación y gestión de la Confederación, los apoyos recíprocos entre centros, la economía y los nuevos consejeros de CLACIES para el 2015‐2017; el compromiso de todos con el próximo XIV Curso Internacional para Acompañantes de EE (Los Teques 2016); nuestra contribución al Proyecto Apostólico Común de la CPAL; y las pistas para nuestro trabajo como CLACIES en los próximos dos años.

También dedicamos un tiempo significativo para tratar dos asuntos de importancia: uno, las Vocaciones Jesuitas y Laicales: “reto y apuesta”, en la que se hicieron interesantes propuestas. Y otra, la consistencia y perseverancia en los jóvenes jesuitas, sobre la que surgieron diversas inquietudes en torno al acompañamiento y al plan de formación del post-noviciado.

La integración de los participantes y la comunicación en clave de discernimiento sirvieron de soporte en la búsqueda de mejores medios para contribuir de forma más efectiva a la Misión de nuestras Provincias a la luz del Proyecto Apostólico de la CPAL.

El espacio destinado a la Formación Permanente que se desarrolló en el contexto de las Misiones Guaraníes del Paraguay se convirtió en una experiencia de agradecimiento a Dios y a la vez de motivación para avivar la respuesta a la misión que nos ha encomendado la Compañía.

Los participantes de CLACIES 2015 nos sentimos llamados, como plantea el Padre General, a realizar mayores esfuerzos para animar y acompañar desde nuestra área una vida más profunda en los jesuitas y laicos/as, así como contribuir a una mayor calidad en la misión que realizamos todos.

Los grandes cambios culturales piden que seamos hoy más creíbles y audaces, y exigen que cada Provincia dé un impulso más sostenido, coherente y eficiente al sector/área de Espiritualidad. En esta dirección agradecemos, que la Provincia de Paraguay haya dado un significativo paso que anima y motiva a todos, al encomendar a una laica, la Señora Elena Velilla de Pusineri, la misión de ser la delegada provincial del área espiritualidad.

Agradecemos la organización que nos ha ofrecido CLACIES y el Centro “Santos Mártires” junto a su equipo y al personal auxiliar; a las diversas Comunidades Jesuitas que nos han hospedado, a los laicos ignacianos y a tantas personas con quienes nos hemos encontrado durante estos días, y con ellos, nuestro especial agradecimiento a la Provincia de Paraguay por tan cálida y grata atención.

Para leer el mensaje completo

CLACIES, Santos Mártires.

Paraguay 2015.

Celebramos y Promovemos una Relación

1° de Mayo: día Internacional de los Trabajadores

El 1° de Mayo en todo el mundo recordamos y celebramos el día internacional de los trabajadores. De aquel fatídico mes de mayo de 1886 que dio origen a esta celebración han pasado muchos años. Una de las reivindicaciones básicas de aquellos trabajadores, era la jornada de 8 horas. Uno de los objetivos prioritarios era hacer valer la máxima de: «ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa».

Hoy quisiéramos reflexionar sobre una pregunta: ¿Qué es el trabajo?

El trabajo puede ser remunerado o gratuito, puede ser normado o libre, puede ser en relación de dependencia o autónomo. Le puede agradar a quien lo ejerce o generar mucho fastidio, puede ser el medio para el sostenimiento personal o puede ser hecho sólo un hobby; puede ser humanizante o esclavizador …

Entonces la pregunta vuelve: ¿Qué es el trabajo? Porque lo económico no lo define, ni tampoco la relación de dependencia, ni aun el lugar donde se desarrolla. Porque en definitiva, el trabajo supera lo meramente laboral.

El trabajo es aquello que relaciona al trabajador con la cosa sobre la que trabaja. El trabajo es una relación donde ambos componentes, el trabajador y la cosa sobre la que se trabaja, cuando se relacionan cambian.

Si el trabajo es una relación, para que este sea digno, la relación tiene que ser digna. Y la relación es digna cuando es a medida humana. Los trabajadores de 1886 lo expresaban así: «ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa»

Hoy somos testigos de muchas relaciones con el trabajo. Y así el trabajo termina siendo esclavizante cuando se prioriza las cosas sobre las personas, o termina termina siendo fastidioso cuando pierde su dimensión creativa y gratificante en función de la producción, o más aun es desvalorizado cuando la medida del trabajo no es la persona sino sólo el dinero que produce…

El trabajo debería ser aquella relación que nos recuerda que somos colaboradores en la obra creadora de Dios transformando con creatividad la realidad de la cual somos custodios.

El trabajo debería ser aquella relación que nos recuerda que somos más personas cuando somos más humanos.

El trabajo debería ser aquella relación que nos recuerda que somos todos miembros de una misma familia, que vivimos en un mismo mundo, al que tenemos que cuidad para nosotros y para los que vendrán.

El trabajo en definitiva nos debería recordar nuestra vocación más profunda, hombres y mujeres creado y llamados a colaborar en la obra creadora y redentora de Dios Nuestro Señor.

Raúl González Sj